Re: Estados Unidos borra a Cristóbal Colón
Elvira Roca Barea afirma que las nuevas ideologías tienen un componente grandísimo de intransigencia y de fanatismo
Javier Navascués, el 29.06.20
Elvira Roca Barea es licenciada en Filología Hispánica y máster en literatura medieval, es profesora de un centro de enseñanza secundaria. Ha trabajado en el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y ha impartido clases en la Universidad de Harvard. Es, asimismo, conferenciante y articulista en los más importantes diarios de España. Su trabajo de investigación se ha centrado, principalmente, en la leyenda negra anti española, es decir, el relato desfavorable sobre España y su pasado. En esta etrevista reflexiona brevemente sobre la barbarie de la destrucción de estatuas y sus causas.
¿Cuál es la primera valoración que hace de la oleada de destrucción de estatuas que se está dando en Estados Unidos?
La destrucción de las estatuas es un asunto que hay que globalizarlo, hay que entender que está ocurriendo en un amplio marco de destrucción y que están siendo vandalizadas estatuas que tienen que ver con la comunidad hispana, pero también con la historia de los Estados Unidos, incluso con figuras muy sobresalientes y destacadas del país estadounidense.
Hay que plantearlo en un marco más completo, y saber por qué se producen estas oleadas de iconoclasia y qué significan. Es algo cíclico, que ya se ha repetido otras veces en la historia. Esto ha ocurrido más veces en la historia de la humanidad y son manifestaciones de barbarización muy inquietantes. Las vimos en aquella destrucción de los budas en Afganistán y las hemos visto otras veces en oleadas sucesivas que han pasado una y otra vez.
¿Qué es lo que reflejan en el fondo estas acciones?
Anuncian siempre extremos de intolerancia y como digo, de barbarización, que es una forma de infantilismo hasta cierto punto en la que se considera que el mundo prácticamente nace con uno mismo, con su generación y con aquello que uno considera que es bueno o malo, deseable o desechable y a partir de ahí todo lo que no se ajusta a esa especie de catecismo, merece ser destruido.
En el fondo hay un gran componente supersticioso.
Es una forma de renacimiento del pensamiento mágico, que concedía a las imágenes esas cualidades carismáticas y casi místicas y parece que destruyendo esas imágenes se destruye aquello que esas imágenes representan o se destruye el pasado del que esas imágenes emergen.
Piensan que destruyendo las estatuas destruyen este mundo caduco y corrompido y que a partir de ahí nacerá un hombre nuevo. Ahora las nuevas religiones nacen como nuevas ideologías y tienen un componente grandísimo de intransigencia y de fanatismo y lo estamos viendo muy claramente.
Esto afecta a la historia de España y a personajes relacionados con su historia, pero en la pura horda de la barbarización destruyen una estatua de Cervantes, que él mismo fue esclavo de los musulmanes en Argel. Hay cosas que no se sostienen por ningún sitio.
¿Hay una coherencia en la barbarie, si se puede llamar así?
Sí y como he dicho esa especie de coherencia es el infantilismo propio de creer que su ideología o religión va a crear un mundo nuevo, que son los primeros que han visto a Dios, que han visto la verdad, que todo lo anterior es un horror. Esto se manifiesta en estas formas bárbaras de intransigencia absoluta, de fanatismo y esto no anuncia, desde luego, nada bueno.
https://www.infocatolica.com/blog/ca...rea-afirma-que
Como se puede comprobar hay variadas interpretaciones sobre estos episodios de violencia que ahora parecen ir remitiendo algo, o eso nos puede dar la sensación ya que no son noticia desde hace bastantes dias.
Personalmente yo no lo veo como expresión del surgimiento de nuevas ideologías, las cuales habría que precisar y no dejar en el aire como algo muy etéreo o ahí apuntado sin más. El denominador común que da la impresión que aparece por todas partes, es que estamos ante la versión estadounidense de la ofensiva marxista-leninista contra Occidente, cuyo sustrato al menos inicialmente tal como ya se señaló en otra intervención más arriba, es el Cristianismo. Y no tiene nada de extraño sí consideramos que el Marxismo en cualquiera de las formas que adopte -comunismo, socialismo, anarquismo-, es anticristianismo o no sería nada. El capitalismo o el liberalismo son otras tantas formas revolucionarias que unas veces sirven para apoyarlas, o para atacarlas, según convenga, y así nos lo demuestran los hechos históricos al mostrarnos que fueron capitalistas judíos americanos, los que promovieron, financiaron y llevaron a cabo la revolución en Rusia apoyándose en judíos bolcheviques y mencheviques, liderados por Lenin, el único no judío.
Pero ahora vivimos tiempos diferentes, por supuesto que difíciles, porque a través de una mezcla revolucionaria entre comunista, demócrata y capitalista, se está preparando el terreno para una nueva realidad en la que Soros, Gates, Hillary, Obama, Biden, etc., son meros comparsas, marionetas con ciertas capacidades, especialmente económicas y manipuladoras, de aquél anunciado desde los tiempos del Nuevo Testamento. El mismo que acabará autoproclamándose dios, ése al que se llama Anticristo y entonces sí estaríamos ante el surgimiento de una nueva religión que, según nos indican los textos sagrados, así como algunas revelaciones privadas, será de corta duración. Y frente a lo que sostienen algunos católicos que afirman que este proceso puede ser larguísimo, la realidad nos muestra diariamente que los acontecimientos se están precipitando, cada día nos sorprenden con cuestiones verdaderamente absurdas e inconcebibles que nunca antes se habían visto y que, soprendentemente o no tanto, se asumen como "normales", aunque constituyan verdaderas aberraciones. Y en el conjunto de este esquema encajan perfectamente tanto el revisionismo histórico, como esta iconoclastia que nos escandaliza. Y mientras se acusa de genocidio a quienes jamás representaron tal satánica barbarie, nadie condena los cientos de miles de muertos por el Covid-19, ni mucho menos hay una campaña mundial contra el aborto, el peor, más repugnante y cobarde de todos los genocidios de los de verdad.
Última edición por Valmadian; 04/07/2020 a las 19:45
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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