Re: El fenómeno Vox: la «nueva derecha» prepara el asalto al Congreso
Apreciado Juan Manuel, nada nuevo, nada extraño, nada inesperado, en estas reacciones. Asistimos, y somos partícipes, de una guerra moral y en consecuencia intelectual, de proporciones cuasi mundiales. Y a diferencia de las guerras que practicaban los caballeros, en este nuevo tipo de conflicto las reglas no las marca ningún código de honor. Aquí hay que ser el más miserable, el más golfo y, porque no, también el más hábil en la calumnia, la mentira, la ofensa, siendo el manejo de las falacias una necesidad mayor que la del virtuosismo en la finta con el florete. Así, en tales condiciones, no quedan sino dos alternativas, una de ellas es la de no pretender jugar en una partida de tahúres con las reglas de la caballería; la otra, aplicar los mismos métodos que la patulea chabacana, aunque con mucha más finura y elegancia, y sin más límite que el de la misericordia y la caridad que Nuestro Señor nos pedía para con el prójimo.
Personalmente me inclino por la burla, broma, causticidad, escarnio, ironía, mofa, mordacidad, sarcasmo, sorna, dejando la befa y el insulto para cabrear. Provocan tales prácticas un efecto muy contundente en el enemigo y, por contra, un efecto balsámico en quien las emplea a fondo. Además, sabiendo emplearlas y en las dosis adecuadas, no tienen reflejo en las normas vigentes consistiendo, en cambio, formas que adopta la libertad de expresión.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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