Fuente: ¿Qué Pasa?, 1 de Junio de 1974, página 3.
Cuando menos, extraño
(Reproducimos de «El Pensamiento Navarro», 18-V-1974)
Situemos los hechos bajo su verdadera luz. Es cierto que el Carlismo ha sufrido en los últimos años dos golpes de primera magnitud, de los cuales actualmente convalece, y de los que sólo podrá ir saliendo en virtud de su propio peso histórico y por la razón que los hechos mismos le van otorgando.
Uno de esos golpes ha procedido de la llamada Iglesia progresista o «postconciliar», con su «evolución política» hacia posiciones democrático-liberales y aun socialistas, de acuerdo con el espíritu de la antigua herejía modernista.
Otro ha sido la defección tradicionalista del presunto heredero de la Legitimidad Dinástica, Don Carlos Hugo, hacia derroteros análogos, abiertamente socialistas y marxistas.
Uno y otro golpe –que tienen una raíz común– han creado en el Carlismo una situación de desconcierto y fragmentación. Son varias las diferencias internas que separan en grupos a los carlistas que han permanecido sin desmayo en su fe, librándose de pasarse al enemigo, sea por vía pseudo-eclesiástica, o por vía de pseudo-legitimismo y disciplina política. Esas diferencias nacen del difícil restablecimiento de una sola autoridad, o se deben a pluralidad de opiniones tácticas en la acción doctrinal y política frente al confusísimo mundo que les rodea.
Sin embargo, estas diferencias circunstanciales y tácticas –puramente internas– no impiden que los carlistas leales a su fe se reconozcan entre sí y se sientan en comunión espiritual, sea frente al progresismo religioso, sea frente al liberalismo democrático, sea frente al socialismo o el marxismo.
Esta profunda comunión de fe y de espíritu hace, por ejemplo, que un carlista leal y consciente no acuda hoy al acto –adulterado y pervertido– de Montejurra. Sí, en cambio, asistiría gustoso –pasando por encima de aquellas diferencias internas o episódicas– al gran Aplech o concentración anual de Montserrat, donde se reza y se habla en auténtico carlista.
Y por esta misma comunión profunda se alza hoy nuestra protesta por la detención del benemérito jefe del grupo carlista catalán que organiza ese acto, figura venerable y octogenaria que ha dedicado su vida a la Causa que justificó e hizo posible la gran Cruzada de Liberación Nacional.
Cuando en España se celebran (con una u otra cobertura) mil actos diarios de propaganda marxista; cuando todas las sectas y religiones se predican libremente; cuando de la edición y exportación de libros marxistas en lengua castellana se ha hecho una industria nacional; cuando en el país se propaga la inconsciencia «aperturista» hacia un desenlace portugués, resulta extraño que el único detenido (fuera de terroristas activos) sea un anciano jefe del Carlismo…
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