He leído íntegro el texto que nos facilita el gran Ordóñez y esencialmente estoy de acuerdo con todo.
Es cierto que las mujeres ya no sabemos ser mujeres.... pero los hombres tampoco saben ser hombres.
Tradicionalmente los varones confiaban en las mujeres para que hicieran el papel de transmisoras de la tradición, los principios, las costumbres, la religión... mientras los hombres se tocaban las narices en estos temas. Ahora las mujeres hemos fallado en nuestro papel como madres y esposas cristianas, fieles y entregadas, pero los hombres no han puesto nada de su parte para evitarlo, nos han dejado hacer, incluso, nos han animado... Han sido pusilánimes y débiles.
El género masculino de hoy día (salvo honrosas excepciones que están en este foro y algún otro) vive atontado. Son muy patriotas (de los demás ni hablo, para qué!) hasta que encuentran una rubia, más roja que la escarlata, que les hace olvidar ideales, activismo y lo que haga falta. Y así pasa que hay que buscar a las buenas familias con una lupa.
Ya no se trata de que la mujer trabaje o no, consiste en que, si lo hace, debe ser consciente de qué es lo fundamental y no desatender lo prioritario. Y, desde luego, el padre de familia tampoco debe olvidarse de su vocación de padre y no sólo como sustento.
La raíz de todo es la falta de ideales cristianos. Éste es el resumen del análisis de la situación y la conclusión es que la cosa está muy difícil de cambiar. Habrá que confiar en los pocos que quedemos...
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