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Tema: La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

  1. #1
    Avatar de Ordóñez
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    La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

    Artículo expuesto en el Foro Santo Tomás Moro ( www.tomasmoro.org ) por el correligionario del Uruguay Santiago Bordaberry



    La mujer trabajadora: el motor de la última revolución
    por Miguel Echeverría
    La tesis que se mantiene es que el motor de el cambio revolucionario que se ha producido en la sociedad española ha sido la forma en que se ha producido la incorporación de la mujer al mercado laboral de una forma masiva. Un fenómeno que ejemplificamos en España pero que puede ser considerado universal como modelo de transformar una sociedad cristiana en una sociedad neopagana

    En España, en los últimos 40 años hemos asistido a una revolución asombrosa en la que los valores básicamente cristianos que previamente existían han sido sustituido por otros radicalmente anticristianos. Y el proceso ha sido asombroso primero por que no ha sido acompañada de ningún cataclismo económico ni social como pudo ocurrir en revolución francesa o rusa. Pero, segundo y fundamental, por que prácticamente desde la llegada de la dinastía borbónica al trono español a principios del siglo XVIII se estaba intentando una continuamente fracasada “modernización” de España, al punto que en 1936 se inicio una guerra que precisamente ganaron las fuerzas de la “reacción”, como si en dos siglos y medio no se hubiese avanzado nada. Y ahora, contradictoriamente, en menos de cuarenta años el cambio se produce sin mayor traumatismo.

    1. El Proceso

    Los que nacimos en la década de los años cincuenta todavía tuvimos una madre que se dedicaba a su familia en exclusiva y que en la correspondiente casilla del DNI, dedicada a la profesión, ponía “sus labores”. En la década siguiente, el desarrollismo creciente de España que la colocara como octava potencia económica mundial con unos índices de crecimiento espectaculares, irá incorporando masas crecientes de mujeres al proceso productivo y educativo, un proceso que hará que en la década de los setenta, a pesar de la crisis económica que a nivel mundial se desarrolló, el ama de casa empezará a ser una especie en creciente proceso de extinción. Proceso que se acentúa en las dos décadas siguientes, de forma que entramos en el nuevo milenio con el ama de casa convertida en una reliquia histórica, y en una curiosidad etnográfica.

    Todo este proceso ha consistido en una espectacular campaña de ingeniería social en el que los medios de comunicación, el cine, la publicidad, etc., han colaborado a introyectar en la conciencia colectiva que una mujer que consigue un trabajo asalariado es una mujer autorrealizada, que ha logrado el fundamento de su liberación, mientras que una mujer que se dedica a cuidar su familia, a educar y convertir en seres humanos a sus hijos es un simple de resabio histórico de la época esclavista... Toda la maquinaria ideológica del Régimen ha colaborado en ese proceso, empezando por esa publicidad que presenta a la oficinista arreglada, monísima y dominadora, y al ama de casa gorda, con rulos y con ese toque de subnormalidad latente en toda raza inferior. Sin embargo, a cada uno lo suyo, el motor profundo del proceso ha sido la ideología feminista.

    Si se piensa un poco se verá que el éxito del discurso feminista es realmente meritorio pues básicamente es un discurso irracional, que en realidad tendría que repugnar a la razón, y que básicamente supone negar la realidad tal y como se da en su evidencia inmediata. El discurso feminista tendrá que negar por tanto:

    a) que el cuerpo es una realidad intrínseca de nuestra realidad humana. Negar que el cuerpo esta sexuado de una forma biológica y natural.

    b) Que por tanto es evidente por si mismo que lo masculino y femenino existe desde la complementariedad y no desde la oposición; o sea, que el hombre no alcanza su plenitud humana sino cuando encuentra unitivamente a la mujer y que a la mujer le ocurre otro tanto y que, por tanto, hombre y mujer son mutuamente dependiente para poder auto realizarse.

    c) Es más, que propiamente el cuerpo de la mujer esta hecho para la maternidad y que solo en la maternidad alcanza la mujer la plenitud... Más aun, que solo en la apertura a la maternidad alcanza la mujer su propia plenitud... de una forma paralela a lo que ocurre al hombre con la paternidad.

    Pues bien, el feminismo tiene que negar la gran parte de esto, para poder afirmar que la mujer se realiza, en primer lugar, cuando logra la “independencia” económica y el éxito profesional en un trabajo asalariado; es decir convirtiendo su trabajo de ser un don como ocurre con el ama de casa a ser una mercancía que se vende en el mercado al mejor postor. Y que eso pasa por hacer de su vocación a la maternidad algo como máximo subordinado al éxito profesional, social e incluso sexual.

    2. Causas

    Hay varias causas que han coadyuvado al proceso. Pero la más inmediata es una motivación puramente económica. Es decir, siguiendo con el ejemplo de España, el desarrollismo aceleradísimo del crecimiento económico genero una demanda también muy rápida de mano de obra, que amenazaba con producir, también por la ley de la oferta y la demanda, un crecimiento rápido de los salarios... La solución fue aumentar la oferta de mano de obra y esto mediante la incorporación de la mano de obra femenina...

    También colaboró en este proceso de la incorporación de la mujer al trabajo asalariado el aumento del consumo (una familia con dos salarios evidentemente tenía mayor poder adquisitivo)... Pero el aumento del consumo aumentaba la producción, que aumentaba a su vez la demanda de mano de obra femenina... Esto ha generado un crecimiento en espiral del consumo y de la incorporación de nueva mano de obra, que ha llevado a que cuando se ha agotado la mano de obra generada por la veta de las amas de casa, se haya recurrido a la emigración extranjera.

    Pero además, ha habido una razón de fondo mucho más ideológica. Toda la historia de la modernidad ha existido una lucha terrible y sin cuartel entre la cultura y la civilización que el cristianismo generó durante los dos mil últimos años, y la naciente cultura producto de una mentalidad opuesta generada por el desarrollo capitalista y la nueva clase social que la genera: la burguesía. El objetivo del régimen capitalista es convertir todo en mercancía, mientras que la civilización cristiana se basa en una lógica de la gratuidad y del don. Por eso, el choque ha sido frontal desde un comienzo cuando la Iglesia condeno la usura como pecaminosa. La lucha a muerte se ha desarrollado durante casi medio milenio, con un éxito creciente de la cultura burguesa sobre la católica... Sin embargo, este éxito hay que matizarlo, pues si bien el éxito político del nuevo régimen es evidente (en todos los sitios conquista el poder, y eso en España comienza con los borbones), una cosa es la conquista del poder y otra es conquistar el corazón de los hombres (piénsese en el fracaso comunista en Polonia o el del muy masónico PRI en México)... Y la razón de ello es que la familia permanecía como un espacio irreducible al poder del Estado (¿como legislar la familia en sus relaciones interiores?)... El ámbito de la familia escapaba al poder del Estado y suponía una economía no capitalista. La familia era un desafío permanente para el nuevo régimen, muy difícil de reciclar y por tanto un objetivo a destruir.

    Pero sobretodo la familia era un obstáculo insuperable para el poder por otra razón: En el seno de la familia se transmitía una ideología, la ideología del antiguo régimen...y eso a través de un mecanismo infalible: la madre de familia: La mujer, como madre de familia era la guardiana de la tribu, la transmisora de la tradición. Tradición es una cadena: los eslabones de esa cadena eran las madres que generación tras generación trasmitían a sus hijos lo esencial de esa tradición : una fe, una moral y una visión del mundo. Las madres enseñaban las primeras oraciones al niño, lo llevaban a misa con ellas, les enseñaban a creer en la otra vida, que Dios ejerce una justicia infalible, que hasta los cabellos de nuestra cabeza están contados...Por eso, en la España del XIX se pudieron suceder los gobiernos liberales y masónicos, permaneciendo la fe católica intacta en lo esencial, y todo gracias a la transmisión de la fe realizada en el seno de la familia por obra fundamentalmente de la madre de familia.

    3. El método

    Por tanto era prioritario atacar la familia en su núcleo central, atacar la familia en la piedra angular que la sostenía: La madre de familia. El proceso de sacar a la mujer del hogar para que trabajara fue complejo y en el intervinieron muchos factoras. Siguiendo con el ejemplo español podemos señalar una serie de factores fundamentales. Primero el modelo de mujer moderna fue ofrecido sobre todo por el cine. En segundo lugar el turismo permitió que los españoles entraran en contacto con la mujer libre y moderna de otros países y la convirtió en aun algo muy deseable, incluso o especialmente en el plano sexual. En tercer lugar el desarrollismo de los años sesenta y sucesivos, permitió que la oferta de una verdadera sociedad de consumo con su naturaleza adictiva enganchaba cada vez a más gente en una dinámica de deseos que mediante el trabajo de la mujer permitía satisfacer en cierta medida. En cuarto lugar la Iglesia experimenta una seria crisis tras el Vaticano II...Una crisis que afecta sobre todo a la jerarquía, que lleva a muchos a la apostasía de su fe o hacer la “modernidad” aparentemente compatible con la fe. En quito lugar, los medios de comunicación, la llamada “cultura” por diversas razones fue copada por persona de convicciones antitradicionales.

    Progresivamente las esposas más jóvenes y, sobre todo las nuevas esposas, se fueron convirtiendo en mercancías en el mercado laboral, lo cual permitió elevar el nivel de consumo, creando dependencia que impedía la vuelta atrás. Convirtiéndose así la mujer trabajadora en modelo de referencia envidiable e imitable. Al tiempo que toda una literatura sabiamente orquestada desde todos lados convertía al ama de casa ( o sea la mujer “no trabajadora”) en una “Maruja”, en una fracasada, en un ser francamente penoso desde todos los puntos de vista, que había renunciado a un universo de placer, consumo y libertad.

    Una vez plenamente asumidos estos planteamientos, la desaparición del ama de casa, de la madre de familia, era solo una cuestión de tiempo...Un proceso que queda mejor reflejado en parámetros como la bajísima natalidad del país, los altísimos niveles de enfermedades venéreas o la proporción de divorcios, que propiamente en los niveles de ocupación femenina oficiales, que ocultan las gigantescas bolsas de trabajo negro (empezando por ese sector tan importante de la economía actual como es la prostitución y sus anexos).

    4. Las consecuencias

    Una vez que el proceso por el cual el ama de casa se transmutó mayoritariamente en mercancía en el mercado laboral asalariado, se produjeron varios fenómenos sociales entrelazados y que en conjunto hemos definido como una profunda revolución social. Este conjunto de consecuencias las podemos ordenar entorno a grande ejes de esta forma:

    1) Se interrumpe la transmisión de la tradición cultural y especialmente religiosa. Los padres dejan de ser los educadores de sus hijos, y su papel es ocupado básicamente por la televisión y el colegio, que sustituye los valores tradicionales con valores relativistas (que son llamados tolerancia, libertad, democracia...) y consumistas. La cultura creada por un pueblo a lo largo de las generaciones es sustituido por la cultura como mercancía cuyo cambio y obsolescencia continua garantizan un beneficio comercial máximo y, a la vez un, un mínimo de tradición cultural como acumulación y crecimiento en el seno de la vida cotidiana... Es decir se inventa una cultura bajo el paradigma de la moda.

    2) Se disuelve y desaparece la familia. La pareja de un hombre y una mujer ha devenido una relación de creciente y asumida inestabilidad en su relación. Una inestabilidad que impide todo compromiso a largo plazo; siendo así que el mayor compromiso a largo plazo es un hijo. Si a eso unimos que el principal obstáculo en la carrera profesional de una mujer es quedarse embarazada y que además con los dos padres trabajando un hijo pequeño es un rémora de difícil solución, se comprende como la incorporación masiva de la mujer al trabajo implica la renuncia a la maternidad y por tanto a la familia. El “matrimonio” deviene relación para el placer mutuo algunas horas al día, que al primer obstáculo se disuelve... Obstáculo que surge casi inmediatamente, pues, en este tipo de relaciones, a priori no se contempla la mutua fidelidad como un valor y inevitablemente los celos acaban por destruir la relación.

    3) La promiscuidad sexual socialmente asumida, no solo ataca a la institución familiar directamente. Además cosifica las relaciones humanas de forma que el otro no se le considera bajo una visión personal, sino que se le mira como una cosa, como un objeto de consumo más. Valores como la lealtad y la fidelidad desaparecen y la fiabilidad del otro ni siquiera se plantea, de forma que todo el tejido social se de-construye, generando grandes dosis de violencia social. Y curiosamente, la casi universal “liberación” femenina no solo no supone una mejora social de la mujer sino una degradación... El sexo se a banalizado hasta extremos increíbles, y gran parte del aura mítica de lo femenino se ha disuelto en lo obvio, habitual, fácil y rutinario.

    4) En paralelo a lo anterior, se ha dado una perdida de papeles sexuales naturales del ser humano.

    Por una parte, al rechazar la mujer en lo fundamental su función de madre, rechaza simultáneamente él núcleo duro de su feminidad. A eso hay que unir que, al centrar sus energías en el éxito profesional y dirigir a ese campo el grueso de sus energías, para una más efectiva realización en ese campo profesional ha imitado las actitudes masculinas al punto extremo... ha copiado la agresividad y la violencia masculina al punto de casi parodiarlo por su extremosidad. Y en cualquier caso se ha dado un rechazo explicito de la feminidad, eso que Edith Stein definía como maternidad a todos los niveles.

    Pero es que en el hombre el fenómeno es incluso aun más grave. El discurso feminista socialmente soportado ha hecho de la mujer una victima y del varón un verdugo, de forma que se ha llegado a atribuir al hombre una presunción social de culpabilidad a priori... Se ha inventado incluso una palabra que sintetiza toda esa “criminalidad” atribuida a priori al hombre: “machismo”... Y de hecho se a creado un sentido de culpabilidad tan grande en la mayoría de los varones, que se ha dado incluso una huida de todo signo de masculinidad demasiado explicito. El hombre se ha vuelto, así, preferentemente blandito y sensible... Si ha eso unimos el hecho de que sexualmente la mujer actual a asumido en muchos casos una cierta agresividad a la que muchos hombres no se sienten capaces de dar respuesta, no es extraño que se de una incitación social implícita a los comportamiento homosexuales.

    5) Lógicamente y en paralelo a la reconstrucción del tejido social se ha dado una desaparición de todas las formas naturales de sociabilidad, todos los grupos naturales de convivencia: El municipio deviene barrio dormitorio. El hogar es solo el sitio al que se va a dormir (e incluso el fin de semana o se va de marcha, o se sale al campo o de viaje), de forma que toda convivencia se anula, los vecinos ni se conocen, etc. El ámbito laboral, se vuelve un ámbito de feroz competencia, del que toda cooperación y toda ayuda mutua está excluida. En cuanto a la nación, la desaparición del tejido social, espacialmente la familia, convierte a la patria en una palabra vacía y sin sentido... En un marco así, la apertura hacia un gobierno mundial, con toda su carga de totalitarismo burocrático, y fundado en la supresión de las soberanías nacionales, es una opción que no genera ninguna emoción, ni positiva ni negativa.

    6) Paralelamente se da un crecimiento patológico del Estado que tiene que ocuparse de todas aquellas funciones que en el pasado se ocupaba el ama de casa: cosas como el cuidado de los niños, de los ancianos, de los enfermos... En el modelo de estado socialdemócrata, dominante en España y en toda Europa, el Estado no se para en su frenética actividad en el producir nuevos organismos que cubran todas estas funciones, generando un gasto creciente y una legislación exponencial. De esta forma a la vez que incorpora al mercado capitalista nuevos sectores de actividad social, el Estado, cada vez más se convierte en un Estado-mamá que nos cuida y nos educa de acuerdo a sus propias necesidades.

    7) Finalmente, la sociedad que se esta creando, formada por individuos aislado, que espera conseguir la felicidad de su nivel de ingresos y consumo, y que esperan obtener la seguridad a través de un Estado cada vez más totalitario y burocrático...Una sociedad, en fin, formada por individuos cada uno metido en su celda aislada por el egoísmo, es la típica sociedad de masas, de rebaños, en el que nadie quiere ser excluido de la mayoría, porque tiene miedo a la soledad, porque solo se siente integrado cuando es como la mayoría... Sociedad dócil, sociedad de modas, sociedad de todos iguales...Todos iguales, todos moviéndose en la misma dirección.

    Termino. Todavía hace unos años, cuando un niño pequeño llegaba del colegio, si el que le abría la puerta no era su madre, casi como un automatismo preguntaba por su madre, preguntaba dónde estaba su mamá... Hoy ya no pasa eso, por que cualquier niño, con seguridad hijo único, sabe que su madre está trabajado... De forma que mejor conecta el televisor o pone uno de sus video juegos.


    Miguel Echeverría

  2. #2
    Gothico está desconectado Miembro Respetado
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    Re: La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

    ¿Y cómo no ver, como conclusión a todo eso que en la medida que la mujer se masculiniza es imposible que sea madre; y que ello conlleva, a no tan largo plazo, la desaparición de la sociedad occidental y también, de la española?
    ¿Cuántos millones de españoles no han nacido desde 1976, por culpa de los abortos y anticonceptivos?

    Lo que está claro es que un tipo de mujer que, sistemáticamente, niega o esconde su femineidad natural es una especie de monstruo; y ya sabemos que los monstruos no se reproducen.
    Una mujer cómoda, viciosa o degenerada no podrá tener hijas que, a su vez, sean madres..por lo que una sociedad así tiene sus días contados.

    Los antiguos pueblos sodomitas, en que triunfó el vicio y la degeneración también desaparecieron al medrar su descendencia y ser conquistados.

    No perduran las ideas por muy bonitas y rimbombantes que sean; perduran las culturas que generan vida y reproducción, no las que generan esterilidad.
    Por eso el mundo será de ellos, de los pobres, de la raza cósmica que decía Vasconcelos.

    Así, silenciosamente, justamente, aniquila Dios las sociedades que quiere perder.



  3. #3
    Avatar de Juan del Águila
    Juan del Águila está desconectado Jainko-Sorterri-Foruak-Errege
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    Re: La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

    De acuerdo con Gothico.Esta sociedad nuestra tiene como problema fundamental la natalidad.Nos estamos sencillamente extinguiendo y a nadie parece importarle.

  4. #4
    Avatar de Tizona
    Tizona está desconectado Miembro graduado
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    Re: La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

    He leído íntegro el texto que nos facilita el gran Ordóñez y esencialmente estoy de acuerdo con todo.

    Es cierto que las mujeres ya no sabemos ser mujeres.... pero los hombres tampoco saben ser hombres.

    Tradicionalmente los varones confiaban en las mujeres para que hicieran el papel de transmisoras de la tradición, los principios, las costumbres, la religión... mientras los hombres se tocaban las narices en estos temas. Ahora las mujeres hemos fallado en nuestro papel como madres y esposas cristianas, fieles y entregadas, pero los hombres no han puesto nada de su parte para evitarlo, nos han dejado hacer, incluso, nos han animado... Han sido pusilánimes y débiles.

    El género masculino de hoy día (salvo honrosas excepciones que están en este foro y algún otro ) vive atontado. Son muy patriotas (de los demás ni hablo, para qué!) hasta que encuentran una rubia, más roja que la escarlata, que les hace olvidar ideales, activismo y lo que haga falta. Y así pasa que hay que buscar a las buenas familias con una lupa.

    Ya no se trata de que la mujer trabaje o no, consiste en que, si lo hace, debe ser consciente de qué es lo fundamental y no desatender lo prioritario. Y, desde luego, el padre de familia tampoco debe olvidarse de su vocación de padre y no sólo como sustento.

    La raíz de todo es la falta de ideales cristianos. Éste es el resumen del análisis de la situación y la conclusión es que la cosa está muy difícil de cambiar. Habrá que confiar en los pocos que quedemos...

  5. #5
    Avatar de Ordóñez
    Ordóñez está desconectado Puerto y Puerta D Yndias
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    Re: La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

    Básicamente concuerdo contigo Tizona, aunque también muchas mujeres pierden la cabeza por el primero que venga, y más a día de hoy siendo el varón negro el icono de la sexualidad superior....Pero bueno.


    No obstante, yo pienso que la " modernidad " ha hecho más daño a la mujer que al hombre. En el sentido al menos de la confusión. Todo eso de la " liberación " femenina en el fondo no es más que convertir a las mujeres en putitas discotequeras de poca monta y que han perdido la tradicional sensibilidad. Por ello a veces no me extraña que los españoles pierdan los estribos ante mujeres iberoamericanas. La mujer indiana suele ser más sensible y mantener ciertos tópicos románticos y realmente mucho más apasionada y melosa que la española y la del resto de Europa. Y en las relaciones íntimas, infinitamente superior; y por ahí se nos gana mucho a los hombres, y más en este mundo materialista que vivimos. A día de hoy, regalarle una rosa o decirle un piropo medio qué a una mujer de aquí es una antigualla cursi. Y si bien se han exagerado ciertos rasgos masculinos, también se ha feminizado o mariconizado al hombre, con la porquería de los metrosexuales y todas esas cosas.



    La mujer occidental, y en concreto la española, se encuentra muy perdida. Todos, tanto varones como hembras, somos educados en el colegio ( Incluso en aquellos que se dicen religiosos ) para ser un número más en el selvático mundo del mercado. No obstante, ya empiezan ambos a criarse muchos en desarraigo y en confusión-impotencia debido a que bien sus padres están divorciados o bien es que ni los huelen por casa.



    Se ha perdido el respeto a la familia, que es la célula básica de una sociedad. Yo quizá fui de las generaciones primerizas que conocimos a nuestras madres trabajadoras, y escuchaba yo de mi abuela Pepa cómo estas mujeres iban a ser auténticas esclavas, pues desempeñarían su papel en la casa como verdaderas educadoras y administradoras del seno hogareño y encima trabajando fuera. Por tanto, la niña debe ser encauzada a olvidarse de lo primero y a potenciar lo segundo. Claro está que la mujer esclava que ha creado el advenimiento de la democracia a España ( Democracia que el franquismo puso las bases ) es una aberración. Y aberración tras aberración, se desarrollan las actitudes más alienantes posibles. Que los maricones puedan casarse y adoptar niños es una consecuencia muy directa.


    En cualquier caso, está claro que hemos perdido el norte. Tanta envidia hacia esos maravillosos europeos que nos ganaban en todo y mirad por dónde....Y aquí sería entrar a analizar también nuestro complejazo de inferioridad, pero esa es ya otra historia....

  6. #6
    Avatar de Tizona
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    Re: La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

    Lo de las sudamericanas es cierto. Nos están ganando el terreno a las españolas. Es porque son mejores mujeres, son lo que nosotras no: tiernas, dulces, cariñosas y familiares. Lo de la cultura y los principios, en general, carecen de ello pero como son moldeables no hay problema.

    Esta situación, tristemente, ya no tiene vuelta atrás y las mujeres ya no queremos otra cosa. Es decir, las mujeres patriotas hemos descubierto que somos capaces de trabajar y que no hacemos nada malo con ello si además logramos atender debidamente familia, maridos, militar en política, nuestras obligaciones cristianas...

    ¿Por qué trabajamos? no sólo es por dinero, es porque nos gusta desarrollar nuestras capacidades, vocaciones en muchos casos, servir a los demás,... Dejemos que la mujer contribuya también con su trabajo a poner su grano de arena en la construcción de su Patria siempre que no olvide lo fundamental, que es la familia y los Principios.

  7. #7
    Avatar de Baqueano
    Baqueano está desconectado Miembro graduado
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    Re: La mujer trabajadora: EL motor de la última revolución

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Lo interesante del artículo de Miguel Echeverría es la utilización de la mujer como instrumento para la revolución. Porque entre otras cosas muy graves, está la destrucción de la familia desde dentro mismo de ella, desde la esencia misma de la familia que es la madre, primera educadora, primera catequista, la calidez del hogar, consuelo del trabajador. Y a través de ella la erosión que se provoca a la figura de la Santísima Madre de Jesus, modelo de madre. Es el acto perverso del maligno entrando en lo más íntimo del ámbito cristiano del hombre, la familia.

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