LA HERMANDAD DE ESPAÑA Y PORTUGAL
EN LOS TRASCENDENTALES DISCURSOS PRONUNCIADOS POR EL JEFE DEL GOBIERNO PORTUGUÉS, DOCTOR OLIVEIRA SALAZAR, Y EL ENVIADO DEL CAUDILLO CONDE DE JORDANA, EN EL HISTÓRICO PALACIO DE CINTRA, QUEDO DECLARADA LA CONSTITUCIÓN DEL BLOQUE IBÉRICO, DE MUTUA AMISTAD Y DE PAZ
El ministro de Asuntos Exteriores de España ha pronunciado otro importantísimo discurso en el banquete con que Je obsequiaron el presidente de la Asamblea Nacional y el de la Cámara Corporativa. La última conferencia con Oliveira Salazar. Visita de despedida al presidente Carmona. El teniente general conde de Jordana emprenderá hoy por la mañana el viaje de regreso y llegará a Madrid a eso de las diez de la noche. Interesantísimos comentarios de Prensa ante el nuevo acontecimiento europeo
Una fecha de suprema significación histórica
Cuando anteayer el conde de Jordana pronunció estas palabras finales de su discurso en el banquete de Cintra, "la paz para Portugal y España, y para transmitirla en su día a quienes hoy no la disfrutan", quedaron enhiestas, como firmes hitos en mitad de la actual contienda del mundo, una fuerte esperanza y una gran novedad internacional.
Los dos países peninsulares han constituido el "bloque ibérico", fraterna concordia de estos dos Pueblos de épica e igual historia, portadores otrora de la civilización a todo paraje lejano del planeta, tan enteramente europeos que, cual dijo en frase feliz Oliveira Salazar, por obra de ellos desbordó Europa en pasados siglos. Esta solidaridad en la conducta de dos naciones de unitaria estirpe racial e igual vocación universal, se construye para "mantener su misión civilizadora". Así lo dijo Salazar.
Y sin mengua de cuidar de su propia paz. Mas no se trata ciertamente del egoísta sosiego en tanto combaten los otros. Se trata, lo ha dicho el jefe del Gobierno lusitano, de cumplir "una más alta concepción de nuestros deberes con la Humanidad". España y Portugal no proclaman para sí la paz estática, cómoda, del que ve pasar la corriente, tumultuosa mientras él sestea en la orilla. Es la paz dinámica y activa, que pretende conseguir una obra de pacificación general, en servicio de la Humanidad. Bien, claramente ha expresado este concepto el conde de Jordana. "Ha de llegar un momento—ha dicho—en que sea necesario realizar una política que facilite la futura organización del mundo."
Tal es una empresa digna de los lauros históricos que coronan a Portugal y España. Quienes trajeron a vida civil el universo en dispersión cultural de ha cuatro siglos y son custodios de los valores morales, a los que la Humanidad habrá de tornar los ojos para recobrar la salud hoy, mañana están prestos a darse en servicio de la pacificación general.
España y Portugal, viejos países llenos de hidalguía y de siglos, son, empero, en el día de hoy, jóvenes en la vivacidad y en el ideal. Sus nuevas generaciones han captado los anticipados signos en aurora, de los tiempos por venir, y una nueva conciencia que nace y aspira a una más bella regulación de la vida en estas juventudes hispánicas y lusas halla caliente hogar y la anunciación de sus vigorosas y encendidas normas. No es un vano sueño el que nuestras jóvenes generaciones alimentan de un mundo mejor. Tampoco es fantasma de la imaginación el que un día pueda lograrse para un mundo, hoy tan aciago, una paz constructiva, labrada sobre esos valores, ahora velados, pero que no tienen ocaso, porque son eternos, y se llaman la ética universal, la sociedad conforme a razón y la paz justa, entre los pueblos. Si como han proclamado Salazar y Jordana el bloque ibérico habrá de ser "instrumento de pacificación y depositario de los más altos valores morales", y aún habrá, de recobrar, para España y Portugal el asiento de honor que antaño tuvieron entre las naciones, habremos de señalar la fecha de anteayer como de suprema significación histórica.
(ABC en Lisboa, 22-DICIEMBRE-1942)
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