Mi muy estimado Señor, compatriota y correligionario mío,
Hace meses que no leo, veo, ni oigo noticias, cada vez más mentalmente vivo en un mundo de los que estuvieron vivos acuende el Cielo, y lo están allende. Pienso como un Carlista germanófilo de los años 30 y hasta el final de la Cruzada Europea y Nipona. Comprendo que, cuando además de eso, manifiesto mis propios juicios particulares novedosos para la mayoría de mis hodiernos lectores, y uso un lenguaje muy incisivo, sorprenda, dé la impresión previsible de raro, más de lo que justifican mis rarezas, y de parezca de sólo apariencia escritor fuera de Escuela. Si encima hay más: quienes se obstinan en ser más papistas que Papa tradicional y clasicista, y, por último no me entienden, es dificil proseguir intentando convencer de que investigo y en mis investigaciones saco mis propias conclusiones, que se hallan imperadas por mi sistema metafísico escolástico tomista. Hay quien no cree que yo sea Carlista, Integrista, o sociedalista, allá él.
Aparte, le escribo para aclarar una posición aparentenente descabellada y peregrina del Conde, cuando asevera que los crímenes y otras lacras no son causa de LA DECADENCIA de una Civilizacion y su pueblo. Piensa que no son causa, sino efecto, o la misma decadencia en un estadio terminal, si la depravacion resulta masiva, generalizada, alcanza a las élites, o las elimina, e irremediable. La causa del fenómeno de la Decadencia no es la decadencia, ni sus efectos deletereos. De Gobineau advierte que la causa está en la perversión por mestizaje funesto o dcon raleas, del pueblo creador o sistenedor de su Cultura de precio. En realidad surge un tipo humano distinto, con tendencias particulares indeseables y dañinas para todos. Consulte, si lo desea, mi última publicación en Ricardodepereablog.worldpress.com, consistente en una carta que envié a mi gran amigo y Camarada D. Rafael Gambra Ciudad, en el año 2000.
Atentamente, sss.
Ricardo de Perea (apellido alavés de Beotegui, Amurrio) y Gonzalez, Pbro.
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