Muchas veces Dios se vale de medios naturales para hacer milagros, por ejemplo de la conjunción de una serie de circunstancias. Pero tampoco se debe excluir que de forma muy ocasional altere las leyes de la naturaleza que Él mismo ha establecido. Porque si dejáramos de creer totalmente en los milagros y en la invervención sobrenatural dejaríamos de creer en dogmas como la Encarnación, la Resurrección (tanto del Señor como la nuestra futura), la transubstanciación, la Asunción, etc.

Un libro muy interesante es el clásico "Y la Biblia tenía razón", de Werner Keller. Se centra sobre todo en el Antiguo Testamento aunque también incluye algo del nuevo. Aporta muchas pruebas arqueológicas (de hecho, hay muchas más, porque se escribió en los años cincuenta) y explicaciones científicas de sucesos bíblicos.