Es que no basta con que tal palabra o frase aparezca en la Biblia. Si a eso vamos, hasta el mismísimo diablo está en la Biblia. Los ateos podrían incluso afirmar, basándose en las Escrituras, que Dios no existe (el conocido salmo que empieza diciendo "Dice el necio: no hay Dios", del que sólo tendrían que tomar las tres últimas palabras). Pero ya sabemos que los protestontos son expertos en sacar versículos de contexto interpretándolos a su antojo.
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