Juan Manuel de Prada pide «cristianos activos en un mundo que niega a Dios»




J.J.B. SEVILLA



El escritor y columnista de ABC Juan Manuel de Prada reflexionó ayer sobre el difícil papel al que se enfrenta el cristiano en una sociedad que tiende a excluir a Dios de la conciencia pública.
Invitado por el Consejo de Cofradías al foro Santa María de Jesús, De Prada advirtió de la «hostilidad sibilina hacia lo religioso que preside el mundo actual» con la intención de rebajar a Dios a lo prescindible. Esta situación cada vez más extendida, dijo, ha llevado a los propios cristianos a no hacer pública expresión de su fe, al considerarla sólo concerniente a su conciencia, sin percatarse de que si la expresión de la fe no es comunitaria resulta inútil.
El orador analizó las consecuencias políticas y sociales que propicia esta negación de Dios y que se reflejan en una «transformación insospechada de la conciencia moral». Alertó del interés por construir conciencias individuales que hacen creer al sujeto que es el único juez de su conducta y desmitificó la libertad que pregona la «cultura laica». En este sentido, Juan Manuel de Prada puso ejemplos de cómo resulta imposible hoy la libertad de opinión en un mundo que no acepta le trasgresión del pensamiento mayoritario, y dudó de la existencia de libertad de cátedra o de la libertad educativa. «Se trata de una libertad relativa que no se fundamenta en una convicción de fe sino en diversas idolatrías», como la de reconocer que todo lo que el hombre es capaz de hacer puede hacerse, o que la única autorización a los actos del hombre debe venir dada por el propio sujeto, al quedar y difuminados los conceptos del bien y el mal fuera de un plano estrictamente moralista. «Esta sociedad puede apiadarse de las focas que matan en el ártico pero no muestra capacidad de reacción ante los miles de abortos que se comenten en España», comentó.
En esa línea, alertó de cómo los cristianos están contagiados por este proceso de destrucción de la conciencia moral a favor del relativismo. Y citó como uno de los males más destacados de la segunda mitad del siglo XX la tendencia a dividir la realidad en dos planos: el religioso y el mundano. «En esta tesitura el cristiano tiende a buscar erróneamente soluciones mundanas para los asuntos mundanos, a modo de hombre caleidoscópico». Muy al contrario, Juan Manuel de Prada reivindicó un cristiano activo sabedor de que sólo hay una solución a todos los problemas cotidianos. Un cristiano, dijo, decidido a dar testimonio de fe, «aunque eso lo convierta hoy en un bicho raro». Un cristiano que no sea introvertido por miedo a los peligros del exterior, sino que demuestre curiosidad por lo que hay fuera para poder dar testimonio de fe con el lenguaje de nuestro tiempo. Cristianos, en definitiva, dijo, que estén en la vanguardia de la sociedad, en todos sus órdenes. Habilidosos y astutos para ser capaces en el mundo actual de resucitar la dolorosa nostalgia de espíritu de cuantos lo perdieron, y a los que el mundo de hoy brinda la anestesia del materialismo, el hedonismo, la hipersexualidad, el consumismo… argumentos que explican que en la época de la alta tecnología, que nos aleja de la introspección, tantos busquen consuelo a su vacío de espíritu en los grandes almacenes antes que en las catedrales.

http://sevilla.abc.es/20080418/sevil...804180008.html