LUTERO, ESE SUBVERSIVO MAYOR (y padre de la Iglesia posconciliar)
DOS TEXTOS
1) “Lutero rompe con la Iglesia como organización social y convierte al individuo en juez supremo de los principios orientadores de la propia existencia. La sociedad espiritual de las almas deja de ser el instrumento escogido por la Providencia para la conservación, transmisión y defensa de las verdades esenciales a la vida superior de las conciencias. Al individuo, con todas las contingencias de su falibilidad y bajo el impulso desorientador de todas las pasiones e intereses efímeros, se transfiere la misión de organizar la propia visión integral del universo y de pautar por ella la libertad de sus actos. Es la doctrina del reformador, en sus exigencias más radicales y fue también el ejemplo contagioso de su vida. Sus principales teorías reflejan, en la esfera de la inteligencia, las propias preocupaciones individuales y responde a exigencias de una solución para la crisis interiores de carácter nítidamente personal. A través del propio yo, Lutero juzga y organiza todo.
Y este yo humano está miserablemente despedazado en la unidad de su estructura. La doctrina luterana multiplica los dualismos que acaban en antinomias insolubles. La naturaleza y la gracia, la ciencia y la fe, la autoridad y la libertad, la mística y la lógica, lejos de armonizarse en síntesis consistentes, se oponen contrastes que preparan futuras negaciones.
Al mal del individualismo y, que aísla de la sociedad, hay que añadir el mal de la desintegración interna, que expone la vida del espíritu a todas las sorpresas de la anarquía interior. Se produce una subversión visible y sistemática de la jerarquía de las actividades espirituales del hombre. La razón abdica en favor del sentimiento. Se extingue la luz y se desencadenan las fuerzas ciegas. Es el primer desliz de la constancia del objetivo a la inestabilidad de lo subjetivo.
Frenesí individualista para romper el equilibrio entre el hombre y el mundo externo de la vida social, exaltación de lo inmanente para desarticular la organización del mundo exterior: dos actitudes que en los siglos siguientes desarrollarían y agravarían con las más funestas consecuencias. Bajo el signo de la ruptura, se inaugura la civilización moderna.”
Leonel Franca S.J., La crisis del mundo moderno, Razón y Fe,Madrid,1948, pp.68-69
Nota catapúltica
“Numa época de acirrada confrontação ideológica, a combatividade do padre Leonel Franca em artigos, conferências e livros fez dele um dos expoentes do pensamento católico no Brasil.
Leonel Edgard da Silveira Franca nasceu em São Gabriel RS, em 6 de janeiro de 1893. Ingressou na Companhia de Jesus e cumpriu em Roma o triênio de filosofia na Universidade Gregoriana, de 1912 a 1915. Mais tarde, doutorou-se em filosofia e teologia pela mesma universidade. Ativo educador, foi membro do Conselho Nacional de Educação e participou da fundação da Pontifícia Universidade Católica do Rio de Janeiro (1940), de que foi o primeiro reitor. Sua influência como ideólogo católico exerceu-se no magistério e na avultada obra, de grande repercussão.
Seus livros principais são Noções de história da filosofia (1918), A igreja, a Reforma e a civilização (1922), Catolicismo e protestantismo (1933), A psicologia da fé (1934) e A crise do mundo moderno (1941), além de uma tradução do livro bíblico dos Salmos. Padre Leonel Franca morreu no Rio de Janeiro em 3 de setembro de 1948”. Padre Leonel Franca - BioMania
2) “Si bien la revolución de Lutero fue planteada por él en un plano religioso, pronto se pudo ver que la subjetividad liberada no tiene, en cuanto tal, connotación de suyo religiosa, aunque su libertad se manifieste también en el orden religioso. Esto se ve claro en el siglo XVIII en que la tesis de Lutero según la cual cada cristiano es sacerdote y rey, y por lo mismo juez en el dominio de la fe, se transforma en las tesis del libre examen. El orden se invierte: en Lutero, desde el plano de la fe y de la salvación, la libertad y autonomía de la subjetividad se proyecta hacia otros planos, como el moral y el político. En el siglo de las luces, proclamada ya la libertad del hombre como principio, se extiende y aplica al orden religioso reclamando el libre examen de las Escrituras como derecho de la subjetividad autónoma de ese hombre, constituída en el centro de la existencia.
La idea de libertad del cristiano, luego secularizada, es decir despojada de su contenido religioso, es la que da lugar al nacimiento de la ideología moderna. Es una libertad entendida siempre como autonomía, en el estricto sentido de la palabra, o independencia del hombre respecto de cualquier clase de obligaciones o normas que se impongan desde instancias ajenas a su subjetividad. Es una libertad que sólo puede ser entendida como principio o bien primero y absoluto, pues si algo la condiciona o la limita, deja de ser lo que es. Desde que fue proclamada pública y universalmente por Martín Lutero, se la considera, hasta nuestros días como lo más sagrado en la vida de los hombres. Lleva la marca, en toda su historia posterior de Lutero, de la negación del libre albedrío en el hombre: una premisa esencial.”
(Juan Antonio Widow, La libertad y sus servidumbres, Centro de Estudios Tomistas- RIL editores, Santiago de Chile,2014,p.237)
Nota catapúltica
“Juan Antonio Widow Antoncich, nació en Valparaíso en 1935. Cursó estudios de Filosofía en su Chile natal, doctorándose en 1968 en la Universidad de Madrid con una tesis sobre «La cuarta vía de Santo Tomás», dirigida por el profesor Antonio Millán Puelles, uno de los grandes filósofos de lengua española del siglo XX. Profesor titular de «Metafísica y Filosofía Política» en la Universidad Católica de Valparaíso, su quehacer intelectual ha venido marcado por la dedicación a ambas disciplinas, esto es, como cultor al mismo tiempo de la filosofía teorética y práctica. Su gran maestro, en todos los terrenos, fue el padre Osvaldo Lira, de los Sagrados Corazones, personalidad que llena los últimos dos tercios del siglo veinte chileno, y que fue el reiniciador de la tradición hispánica en su país. De ahí que, más allá de su actividad académica, en la que ha destacado con la dirección de la revista Philosophica, desaparecida con la jubilación de nuestro autor de su cátedra de Valparaíso, Widow sea un punto de referencia de cuantas iniciativas tocan al tradicionalismo político hispánico. Más aún, hombre pacífico aunque fuerte, en momentos bien difíciles para su patria animó la empresa de resistencia a la revolución marxista, con la fundación de la revista Tizona, y ha seguido imperturbable luego su combate frente a la revolución liberal con su palabra y su pluma. El hombre, animal político, es buena muestra de la amplitud de sus saberes filosófico-políticos y de la solvencia de sus fundamentos metafísicos y teológicos”.
Editorial Nueva Hispanidad
CATAPULTA | Artillero: Augusto Padilla
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