Lo de la comunión en la mano es un nuevo paso de los "autodemoledores" de la Iglesia para continuar con su siniestra tarea de destruir el Culto Tradicional.
Consiente o inconscientemente sirven al padre de la mentira.
Si los católicos nos negáramos a recibir la comunión en la mano (como deberíamos hacerlo), se terminaría con el despotismo tiránico de esa medida inicua.
Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres.