El tema de la guerra en Siria no es, de todo, sencillo. A mi me parece que Siria, por su posición geoestratégica, se ha convertido en una tabla de ajedrez donde juegan - y juegan mal - los máximos poderes del mundo (mucho más que en los anteriores escenarios de la mal llamada "primavera árabe") y donde casi toda la gente elige bando sin que todavía se entienda bien por qué.
Sobre el apoyo occidental a los rebeldes suníes (no sólo wahhabitas): intentando razonar sobre las intenciones de EEUU (no es fácil!), me parece que los yanquis adoptaron la vieja estrategia británica de dividir para reinar. Lo han decidido sobre su experiencia de ocupación en Iraq y lo han aplicado en toda la "Primavera Árabe", ciegamente persuadidos de que están en lo cierto, a pesar de los amargos de boca que tal estrategia les ha provocado (lo más amargo de todos en Benghazi). Eligieron como enemigo al Irán y el mundo chíi, creyendo quizás que apoyando los suníes, donde se rebelen contra regímenes laicos y más o menos autoritarios, ganarán su simpatía o su inercia cuando llegue la hora del ataque final a Teeran. Con esta política esperan rebajar la tensión en el mundo suní contra los EEUU, calmar a sus aliados suníes en la península arábiga y contentar a los sionistas en Israel y sobretodo en EEUU, para quienes los suní son amenaza menor.
Al-Assad y el régimen alauí, porque no tuvo apoyo material de más nadie, aceptó la alianza de los Chíes. Con eso ha dado a los EEUU la justificación que estos ansiaban para una intervención abierta.
Ya es costumbre de los yanquis meter la pata hasta el cuello y sacudir después. Les está en su ADN, como está su aversión a aprender historia y diplomacia. Les valen sus dólares, sus tomahawk y sus drones. Por lo menos hasta que China tenga más dinero y más armas. A tras del amigo americano siguen los descerebrados occidentales, uno de los cuales, por lo menos, debería saber más del oficio; y ese es Francia.
Francia debería conocer, más que otra potencia occidental, como funciona la mente de un musulmán y qué barril de pólvora es Siria. Algo como los Balcanes del Oriente Medio. Un verdadero peligro para la paz mundial. Siria acumula odios centenares, que crecieron de múltiplos conflictos y ocupaciones. Casi todos los grandes imperios del mundo allí escavaron trincheras: persa, romano, griego-macedonio, árabe, otomano, francés. Una multitudinaria cultura que registra cada batalla perdida, cada masacre sufrida, cada humillación amargada para cobrar pagos con interés y corrección monetaria, así que posible. Un inmenso nido de avispas en guerra con ellas mismas y, ahora, con fortísimos "amigos". Huele a Sarajevo en junio de 1914...
Si Al-Assad podría ser digno de la simpatía de los cristianos antes que se aliara a los Chíes no lo niego. Pero ahora me parece que uno debe plantearse también qué pasaría en Siria si el bando de Al-Assad ganara la guerra... porque los "amigos" de Al-Assad no son mejores que los rebeldes suníes o sus "amigos". Al-Assad tendría que pagar el apoyo de Teeran y de Hezbollah; no olvidemos que Hezbollah siempre tiene cuentas que ajustar con los cristianos maronitas, por cuenta de décadas de apoyo al estado sionista, por las falanges de Gemayel y de Chamoun en Líbano, etc., etc...
En fin, lo dicho, el tema no es de todo sencillo.
Marcadores