Supongo que por las noticias ya habreís oido lo que está pasando en Egipto con los transplantes, sin embargo pegaré este artículo ya que va más allá y analiza la situación durante el siglo XX de los cristianos coptos (egipcios que se mantuvieron cristianos frente a las invasiones musulmanas).
Cuando la religión frena un trasplante
Tomás Alcoverro | 20/08/2008 - 12:20 horas
El Colegio de Médicos de Egipto, controlado por los Hermanos Musulmanes, ha prohibido el trasplante de órganos entre musulmanes y cristianos. Tanto las autoridades religiosas cristianas como las islámicas han puesto el grito en el cielo.
Desde hace años la cofradía de los Hermanos D Musulmanes, poderosa organización político-religiosa suní de Egipto, mediante la elección de sus candidatos, domina los más importantes colegios profesionales, como el de médicos. Ahora esta entidad acaba de adoptar una grave medida que puede atizar, aún más, las disensiones confesionales entre la mayoría de población islámica y la minoría cristiana, al prohibir el trasplante de órganos entre musulmanes y cristianos.
Argumentan que se trata de proteger a los musulmanes pobres de los cristianos que compran sus órganos, de defender a los enfermos vulnerables ante los que intentan robarles partes vitales de su cuerpo. La dirección de esta entidad profesional advierte que los médicos que lo incumplan serán castigados.
La reacción de las autoridades religiosas de la comunidad copta, formada por los descendientes de los antiguos egipcios, y que según estimaciones oficiales constituye alrededor de un 10% de la población de los 76 millones de egipcios, ha sido de indignación. "Todos tenemos la misma sangre egipcia - declaró uno de los obispos de El Cairo- y si el motivo de esta medida es prohibir el tráfico de órganos, lo rechazamos, porque también puede efectuarse entre creyentes de la misma fe. Es una peligrosa decisión, que puede conllevar la prohibición de donaciones de sangre entre cristianos y musulmanes, o incluso, que se impida a un médico examinar o tratar a un enfermo de otra fe".
Ante esta grave situación, la máxima instancia religiosa suní de Egipto, Al Azhar, se ha pronunciado en contra de la medida, afirmando que provocará disensiones y discriminaciones confesionales. La dirección de Al Azhar lamenta no haber sido consultada y ha pedido al Colegio de Médicos que rectifique. Algunas ONG egipcias han presentado denuncias ante la justicia, haciendo hincapié en que viola los derechos humanos, la Constitución del Estado y la unidad nacional.
En los últimos meses, en las tierras del Nilo se han endurecido los periódicos incidentes confesionales. En mayo fueron asaltados los monasterios de Malaui y Abu Fena, en el alto Egipto, y anteriormente, en el poblado de Isna, en el sur, incendiaron una docena de tiendas de propietarios coptos. En Abu Fena se enfrentaron musulmanes y coptos tras el secuestro de tres monjes. Según testigos presenciales, el incidente se debió a que habían reanudado la construcción de un muro alrededor del monasterio, aprobado por las autoridades, sobre terrenos de musulmanes, que se opusieron por la fuerza. La Iglesia copta, dirigida por el papa Shenuda III, exhortó vivamente al rais Mubarak a garantizar la seguridad de los cristianos, rogando que impidiese nuevos ataques contra los monjes. En una manifestación, centenares de personas clamaron: "Con nuestra sangre y con nuestra alma defenderemos nuestra cruz". Los coptos denuncian la pasividad de las fuerzas de seguridad ante las agresiones contra sus propiedades.
En la década de los noventa Egipto sufrió oleadas de atentados perpetrados por Gamaa Islamiya que se cebaron especialmente sobre los coptos, turistas occidentales y dignatarios del régimen autoritario de Mubarak. En tiempos de Naser y de Sadat, los coptos padecieron discriminaciones impuestas por el poder. Poco antes de su asesinato, Sadat había hecho detener al papa Shenuda III y a otros veinte sacerdotes, acusados de avivar desórdenes confesionales y fomentar la hostilidad contra el gobierno. Fue Mubarak quien ordenó en 1982 el fin de su arresto domiciliario. El papa Shenuda III cumplió su pena en uno de los antiguos monasterios coptos de Egipto. Como tantas minorías apartadas del poder en Oriente, los coptos se han refugiado en su religión.
Estos días se exhibe en las salas de cine árabes una atrevida película, Hasan y Marcos,protagonizada por los populares actores egipcios Omar Sharif y Adel Iman. Iman interpreta al personaje de Hasan, cristiano que, para escapar a las amenazas de los extremistas de su religión, se hace pasar por jeque árabe, y Sharif encarna a un musulmán moderado que, por la misma razón, ha adoptado la apariencia de un pensador cristiano liberal. El polémico filme trata de afirmar la unidad nacional de Egipto, zarandeada por las disensiones religiosas.
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