Además de formar parte del estado velezano, de tener un señor común y una administración similar, cada una de las villas y lugar es del señorío disponía de instituciones y autoridades propias.
En función de su riqueza, del número de habitantes y de las iniciativas de los poderes locales, en cada pueblo se realizaron obras e intervenciones dignas de mencionar. Aunque gran parte de la huella del señorío se ha perdido, algunos elementos, piezas o construcciones han llegado hasta nosotros.
En los botones superiores se recogen algunos de los aspectos más sobresalientes de cada pueblo: tiempo de permanencia en el señorío, acontecimientos históricos relacionados con la casa marquesal, evolución de su población y de su estructura urbana, piezas y elementos significativos, etcétera.
La influencia que ejerció la familia Fajardo en los Reinos de Murcia y de Granada no se circunscribió a sus señoríos, sino que transcendió a otras localidades cercanas donde contaban con servidores, intereses, contactos y propiedades.
En Murcia controlaron el ayuntamiento durante más de dos siglos y también el cabildo catedralicio, por medio de parientes y criados que ostentaban los cargos más eminentes, y retuvieron el cargo de alcaide de su alcázar. El mismo caso se repetía, aún más si cabe, en la ciudad de Lorca.
Cartagena, a pesar de dejar de ser señorío suyo en 1503, siguió recibiendo el influjo de los marqueses, especialmente en lo que se refería a la defensa del litoral.
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