Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya
La leyenda de Jaun Zuria
Lejos de las crónicas y los documentos históricos, los mitos y las leyendas han intentado explicar el origen y las libertades del que se conoce como Señorío de Vizcaya
IMANOL VILLA |
Personaje real o imaginario? ¿Origen de los fueros y libertades vascas? ¿Fabulación de cronistas y literatos a través del tiempo? ¿Producto de la historia o de la leyenda? La figura de Jaun Zuria fue durante mucho tiempo controvertida. Motivo de polémica entre historiadores, escritores y políticos, el legendario primer Señor de Vizcaya ocupa un lugar en el acervo de tradiciones, leyendas y mitos del País Vasco. De su existencia no hay pruebas documentales. Las primeras noticias con continuidad sobre los señores de Vizcaya las encontramos a partir de 1040 con Iñigo López, que primero estuvo a las órdenes del rey de Pamplona y en 1076 pasó a depender del monarca castellano Alfonso VI. Con anterioridad, los expertos señalan que en el siglo X existió un conde de Vizcaya llamado Momo que, al parecer, estaba a las órdenes del reino de Navarra. Eso es lo que cuenta la historia. ¿Y Jaun Zuria? ¿Qué pruebas hay de su existencia? Ninguna. Todo indica que aquel Señor Blanco fue un producto imaginario que surgió de la necesidad de explicar el origen que la institución tuvo en tierras vizcaínas, además de justificar a través de su persona las libertades y fueros del territorio. Verdad o mentira, lo cierto es que a lo largo del tiempo el debate abierto alrededor de su persona ha sido abundante. ¿Es posible que tras la leyenda se esconda una verdad histórica?
Sangre en Arrigorriaga
La primera referencia escrita sobre Jaun Zuria se encuentra en la obra 'Livro das Linhagens', del conde portugués don Pedro Alfonso, hijo bastardo del rey don Dionís. El libro en cuestión no es más que una recopilación de linajes de las casas nobiliarias portuguesas de los siglos XIII y XIV, aunque también recoge varias leyendas basadas en tradiciones locales que servían a las familias nobles para demostrar sus antiquísimos orígenes. De ahí que la referencia sobre Jaun Zuria haya que considerarla como el recurso a una leyenda genealógica a beneficio de los que entonces eran los señores de Vizcaya, don Juan Núñez de Lara y su mujer, doña María de Haro. Según el conde, tiempo atrás los vizcaínos estaban obligados a pagar tributo a un conde asturiano llamado Moniño el cual había amenazado con usar la violencia si no se cumplía su mandato. Poco después arribó a costas vizcaínas un barco en el que viajaba el hermano del rey de Inglaterra. Su nombre era Froom. Enterado de la amenaza de la que eran objeto los hombres y mujeres de aquella tierra, les desveló su condición y se prestó a ayudarles a cambio de convertirse en su señor. Así se hizo. Cuando el conde asturiano reclamó el pago del tributo, Froom le contestó que viniera él a cogerlo si se atrevía. Don Moniño no se lo pensó. «Juntó gentes el Conde, y Froom con sus vizcaínos le salió al encuentro cerca de la aldea de Vusuria, adonde el Conde quedó vencido y muerto con gran parte de su ejército. Por la mucha sangre que se derramó allí, se dio al campo el nombre de Arrigorriaga, que en Vascuence quiere decir piedras bermejas».
Un siglo después, Lope García de Salazar retomó la leyenda, aunque esta vez con mayor complejidad en cuanto a personajes y escenarios. En 1454, el citado García de Salazar escribió la 'Crónica de Siete Casas de Vizcaya y Castilla', en la que contó el nacimiento de Jaun Zuria. Según el noble vizcaíno, hubo un día en el que un barco que llevaba a una hija legítima del rey de Escocia llegó a Mundaka. La infanta decidió quedarse «y que, estando allí, durmió con ella en sueños un diablo que llaman en Bizcaya Culebro, Señor de Casa, y que la empreñó y destas dos cosas no se sabe cual dellas fue más cierta; pero como quiera que fue, la infanta fue preñada y parió un hijo que fue ome mucho hermoso y de buen cuerpo y llamáronle don Zurián, que quiere dezir en castellano don Blanco».
La narración continúa hasta llegar al pacto entre los vizcaínos y Jaun Zuria, ya que éste les guió en la batalla que mantuvieron con un hijo del rey de León, el cual había atacado y arrasado el territorio hasta Bakio. La posterior batalla, a la que también acudió el señor de Durango, Sancho Astegas, tuvo lugar cerca de Bilbao, en un lugar conocido como Padura. La victoria final fue para los vizcaínos, que persiguieron a los derrotados hasta el árbol de Luyando. En esta versión de García de Salazar también se dice que la sangre vertida fue tanta que al lugar de la batalla lo llamaron desde entonces Arrigorriaga. Tras la victoria, los vizcaínos proclamaron a Jaun Zuria su Señor.
Después de estas dos versiones, la figura de Jaun Zuria viajó en el tiempo y se acomodó a las circunstancias de cada momento. Especial auge tuvo tras las guerras carlistas y la posterior abolición de los fueros. Así, escritores como Antonio de Trueba o Vicente Arana rememoraron a aquel Señor Blanco, al que elevaron como la figura que hizo posible el principio de un tiempo de libertades que a finales del siglo XIX se daban por perdidas. También Sabino Arana recreó el hecho, aunque, curiosamente, prescindió de Jaun Zuria. Para él lo fundamental fue que los vizcaínos combatieron en la batalla de Arrigorriaga en el 888 por sus libertades.
Sea como fuere, la legendaria figura de Jaun Zuria ha devenido con el tiempo en una leyenda. Un mito con el que muchos intentaron explicar el principio del Señorío vizcaíno y del que se carece por completo de pruebas documentales. Y es que, posiblemente, como señala Jon Juaristi, «la leyenda de Jaun Zuria fue el fruto de una síntesis entre genealogías ficticias, tradiciones folclóricas y temas muy difundidos en las literaturas medievales europeas. Es decir, llegó a ser lo que acaso, inconfesadamente, fuera siempre: Literatura».
La leyenda de Jaun Zuria. El Correo
La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.
Antonio Aparisi
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