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Tema: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

  1. #1
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    Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    El linaje de los López de Haro está ligado al Señorio de Vizcaya prácticamente desde sus orígenes. El primer conde del que se tienen noticias seguras fue Iñigo López Ezquerra o el Zurdo, pero sería a finales del siglo XI cuando Diego López, uno de sus descendientes, tras poblar Haro, añadiría el nombre de esta villa al apellido de su estirpe. Si en un principio los señores de Vizcaya habían basculado entre Navarra y Castilla, desde mediados del siglo XII se irían decantando en favor de los monarcas castellanos e intervendrían tanto en sus campañas militares como en las intrigas políticas de aquella corte. A finales del siglo XII, Diego López de Haro II ayudó a Alfonso VIII de Castilla a conquistar Vitoria y, aunque su posterior rebeldía contra el rey le obligó a refugiarse entre los musulmanes de Valencia, más tarde, ya perdonado, intervino en la batalla de Las Navas de Tolosa (1212).
    Última edición por Michael; 12/03/2013 a las 10:47

  2. #2
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Sus sucesores participaron en las campañas de Fernando III en Andalucía,
    especialmente Diego López de Haro III, que intervino con barcos vizcaínos
    en la conquista de Sevilla. Tras la muerte de Alfonso X, los señores de
    Vizcaya se decantaron por el partido de los infantes de la Cerda, lo que
    les enfrentó a Sancho IV y, más tarde, a Alfonso XI, poniendo en jaque la
    titularidad del señorío durante varias décadas (disputas entre Diego López
    de Haro, fundador de Bilbao en 1300, y María Díaz de Haro, casada con el
    infante Don Juan, el de Tarifa). Las diferencias con los monarcas castellanos
    se mantendrían en época de Pedro el Cruel y durante el conflicto civil que
    enfrentó a éste con Enrique de Trastamara.

  3. #3
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Sin embargo, llegaron a su fin cuando, sin sucesión directa las dos últimas herederas del señorío, Juana e Isabel de Lara, recayó Vizcaya en Juana Manuel, esposa de Enrique II de Trastamara, en la que se unían las casas de Haro y Lara. Ésta a su vez lo cedió a su hijo Juan, quien al subir al trono con el título de Juan I unió definitivamente el señorío a la Corona de Castilla.

    http://www.educa.madrid.org/web/cc.s...toria%2022.pdf
    Última edición por Michael; 12/03/2013 a las 10:48

  4. #4
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Última edición por Michael; 16/07/2013 a las 22:33
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  5. #5
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Señorío de Vizcaya:

    1072–1876

    image.jpg

    image.jpg

    image.jpg



    image.jpg


    Partes del Señorío de Vizcaya


    Capital Villa de Bermeo 1476-1602

    Villa de Bilbao 1602-



    Idioma principal latín, vizcaíno y castellano

    Religión Católica

    Gobierno Señorío


    Juntas Generales de Vizcaya


    Señor de Vizcaya


    • 1040 - 1124 Casa de Haro
    • 1124 - 1174 Casa de Vela-Ladrón
    • 1174 - 1333 Casa de Haro
    • 1333 - 1334 Casa de Borgoña
    • 1334 - 1349 Casa de Haro
    • 1334 - 1359 Casa de Lara
    • 1355 - 1379 Casa de Trastámara
    • 1379 - 1528 Corona de Castilla
    • 1528 - 1876 Monarquía española



    • Íñigo López "Ezquerra" se proclama Señor 1072
    • Guerras de Banderizos siglo XIV
    • Rebelión de la Sal siglo XVII
    • Machinada siglo XVIII
    • Guerras Carlistas siglo XIX
    Moneda Real español, peseta
    Gentilicio: vizcaíno (a)


    El Muy Noble y Muy Leal Señorío de Vizcaya fue un territorio con organización política propia existente en la actual provincia de Vizcaya desde el siglo XI hasta 1876, en que fueron abolidas las Juntas Generales de Vizcaya y el régimen foral vizcaíno. En 1379 el rey Juan I de Castilla se convirtió en señor de Vizcaya, por herencia materna, quedando dicho territorio integrado definitivamente en la corona de Castilla y luego en el reino de España. Vizcaya tuvo bandera naval propia, casa de contratación y consulado en Brujas. También tuvo dos aduanas, en Valmaseda y Orduña.


    En 1076, tras el asesinato del rey de Pamplona, Sancho IV "el de Peñalén" y el reino de Navarra ser dividido entre los principales monarcas de la Dinastía Jimena, Sancho de Aragón y Alfonso de León,el segundo Señor de Vizcaya tomó bando con su pariente más cercano y de poder real más distante en León con lo que Vizcaya, Álava, parte de Guipúzcoa y La Rioja empezarian a ser desde entonces territorios señoriales más o menos de Behetría sobre las mismas bases del Señorío de Vizcaya entre los monarcas de Castilla, Navarra o Aragón, con iguales derechos a vasallaje.


    Se discute si antes de 1379 el señorío de Vizcaya era un territorio independiente o si era vasallo del reino de Castilla. Se dice que los reyes de Castilla buscaron la amistad y colaboración de los señores de Vizcaya para sus empresas durante la Reconquista y que, en agradecimiento, estos reyes les otorgaban cargos, honores y estados en sus reinos. Por ello los señores de Vizcaya les rendían homenaje, como vasallos suyos y ricos hombres de su reino por los territorios que recibían en él, pero conservando su condición de soberanos independientes de Vizcaya, pues desde 1110 los señores de Vizcaya tenían total jurisdicción sobre su tierra, incluidos los casos reservados a la justicia real, e iniciando en 1199 una serie de fundaciones de villas que finalizó en 1376, cuando el infante don Juan de Castilla, señor de Vizcaya y futuro Juan I, fundó las villas Munguía, Larrabezúa y Rigoitia.


    Historia
    La primera vez en la historia que aparece Vizcaya con tal nombre es en la crónica de Alfonso III de Asturias (866-910). En ella se mencionan los repoblamientos que tuvieron lugar en época de Alfonso I y explica que el territorio no fue afectado por éstas. Literalmente dice que: "Álava, Vizcaya, Alaone y Orduña fueron siempre poseídas por los suyos del mismo modo que Hayo, Pamplona y La Berrueza".


    La siguiente ocasión en la que se menciona es en el Códice de Roda del año 990, donde se relata la boda entre doña Velazquita, hija del Rey Sancho Garcés I de Pamplona (905-925), y un tal Momo emparentado con la familia real de León y de Pamplona, era conde de Álava hasta el mar, en Vizcaya. Vizcaya adquiriría así una personalidad política, apareciendo como condado navarro.


    Desde el año 1051 en que Íñigo López Ezquerra aparece como conde de Vizcaya, el topónimo está registrado ininterrupidamente en los documentos. En ese momento Vizcaya sería un condado del reino de Navarra, pero su conde sería ad imperandum, no ad possidendum, lo que implica que el poder real habría sido delegado en la persona del conde, por lo que Íñigo López Ezquerra sería conde en Vizcaya, no conde de Vizcaya, aunque los condados podían convertirse en hereditarios, pero siempre por la voluntad del rey. En el año 1072 Íñigo López Ezquerra dejó de firmar como conde y empiezó a llamarse señor de Vizcaya, título que él mismo convertiría en hereditario al igual que Ramiro Sánchez haría con el condado de Aragón.


    En 1076, tras la muerte de Sancho IV de Navarra, al iniciarse la guerra entre Alfonso VI de León y Sancho I de Aragón y V de Navarra, López Ezquerra entegó al rey leonés la fortaleza de Bilibio, de la que era dueño y que era la llave de toda La Rioja, unió sus huestes a las del leonés y ayudándole a conquistar La Rioja. En agradecimiento el rey le permitió conservar sus posesiones de Bilibio y, a cambio de Nájera, de la que Íñigo también era señor, le prometió respaldar sus ambiciones sobre el Duranguesado, Álava y parte de Guipúzcoa.


    Íñigo murió en 1077 y su hijo Lope Íñiguez heredó el señorío, al que a su vez sucedió su hijo Diego López I de Haro, "el blanco", quien fue señor hasta 1124, en que fue derrotado y posiblemente muerto por las tropas de Alfonso I "el batallador", rey de Navarra y Aragón. Con ello Vizcaya se integró en su reino y puso al frente del señorío a Ladrón Íñiguez, uno de los más poderosos nobles de la corte navarra. A su muerte en 1155 le sustituyó su hijo Vela Ladrón, quien también fue señor de Álava y Guipúzcoa, que gobernó durante los reinados Alfonso I, García Ramírez y Sancho VI "el sabio", aunque en ese tiempo Lope Díaz I de Haro "el de Nájera" se intitulaba señor de Vizcaya y reclamaba su legitimidad aunque nunca llegó ni siquiera a pisar Vizcaya. En 1173 Alfonso VIII de Castilla atacó el reino de Navarra, y un año después falleció Vela Ladrón, momento de debilidad que el monarca castellano aprovechó para ocupar Vizcaya y restituir a los Haro al frente del señorío, en la persona de Diego López II de Haro "el bueno".


    En 1176 Navarra y Castilla firmaron la paz con un laudo arbitrado por Enrique II de Inglaterra que delimita las fronteras de los reinos, quedando Vizcaya dentro de Navarra. El laudo fue ratificado en 1179 cuando se hicieron unas divisiones más detalladas de las fronteras. La margen izquierda del Nervión y la raya con el río Bayas quedaron en Castilla, mientras que Vizcaya, el Duranguesado y Álava casi entera en Navarra, sin embargo había cierta indefinición porque Vizcaya que perrtenecía a Navarra no obstante era gobernada por un vasallo del rey de Castilla. Pero por sorpresa Diego II se pasó al bando navarro, donde permaneció hasta 1183, cuando el rey castellano le ofreció el título de alférez de su corte, título que le fue retirado tras el desastre de Alarcos en 1195. Para tratar de congraciarse con el rey de Castilla le ayudó en 1200 en la conquista de Álava, de la que fue nombrado señor, pero este hecho no les acabó de reconciliar ya que al año siguiente pasó de nuevo al servicio de Navarra, a la que fue leal hasta 1206, año en que volvió ya definitivamente a la corte castellana como alférez real de Castilla. Vizcaya permanecería, con alguna excepción, (Diego López III de Haro) ya siempre en la órbita castellana, pero sin llegar a integrarse del todo en el reino, lo que alimenta la controversia arriba mencionada.


    El señorío de Vizcaya fue heredado por sus descendientes hasta que en 1370 recayó por herencia materna en el Infante don Juan de Castilla, que heredó de su padre el reino de Castilla, como Juan I, permaneciendo el señorío desde entonces ligado a la corona, primero a la de Castilla y luego, desde Carlos I, a la de España, siempre con la condición de que el señor de turno jurase defender y mantener los fueros del señorío (los fueros de Vizcaya), que en su texto afirmaban que los vizcaínos podían desobedecer al señor que así no lo hiciera. En 1874 con la abolición de la I República, la monarquía de Amadeo I y la Restauración borbónica, Alfonso XII, tras la Tercera Guerra Carlista, decidió derogar las leyes de Vizcaya, que no llegó nunca a jurar, que sus generales consideraban como privilegios atávicos.


    Leyenda
    La primera referencia a la fundación mítica del señorío de Vizcaya está en el Livro de Linhagens escrito entre 1323 y 1344 por Pedro Alfonso de Portugal, conde de Barcelos. En él relata la llegada a Vizcaya de un hombre llamado From, hermano del rey de Inglaterra, quien le expulsó de su reino. From, que traía consigo a su hijo Fortun Froes, derrotó a los asturleoneses cuando, al mando del conde don Moñino, fueron a Vizcaya a reclamar los impuestos no pagados (un buey, una vaca y un caballo blanco) en Busturia. Muerto From en combate, su hijo Fortun fue nombrado primer señor de Vizcaya.


    Sin embargo en 1454 Las Bienandanzas e Fortunas de Lope García de Salazar, aparece la versión más conocida de la Batalla de Padura y la fundación del señorío por parte de Jaun Zuria. Según el autor, una hija del rey de Escocia llegó en una nave a Mundaca y allí tuvo un hijo. Madre e hijo vivieron luego en Altamira de Busturia. Cuando el hijo cumplió 22 años de edad los vizcaínos lo eligieron capitán de sus tropas para detener el avance del ejército de un hijo del rey de León que había invadido Vizcaya. La elección del hijo de la princesa como capitán se debió a su sangre real, condición que había impuesto el hijo del rey leonés para luchar en batalla formal. El ejército leonés fue derrotado en Arrigorriaga y los vizcaínos eligieron como señor de Vizcaya al hijo de la princesa, a quien le dieron el nombre de Jaun Zuria.


    Territorio


    Torre en la anteiglesia de Zamudio.
    La Tierra Llana
    Se entiende por tierra llana la que no tiene murallas; esto es, los campos y caseríos. Estaba organizada en 72 anteiglesias agrupadas en seis merindades:


    Merindad de Busturia (26 anteiglesias): Mundaca (1º), Pedernales (2º), Axpe de Busturia (3º), Murueta (4º), Fórua (5º), Luno (6º), Ugarte de Múgica (7º), Líbano de Arrieta (7º), Mendata (9º), Arrazua (10º), Ajánguiz (11º), Ereño (12º), Ibarranguelua (13º), Gautéguiz de Arteaga (14º), Cortézubi (15º), Nachitua (16º), Ispáster (17º), Bedarona (18º), Murélaga (19º), Navárniz (20º), Guizaburuaga (21º), Amoroto (22º), Mendeja (23º), Berriatúa (24º), Cenarruza (25º), Arbácegui (26º)
    Elanchove se separó de Ibarranguelua en 1858


    Merindad de Marquina (2 anteiglesias): Jeméin (27º) y Echevarría (28º)
    Merindad de Zornotza (3 anteiglesias): Amorebieta (29º), Echano (30º), Ibárruri (31º)
    Merindad de Uribe (32 anteiglesias): Gorocica (32º), Baracaldo (33º), Abando (34º), Deusto (35º), Begoña (36º), Echévarri (37º), Galdácano (38º), Arrigorriaga (39º), Arrancudiaga (40º), Lezama (41º), Zamudio (42º), Lujua (43º), Sondica (44º), Erandio (45º), Lejona (46º), Guecho (47º), Berango (48º), Sopelana (49º), Urduliz (50º), Barrica (51º), Górliz (52º), Lauquíniz (53º), Gatica (54º), Lemóniz (55º), Maruri (56º), Basigo de Baquio (57º), Morga (58º), Munguía (anteiglesia) (59º), Gámiz (60º), Fica (61º), Frúniz (62º), Meñaca (63º), Derio (72º)
    Merindad de Bedia (1 anteiglesia): Lemona (64º)
    Merindad de Arratia (7 anteiglesias): Yurre (65º), Aránzazu (66º), Castillo y Elejabeitia (67º), Ceánuri[1] (68º), Dima (69º), Santo Tomás de Olavarrieta (70º), Ubidea (71º),
    Varias anteiglesias independientes de facto no tenían sin embargo reconocimiento de las Juntas Generales y carecían de representación en las mismas: Alonsótegui, Aracaldo, Basauri, Zarátamo y Zollo



    La Tierra llana estaba regida por el uso y la costumbre con el fuero vizcaíno e infanzón.


    Las Villas y la Ciudad
    Eran 21 núcleos urbanos amurallados fundados durante la Edad Media. Eran las villas de Valmaseda, Bermeo, Bilbao, Durango, Ermua, Guernica, Lanestosa, Lequeitio, Marquina, Ondárroa, Ochandiano, Portugalete, Plencia, Munguía, Villaro, Rigoitia, Larrabezúa, Guerricaiz, Miravalles, Elorrio y la ciudad de Orduña. Diferenciadas del fuero vizcaíno por los fueros particulares de sus respectivas cartas pueblas, durante algún tiempo llegaron a celebrar sus juntas separadamente de las que celebraba el señorío.




    Casa de Juntas de Avellaneda, en Las Encartaciones.
    Las Encartaciones
    Las Encartaciones se incorporaron al señorío en el siglo XIII bajo la casa de Haro. Formadas por 10 repúblicas, estaban reunidas en concejos o valles mayores con su propia jurisdicción y gobierno. Formaron junta y adoptaron fuero propio, asumiendo después el de Vizcaya. Enviaban sus procuradores a las Juntas en Avellaneda. Un representante común a todas ellas acudía a las Juntas Generales cuando se trataban asuntos de interés común o que les afectasen directamente. En el siglo XVII cinco concejos encartados consiguieron representante independiente en las Juntas Generales. En 1804 la Junta de Avellaneda fue disuelta y los concejos encartados incorporados a la Tierra llana. Componían Las Encartaciones los concejos o valles de: Carranza, Trucíos, Arcentales, Sopuerta, Galdames, Zalla, Güeñes, Gordejuela, Los Tres Concejos del Valle de Somorrostro (Santurce, Sestao y San Salvador del Valle) y Los Cuatro Concejos del Valle de Somorrostro (Musques, Ciérvana, Abanto de Suso y Abanto de Yuso).


    El Duranguesado
    La Merindad de Durango se incorporó al señorío de Vizcaya por cesión de Alfonso VIII de Castilla. Con fuero propio, celebraba juntas en la Campa Foral de Guerediaga, frente a la ermita de San Salvador y San Clemente de Abadiano. Componían la Merindad de Durango las anteiglesisas de Abadiano, Bérriz, Mallavia, Mañaria, Yurreta, Garay, Zaldívar, Arrazola, Axpe, Apatamonasterio, Izurza y San Agustín de Echevarría.


    Instituciones


    Campa Foral de Guerediaga (Duranguesado).
    Juntas Generales
    Las Juntas Generales de Vizcaya eran el máximo órgano de gobierno del señorío. En ella estaban representados los territorios vizcaínos de la siguiente manera: la Tierra Llana tenía 72 representantes, uno por anteiglesia; las Villas y Ciudad tenían un representante cada una, 21 votos; Las Encartaciones tenían en origen un solo voto, aunque cinco anteiglesias encartadas consiguieron después voto individual, con lo que tenían 6 votos en total); la Merindad de Durango, que en origen sólo tenía dos votos, logró llegar a ocho en 1800. Las Juntas podían reunir a un total de 101 apoderados.[2]




    Portada de una edición del Fuero de Vizcaya de 1575.
    Regimiento
    El Regimiento General nació en el año de 1500 y su función consistía en gobernar el señorío cuando las Juntas no estaban reunidas. Estaba formado por 12 regidores nombrados por las Juntas y presididos por el corregidor, acompañados por dos letrados, dos escribanos y dos síndicos. En total el Regimiento lo formaban 19 personas que se reunían tres veces al año. Con el tiempo pasó a denominarse Gobierno universal del Señorío.


    El Regimiento Particular nació en 1570 y tenía como fin encargarse del gobierno cuando el Regimiento General no estaba reunido. Estaba formado por los regidores que residieran en Bilbao.[3]


    Diputación General
    Fue la institución fundamental del señorío durante el siglo XVIII. En 1645 el Regimiento Particular cambió su nombre por el de Diputación General y dejó de depender del Regimiento General. Estaba formado por siete miembros: seis diputados generales y el presidente, que era el Corregidor. Sus funciones eran las de presidir el Regimiento y las Juntas Generales, en las que tenía voz pero no voto. Además tenía potestad en cuestiones militares, fiscales, así como la gestión del tesoro del señorío, las vías de comunicación y la beneficencia. Los diputados generales eran nombrados por las Juntas Generales y su mandato duraba dos años (como todos los cargos públicos), al final del cual se les sometía a un juicio de residencia.[4]




    Tras jurar los Fueros del Señorío de Vizcaya, el rey Fernando el Católico recibe la pleitesía de las Juntas Generales de Vizcaya, reunidas en Guernica, el 30 de julio de 1476, Don Lope García de Salazar está arrodillado ante el rey.
    Corregidor
    Era el representante del señor, a partir de 1379 era el representante del Rey) en Vizcaya, por lo que le correspondía el ejercicio del poder judicial (salvo jurisdicciones particulares). Era nombrado por el rey y, según el fuero, debía ser letrado, doctor o licenciado y no ser natural del país (para que no tuviera intereses particulares y fuera imparcial). Presidía las Juntas, el Regimiento y la Diputación y controlaba la vida económica de las villas y anteiglesias, que debían rendirle cuentas.[4]


    Síndico
    Su función consistía en vigilar el cumplimiento y defensa del fuero. Era nombrado por las Juntas Generales y era quien otorgaba el pase foral, pudiendo vetar las decisiones de la Diputación que considerase contrafuero. Si creía que corría peligro el fuero podía convocar las Juntas y el Regimiento, además de ejercer la representación del Señorío en los pleitos judiciales.[4]


    Señores


    Armas primitivas de la casa de Haro,[5] titulares del señorío de Vizcaya entre el siglo XI y siglo XIV. Su composición se ha transmitido a la heráldica de numerosos municipios de la provincia de Vizcaya.
    En lo relativo a los señores de Bizcaya, pueden establecerse tres épocas:
    La primera, la apócrifa, que arranca de Andeca y termina en don Zenón; Segunda, la Zuriana, desde Zuría y sus sucesores envueltos en leyendas, pero entre los que quizás exista algo auténtico, y tercera, los notoriamente verdaderos.


    Algunos suponen que, como los Condes de Castilla brillaban por sus hazañas y virtudes cívicas y militares, y su jefatura llegaba hasta Mena y Ayala, y a alguna parte de lo que después fue tierra encartada de Bizcaya, y los Bizcaínos se fijarían en algún caudillo del linaje de los condes castellanos, a quien dieron el señorío, así como otros bizcaínos, los de Durango, se lo entregaron a los reyes de Nabarra.


    Estanislao J. De Labayru. Historia de Vizcaya. Tomo II, Libro Primero, Capítulo IV[6]
    Legendarios

    Según Lope García de Salazar, hubo cinco señores de Vizcaya antes de los primeros señores que se pueden considerar históricos, que fueron:


    Lope Fortun (Jaun Zuria);
    Munio López (909-920), también llamado Momo, Munso o Nunso López, hijo del anterior, se caso con Belasquita, hija de Sancho I Garces rey de Pamplona;[7]
    Ínigo López Esquira (920-965), apodado "el Zurdo", o lo que es lo mismo Ezquerra, hermanastro del anterior;
    Lope II Íñiguez ( 965-1011), apodado "el Lindo", hijo del anterior, casó con una señora castellana, Elvira Bermúdez. También llamado Lope Díaz o Lope Nuñez, por lo que para algunos sería hijo de Munio;
    Sancho López (1011-1016), hijo del anterior.
    Y a partir de aquí, la relación de señores coincide con la histórica, que empieza con Íñigo Esquirra, al que considera el sexto señor de Vizcaya y que era hermanastro de don Sancho.[8]


    Algunos historiadores opinan que fueron 6 y no 5, los señores anteriores a los históricos. Según esta hipótesis, a Sancho López le sucedió su hermano, que también se llamaba Iñigo López (1016-1040), y de ahí la confusión. Este Iñigo López sería a su vez abuelo materno de Iñigo Esquirra, siendo su padre Lope Velásquez, señor de Colindres.


    Históricos



    Señor de Vizcaya
    Íñigo López Ezquerra 1040 1077
    Lope Íñiguez 1077 1093
    Diego López I de Haro "el blanco" 1093 1124
    Lope Díaz I de Haro 1124 1170
    Diego López II de Haro "el bueno" 1170 1214
    Lope Díaz II de Haro "Cabeza brava" 1214 1236
    Diego López III de Haro 1236 1254
    Lope Díaz III de Haro 1254 1288
    Diego López IV de Haro "el joven" 1288 1289
    María Díaz de Haro "la buena" 1289 1295
    Enrique de Castilla "el Senador" 1294 1295
    Diego López V de Haro "el Intruso" 1295 1310
    María Díaz de Haro "la buena" (recupera el señorío) 1310 1322
    Juan el Tuerto 1322 1326
    María Díaz de Haro "la buena" (vuelve tras la prematura muerte de su hijo) 1326 1333
    Casa de Vela-Ladrón


    Señor de Vizcaya Inicio del mandato Fin del mandato
    Ladrón Íñiguez "Príncipe de los navarros" 1124 1136
    Vela Ladrón "Vela de Navarra" 1136 1143
    Ladrón Íñiguez 1143 1155
    Vela Ladrón 1155 1174
    Casa de Borgoña


    Señor de Vizcaya Inicio del mandato Fin del mandato
    Alfonso XI de Castilla 1333 1334
    Casa de Haro


    Señor de Vizcaya Inicio del mandato Fin del mandato
    María Díaz de Haro y Juan Núñez de Lara 1334 1349
    Casa de Lara


    Señor de Vizcaya Inicio del mandato Fin del mandato
    Juan Núñez de Lara 1334 1350
    Nuño de Lara 1351 1355
    Juana de Lara 1355 1359
    Casa de Trastámara


    Señor de Vizcaya Inicio del mandato Fin del mandato
    Tello de Castilla 1355 1369?
    Juan I de Castilla 1369? 1379
    A partir de entonces el título quedó ligado a la corona de Castilla, y luego a la de España, siendo ostentado actualmente por el rey Juan Carlos I.


    Fuente: Wikipedia
    Última edición por Michael; 16/07/2013 a las 23:57
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    Antonio Aparisi

  6. #6
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    La leyenda de Jaun Zuria:

    image.jpg


    Ire enlazando varios artículos que expresan su opinión sobre este personaje:





    Leyenda de Jaun Zuria
    El primer dato del que conocemos sobre Jaun Zuria, data de los siglos XIV y XV, primero con el Conde Barcelos en el Livro das linhagens (1288-1346) y después Lope García de Salazar en Crónica de las Siete Casas de Vizcaya y Castilla. El Conde Barcelos cuenta que un hermano del rey de Inglaterra llegó a las costas de Bizkaia, fue elegido Señor y tuvo un enfrentamiento en Busturia con el conde D. Moniño de Asturias y que le derrotó y lo mató.


    Por otro lado, Lope García de Salazar narra que la hija del rey de Escocia llegó a Mundaka con sus servidores, quedó embarazada de un diablo que llaman culebro1 (según Jose M. de Barandiarán, Culebro o Sugaar*, Señor de la Casa parece ser aquel diablo de Bizkaia del siglo XIV) y parió un hijo al que llamaron Don Zurián (Don Blanco).

    Ayuntamiento de Busturia - Leyenda de Jaun Zuria
    Última edición por Michael; 17/07/2013 a las 00:36
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    Antonio Aparisi

  7. #7
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Jaun Zuria
    Jaun Zuria ("El señor blanco") (Vizcaya, 820 – Vizcaya, 909) es el mítico primer Señor de Vizcaya que venció a las tropas leonesas o asturianas en la también mítica batalla de Padura, persiguiendo a los invasores hasta llegar al Árbol Malato, en el que estableció la frontera de Vizcaya.


    La versión de Lope García de Salazar[1]
    En el siglo IX, el señor banderizo Lope García de Salazar adaptó una historia del Libro dos Linhagems de Pedro de Barcellos, haciendo de Jaun Zuria un noble elegido por los vizcaínos para dirigirles en su lucha contra los leoneses en la mítica batalla de Arrigorriaga. Tras la batalla, decidieron nombrarle Señor de Vizcaya. Al morir en la batalla el Señor de Durango, y casarse Jaun Zuria con su hija, pasó a ser también Señor del Duranguesado, al que otorgó fueros.


    A su muerte heredó el Señorío su hijo Kepa de López (909-920) asi creando el nuevo nombre de Kepa,[2] que fue apresado por los moros estando al servicio del Conde de Castilla. Lo liberó su hijo Ínigo Esquira canjeándolo por un notable moro que había apresado, pero ambos discutieron, resultando en un juicio de Dios en el que el padre resultó muerto. Pasó a ser Señor de Vizcaya Ínigo Esquira. Según Salazar, canjeó las Encartaciones a los reyes de León por otros territorios que había conquistado, dotándolas también de fueros. Y fue el primero en titularse Conde de Vizcaya.


    Matrimonio y descendencia
    Contrajo matrimonio con:


    Iñiga de Cantabria, con la que tuvo a Munio (Nunso) Lopez, señor de Vizcaya.
    Dalda Estiguiz, hija del señor de Durango, con la que tuvo a Iñigo Lopez (Ezkerra), señor de Vizcaya.

    Jaun Zuria - Wikipedia, la enciclopedia libre
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

  8. #8
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    La leyenda de Jaun Zuria
    Lejos de las crónicas y los documentos históricos, los mitos y las leyendas han intentado explicar el origen y las libertades del que se conoce como Señorío de Vizcaya
    IMANOL VILLA |




    Personaje real o imaginario? ¿Origen de los fueros y libertades vascas? ¿Fabulación de cronistas y literatos a través del tiempo? ¿Producto de la historia o de la leyenda? La figura de Jaun Zuria fue durante mucho tiempo controvertida. Motivo de polémica entre historiadores, escritores y políticos, el legendario primer Señor de Vizcaya ocupa un lugar en el acervo de tradiciones, leyendas y mitos del País Vasco. De su existencia no hay pruebas documentales. Las primeras noticias con continuidad sobre los señores de Vizcaya las encontramos a partir de 1040 con Iñigo López, que primero estuvo a las órdenes del rey de Pamplona y en 1076 pasó a depender del monarca castellano Alfonso VI. Con anterioridad, los expertos señalan que en el siglo X existió un conde de Vizcaya llamado Momo que, al parecer, estaba a las órdenes del reino de Navarra. Eso es lo que cuenta la historia. ¿Y Jaun Zuria? ¿Qué pruebas hay de su existencia? Ninguna. Todo indica que aquel Señor Blanco fue un producto imaginario que surgió de la necesidad de explicar el origen que la institución tuvo en tierras vizcaínas, además de justificar a través de su persona las libertades y fueros del territorio. Verdad o mentira, lo cierto es que a lo largo del tiempo el debate abierto alrededor de su persona ha sido abundante. ¿Es posible que tras la leyenda se esconda una verdad histórica?

    Sangre en Arrigorriaga
    La primera referencia escrita sobre Jaun Zuria se encuentra en la obra 'Livro das Linhagens', del conde portugués don Pedro Alfonso, hijo bastardo del rey don Dionís. El libro en cuestión no es más que una recopilación de linajes de las casas nobiliarias portuguesas de los siglos XIII y XIV, aunque también recoge varias leyendas basadas en tradiciones locales que servían a las familias nobles para demostrar sus antiquísimos orígenes. De ahí que la referencia sobre Jaun Zuria haya que considerarla como el recurso a una leyenda genealógica a beneficio de los que entonces eran los señores de Vizcaya, don Juan Núñez de Lara y su mujer, doña María de Haro. Según el conde, tiempo atrás los vizcaínos estaban obligados a pagar tributo a un conde asturiano llamado Moniño el cual había amenazado con usar la violencia si no se cumplía su mandato. Poco después arribó a costas vizcaínas un barco en el que viajaba el hermano del rey de Inglaterra. Su nombre era Froom. Enterado de la amenaza de la que eran objeto los hombres y mujeres de aquella tierra, les desveló su condición y se prestó a ayudarles a cambio de convertirse en su señor. Así se hizo. Cuando el conde asturiano reclamó el pago del tributo, Froom le contestó que viniera él a cogerlo si se atrevía. Don Moniño no se lo pensó. «Juntó gentes el Conde, y Froom con sus vizcaínos le salió al encuentro cerca de la aldea de Vusuria, adonde el Conde quedó vencido y muerto con gran parte de su ejército. Por la mucha sangre que se derramó allí, se dio al campo el nombre de Arrigorriaga, que en Vascuence quiere decir piedras bermejas».
    Un siglo después, Lope García de Salazar retomó la leyenda, aunque esta vez con mayor complejidad en cuanto a personajes y escenarios. En 1454, el citado García de Salazar escribió la 'Crónica de Siete Casas de Vizcaya y Castilla', en la que contó el nacimiento de Jaun Zuria. Según el noble vizcaíno, hubo un día en el que un barco que llevaba a una hija legítima del rey de Escocia llegó a Mundaka. La infanta decidió quedarse «y que, estando allí, durmió con ella en sueños un diablo que llaman en Bizcaya Culebro, Señor de Casa, y que la empreñó y destas dos cosas no se sabe cual dellas fue más cierta; pero como quiera que fue, la infanta fue preñada y parió un hijo que fue ome mucho hermoso y de buen cuerpo y llamáronle don Zurián, que quiere dezir en castellano don Blanco».
    La narración continúa hasta llegar al pacto entre los vizcaínos y Jaun Zuria, ya que éste les guió en la batalla que mantuvieron con un hijo del rey de León, el cual había atacado y arrasado el territorio hasta Bakio. La posterior batalla, a la que también acudió el señor de Durango, Sancho Astegas, tuvo lugar cerca de Bilbao, en un lugar conocido como Padura. La victoria final fue para los vizcaínos, que persiguieron a los derrotados hasta el árbol de Luyando. En esta versión de García de Salazar también se dice que la sangre vertida fue tanta que al lugar de la batalla lo llamaron desde entonces Arrigorriaga. Tras la victoria, los vizcaínos proclamaron a Jaun Zuria su Señor.
    Después de estas dos versiones, la figura de Jaun Zuria viajó en el tiempo y se acomodó a las circunstancias de cada momento. Especial auge tuvo tras las guerras carlistas y la posterior abolición de los fueros. Así, escritores como Antonio de Trueba o Vicente Arana rememoraron a aquel Señor Blanco, al que elevaron como la figura que hizo posible el principio de un tiempo de libertades que a finales del siglo XIX se daban por perdidas. También Sabino Arana recreó el hecho, aunque, curiosamente, prescindió de Jaun Zuria. Para él lo fundamental fue que los vizcaínos combatieron en la batalla de Arrigorriaga en el 888 por sus libertades.
    Sea como fuere, la legendaria figura de Jaun Zuria ha devenido con el tiempo en una leyenda. Un mito con el que muchos intentaron explicar el principio del Señorío vizcaíno y del que se carece por completo de pruebas documentales. Y es que, posiblemente, como señala Jon Juaristi, «la leyenda de Jaun Zuria fue el fruto de una síntesis entre genealogías ficticias, tradiciones folclóricas y temas muy difundidos en las literaturas medievales europeas. Es decir, llegó a ser lo que acaso, inconfesadamente, fuera siempre: Literatura».

    La leyenda de Jaun Zuria. El Correo
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    Antonio Aparisi

  9. #9
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Los orígenes del Señorío. La leyenda.

    La mayor parte de historiadores están de acuerdo en señalar que el Señorío de Bizkaia fue en el pasado una "tenencia" del reino de Navarra.

    Efectivamente, los escasos registros documentales de que disponemos sitúan al primer conde de Bizkaia, el conde Momo, en la corte Navarra a cominzos del siglo X.

    Y también en 1040, cuando figura Eneko Lopiz como conde de Bizkaia (el primero desde el cual puede trazarse la línea de los señores de Bizkaia), volvemos a encontrarlo situado en la corte Navarra.

    Cuando en 1076 Alfonso VI de Castilla, tras la muerte del monarca navarro Sancho Garcés IV en Peñalén, ocupó Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y La Rioja, se operó un cambio en estos territorios al pasar al ámbito castellano.

    Sólamente la restauración navarra de 1134 logró que Bizkaia retornase a Navarra, en un periodo que se alargó hasta 1180. De esos años en adelante la referencia para Bizkaia volverá a situarse en Castilla.

    A pesar de oscilar entre ambos reinos las características del régimen bizkaino le diferenciaron claramente de cualesquiera otros territorios. En opinión de Fernando García de Cortázar y Manuel Montero las atribuciones del Señorío de Bizkaia eran más amplias; "y la adscripción al cargo de un individuo, a una familia, no dependía totalmente de la voluntad real.

    La facilidad con la que los señores de Vizcaya cambiaban de rey sin perder el cargo, así lo prueba". (García de Cortázar, Fernando; Y Manuel Montero, "HistoriadeVizcaya"NA. 1980. Págs.31-32.)

    Esa clara diferenciación, desde sus orígenes conocidos, del régimen bizkaino con respecto a otros, se ha tratado de explicar de distintas formas. Bien porque Bizkaia surgiese al mismo tiempo que nacieron los reinos peninsulares, dotándose de su propia personalidad jurídica, bien porque la adquiriese como resultado de su propia trayectoria integrada en cualquiera de ellos, el resultado es que al acabar la Edad Media, esa
    identidad se manifiesta nítidamente.

    Sus libertades son tan amplias comparadas con la generalizada en los reinos españoles -a punto de convertirse en la mayor potencia del mundo conocido de la mano de los reyes católicos- que inevitablemente los propios bizkainos vuelven la vista a su pasado para tratar de explicarse cómo llegaron a esta situación.

    La leyenda que narró el conde Barcelos en el siglo XIV, es recogida por Lope García de Salazar en el XV, para hacer de la batalla de Arrigorriaga, el origen de las liberta- des.

    La unión de los bizkainos venciendo a las tropas asturianas y dotándose a sí mismos de un Señor con el que establecen un pacto, no sirve como prueba histórica, ya que no hay documentos que lo atestigüen, pero deja clara constancia de la voluntad de explicarse su propia identidad.

    En el siglo XVI la tradición se consolida y son ya numerosos los documentos en los que se habla de las rentas del señor surgidas de aquel pacto.

    La explicación, con leyenda o sin ella, sirvió para razonar el porqué de las rentas de que goza el Señor de Bizkaia y que le fueron entregadas al establecer el pacto: la mitad de los montazgos, el impuesto sobre el hierro que se labraba en las ferrerías, la renta de los monasterios y las caserías censuarias.


    El Señorío consolidado.

    El señorío de Bizkaia osciló en poder de dos familias, los Haro y los Ladrón hasta que a finales del siglo XII quedó definitivamente en poder de la primera.

    La casa de Haro, poderosísima en Castilla, emparentada con reyes, afianzó el señorío y lo convirtió en hereditario hasta que en 1371, su titular coincidio con el de la corona castellana.

    El Canciller Aiala y su crónica. ("Los vizcaynos son omes a sus voluntades").

    Uno de los documentos más clarificadores sobre la situación de Bizkaia en el siglo XIV nos lo ofrece, en unos pocos párrafos cargados de contenido, la crónica de los Reyes de Castilla escrita por Pedro López de
    Aiala.

    Cuando, en el año 1390, el rey Juan I pretendió hacerse con el trono de Portugal, con el propósito de evitar el rechazo que a los portugueses suponía verse integrados en la misma corona que llevaba el rey de Castilla, decidió retirarse y dejar el reino en su hijo Enrique, quedando él como rey de Portugal y señor de Bizkaia (además de con el reino de Murcia, Córdova, Sevilla y el Obispado de Jaén).

    El plan era que, a su muerte, todo ello entroncase en su heredero Enrique. Cuando Juan I plantea esta idea a su consejo real éste le responde que Bizkaia es tierra "apartada" -no integrada en Castilla- y que su unión se debe al hecho de concentrarse el señorío de Bizkaia y el reino castellano, al mismo tiempo, en la misma persona (en el mismo lugar,y con el mismo calificativo de "apartada" hace referencia el consejo real a la tierra de Portugal, para definir su condición de "independiente": "ca vemos el Regno de Portogal estar apartado e enemigo").

    También se da cuenta en el mismo documento de un sistema de justicia propio e independiente del castellano.

    La referencia al estatus de Bizkaia es la siguiente: "Otrosi, Señor, Vizcaya, como quier que es tierra apartada, siempre es obediente al Rey de Castilla, e se cuenta del su señorío e pendon, e con todo eso siempre quieren sus Fueros jurados e guardados, e Alcaldes sobre sí, a aún agora, maguer es vuestra, non consienten que Alcalde vuestro los juzgue e oyga sus apelaciones, salvo que ayan Alcalde apartado en la vuestra Corte para ello; e asi, Señor, veyendo ellos que vos llamades Rey de Portogal, e non tenedes el señorío de Castilla, non vos obedescerán, nin querrán facer vuestro mandado. Otrosí, Señor, paresce grave cosa poner vos entre el vuestro señorío que agora queredes tomar en Sevilla, e en la Frontera e Vizcaya tan grand distancia, que todo el Regno de Castilla sea en medio; e los Vizcaynos son omes a sus voluntades, e quieren ser muy libres e muy bien tratados, e por cada cosa que oviesen de librar serles ia fuerte cosa ir a vos a Sevilla." (Crónicas de los reyes de Castilla. Crónica de
    Juan I. Pág. 127)

    El texto deja claro que el hecho de ser el rey de Castilla al mismo tiempo que señor de Bizkaia no es mas que una circunstancia en el devenir de Bizkaia según se deriva de la conclusión: y aunque ahora el señorío sea del rey no puede éste imponer la ley general de sus reinos pues, siendo Bizkaia apartada, tiene sus propias leyes particulares y sus jueces específicos, distintos de los del reino (distintos de los de la Corte).

    El nuevo ordenamiento. La representatividad.
    Las Juntas Generales de las merindades de Bizkaia reunían a todos los bizkainos en asambleas multitudinarias que tuvieron su fin al terminar el siglo XV, cuando los reyes Católicos ordenaron a sustituir el sistema asambleario por el representativo. Desde entonces concurrían a las Juntas únicamente los apoderados de las anteiglesias.

    La Diputación.
    El año 1500 se creó el Regimiento General, presidido por el corregidor, con dos Diputados, doce síndicos y dos escribanos. El primero era el representante del Señor de Bizkaia, quien lo designaba, y el resto era elegido por las Juntas Generales. De esta organización surgió la Diputación bizkaina.

    En la Diputación se concentran por delegación todos los poderes de las Juntas (civil, político y militar). El poder de la Diputación cesa con la llamada a Juntas, retornándoselo al pueblo.

    El Señor y la Junta de Gernika. El pacto.
    El Señorío de Bizkaia se ha regido secularmente por unas leyes llamadas fueros establecidas como pacto entre el señor y los bizkainos. Ese pacto obligaba a ambas partes a entenderse: cualquier ley emanada de las Juntas Generales debía ser refrendada por el señor; inversamente, cualquier ley dictada por el señor debía ser refren- dada por las Juntas Generales. En caso de no cumplirse esa condición la ley no entraba en vigor. De ahí precisamente nace el llamado "pase foral" consistente en la capacidad de veto, también interpretada en la frase: "la ley se acata pero no se cumple", y que ha permitido históricamente a Bizkaia evitar cualquier ley conside- rada como "contrafuero".

    Una de las primeras leyes recogidas en el Fuero Nuevo, es la referida a la salvaguarda de las libertades de los bizkainos contra cualquier provi- sión o mandamiento que pudiese ir contra ellas, tal como se recoge en el Título primero, ley XI: "Que las cartas contra la libertad sean obedecidas y no cumplidas. Otro si, dixeron, que auían por fuero, e ley, e franqueza, e libertad, que qualquier carta, o proui- sion real, que el dicho señor de Vizcaya diere, o mandare dar, o proueer, que sea, o ser pueda, contra las leyes, e fueros de Vizcaya, directe o indirecte, que sea obedecida, e no cumplida."

    El Señor y la Junta de Gernika. El pacto.

    El Señorío de Bizkaia se ha regido secularmente por unas leyes llamadas fueros establecidas como pacto entre el señor y los bizkainos. Ese pacto obligaba a ambas partes a entenderse: cualquier ley emanada de las Juntas Generales debía ser refrendada por el señor; inversamente, cualquier ley dictada por el señor debía ser refren- dada por las Juntas Generales. En caso de no cumplirse esa condición la ley no entraba en vigor. De ahí precisamente nace el llamado "pase foral" consistente en la capacidad de veto, también interpretada en la frase: "la ley se acata pero no se cumple", y que ha permitido históricamente a Bizkaia evitar cualquier ley conside- rada como "contrafuero".
    Palacio de la Diputación. Alegoría de los Fueros.
    Una de las primeras leyes recogi- das en el Fuero Nuevo, es la referida a la salvaguarda de las libertades de los bizkainos contra cualquier provi- sión o mandamiento que pudiese ir contra ellas, tal como se recoge en el Título primero, ley XI: "Que las cartas contra la libertad sean obedecidas y no cumplidas. Otro si, dixeron, que auían por fuero, e ley, e franqueza, e libertad, que qualquier carta, o proui- sion real, que el dicho señor de Vizcaya diere, o mandare dar, o proueer, que sea, o ser pueda, contra las leyes, e fueros de Vizcaya, directe o indirecte, que sea obedecida, e no cumplida."

    El nuevo ordenamiento. La represen- tatividad.
    Las Juntas Generales de las merin- dades de Bizkaia reunían a todos los bizkainos en asambleas multitudinarias que tuvieron su fin al terminar el siglo XV, cuando los reyes Católicos ordena- ron sustituir el sistema asambleario por el representativo. Desde entonces con- currían a las Juntas únicamente los apoderados de las anteiglesias.
    La Diputación.
    El año 1500 se creó el Regimiento General, presidido por el corregidor, con dos Diputados, doce síndicos y dos escribanos. El primero era el representante del Señor de Bizkaia, quien lo designaba, y el resto era elegido por las Juntas Generales. De esta organización surgió la Diputación bizkaina.
    En la Diputación se concentran por delegación todos los poderes de las Juntas (civil, político y militar). El poder de la Diputación cesa con la llamada a Juntas, retornándoselo al pueblo.

    La jura de los Fueros. Aceptación como señor de Bizkaia.
    La imagen primitiva, ancestral, que recoge ritos y formas del pasado está presente en la forma de jurar los fue- ros. El futuro señor de Bizkaia debía descalzarse el pie izquierdo (debe recordarse que el calzado tenía una importantísima representación en el ideario popular, con resonancias ya presentes en episodios de las Sagradas Escrituras, y que se constatan en la crónica medieval de Lope García de Salazar, cuando indica que el color rojo de las calzas era el reservado a los caballeros). Obligar al señor a descal- zarse equivalía, presumiblemente, a despojarle en aquel acto de sus signos de autoridad, de los que tras la jura saldría plenamente revestido. El rito tenía su continuación cuando el señor arrojaba un venablo contra el tronco del roble foral. Proseguía con la jura de la defensa de las libertades bizkai- nas y concluía con el besamanos, en el que los representantes del pueblo escenificaban su aceptación como señor. Posiblemente este rito dejaría de realizarse desde tiempos de los Reyes Católicos, pues no aparece recogida en la redacción del Fuero Nuevo.

    Fuero de Bizkaia.
    Fuero de las Encartaciones

    La legislación bizkaina basada en el uso y la costumbre (consuetudina- ria) no fue escrita hasta el año 1342 en que se redactó parte de ella en una primera recopilación. El llamado "Fuero Viejo" debió esperar a ser redactado hasta el año 1452, en que se ampliaron los capítulos contenidos en la recopilación de 1342.

    El fuero de las Encartaciones se escribió en el año 1394, más de medio siglo antes que el bizkaino, aunque coincidiendo en el tiempo -y en la mayor parte del texto- con la Ordenanza de la Hermandad de Bizkaia redactada por el doctor Gonzalo Moro (corregidor del Señorío y Encartaciones).


    En su prólogo se dice que los encartados decidieron escribirlo porque se usaban fueros que no guardaban derecho y que no imponían penas a los malechores: "por los fueros antiguos no ser reducidos a escritura, son olvidados, y han usado algunos los cuales son contra todo derecho e son grande relevamiento de los males, por se atrever a facer muchos maleficios por esfuerzo de los tales usos, que no les daban pena algu- na, por la cual razón los buenos usos de la Encartación no se atreben a benir, porque los malos con su malicia son multiplicados y los buenos, que en paz quieren vivir, ser abajados." (Eduardo de Escarzaga. "Avellaneda y la Junta General de las Encartaciones").
    Es decir, se redactó no porque no hubiese un fuero, que explícitamente se indica que lo había, sino porque este no estaba escrito y porque no era suficientemente represivo con los malhechores.

    Iglesia

    Diócesis de Bilbao y Gasteiz.

    El territorio de Bizkaia se halla en la actualidad adscrito a la Diócesis de Bilbao, que fue creada, con el nom- bre de "Dioecesis Flaviobrigensis", por la bula Quo Commodius en 2 de noviembre de 1949. Comprende todo el territorio que hoy día es Bizkaia salvo la ciudad de Urduña, que se integra en la Diócesis de Vitoria- Gasteiz. El valle de Villaverde de Trucíos, a pesar de pertenecer a la provincia de Santander, se cuenta en la diócesis bilbaina.

    Con anterioridad Bizkaia, junto a Gipuzkoa y Araba, había perteneci- do, en virtud del Concordato de 1851, a la diócesis gasteiztarra, crea- da en 1861.
    Hasta esa fecha, en la que se reu- nificaban las llamadas provincias vascongadas, el territorio bizkaino había permanecido desgajado en diversas Diócesis, fruto de reiterados ordenamientos territoriales, políticos y religiosos, casi siempre originados por las discordias entre los reinos de Navarra y Castilla.
    En el pasado este territorio se hallaba enclavado en la Diócesis de Pamplona de la que se separó en el siglo IX, cuando los reyes navarros crearon la Diócesis de Araba. Posteriormente, hacia 1088, esta sede quedaría integrada en la de Calahorra, en la que, posiblemente, ya se incluían las Encartaciones desde el siglo V.


    Obispados de Calahorra, Oca y Valpuesta.

    Los límites del obispado calagurritano eran tan amplios que, a mediados del siglo V, su obispo Silvano, fundó una nueva diócesis dentro de su territorio: la de Oca (o Auca).

    En la nueva sede, que en su conjunto alcanzó proporciones más que considerables, quedaría inserto parte del actual territorio bizkaino, precisamente la parte autrigona.
    La invasión árabe arrasó Oca, sumiéndola en un declive del que fue rescatada por Alfonso I en el año 750.

    Sucesivos obispos, que antes habían sido abades de San Millán, mantienen en Oca su residencia pero nuevamente las acometidas sarracenas les obligan a trasladarse, en el año 804, a Valpuesta, que ofrece mayor seguridad.

    Valpuesta siempre consideró a Oca su matriz, sin embargo hubo momentos en los que aparecieron obispos en ambos lugares.

    La ordenación inicada en 1052 por García de Navarra incorporó la sede de Valpuesta a Naiara, capital y sede episcopal de los reyes de Navarra, pero sólo alcanzó hasta 1067 ya que, tras la muerte del rey navarro a manos de su hermano Fernando de León en la batalla de Atapuerca, todos los territorios de Castilla Vieja quedaron en poder de éste. Don Sancho, su heredero, dio obispo propio a Valpuesta, aunque dependiente de Oca.

    El final para ambas sedes llegó en 1084, con la creación por Alfonso VI de la Diócesis única de Burgos.

    Diócesis de Santander.
    La creación de la Diócesis de Santander, separó de la de Burgos toda la parte norte del territorio que en el pasado había pertenecido a Oca. De esta forma, desde el año 1754 hasta la creación de la Diócesis de Vitoria-Gasteiz, parte del territorio bizkaino estuvo incluso en la Diócesis cántabra.

    De la Diócesis de Calahorra a la de Vitoria-Gasteiz.

    Por lo que respecta al resto del territorio -la mayor parte de Bizkaia- quedó marcado por la anexión, en 1076, llevada a efecto por Alfonso VI de Castilla, de los territorios navarros más occidentales tras el asesinato de Sancho IV de Navarra, que conllevó la reorganización de las sedes epis- copales e incorporó a la Diócesis de Calahorra los territorios de Bizkaia, Araba y parte de Gipuzkoa, Navarra, Burgos y Soria.

    Según Serrano "para cortar de raiz posibles revanchas del rey navarro, apoyadas en los antiguos límites de la Diócesis pamplonesa, segrega definitivamente de ésta a Alava, Vizcaya, Durango, el valle de Deva y el de Vergara, incorporándolos para siempre a la Diócesis castellana de Calahorra". (Luciano Serrano O.S.B. "Orígenes del señorío de Vizcaya en época anterior al siglo XIII").

    La adscripción quedó definitivamente regularizada cuando, el año 1109, el obispo de Calahorra don Sancho de Grañón obtuvo bula de Pascual II en que se señaló como territorio de su Diócesis a Alaba, Bizkaia, Naiara y los dos Cameros con sus términos "Parrochiam quam nostris temporibus eadem Ecclesia possidet, videlicet, Alavam, Vizcaiam, Naxeram et utrunque Camberum" (Labayru, Estanislao. "Historia General..." Tomo II, pág. 123).

    Aunque la restauración del reino de Navarra en 1134 reintegró a ella los territorios de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, no trajo consigo efectos prácticos y, el tratado de 1179 alteró nuevamente la frontera que dividía a ambos reinos.

    En 1170 el obispo abandonó Naiara para volver definitivamente a Calahorra, donde asentó nuevamente la sede para evitar disputas con los monjes cluniacenses, a los que los reyes castellanos habían donado el monasterio najerense de Santa María la Real.

    Bizkaia permaneció en el obispado de Calahorra hasta que se creó la sede de Vitoria-Gasteiz y, como queda apuntado, posteriormente gozó de obispado propio desde el año 1949.

    Obispados y vicarías
    División de las vicarías bizkainas y pueblos con los que contaban antes de la creación de la Diócesis de Vitoria-Gasteiz
    (se ha mantenido la nomenclatura que aparece en la documentación).
    Obispado de Calahorra y la Calzada.
    Vicaría de Arratia: Villas de Villaro y Miravalles. Anteiglesias de Dima, Yurre, Zaratamo, Arrigorriaga, Lemona, Aranzazu, San Miguel de Basauri, Ubidea, Alonsotegui, Abando, Echebarri, Ceanuri, anteiglesias unidas de Castillo y Elexabeitia. Anteiglesia de Galdacano con su anexa de Bedia. Feligresías de Lamindano e Ypiña.
    Vicaría de Bermeo: Villa de Bermeo. Alboniga. Aldea de Bermeo.
    Vicaría de Bilbao: Villa de Bilbao. Anteiglesia de Begoña.
    Vicaría de Busturia: villas de Guernica y Rigoitia. Anteiglesias de Forua, Luno, Libano de Arrieta, Mendata, Arrazua, Santa María de Canala (aneja de Pedernales), Gauteguiz de Arteaga, Mundaca, Guerricaiz, Axpe de Busturia, Murueta, Muxica, Pedernales, Cortezubi, Arbacegui, Murelaga, Nabarniz, Ereño, Ybarrangelua. Concejo de Ajanguiz, Feligresía de Gatica. Puebla de Bolibar. Jesús de Ea (aneja de Ereño). Acarda (aneja de Pedernales).
    Vicaría de Durango: Villas de Durango, Ermua y Ochandiano. Anteiglesias de Mallavia, Yurreta, Mañaria, Berriz, Zaldua e Yzurza.
    Vicaría de Elorrio: Villa de Elorrio, Anteiglesias de Arrazola, Axpe, Abadiano. Feligresía de Marzana.
    Vicaría de Lequeitio: Villa de Lequeitio y sus cinco anejas de las anteiglesias de Yspaster, Amoroto, Guizaburuaga, Mendeja y Beradona.
    Vicaría de Marquina: Anteiglesia de Gemein. San Andrés de Echebarria.
    Vicaría de Ondarroa: Villa de Ondarroa. Anteiglesia de Berriatua.
    Vicaría de Orduña: Ciudad de Orduña. Londoño de arriba, Londoño de abajo, Mendeica. Aldea de Belandia.
    Vicaría de Orozco: Anteiglesias de Murueta, Albizu Elexaga, Zollo, Arrancudiaga, Aracaldo. Feligresías de Zaloa, Urgoiti y Zaldu. San Juan Bautista de Orozco. Valle de Gordejuela. San Bartolomé de Olarte.
    Vicaría de Uribe: villas de Plencia y Larrabezua. Anteiglesias de Munguía, Sondica, Lejona, Zamudio, Deusto, Lemoniz, Gorliz, Maruri, Urduliz, Lezama, Gatica, Gamiz, Guecho, Erandio, Derio, Sopelana, Barrica, Berango, Lujua, Morga, Lauquiniz, Basigo de Baquio, Fruniz, Fica, Baracaldo, Feligresía de Laucariz. San Pelayo de Baquio.
    Vicaría de Zornoza. Anteiglesias de Amorebieta, Echano, Gorocica, Ybarruri. Feligresía de Bernagoitia.
    Obispado de Santander
    Vicaría de Gueñes: Gueñes y Carranza. Vicaría de Portugalete: Villa de Portugalete. Concejos de San Julián de Musques, San Salvador del Valle, San Pedro de Abanto, Santa Juliana de Abanto, Santurce, Sestao y San Román de Cierbana.
    Vicaría de Valmaseda: Villa de Valmaseda. Concejos de Sopuerta, Arcentales, Zalla, Galdamez, Lanestosa, Trucios.

    Rentas del Señor de Bizkaia.

    No se efectuó con frecuencia el recuento de estas rentas, razón por la cual es poco conocido el montante a percibir por ese concepto.

    Las últimas actualizaciones se efectuaron en los años 1707 y 1807, transladándose a todos los pueblos y villas unos cues- tionarios que debían rellenarse dando cuenta de lo que a cada una le corres- pondía pagar por los conceptos de ferrerías, casas censuarias, etc.

    Las rentas variaron con el tiempo pues en la misma medida que el señor de Bizkaia se desprendía de algunas propiedades (por ejemplo, haciendo donación de ellas a particuales) también disminuía el capital que debía cobrar.

    Otro tanto ocurría con la renta de las ferrerías, que variaba dependiendo de su número y del volumen de producción.

    Sin embargo, parece razonable pensar que, si el recuento de los conceptos susceptibles de pagar no se hacía regularmente, las rentas se mantuviesen, en consecuencia, inalterables durante largos periodos.


    La ruta juradera
    La ruta que debía seguir el el futuro señor de Bizkaia para jurar sus fueros estaba contemplada en el Fuero Nuevo de la siguiente forma: en primer lugar había de acudir el señor a Bilbao, donde había de jurar a las puertas de la villa, ante el alcalde y regimiento, diciendo que prometía "guardar a la tierra llana de Vizcaya, e Durangueses, y Encartaciones, y a los moradores en ellas, e en cada vna dellas todos sus priuilegios, franquezas, e libertades, fueros, e vsos, e costumbes, e tie- rras, e mercedes que del han, según los ouieron en los tiempos pasados, e les fueron guardados". A continua- ción debía acudir a Larrabetzu y en San Emeterio y Celedonio ante un cura con el cuerpo de Dios consa- grado en las manos había de repitir el juramento. Desde allí se debía dirigir a Gernika, y en el alto de Aretzabalaga le saldrían a recibir los bizkainos, y le besarían las manos como rey y señor. Y después, llegan- do a Gernika, bajo el arbol donde
    se celebran las Juntas de Bizkaia, repite el juramento. Y desde Gernika se dirige a Bermeo, y en esta villa, en el altar de la iglesia de Santa Eufemia, ante un sacerdote que mantenga en las manos el cuerpo de Dios consagrado, jurará de la misma forma poniendo su mano en el altar.


    Pecheros. Los labradores del Señor de Bizkaia.

    Algunas caserías habían sido levantadas en terrenos pertenecien- tes al Señor de Bizkaia y sus inquili- nos pagaban una renta -o pecho- que constituía uno de los ingresos que poseía en Bizkaia el Señor.

    Quienes las ocupaban y trabajaban eran conocidos como "labradores censuarios". En alguna ocasión, cuando el Señor funda una villa y en el término que la otorga se hallan algunas de estas caserías, suele hacer donación de ellas al nuevo villazgo.

    Un ejemplo lo tenemos en la fundación de Bilbao.

    El número de casas pecheras -y por tanto de pecheros- variaba considerablemente de unas merindades a otras.

    A falta de un estudio riguroso sobre el tema sólo podemos conjeturar, a partir de datos aislados, que nunca llegaron a comprender un porcentaje de población superior al diez por ciento, se antoja lógica la estimación del doctor Gonzalo Moro, considerando que, finalizando el siglo XIV, la población bizkaina estaba compuesta, en su mayoría, por hidalgos.

    En algunas ocasiones el señor de Bizkaia como recompensa a los servicios que le prestaban ciertos nobles les hizo entrega de sus derechos en valles bizkainos.

    Derechos que podían comprender todas sus propiedades en esos lugares (diezmos monasteriales, censos de sus labradores, casas fuertes, solares...) a veces exceptuando la administración
    de justicia de los mismos, y otras incluyendo la jurisdicción parcial (civil) o total (civil y criminal, mero y mixto imperio).

    De esta forma podemos encontrar en Bizkaia lugares en que la población depende de dos justicias diferentes, una, que afecta a los hidalgos, regida por el fuero general de Gernika, y otra, la que atañe a los pecheros, que dependen de las justicias (alcaldes menores y mayores) designadas por el noble en quien se transpasó el señorío.

    Estos últimos tendrán, además, merino propio, independiente del merino de Bizkaia.

    Los pecheros podían transmitir en herencia las casas censuarias que trabajaban, y también podían aban- donarlas ya que no estaban, como los collazos, sujetos a la tierra.

    Sin embargo, la condición de pechero fue hereditaria hasta bien pasada la Edad Media, pero se disuelve -que no desaparece- poco a poco, en épocas posteriores.

    http://www.bizkaia.net/Kultura/gazte...esia_reyes.pdf
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Los orígenes del Señorío. La leyenda.

    La mayor parte de historiadores están de acuerdo en señalar que el Señorío de Bizkaia fue en el pasado una "tenencia" del reino de Navarra.

    Efectivamente, los escasos registros documentales de que disponemos sitúan al primer conde de Bizkaia, el conde Momo, en la corte Navarra a cominzos del siglo X.

    Y también en 1040, cuando figura Eneko Lopiz como conde de Bizkaia (el primero desde el cual puede trazarse la línea de los señores de Bizkaia), volvemos a encontrarlo situado en la corte Navarra.

    Cuando en 1076 Alfonso VI de Castilla, tras la muerte del monarca navarro Sancho Garcés IV en Peñalén, ocupó Bizkaia, Gipuzkoa, Araba y La Rioja, se operó un cambio en estos territorios al pasar al ámbito castellano.

    Sólamente la restauración navarra de 1134 logró que Bizkaia retornase a Navarra, en un periodo que se alargó hasta 1180. De esos años en adelante la referencia para Bizkaia volverá a situarse en Castilla.

    A pesar de oscilar entre ambos reinos las características del régimen bizkaino le diferenciaron claramente de cualesquiera otros territorios. En opinión de Fernando García de Cortázar y Manuel Montero las atribuciones del Señorío de Bizkaia eran más amplias; "y la adscripción al cargo de un individuo, a una familia, no dependía totalmente de la voluntad real.

    La facilidad con la que los señores de Vizcaya cambiaban de rey sin perder el cargo, así lo prueba". (García de Cortázar, Fernando; Y Manuel Montero, "HistoriadeVizcaya"NA. 1980. Págs.31-32.)

    Esa clara diferenciación, desde sus orígenes conocidos, del régimen bizkaino con respecto a otros, se ha tratado de explicar de distintas formas. Bien porque Bizkaia surgiese al mismo tiempo que nacieron los reinos peninsulares, dotándose de su propia personalidad jurídica, bien porque la adquiriese como resultado de su propia trayectoria integrada en cualquiera de ellos, el resultado es que al acabar la Edad Media, esa
    identidad se manifiesta nítidamente.

    Sus libertades son tan amplias comparadas con la generalizada en los reinos españoles -a punto de convertirse en la mayor potencia del mundo conocido de la mano de los reyes católicos- que inevitablemente los propios bizkainos vuelven la vista a su pasado para tratar de explicarse cómo llegaron a esta situación.

    La leyenda que narró el conde Barcelos en el siglo XIV, es recogida por Lope García de Salazar en el XV, para hacer de la batalla de Arrigorriaga, el origen de las liberta- des.

    La unión de los bizkainos venciendo a las tropas asturianas y dotándose a sí mismos de un Señor con el que establecen un pacto, no sirve como prueba histórica, ya que no hay documentos que lo atestigüen, pero deja clara constancia de la voluntad de explicarse su propia identidad.

    En el siglo XVI la tradición se consolida y son ya numerosos los documentos en los que se habla de las rentas del señor surgidas de aquel pacto.

    La explicación, con leyenda o sin ella, sirvió para razonar el porqué de las rentas de que goza el Señor de Bizkaia y que le fueron entregadas al establecer el pacto: la mitad de los montazgos, el impuesto sobre el hierro que se labraba en las ferrerías, la renta de los monasterios y las caserías censuarias.


    El Señorío consolidado.

    El señorío de Bizkaia osciló en poder de dos familias, los Haro y los Ladrón hasta que a finales del siglo XII quedó definitivamente en poder de la primera.

    La casa de Haro, poderosísima en Castilla, emparentada con reyes, afianzó el señorío y lo convirtió en hereditario hasta que en 1371, su titular coincidio con el de la corona castellana.

    El Canciller Aiala y su crónica. ("Los vizcaynos son omes a sus voluntades").

    Uno de los documentos más clarificadores sobre la situación de Bizkaia en el siglo XIV nos lo ofrece, en unos pocos párrafos cargados de contenido, la crónica de los Reyes de Castilla escrita por Pedro López de
    Aiala.

    Cuando, en el año 1390, el rey Juan I pretendió hacerse con el trono de Portugal, con el propósito de evitar el rechazo que a los portugueses suponía verse integrados en la misma corona que llevaba el rey de Castilla, decidió retirarse y dejar el reino en su hijo Enrique, quedando él como rey de Portugal y señor de Bizkaia (además de con el reino de Murcia, Córdova, Sevilla y el Obispado de Jaén).

    El plan era que, a su muerte, todo ello entroncase en su heredero Enrique. Cuando Juan I plantea esta idea a su consejo real éste le responde que Bizkaia es tierra "apartada" -no integrada en Castilla- y que su unión se debe al hecho de concentrarse el señorío de Bizkaia y el reino castellano, al mismo tiempo, en la misma persona (en el mismo lugar,y con el mismo calificativo de "apartada" hace referencia el consejo real a la tierra de Portugal, para definir su condición de "independiente": "ca vemos el Regno de Portogal estar apartado e enemigo").

    También se da cuenta en el mismo documento de un sistema de justicia propio e independiente del castellano.

    La referencia al estatus de Bizkaia es la siguiente: "Otrosi, Señor, Vizcaya, como quier que es tierra apartada, siempre es obediente al Rey de Castilla, e se cuenta del su señorío e pendon, e con todo eso siempre quieren sus Fueros jurados e guardados, e Alcaldes sobre sí, a aún agora, maguer es vuestra, non consienten que Alcalde vuestro los juzgue e oyga sus apelaciones, salvo que ayan Alcalde apartado en la vuestra Corte para ello; e asi, Señor, veyendo ellos que vos llamades Rey de Portogal, e non tenedes el señorío de Castilla, non vos obedescerán, nin querrán facer vuestro mandado. Otrosí, Señor, paresce grave cosa poner vos entre el vuestro señorío que agora queredes tomar en Sevilla, e en la Frontera e Vizcaya tan grand distancia, que todo el Regno de Castilla sea en medio; e los Vizcaynos son omes a sus voluntades, e quieren ser muy libres e muy bien tratados, e por cada cosa que oviesen de librar serles ia fuerte cosa ir a vos a Sevilla." (Crónicas de los reyes de Castilla. Crónica de
    Juan I. Pág. 127)

    El texto deja claro que el hecho de ser el rey de Castilla al mismo tiempo que señor de Bizkaia no es mas que una circunstancia en el devenir de Bizkaia según se deriva de la conclusión: y aunque ahora el señorío sea del rey no puede éste imponer la ley general de sus reinos pues, siendo Bizkaia apartada, tiene sus propias leyes particulares y sus jueces específicos, distintos de los del reino (distintos de los de la Corte).

    El nuevo ordenamiento. La representatividad.
    Las Juntas Generales de las merindades de Bizkaia reunían a todos los bizkainos en asambleas multitudinarias que tuvieron su fin al terminar el siglo XV, cuando los reyes Católicos ordenaron a sustituir el sistema asambleario por el representativo. Desde entonces concurrían a las Juntas únicamente los apoderados de las anteiglesias.

    La Diputación.
    El año 1500 se creó el Regimiento General, presidido por el corregidor, con dos Diputados, doce síndicos y dos escribanos. El primero era el representante del Señor de Bizkaia, quien lo designaba, y el resto era elegido por las Juntas Generales. De esta organización surgió la Diputación bizkaina.

    En la Diputación se concentran por delegación todos los poderes de las Juntas (civil, político y militar). El poder de la Diputación cesa con la llamada a Juntas, retornándoselo al pueblo.

    El Señor y la Junta de Gernika. El pacto.
    El Señorío de Bizkaia se ha regido secularmente por unas leyes llamadas fueros establecidas como pacto entre el señor y los bizkainos. Ese pacto obligaba a ambas partes a entenderse: cualquier ley emanada de las Juntas Generales debía ser refrendada por el señor; inversamente, cualquier ley dictada por el señor debía ser refren- dada por las Juntas Generales. En caso de no cumplirse esa condición la ley no entraba en vigor. De ahí precisamente nace el llamado "pase foral" consistente en la capacidad de veto, también interpretada en la frase: "la ley se acata pero no se cumple", y que ha permitido históricamente a Bizkaia evitar cualquier ley conside- rada como "contrafuero".

    Una de las primeras leyes recogidas en el Fuero Nuevo, es la referida a la salvaguarda de las libertades de los bizkainos contra cualquier provi- sión o mandamiento que pudiese ir contra ellas, tal como se recoge en el Título primero, ley XI: "Que las cartas contra la libertad sean obedecidas y no cumplidas. Otro si, dixeron, que auían por fuero, e ley, e franqueza, e libertad, que qualquier carta, o proui- sion real, que el dicho señor de Vizcaya diere, o mandare dar, o proueer, que sea, o ser pueda, contra las leyes, e fueros de Vizcaya, directe o indirecte, que sea obedecida, e no cumplida."

    El Señor y la Junta de Gernika. El pacto.

    El Señorío de Bizkaia se ha regido secularmente por unas leyes llamadas fueros establecidas como pacto entre el señor y los bizkainos. Ese pacto obligaba a ambas partes a entenderse: cualquier ley emanada de las Juntas Generales debía ser refrendada por el señor; inversamente, cualquier ley dictada por el señor debía ser refren- dada por las Juntas Generales. En caso de no cumplirse esa condición la ley no entraba en vigor. De ahí precisamente nace el llamado "pase foral" consistente en la capacidad de veto, también interpretada en la frase: "la ley se acata pero no se cumple", y que ha permitido históricamente a Bizkaia evitar cualquier ley conside- rada como "contrafuero".
    Palacio de la Diputación. Alegoría de los Fueros.
    Una de las primeras leyes recogi- das en el Fuero Nuevo, es la referida a la salvaguarda de las libertades de los bizkainos contra cualquier provi- sión o mandamiento que pudiese ir contra ellas, tal como se recoge en el Título primero, ley XI: "Que las cartas contra la libertad sean obedecidas y no cumplidas. Otro si, dixeron, que auían por fuero, e ley, e franqueza, e libertad, que qualquier carta, o proui- sion real, que el dicho señor de Vizcaya diere, o mandare dar, o proueer, que sea, o ser pueda, contra las leyes, e fueros de Vizcaya, directe o indirecte, que sea obedecida, e no cumplida."

    El nuevo ordenamiento. La represen- tatividad.
    Las Juntas Generales de las merin- dades de Bizkaia reunían a todos los bizkainos en asambleas multitudinarias que tuvieron su fin al terminar el siglo XV, cuando los reyes Católicos ordena- ron sustituir el sistema asambleario por el representativo. Desde entonces con- currían a las Juntas únicamente los apoderados de las anteiglesias.
    La Diputación.
    El año 1500 se creó el Regimiento General, presidido por el corregidor, con dos Diputados, doce síndicos y dos escribanos. El primero era el representante del Señor de Bizkaia, quien lo designaba, y el resto era elegido por las Juntas Generales. De esta organización surgió la Diputación bizkaina.
    En la Diputación se concentran por delegación todos los poderes de las Juntas (civil, político y militar). El poder de la Diputación cesa con la llamada a Juntas, retornándoselo al pueblo.

    La jura de los Fueros. Aceptación como señor de Bizkaia.
    La imagen primitiva, ancestral, que recoge ritos y formas del pasado está presente en la forma de jurar los fue- ros. El futuro señor de Bizkaia debía descalzarse el pie izquierdo (debe recordarse que el calzado tenía una importantísima representación en el ideario popular, con resonancias ya presentes en episodios de las Sagradas Escrituras, y que se constatan en la crónica medieval de Lope García de Salazar, cuando indica que el color rojo de las calzas era el reservado a los caballeros). Obligar al señor a descal- zarse equivalía, presumiblemente, a despojarle en aquel acto de sus signos de autoridad, de los que tras la jura saldría plenamente revestido. El rito tenía su continuación cuando el señor arrojaba un venablo contra el tronco del roble foral. Proseguía con la jura de la defensa de las libertades bizkai- nas y concluía con el besamanos, en el que los representantes del pueblo escenificaban su aceptación como señor. Posiblemente este rito dejaría de realizarse desde tiempos de los Reyes Católicos, pues no aparece recogida en la redacción del Fuero Nuevo.

    Fuero de Bizkaia.
    Fuero de las Encartaciones

    La legislación bizkaina basada en el uso y la costumbre (consuetudina- ria) no fue escrita hasta el año 1342 en que se redactó parte de ella en una primera recopilación. El llamado "Fuero Viejo" debió esperar a ser redactado hasta el año 1452, en que se ampliaron los capítulos contenidos en la recopilación de 1342.

    El fuero de las Encartaciones se escribió en el año 1394, más de medio siglo antes que el bizkaino, aunque coincidiendo en el tiempo -y en la mayor parte del texto- con la Ordenanza de la Hermandad de Bizkaia redactada por el doctor Gonzalo Moro (corregidor del Señorío y Encartaciones).


    En su prólogo se dice que los encartados decidieron escribirlo porque se usaban fueros que no guardaban derecho y que no imponían penas a los malechores: "por los fueros antiguos no ser reducidos a escritura, son olvidados, y han usado algunos los cuales son contra todo derecho e son grande relevamiento de los males, por se atrever a facer muchos maleficios por esfuerzo de los tales usos, que no les daban pena algu- na, por la cual razón los buenos usos de la Encartación no se atreben a benir, porque los malos con su malicia son multiplicados y los buenos, que en paz quieren vivir, ser abajados." (Eduardo de Escarzaga. "Avellaneda y la Junta General de las Encartaciones").
    Es decir, se redactó no porque no hubiese un fuero, que explícitamente se indica que lo había, sino porque este no estaba escrito y porque no era suficientemente represivo con los malhechores.

    Iglesia

    Diócesis de Bilbao y Gasteiz.

    El territorio de Bizkaia se halla en la actualidad adscrito a la Diócesis de Bilbao, que fue creada, con el nom- bre de "Dioecesis Flaviobrigensis", por la bula Quo Commodius en 2 de noviembre de 1949. Comprende todo el territorio que hoy día es Bizkaia salvo la ciudad de Urduña, que se integra en la Diócesis de Vitoria- Gasteiz. El valle de Villaverde de Trucíos, a pesar de pertenecer a la provincia de Santander, se cuenta en la diócesis bilbaina.

    Con anterioridad Bizkaia, junto a Gipuzkoa y Araba, había perteneci- do, en virtud del Concordato de 1851, a la diócesis gasteiztarra, crea- da en 1861.
    Hasta esa fecha, en la que se reu- nificaban las llamadas provincias vascongadas, el territorio bizkaino había permanecido desgajado en diversas Diócesis, fruto de reiterados ordenamientos territoriales, políticos y religiosos, casi siempre originados por las discordias entre los reinos de Navarra y Castilla.
    En el pasado este territorio se hallaba enclavado en la Diócesis de Pamplona de la que se separó en el siglo IX, cuando los reyes navarros crearon la Diócesis de Araba. Posteriormente, hacia 1088, esta sede quedaría integrada en la de Calahorra, en la que, posiblemente, ya se incluían las Encartaciones desde el siglo V.


    Obispados de Calahorra, Oca y Valpuesta.

    Los límites del obispado calagurritano eran tan amplios que, a mediados del siglo V, su obispo Silvano, fundó una nueva diócesis dentro de su territorio: la de Oca (o Auca).

    En la nueva sede, que en su conjunto alcanzó proporciones más que considerables, quedaría inserto parte del actual territorio bizkaino, precisamente la parte autrigona.
    La invasión árabe arrasó Oca, sumiéndola en un declive del que fue rescatada por Alfonso I en el año 750.

    Sucesivos obispos, que antes habían sido abades de San Millán, mantienen en Oca su residencia pero nuevamente las acometidas sarracenas les obligan a trasladarse, en el año 804, a Valpuesta, que ofrece mayor seguridad.

    Valpuesta siempre consideró a Oca su matriz, sin embargo hubo momentos en los que aparecieron obispos en ambos lugares.

    La ordenación inicada en 1052 por García de Navarra incorporó la sede de Valpuesta a Naiara, capital y sede episcopal de los reyes de Navarra, pero sólo alcanzó hasta 1067 ya que, tras la muerte del rey navarro a manos de su hermano Fernando de León en la batalla de Atapuerca, todos los territorios de Castilla Vieja quedaron en poder de éste. Don Sancho, su heredero, dio obispo propio a Valpuesta, aunque dependiente de Oca.

    El final para ambas sedes llegó en 1084, con la creación por Alfonso VI de la Diócesis única de Burgos.

    Diócesis de Santander.
    La creación de la Diócesis de Santander, separó de la de Burgos toda la parte norte del territorio que en el pasado había pertenecido a Oca. De esta forma, desde el año 1754 hasta la creación de la Diócesis de Vitoria-Gasteiz, parte del territorio bizkaino estuvo incluso en la Diócesis cántabra.

    De la Diócesis de Calahorra a la de Vitoria-Gasteiz.

    Por lo que respecta al resto del territorio -la mayor parte de Bizkaia- quedó marcado por la anexión, en 1076, llevada a efecto por Alfonso VI de Castilla, de los territorios navarros más occidentales tras el asesinato de Sancho IV de Navarra, que conllevó la reorganización de las sedes epis- copales e incorporó a la Diócesis de Calahorra los territorios de Bizkaia, Araba y parte de Gipuzkoa, Navarra, Burgos y Soria.

    Según Serrano "para cortar de raiz posibles revanchas del rey navarro, apoyadas en los antiguos límites de la Diócesis pamplonesa, segrega definitivamente de ésta a Alava, Vizcaya, Durango, el valle de Deva y el de Vergara, incorporándolos para siempre a la Diócesis castellana de Calahorra". (Luciano Serrano O.S.B. "Orígenes del señorío de Vizcaya en época anterior al siglo XIII").

    La adscripción quedó definitivamente regularizada cuando, el año 1109, el obispo de Calahorra don Sancho de Grañón obtuvo bula de Pascual II en que se señaló como territorio de su Diócesis a Alaba, Bizkaia, Naiara y los dos Cameros con sus términos "Parrochiam quam nostris temporibus eadem Ecclesia possidet, videlicet, Alavam, Vizcaiam, Naxeram et utrunque Camberum" (Labayru, Estanislao. "Historia General..." Tomo II, pág. 123).

    Aunque la restauración del reino de Navarra en 1134 reintegró a ella los territorios de Bizkaia, Gipuzkoa y Araba, no trajo consigo efectos prácticos y, el tratado de 1179 alteró nuevamente la frontera que dividía a ambos reinos.

    En 1170 el obispo abandonó Naiara para volver definitivamente a Calahorra, donde asentó nuevamente la sede para evitar disputas con los monjes cluniacenses, a los que los reyes castellanos habían donado el monasterio najerense de Santa María la Real.

    Bizkaia permaneció en el obispado de Calahorra hasta que se creó la sede de Vitoria-Gasteiz y, como queda apuntado, posteriormente gozó de obispado propio desde el año 1949.

    Obispados y vicarías
    División de las vicarías bizkainas y pueblos con los que contaban antes de la creación de la Diócesis de Vitoria-Gasteiz
    (se ha mantenido la nomenclatura que aparece en la documentación).
    Obispado de Calahorra y la Calzada.
    Vicaría de Arratia: Villas de Villaro y Miravalles. Anteiglesias de Dima, Yurre, Zaratamo, Arrigorriaga, Lemona, Aranzazu, San Miguel de Basauri, Ubidea, Alonsotegui, Abando, Echebarri, Ceanuri, anteiglesias unidas de Castillo y Elexabeitia. Anteiglesia de Galdacano con su anexa de Bedia. Feligresías de Lamindano e Ypiña.
    Vicaría de Bermeo: Villa de Bermeo. Alboniga. Aldea de Bermeo.
    Vicaría de Bilbao: Villa de Bilbao. Anteiglesia de Begoña.
    Vicaría de Busturia: villas de Guernica y Rigoitia. Anteiglesias de Forua, Luno, Libano de Arrieta, Mendata, Arrazua, Santa María de Canala (aneja de Pedernales), Gauteguiz de Arteaga, Mundaca, Guerricaiz, Axpe de Busturia, Murueta, Muxica, Pedernales, Cortezubi, Arbacegui, Murelaga, Nabarniz, Ereño, Ybarrangelua. Concejo de Ajanguiz, Feligresía de Gatica. Puebla de Bolibar. Jesús de Ea (aneja de Ereño). Acarda (aneja de Pedernales).
    Vicaría de Durango: Villas de Durango, Ermua y Ochandiano. Anteiglesias de Mallavia, Yurreta, Mañaria, Berriz, Zaldua e Yzurza.
    Vicaría de Elorrio: Villa de Elorrio, Anteiglesias de Arrazola, Axpe, Abadiano. Feligresía de Marzana.
    Vicaría de Lequeitio: Villa de Lequeitio y sus cinco anejas de las anteiglesias de Yspaster, Amoroto, Guizaburuaga, Mendeja y Beradona.
    Vicaría de Marquina: Anteiglesia de Gemein. San Andrés de Echebarria.
    Vicaría de Ondarroa: Villa de Ondarroa. Anteiglesia de Berriatua.
    Vicaría de Orduña: Ciudad de Orduña. Londoño de arriba, Londoño de abajo, Mendeica. Aldea de Belandia.
    Vicaría de Orozco: Anteiglesias de Murueta, Albizu Elexaga, Zollo, Arrancudiaga, Aracaldo. Feligresías de Zaloa, Urgoiti y Zaldu. San Juan Bautista de Orozco. Valle de Gordejuela. San Bartolomé de Olarte.
    Vicaría de Uribe: villas de Plencia y Larrabezua. Anteiglesias de Munguía, Sondica, Lejona, Zamudio, Deusto, Lemoniz, Gorliz, Maruri, Urduliz, Lezama, Gatica, Gamiz, Guecho, Erandio, Derio, Sopelana, Barrica, Berango, Lujua, Morga, Lauquiniz, Basigo de Baquio, Fruniz, Fica, Baracaldo, Feligresía de Laucariz. San Pelayo de Baquio.
    Vicaría de Zornoza. Anteiglesias de Amorebieta, Echano, Gorocica, Ybarruri. Feligresía de Bernagoitia.
    Obispado de Santander
    Vicaría de Gueñes: Gueñes y Carranza. Vicaría de Portugalete: Villa de Portugalete. Concejos de San Julián de Musques, San Salvador del Valle, San Pedro de Abanto, Santa Juliana de Abanto, Santurce, Sestao y San Román de Cierbana.
    Vicaría de Valmaseda: Villa de Valmaseda. Concejos de Sopuerta, Arcentales, Zalla, Galdamez, Lanestosa, Trucios.

    Rentas del Señor de Bizkaia.

    No se efectuó con frecuencia el recuento de estas rentas, razón por la cual es poco conocido el montante a percibir por ese concepto.

    Las últimas actualizaciones se efectuaron en los años 1707 y 1807, transladándose a todos los pueblos y villas unos cues- tionarios que debían rellenarse dando cuenta de lo que a cada una le corres- pondía pagar por los conceptos de ferrerías, casas censuarias, etc.

    Las rentas variaron con el tiempo pues en la misma medida que el señor de Bizkaia se desprendía de algunas propiedades (por ejemplo, haciendo donación de ellas a particuales) también disminuía el capital que debía cobrar.

    Otro tanto ocurría con la renta de las ferrerías, que variaba dependiendo de su número y del volumen de producción.

    Sin embargo, parece razonable pensar que, si el recuento de los conceptos susceptibles de pagar no se hacía regularmente, las rentas se mantuviesen, en consecuencia, inalterables durante largos periodos.


    La ruta juradera
    La ruta que debía seguir el el futuro señor de Bizkaia para jurar sus fueros estaba contemplada en el Fuero Nuevo de la siguiente forma: en primer lugar había de acudir el señor a Bilbao, donde había de jurar a las puertas de la villa, ante el alcalde y regimiento, diciendo que prometía "guardar a la tierra llana de Vizcaya, e Durangueses, y Encartaciones, y a los moradores en ellas, e en cada vna dellas todos sus priuilegios, franquezas, e libertades, fueros, e vsos, e costumbes, e tie- rras, e mercedes que del han, según los ouieron en los tiempos pasados, e les fueron guardados". A continua- ción debía acudir a Larrabetzu y en San Emeterio y Celedonio ante un cura con el cuerpo de Dios consa- grado en las manos había de repitir el juramento. Desde allí se debía dirigir a Gernika, y en el alto de Aretzabalaga le saldrían a recibir los bizkainos, y le besarían las manos como rey y señor. Y después, llegan- do a Gernika, bajo el arbol donde
    se celebran las Juntas de Bizkaia, repite el juramento. Y desde Gernika se dirige a Bermeo, y en esta villa, en el altar de la iglesia de Santa Eufemia, ante un sacerdote que mantenga en las manos el cuerpo de Dios consagrado, jurará de la misma forma poniendo su mano en el altar.


    Pecheros. Los labradores del Señor de Bizkaia.

    Algunas caserías habían sido levantadas en terrenos pertenecien- tes al Señor de Bizkaia y sus inquili- nos pagaban una renta -o pecho- que constituía uno de los ingresos que poseía en Bizkaia el Señor.

    Quienes las ocupaban y trabajaban eran conocidos como "labradores censuarios". En alguna ocasión, cuando el Señor funda una villa y en el término que la otorga se hallan algunas de estas caserías, suele hacer donación de ellas al nuevo villazgo.

    Un ejemplo lo tenemos en la fundación de Bilbao.

    El número de casas pecheras -y por tanto de pecheros- variaba considerablemente de unas merindades a otras.

    A falta de un estudio riguroso sobre el tema sólo podemos conjeturar, a partir de datos aislados, que nunca llegaron a comprender un porcentaje de población superior al diez por ciento, se antoja lógica la estimación del doctor Gonzalo Moro, considerando que, finalizando el siglo XIV, la población bizkaina estaba compuesta, en su mayoría, por hidalgos.

    En algunas ocasiones el señor de Bizkaia como recompensa a los servicios que le prestaban ciertos nobles les hizo entrega de sus derechos en valles bizkainos.

    Derechos que podían comprender todas sus propiedades en esos lugares (diezmos monasteriales, censos de sus labradores, casas fuertes, solares...) a veces exceptuando la administración
    de justicia de los mismos, y otras incluyendo la jurisdicción parcial (civil) o total (civil y criminal, mero y mixto imperio).

    De esta forma podemos encontrar en Bizkaia lugares en que la población depende de dos justicias diferentes, una, que afecta a los hidalgos, regida por el fuero general de Gernika, y otra, la que atañe a los pecheros, que dependen de las justicias (alcaldes menores y mayores) designadas por el noble en quien se transpasó el señorío.

    Estos últimos tendrán, además, merino propio, independiente del merino de Bizkaia.

    Los pecheros podían transmitir en herencia las casas censuarias que trabajaban, y también podían aban- donarlas ya que no estaban, como los collazos, sujetos a la tierra.

    Sin embargo, la condición de pechero fue hereditaria hasta bien pasada la Edad Media, pero se disuelve -que no desaparece- poco a poco, en épocas posteriores.

    http://www.bizkaia.net/Kultura/gazte...esia_reyes.pdf
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

    Antonio Aparisi

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    Documentos Anexos:


    Rentas del Señor de Bizkaia (año 1807).
    Ferrerías. En razón de las 116 ferrerías que hay en el Señorío y Encartaciones por el derecho de alba- la: 52.202 reales en 10 años. Es decir, 5.220 reales y 7 maravedís anuales. ( También es llamada aquí la de "los 16 dineros viejos por quintal de hierro que se labre en las ferrerías de Bizkaia, Encartaciones y Durango")
    Casas censuarias: pagan 100.000 maravedís.
    Lanzas mareantes:
    Bilbao: 80.000 maravedís anuales. Durango: 1.058 reales y 28 mara-
    vedís.
    Guernica: 14.000 maravedís. Plencia: 294 reales y 4 maravedís. Portugalete: 6.000 maravedís. Marquina: 11.794 maravedís Ondarroa: 40.000 maravedís Elorrio: 6.000 maravedís Guerricaiz: 4.000 maravedís. Prebostadas:
    Guernica: Paga porción de sus
    diezmos, que producen libremente 3.700 reales.
    Bermeo: 600 ducados al año. Los cobra por gracia de S.M. José Colón de Larreategui.
    Bilbao: Gozan de las prebostadas la villa y su consulado, cobrando 2,5 por 100 de los extranjeros y géneros combustibles, comestibles y potables.
    Durango: Goza por gracia de S.M. Raymundo Etenard y Salinas, inquisi- dor de la Suprema, se le paga 1/3 de los diezmos de las parroquias.
    Portugalete: Por gracia de S.M. per- tenece a Saturnino Antonio de Salazar. Lequeitio: Su preboste Antonio Adán de Yarza cobra 1/3 de sus iglesias. Hermua: Por prebostada se paga
    1/3 de los diezmos: 1.910 reales. Guerricaiz: Se paga a Pedro Manuel de Arredondo 300 reales.

    A los anteriores conceptos se añade el de los Diezmos de las iglesias de Real Patrimonio.

    Los ingresos son escasos pues muchas iglesias tienen patronos particulares o, como el caso de las villas, fueron enajenadas del patrimonio real por concesiones de los señores de Bizkaia.

    El rey llegó a Vizcaya y llevó con- sigo pocas compañas y llegó a Bilbao desde donde envió a juntas a todos los Vizcaínos... "e después, otro día partió de Bilbao, e llegó a una sierra que dicen en Vasquence Arechabalaga, que quiere decir en lengua de Castilla, Robre ancho, e allí falló a los Vizcaínos Fijosdalgo, e como son enemistados entre sí, cada vando dellos estaba apartado con sus Compañas, E en otra parte falló muchas Compañas que se llamaban la Hermandad de Vizcaya, que desde él regnara eran puestos en Hermandad por rescelo de los mayorales de la tierra, si quisiesen atreverse a facer algund daño, para non ge lo consentir. E el Rey desque llegó en aquella Sierra, los de la tierra e la Hermandad, e todos en uno le pidieron que les confirmase e jurase sus buenos usos e buenas costumbres que avian de los Señores que fueron de Vizcaya..." los de la Hermandad le dijeron que pues él no había jurado los fueros no era tenido por señor de Bizkaia, y que no eran tenidos de darle las rentas de los años pasados y que no se las pidiese demandar a su Tesorero de Bizkaia. Pedro López de Aiala. "Crónica de los reyes de Castilla. Crónica de Enrique III".


    Informe del Licenciado Chinchilla sobre desórdenes:

    1487, mayo, 2. Bilbao. Carta del licenciado Chinchilla al condestable de casti- lla comunicándole los sucesos que tuvieron lugar en la Junta General y en Bermeo.
    "Al Ylustre Señor y muy magnifico el Señor Condestable de Castilla = Escrivi a Vuestra Señoria lo de Bermeo: todo lo que han podido han provado por alborotar este Condado, ataron a Juan Alonso y a Pedro de Avendaño dis que no les valio la junta y andan minando por todas partes, despues han echado quien me tiente a mi que sea todo paz; y verdaderamente si estos quedaren asi, seria gran mal porque todo lo pasado no es igual desto; porque esto es, despues de todos venidos a la obediencia tornan de nuevo a lo primero; yo habíame habido mejor con ellos que con todos según sus culpas = hallá son ydos a Vuestra Señoria con una suplicación y los de las otras villas que aquí junte digeron que nunca tal otorgaron como verá Vuestra Señoria por un testimonio que allá enbio dellos entre otras cosas que a mi este vien dis que tienen entre bos otros que son sus escritos falsarios; los de las villas no quieren su ruido ni envolverse con ellos porque ven el mal continuo que llievan. todo esto fasen dies malechores principales que han fecho robos e muertes por donde merecen el cuchillo: y disen que si allí está juez de fuera que los degollará y que no quieren sino a su compadre por Alcalde, y si los quieren sacar fuera disen ques contra fuero: (Subrayado en el original) asi que quieren tener a tarifa o a Teva dentro de su Casa: Declaracion de previlegio como se entiende no la quieren y todas las otras Villas si; y a mi levantanme que hago moneda = como digo ban a provar qué allarán en Vuestra Señoria = y de groseros ban allá que Vien les han dicho todos lo que han de hallar, tales ombres en tal juez. Tanbien se junta con esto que a la vuelta de este Ruido querían Cerrar la puerta a no pagar trescientas mil que su alteza les demanda emprestados por Alonso de San Pedro que allí esta y a estado aquí y han pagado ya los de esta Villa y con lo que Aquellos hazen no pagan lo suyo, y ponen en duda lo de Orduña y Durango que asi mismo han de prestar: yo bien se que estas cosas que han fecho de nuevo no acabar el proceso contra ellos en tan pocos dias como acá he de estar: pero haserse ha lo que fuere posible acá y lo demás quedará para allá, sino lo estorba mi señor el Bachiller Caraveo = bien entiendo que para que quede en paz la villa si les yo quiero recevir, vendran a obediencia en nonbre de Su Alteza, mas aquello según quien son no es nada sino el Castigo = Vea vuestra Señoria lo que más entienda que es servicio de su alteza y Vien de la justiçia; y mande lo que toviere por Vien; y por que como otras veces he escrito yo no puedo asi haver desde aca tantos mensageros reciviré merced que de todo este proceso destos desvariados haga vuestra Señoria relacion a su Alteza con el primero mensagero; y su muy magnifica persona y estado guarde nuestro Señor a su servicio. De Vilbao a dos de Mayo, Servidor que vesa las manos de Vuestra Señoria. El Licenciado Chinchilla."

    http://www.bizkaia.net/Kultura/gazte...esia_reyes.pdf
    La Iglesia es el poder supremo en lo espiritual, como el Estado lo es en el temporal.

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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Documentos Anexos:


    Rentas del Señor de Bizkaia (año 1807).
    Ferrerías. En razón de las 116 ferrerías que hay en el Señorío y Encartaciones por el derecho de alba- la: 52.202 reales en 10 años. Es decir, 5.220 reales y 7 maravedís anuales. ( También es llamada aquí la de "los 16 dineros viejos por quintal de hierro que se labre en las ferrerías de Bizkaia, Encartaciones y Durango")
    Casas censuarias: pagan 100.000 maravedís.
    Lanzas mareantes:
    Bilbao: 80.000 maravedís anuales. Durango: 1.058 reales y 28 mara-
    vedís.
    Guernica: 14.000 maravedís. Plencia: 294 reales y 4 maravedís. Portugalete: 6.000 maravedís. Marquina: 11.794 maravedís Ondarroa: 40.000 maravedís Elorrio: 6.000 maravedís Guerricaiz: 4.000 maravedís. Prebostadas:
    Guernica: Paga porción de sus
    diezmos, que producen libremente 3.700 reales.
    Bermeo: 600 ducados al año. Los cobra por gracia de S.M. José Colón de Larreategui.
    Bilbao: Gozan de las prebostadas la villa y su consulado, cobrando 2,5 por 100 de los extranjeros y géneros combustibles, comestibles y potables.
    Durango: Goza por gracia de S.M. Raymundo Etenard y Salinas, inquisi- dor de la Suprema, se le paga 1/3 de los diezmos de las parroquias.
    Portugalete: Por gracia de S.M. per- tenece a Saturnino Antonio de Salazar. Lequeitio: Su preboste Antonio Adán de Yarza cobra 1/3 de sus iglesias. Hermua: Por prebostada se paga
    1/3 de los diezmos: 1.910 reales. Guerricaiz: Se paga a Pedro Manuel de Arredondo 300 reales.

    A los anteriores conceptos se añade el de los Diezmos de las iglesias de Real Patrimonio.

    Los ingresos son escasos pues muchas iglesias tienen patronos particulares o, como el caso de las villas, fueron enajenadas del patrimonio real por concesiones de los señores de Bizkaia.



    Otro documento:

    El rey llegó a Vizcaya y llevó con- sigo pocas compañas y llegó a Bilbao desde donde envió a juntas a todos los Vizcaínos... "e después, otro día partió de Bilbao, e llegó a una sierra que dicen en Vasquence Arechabalaga, que quiere decir en lengua de Castilla, Robre ancho, e allí falló a los Vizcaínos Fijosdalgo, e como son enemistados entre sí, cada vando dellos estaba apartado con sus Compañas, E en otra parte falló muchas Compañas que se llamaban la Hermandad de Vizcaya, que desde él regnara eran puestos en Hermandad por rescelo de los mayorales de la tierra, si quisiesen atreverse a facer algund daño, para non ge lo consentir. E el Rey desque llegó en aquella Sierra, los de la tierra e la Hermandad, e todos en uno le pidieron que les confirmase e jurase sus buenos usos e buenas costumbres que avian de los Señores que fueron de Vizcaya..." los de la Hermandad le dijeron que pues él no había jurado los fueros no era tenido por señor de Bizkaia, y que no eran tenidos de darle las rentas de los años pasados y que no se las pidiese demandar a su Tesorero de Bizkaia. Pedro López de Aiala. "Crónica de los reyes de Castilla. Crónica de Enrique III".


    Informe del Licenciado Chinchilla sobre desórdenes:

    1487, mayo, 2. Bilbao. Carta del licenciado Chinchilla al condestable de casti- lla comunicándole los sucesos que tuvieron lugar en la Junta General y en Bermeo.
    "Al Ylustre Señor y muy magnifico el Señor Condestable de Castilla = Escrivi a Vuestra Señoria lo de Bermeo: todo lo que han podido han provado por alborotar este Condado, ataron a Juan Alonso y a Pedro de Avendaño dis que no les valio la junta y andan minando por todas partes, despues han echado quien me tiente a mi que sea todo paz; y verdaderamente si estos quedaren asi, seria gran mal porque todo lo pasado no es igual desto; porque esto es, despues de todos venidos a la obediencia tornan de nuevo a lo primero; yo habíame habido mejor con ellos que con todos según sus culpas = hallá son ydos a Vuestra Señoria con una suplicación y los de las otras villas que aquí junte digeron que nunca tal otorgaron como verá Vuestra Señoria por un testimonio que allá enbio dellos entre otras cosas que a mi este vien dis que tienen entre bos otros que son sus escritos falsarios; los de las villas no quieren su ruido ni envolverse con ellos porque ven el mal continuo que llievan. todo esto fasen dies malechores principales que han fecho robos e muertes por donde merecen el cuchillo: y disen que si allí está juez de fuera que los degollará y que no quieren sino a su compadre por Alcalde, y si los quieren sacar fuera disen ques contra fuero: (Subrayado en el original) asi que quieren tener a tarifa o a Teva dentro de su Casa: Declaracion de previlegio como se entiende no la quieren y todas las otras Villas si; y a mi levantanme que hago moneda = como digo ban a provar qué allarán en Vuestra Señoria = y de groseros ban allá que Vien les han dicho todos lo que han de hallar, tales ombres en tal juez. Tanbien se junta con esto que a la vuelta de este Ruido querían Cerrar la puerta a no pagar trescientas mil que su alteza les demanda emprestados por Alonso de San Pedro que allí esta y a estado aquí y han pagado ya los de esta Villa y con lo que Aquellos hazen no pagan lo suyo, y ponen en duda lo de Orduña y Durango que asi mismo han de prestar: yo bien se que estas cosas que han fecho de nuevo no acabar el proceso contra ellos en tan pocos dias como acá he de estar: pero haserse ha lo que fuere posible acá y lo demás quedará para allá, sino lo estorba mi señor el Bachiller Caraveo = bien entiendo que para que quede en paz la villa si les yo quiero recevir, vendran a obediencia en nonbre de Su Alteza, mas aquello según quien son no es nada sino el Castigo = Vea vuestra Señoria lo que más entienda que es servicio de su alteza y Vien de la justiçia; y mande lo que toviere por Vien; y por que como otras veces he escrito yo no puedo asi haver desde aca tantos mensageros reciviré merced que de todo este proceso destos desvariados haga vuestra Señoria relacion a su Alteza con el primero mensagero; y su muy magnifica persona y estado guarde nuestro Señor a su servicio. De Vilbao a dos de Mayo, Servidor que vesa las manos de Vuestra Señoria. El Licenciado Chinchilla."

    http://www.bizkaia.net/Kultura/gazte...esia_reyes.pdf
    Última edición por Michael; 18/07/2013 a las 08:27
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Diego II López de Haro


    Señor de Vizcaya, Alférez Real de Castilla que pasó a la historia por encabezar el ataque cristiano del Reino de Castilla, junto a Alfonso VIII, en la batalla de las Navas de Tolosa en 1212.





    Nacido en 1150, era perteneciente a la Casa de Haro, antiguo linaje en Castilla que durante siglos pertenecieron los señores de Vizcaya por muchas generaciones. Fue hijo y sucesor de Lope II Díaz de Haro, y quinto señor de Vizcaya entre 1170 y 1214. Además de Vizcaya, tuvo los Señoríos y Gobiernos de Bureba, Rioja, Castilla la Vieja, Valpuesta, Belorado, Grañón, Aguilar de Campóo, Monteagudo, Logroño, Soria, Calahorra, la prestamería de Nájera, la merindad mayor de Castilla y la alferecía Real.

    Desde joven participó en numerosas batallas al servicio de su señor y rey de Castilla, Alfonso VIII, a cuyas órdenes intervino en la guerra en la que en 1199-1200 trajo de vuelta Álava y Guipúzcoa al Reino de Castilla tras una breve pertenencia al rey Sancho VII el Fuerte de Navarra. Fue conocido también como Diego López "el Bueno".

    En julio de 1195, participó en la batalla de Alarcos en la que el ejército del Reino de Castilla fue duramente derrotado por el musulmán entre otros motivos por la precipitación de Alfonso VIII, que se lazó a la lucha sin esperar la llegada de las huestes aliadas de Alfonso IX de León.

    Existen versiones contradictorias sobre el comportamiento de Diego II de Haro en dicha batalla, de la que algunas fuentes afirman que huyó para salvar la vida, motivo por el que comenzó a ser conocido por el sobrenombre de “el Malo”. Sin embargo, conservó el cargo de alférez mayor de Castilla, lo que parece desmentir un comportamiento deshonroso.

    Dos años después, dirigió la defensa de Madrid durante el breve sitio sufrido a manos de los almohades, quienes finalmente se retirarían hacia sus posiciones seguras en Andalucía.

    Fue protagonista principal de la definitiva incorporación de Álava y Guipúzcoa al Reino de Castilla tras una breve pertenencia a Navarra en los años finales del siglo XII. En 1179, se habían adjudicado las tierras riojanas a Castilla y las guipuzcoanas y alavesas a Navarra por el tratado suscrito entre Alfonso VII y Sancho VI el Sabio. Pero en 1200, con motivo de la guerra que enfrentó a dicho rey castellano con el navarro Sancho VII el Fuerte, el ejército castellano, encabezado por Diego II López de Haro y con la colaboración del rey aragonés, conquistó ambas provincias para su reino, del que ya nunca volverían a separase.

    Un testigo presencial de los hechos, el navarro Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, escribió al respecto en su Historia de los hechos de España, fuente fundamental para el conocimiento de aquella época:

    “Por su parte el noble rey Alfonso a atacar el condado de Treviño y Álava y, después de largo asedio, inició el asalto de Vitoria (…). Y de esta forma conquistó el rey Alfonso Vitoria, el condado de Treviño, Álava y Guipúzcoa con las fortalezas y castillos de estas tierras, salvo la ciudad de Treviño, que la obtuvo más tarde a cambio de Inzura (…). Conquistó San Sebastián, Aizcorroz, Arlucea, Arzorocia, Victoriano, Marañón, Auza, Ataun, Irurita y San Vicente.”
    Los guipuzcoanos, descontentos de su pertenencia al Reino de Navarra y ansioso de regresar a Castilla, colaboraron entusiastas en la incorporación. El mondragonés Esteban de Garibay explicó que los guipuzcoanos deseaban volver a ser súbditos castellanos “por los desafueros que según tradición antigua que se conserva entre las gentes hasta hoy, habían recibido los años pasados desde los reyes de Navarra”.




    ESCUDO DE LA CASA DE HARO


    Pero la historia recuerda a Diego especialmente por su participación como vanguardia de ataque del ejército castellano en la decisiva batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, que abría a los reinos hispánicos cristianos la entrada en Andalucía y marcaba el comienzo del fin de la presencia islámica en España.

    Junto a Diego II López de Haro II marchaban sus hijos Lope y Pedro Díaz, y sus sobrinos y clientes Sancho Fernández y Martín Muñoz, Iñigo de Mendoza, Pedro Vélez de Guevara, Lope Martínez de Avellaneda, Juan García de Bidaurre, Iñigo de Oteiza, Rodrigo de Arazuri, Fermín de Aguiñiga y hasta 2500 vizcaínos más, según Ibargüen.

    El 16 de julio de 1212, en Sierra Morena, junto a la actual localidad jienense de Miranda del Rey, Diego II López de Haro comandó la vanguardia del ejército castellano junto su hijo Lope y sus sobrinos Sancho Fernández y Martín Muñóz. La mesnada de los Haro se componía de 500 caballeros, junto a los que se agrupaba la milicia del concejo de Madrid.

    Al parecer, su primera mujer, María Manríquez de Lara, fue liviana de costumbres y desleal con su marido, al que abandonó. Este hecho, junto al dudoso comportamiento de Diego diecisiete años antes en Alarcos, provocó una anécdota muy reproducida por varios autores a lo largo de los siglos pero probablemente poco fiable. Al comenzar la batalla, su hijo Lope le advirtió:

    “Señor, haced hoy de forma que no me llamen hijo de traidor.”

    A lo que Diego respondió:

    “Os han de llamar hijo de puta, mas no de traidor.”

    Y, efectivamente, su comportamiento en la batalla resultó decisivo. Fue uno de los que, en carga de caballería, quebró el palenque guarnecido por esclavos encadenados que protegía el puesto de mando del califa almohade Muhammad al-Nasir (conocido en las fuentes cristianas como el Miramamolín), con lo que se decidió el resultado de la batalla.




    BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, POR VAN HALEN


    En recompensa a su actuación en combate, el rey le encargó la distribución del rico botín entre los reyes y caballeros que tomaron parte en esta batalla, sin que el rey de Castilla participase del botín porque, según dijo Diego, le bastaba el laurel de la victoria, de la cual se obtuvieron resultados muy favorables, tomándose a los moros varios castillos.

    Además, Alfonso VIII supo agradecer la confianza y lealtad ofrecida durante toda aquella campaña hasta el puto de entregarle villa de Durango en 29 de diciembre de 1212. Con esta villa el quinto señor de Vizcaya reunió la totalidad de los territorios del Señorío de Vizcaya en su poder.

    Tras la batalla de las Navas participó en la toma de Alcántara, en 1213, y en el frustrado sitio de Baeza, que finalmente sería tomada unos años después.

    Murió el 16 de septiembre de 1214, tres semanas antes que Alfonso VIII, y fue enterrado en Santa María la Real de Nájera.




    SEPULTURA EN EL MONASTERIO SANTA MARÍA LA REAL DE NÁJERA

    Patriotas Vascongados: Diego II López de Haro

  14. #14
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    Re: Los López de Haro y el señorío de Vizcaya

    Libros antiguos y de colección en IberLibro
    Lope II Díaz de Haro



    Señor de Vizcaya que se distinguió junto a su padre Diego II López en la batalla de las Navas de Tolosa y en la toma de Baeza



    LOPE II DÍAZ DE HARO "CABEZA BRAVA"


    Lope II Díaz de Haro "Cabeza Brava" fue hijo de Diego II López de Haro, el sexto señor de Vizcaya entre los años 1214 y 1236. Se distinguió principalmente en los reinados castellanos de doña Berenguela y su hijo Fernando III el Santo.

    Combatió junto a su padre y se distinguió en la batalla de Las Navas de Tolosa, librada en el año 1212, y en la que tomaron parte tres reyes cristianos, Alfonso VIII de Castilla, Pedro II de Aragón y Sancho VII de Navarra. Aún en vida de su padre, participó en latoma de Alicante.

    Tomo su cargo de señor de Vizcaya en tiempos agitados, tras la muerte de su padre el 16 de octubre de 1214, pocos días después del fallecimiento del rey Alfonso VIII de Castilla quien dejaba como heredero a su hijo de diez años Enrique I. La familia Lara se apoderó de la regencia, enfrentándose con Berenguela I de Castilla, hermana de Enrique y a quien apoyaba Lope. En 1217 fallece accidentalmente Enrique, pasando a ocupar el trono su hermana, que apoyada por varios nobles entre los que se encontraba Lope, delegaría el trono en su hijo Fernando III de Castilla coronándole en Nájera. Alfonso IX, padre de Fernando, no se conformaba con la proclamación de su hijo como rey de Castilla, comenzando a invadir el reino. Durante esta contienda, Álvar Núñez de Lara se apoderó de Nájera, siendo derrotado y aprisionado por Lope II Díaz.

    El apoyo aportado por Lope en el afianzamiento de Fernando III en el trono fue premiado con el cargo de alférez del rey y la donación de las villas de Haro y Pedroso o confirmación de la posesión que ya tenían. Tal era la buena relación con el monarca que en 1218 contrajo matrimonio con la infanta Urraca Alonso, hija del rey Alfonso IX de León y hermana del rey Fernando III el Santo.

    En 1229, y escrito en latín, los señores de Vizcaya Lope y Urraca dieron a Orduña el fuero de Vitoria. Este territorio fue otorgado por el rey Fernando III en 1218, y el aforamiento se verificó hallándose estos señores en Orduña. Fue una villa donada juntamente conValmaseda, que recibió su fuero y privilegio en 1234 en latín macarrónico y castellano. Pero Valmaseda experimentó diversos regresos de titularidad a la corona en las frecuentes contiendas de los señores con los reyes, hasta quedar en tiempo del rey Juan II de Castilla y señor de Vizcaya, definitivamente agregada al señorío. Debió ser por esta época cuando Lope II Díaz de Haro y Urraca Alfonsa, su consorte, dieron a Bermeo que era entonces una puebla de escaso vecindario y de ningún término o jurisdicción, el título de villa y el fuero de Logroño.



    BATALLA DE LAS NAVAS DE TOLOSA, POR MORELLI


    Participó en muchas guerras de Reconquista en apoyo a Fernando III: Andujar, Priego, Martos, Losa, Quesada, Alfange, Villa Cubo, Mayarella, Chiclana, Úbeda, Baeza, Trujillo, Medellín, Montiel, y la antigua capital califal, Córdoba. En estas expediciones acompañaron al rey de Castilla algunos hidalgos vascongados: Basaburu, Mendizabal, Unceta, Arismendi, Insausti, Mallea, Isasti, Alzubide, Ayestarán, Bidarte, Lezama, Arespacoechea, Echevarría de Elorrio, Alonso Iñigo de la Torre, Fortún Sáenz de Salcedo, Arancibia y otros.

    Dirigió Lope la expedición contra los moros en la toma de Baeza del noviembre de 1227. Data desde esta famosa entrada en Baeza de Lope II Díaz de Haro con su caballería pujante el día de San Andrés, acción de la que proceden las cruces aspadas que desde entonces figuran en el escudo de los Haro (y en el de otros participantes) y, posteriormente, en el escudo de Vizcaya. San Andrés había sido martirizado clavado en una cruz hincada en forma de aspas, de donde vienen, como conmemoración, las ocho aspas que pasaron a orlar el escudo de los Haro. Por su liderazgo en la toma de Baeza, además, recibió el título de conquistador de Baeza.



    BLASÓN DE LOPE II DÍAZ DE HARO


    Fue constante enemigo del Reino de Navarra, contra el que combatió exitosamente en numerosas ocasiones. Jaime I el Conquistador recogió en sus memorias la alianza que Sancho el Fuerte le propuso en 1231 contra la Castilla de Fernando III, finalmente fallida tras la muerte del anciano rey navarro poco después. El Sancho VII deseaba recuperar las tierras que había perdido en el enfrentamiento contra Alfonso VIII de Castilla y Pedro II de Aragón en 1200 y las plazas que por entonces estaba perdiendo a manos del vizcaíno:
    "A la sazón estaba vivo todavía el rey don Sancho de Navarra. Y el rey de Castilla le causaba daños por medio de dos Lope Díaz, señor de Vizcaya, de manera que le había quitado dos o tres de sus castillos. Y el rey de Navarra nos envió un mensaje ofreciéndonos que, si hacíamos una alianza con él, nos mostraría tal amor y tantos favores como nunca un rey hubiera hecho a otro."
    Estas son las palabras que Jaime I puso en labios del rey navarro durante su encuentro en Tudela:
    "Rey, puedo hablar con fundamento de los hechos de España por una cosa, porque los he vivido y he tomado parte en muchas cosas que se hicieron en mi tiempo. Ya hubo guerra entre mi padre y el rey de Castilla y, gracias a Dios, cada vez que se encontraban los suyos con los nuestros se mostraban muy aguerridos los navarros; pero nos llevaban tanta ventaja numérica, pues ellos son muchos y nosotros pocos, que eso nos perjudicaba. Pero, con la gracia de Dios, sólo con teneros como aliado me sentiré fuerte frente a ellos."
    Tras el viejo rey tomó la palabra don García Almoravid en nombre de los nobles navarros:
    "Rey de Aragón, yo os explicaré todo acerca de esta tierra, aunque los de Navarra que están aquí saben igual o mejor el perjuicio que hace al rey don Lope Díaz de Vizcaya; pues el daño que hace al reino, al rey se lo hace. Y lo hace con sus fuerzas, que son muy grandes; además, el rey de Castilla ha mandado a sus hombres que lo ayuden, si lio precisara."


    El obispo de Calahorra quiso exigir derechos a las iglesias sujetas al monasterio de San Millán de la Cogolla, conllevando pleitos que terminarían con el traslado en 1232 de la diócesis a Santo Domingo de la Calzada. Esto originó más discordias que hicieron que en 1235 Lope expulsase al obispo que huyó a Roma, trasladando la diócesis a Calahorra.

    En 1234 estalló un conflicto entre el rey Fernando III el Santo y dos de sus principales magnates, Álvaro Pérez de Castro "el Castellano", señor de la casa de Castro, y Lope II Díaz de Haro, señor de Vizcaya. Este último se había sentido ofendido por el rey durante elasedio de Úbeda. Por ello, y sin contar con el beneplácito del monarca, que era tío de las hijas de Lope II Díaz de Haro, pues la esposa de este último, Urraca Alfonso de León, era hermanastra del rey, Álvaro Pérez de Castro contrajo matrimonio con Mencía López de Haro, hija del magnate agraviado por el rey, lo que provocó que el soberano despojase a Álvaro Pérez de Castro de las tenencias y tierras que le habían sido concedidas por la Corona. El conflicto se resolvió mediante la resolución arbitral concedida por las reinas Berenguela I de Castilla y Beatriz de Suabia, madre y esposa respectivamente de Fernando III el Santo.

    En el 1235, Nuño Sánchez, conde de Rosellón y de otras tierras, le nombró compromisario en la cuestión que ventilaba con el rey de Aragón sobre la pertenencia de varios territorios.

    Lope II Díaz "Cabeza Brava" murió en 1236, heredando el Señorío de Vizcaya a su hijoDiego III López de Haro. Después de su defunción recibió sepultura en el Monasterio de Santa María la Real de Nájera.



    SEPULCROS DE LOPE II DÍAZ Y URRACA ANFOSO
    EN EL MONASTERIO DE SANTA MARÍA LA REAL DE NÁJERA



    Patriotas Vascongados: Lope II Díaz de Haro

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