Correspondo a tus cumplidos con otra de mis disertaciones "pacienzudas" y "minuciosas", para las cuales no siempre tengo tiempo. Si no te parece mal, empezaré por las coletillas de tu mensaje, para luego irle "a la chepa" e intentar cabalgarlo de la mejor manera posible.Iniciado por Martín González
Teniendo en cuena tu racionalismo, no creo mal; en todo caso pienso mal.Iniciado por Martín González
Si las ideas existen o no, es una cuestión filosófica que siempre me ha parecido muy secundaria. Lo que detecto en tu afirmación es un racionalismo y un idealismo rampantes, desbocados en su forma más puramente hegeliana. Presentas a la razón, o el Geist de Hegel, como se quiera, como entes autónomos, preexistentes y platónicos, deificados y autojustificables: "lógicos" en sí mismos. Tanto es asi que ni desde un punto de vista puramente historicista es digerible lo que dices. Culpemos a la LOGSE/LOCE y demás reformas.
Y ahora volvamos a la tierra: El estado-nación existe desde que se enuncia y se fabrica. No es una idea –tú escribes "Idea" con mayúsculas– que está esperando fuera de esa cueva platónica a que la rescatemos y la pongamos en el trono de nuestras vidas. Lo mismo pasa con el proletariado. Antes de que Carlitos Marx empezara a hacer de las suyas, había trabajadores expoliados por el nacionalismo o nacional-liberalismo, pero no proletarios como tales. Si nos ponemos historicistas, podríamos pensar que la nación moderna se inicia en el siglo XV, pero tampoco es asi: lo que tenemos es un conflicto entre monarquía y nobleza, pero no esa Idea de estado-nación per se, preexistente y lógica.
Es decir, el estado-nación no "cae de cajón", –este argumento de "porque es, o haya devenido, tiene que ser" -no me acuerdo del tecnicismo filosófico para esto- es un absurdo y no vale.
[y no procedo a comentar la concepción de la historia y la cosmología en la que se insiere la Idea estado-nación, por no dilatar demasiado el debate y por falta de tiempo]
¿Funciona de verdad? Yo diría que en absoluto.Iniciado por Martín González
En primer lugar, el estado-nación ha llevado a su propio ocaso, pues ha sido un paso –en esa concepción de la historia y en esa cosmología que no he comentado– hacia el One World preconizado por el Mundialismo. Me dirás que todavía subsisten los estados-nación, y siguiendo las teorías más neoliberales y clasicas del propio Globalismo te diré que subsisten ciertas administraciones y/o demarcaciones de un solo Mercado, sin la iniciativa historica que otrora poseyeron y víctimas de los impulsos y tendencias globales. También es muy cuestionable el denominar a la RP China o a la India como estados-nación.
En segundo lugar, el estado-nación ha originado conflictos que no ha solucionado en absoluto. Su conformación ha sido revolucionaria y harto sangrienta. Su expoliación, alienación y proletarización de lo que otrora fueron campesinos y artesanos llevó al socialismo que dinamitó sus cimientos liberales, si bien no su estatalismo colectivista, burocrático y coercitivo/represivo. Por otra parte, su alienación de las identidades colectivas, pongamos por ejemplo las regionales, ha llevado a todo un largo historial de reacciones, guerras, separatismos, particularismos, etc. Esto lo conocemos bien, y lo padecermos tambien.
En tercer lugar, y para mi lo más importante, el estado-nación ha diezmado la riqueza de la vida humana al destruir el orden natural y orgánico de las sociedades tradicionales, al apartar a su citoyen, usado antes para revoluciones y manifas, del ejercicio de la autoridad, ahora mero poder coercitivo y burocrático, y reduciendo a la persona a objeto de políticas, en vez sujeto de la politica o zoon politikon que tú reclamas.
No, nada de distopias, por favor, que al fin y al cabo es lo que ha traido el estado-nación: distopia real, justificada con verborrea utópica. Es la Modernidad la que ha encandilado las mentes con utopías que sólo han derivado en monstruosidades, en distopias. El estado-nación ha sido un instrumento sine quo non hubiese sido posible la aberración de los últimos doscientos y algo años, totalitarismos incluidos.Iniciado por Martín González
En esa historia lineal y disparada hacia el vacío que es la Modernidad, el estado-nación ha sido el instrumento de destrucción de las sociedades tradicionales, del "cambiazo" de la soberanía personal por la "soberanía popular" o "nacional" (vaya utopías!), y de proletarización de lo que antaño fueron sanos campesinos, artesanos y sabios. (Incluso pensadores que compartían el ateismo práctico que supone todo estado moderno, como un Ortega, alertan contra el peligro que supone el estado-nación en el horizonte humano (un cap. para esto en la Rebelión), a la vez que recuerdan (ver el Prólogo para Franceses) que ya liberales como Stuart Mill se habían dado cuenta del colectivismo totalitario al que estaban abocados.
Dices que yo hablo de utopía, aunque yo no niegue el estado, sino que busco reducirlo a su justa talla y someterlo a poderes mayores, con más sólido fundamento moral, a la vez que busco hacerlo instrumento de la Patria.
Tú, que justificas lo "lógico" porque "es lógico", y aquello que se impone por fuerza (ver más abajo) "y punto", dices que hablas de Politica -tambien reverenciada con mayúsculas. Permíteme que te corrija: no hablas de política ni de "ciencia política", sino de comunismo avanzado, como -al fin y al cabo- es lo que es esa disciplina moderna y como se entiende más abajo de tus propias palabras.
La Escuela de Salamanca no teorizó el estado-nación, sino sobre la Gracia y la Persona, sobre Dios y el Derecho. No me cueles ese gol. Además, la Ley no es el Estado. Como si no hubiese habido ley y civilización antes del estado-nación(!). Ley hay una, la de Dios, luego vienen las demás basadas en ella, que intentan realizarla en la práctica de la vida humana. Esto preexiste al estado-nación; es más, el estado-nación niega esta concepción tradicional de la existencia humana y del Derecho.Iniciado por Martín González
Sin estado-nación sí hay política, vaya si la hay; es más, en un orden cristiano, tradicional y orgánico ese zoon politikon del que hablaba el racionalista griego puede desarrollarse mucho más plenamente, y lo que es mejor: puede erigir un orden social cristiano más humano y más justo. Sin estado-nación sí hay política; sin un orden basado en la Ley Natural y una autoridad que lo defienda, sólo hay conspiración, arbitrariedad y nihilismo; y sin Dios sólo a la cabeza de ese orden, sólo hay deshumanización y derrota a manos de los mismos poderes sobre los que cabalga la Modernidad con sus juguetes –uno de ellos el estado-nación que a ti tanto te gusta.
¿Quieres anarquía, bestialismo y caos? Buscalo en la Modernidad, analiza la historia, sal a la calle.
"Sin estado-nación no hay política", sólo salvajismo. Buuuuhhhhhhh, ¡que viene el coco!
¿Y guerra? Echa una ojeda a la guerra moderna, sobretodo a partir de 1789, a las guerras de atrición y conquista entre estados-nación con "participación" de la población civil, a las las guerras totales, revoluciones y totalitarismos implementados gracias al estado moderno.
Te contradices. ¿No condenabas tú el bestialismo y el salvajismo? Ahora va a resultar que tu utopía de animales (políticos) sólo se sostiene con un estado-máquina represora. ¡Vaya Maquiavelo estás hecho!Iniciado por Martín González
Por otra parte, yo no propongo vivir en el mundo de la Abeja Maya. Está claro que toda autoridad debe disponer de ciertos resortes coercitivos o restauradores del orden, pero tambien aqui me decanto por modelos netamente tradicionales, incluyendo al Santo Oficio como piedra angular de ese orden que, por cristiano y orgánico, basado en el temor de Dios, precisa menos de la coerción constante y preemptiva.
Otramente, resalto la diferencia entre tu aparato moderno y mi concepto de orden y autoridad: como tú bien expones, el estado-nación es, existe y se materializa en cada momento por coerción; el orden tradicional no amenaza/coacciona/condiciona sino que ante la falta, corrige y/o castiga; y cuyo fundamento moral, basado en el Orden Cristiano, tiene el respeto de la mayoría de hombres de bien.
Exacto.Iniciado por Martín González
El amor a lo que representa la Patria, el temor a Dios, y la obediencia a la autoridad fundamentada en el ejercicio de la Ley Natural, nos llevan a defender a esa Patria de la que depende nuestro modo de vida, nuestras familias, nuestro bienestar, nuestros valores, nuestra tierra, nuestras culturas, nuestra descendencia, nuestro mundo. Nada que no sea esto me llevaría a una guerra.
El bestialismo y el salvajismo de tu estado policial podrán contradecir esto, y si se realizan como expone tu teoría, convertirán a los hombres en hombres soviéticos, americanos o chinos –cada cual con su modelo de Comunismo– pero te aseguro que sólo nos convertirán en zombies, como ya ha pasado en la URSS, en siervos temerosos de represión y manipulados constantemente, pero no nos harán amar a la Patria –un yanqui no ama a su Patria, sino que está condicionado y adiestrado, como un perrito, para decir una serie de cosas y performar una serie de piruetas patriotero-chauvinistas. Tu estado-nación es un mundo de perros, de perros de Pavlov.
En fin, resumiendo, por el estado-nación al comunismo. San José Stalin ora pro nobis.
Un placer.
Recibe un saludo.
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