Cita Iniciado por zorro_rommel Ver mensaje
Los últimos meses de su vida criticó al fascismo y dijo que se dejó llevar por una alteración de como se le presentó el movimiento fascista. Julius Evola, al cual considero tradicionalista con sus más y sus menos, escribe de él dos artículos y se ve una gran relación entre los dos. José Antonio era tradicionalista, pero de un tipo distinto al tradicionalista-carlista, se podría decir que estaba era del Nuevo Régimen, moderno y aunque digan que estaba cercano a la postura que se adoptaría en el Concilio Vaticano II yo creo que esto son habladurías para bajarle su nivel.
Hombre, yo es que no entiendo esa calificación de tradicionalista "no-carlista" aplicada a José Antonio. La tradición política española es la defendida por el carlismo, sin interrupciones, desde 1833. No hay otro tradicionalismo español. Si uno no acepta el tetralema Dios-Patria-Fueros-Rey Legítimo, no es tradicionalista español y punto. Lo que no obsta a que José Antonio fuera un ardiente patriota (en el buen sentido, que no en e de patriot revolucionario), carismático y movilizador, lúcido y perseverante. El patriotismo no se agota en el tradicionalismo y eso se ha plasmado en la Cruzada.

La Falange, nunca ha sido ni lo es hoy, un movimiento político homogéneo. Particularmente desde su fusión con las JONS (Juventudes de Ofensiva Nacional-Sindicalista). Este elemento aportó al movimiento una componente vanguardista, republicana y modernista opuesta, en gran medida, al que postula la contrarrevolución y el tradicionalismo español. No que José Antonio fuera, él mismo, nacional-sindicalista; más bien fue uno de "los otros" en el movimiento, uno de los llamados "señoritos", menos ortodoxos y más patriotas quizá. Pero si fue un hijo de buenas familias y un intelectual, su brillante prominencia entre sus pares y su voluntarioso patriotismo le ha valido la incuestionable estima y lealtad de gran parte de los "camisas viejas" en su vida y la idolatría más o menos consciente de los "camisas nuevas", después de la fusión forzada con el carlismo.