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Tema: Masonería

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  1. #1
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    Re: Masonería

    Sobre la existencia de la Masonería como Poder Oculto, enemigo de la Religión y de la Paz humana de los pueblos, es claro el juicio de la Iglesia.
    Desde la Constitución Apostólica: In Eminenti, del Papa Clemente XII (4 abril 1738) hasta la Humanum Genus de León XIII (20 abril 1884), existen advertencias escalonadas de la Iglesia, fuera de la ordinaria y habitual del canon 2335 de Derecho Canónigo, que castiga con EXCOMUNIÓN a los que dan su nombre "a la secta masónica o a otras asociaciones del mismo género que maquinan contra la Iglesia o contra las potestades civiles legítimas"

    El documento de León XIII ha señalado con precisión los peligros de la Masonería. La Masonería quiere implantar en la tierra la ciudad terrestre frente a la Iglesia, que quiere elevar la vida temporal de los pueblos a las cosas de Dios.

    Con ello León XIII señala la coincidencia de la Ciudad masónica con la actual sociedad materialista y atea, que hoy quiere alcanzar el nivel de Ciudad tecnocrática y satanocrática.

    El Papa señala claramente cuál es el fin oculto de la Masonería: "Destruir hasta los fundamentos todo el orden religioso y civil establecido por el cristianismo, levantando a su manera otro nuevo con fundamento y leyes sacados de las entrañas del Naturalismo".
    Dentro del Naturalismo, que es un sistema que rompe la vinculación del hombre con Dios, caben las infinitas realizaciones que pueden salir de la cerebración humana.
    Cuando la Masonería se propuso como objetivo inmediato de su programa el Naturalismo, no apuntaba tanto a la construcción del hombre final, cuanto a la destrucción del hombre sobrenatural cristiano.

    León XIII, desciende luego en puntos particulares, advierte cómo la Masonería niega la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, corrompe las costumbres de la vida pública, pondera la bondad de la naturaleza humana, como si ésta no estuviera inficcionada por el pecado original, y con ello destruye la familia, tanto en la relación de esposo a esposa como en la de padres a hijos, y pervierte la economía y la política, y, consiguientemente, todo el orden de la vida pública.

    Los masones, valiéndose del más riguroso secreto, arman una conspiración permanente y continuada con el propósito de destruir al hombre cristiano para construir al hombre naturalista y ateo.
    León XIII señala también la vinculación de la Masonería con comunistas y socialistas, con los que conviene en los principales dogmas y favorece en gran manera sus intentos.




    EL PODER OCULTO DE JUDÍOS Y MASONES CON LA BANCA MUNDIAL (es interesante leer los hilos, complementarios, que subí en el de Economía sobre cómo funcionan los bancos, el FED, la Crisis)
    El doctor A. Voss en su obra advierte que: "la Revolución Mundial también es una sola en el curso del tiempo. La misma técnica, dice, ha informado a las revoluciones de Inglaterra (1640-89), Francia (1789), Rusia (1917) ... con el desarrollo progresista consiguiente.

    - Preparación del campo mediante el ablande económico: endeudamiento, miseria, hambre.
    - milicias populares enfrentadas al ejército y policía ("operatives" (Inglaterra), "marsellais" (Francia), Bunds y nihilistas (Rusia), Brigadas Internacionales (España)); purgas,
    - regicidios y magnicidios;
    - asesinatos y terror.
    - abolición de los símbolos nacionales.
    - persecución del clero, y la religión.
    - campañas de difamación.
    - corrupción moral.
    Contra la religión, contra los gobiernos nacionales, contra la familia, contra el derecho de propiedad, contra el bienestar social, ... Los mismos métodos, los mismos fines.

    Carlos A. Voss advierte (con inmensa documentación y bibliografía) cómo el CAPITALISMO FINANCIERO INTERNACIONAL ha financiado las grandes revoluciones que se suceden desde el XVII.

    * la de 1640, en Inglaterra, financiada por Manaseh-Ben Israel, Fernández Carvajal, y Ebenezer Pratt.

    * la de 1689 (Inglaterra) por los banqueros internacionales de Amsterdam: Salomon Medina, suasso y Moisés Machado.

    * la de 1789 (Francia) por
    - el grupo de Frankfurt: Banca Rothschild-Mendelsohn,
    - el grupo de Londres: Benjamín y Abraham Goldsmith, Moisés Moscata y Moisés Montifiori.
    - el grupo de Berlín: Daniel Itsig y David Friedlander, y
    - el grupo de Alsacia: Banca Heinz Orfbeer.

    * la comunista de 1917 (Rusia) financiada por cuatro grupos de banqueros internacionales no rusos:
    - grupo de Wall-Street: Jacob Schiff y Banca Kuhn, Loeb&Co. Banca Guggenheim y Max Breitung (entre otra documentación Libro Blanco nº 1 de Gran Bretaña, abril 1919, con el informe Oudendyck, del Embajador holandés en Rusia y otros).
    - grupo de Estocolmo, Hamburgo, Amsterdam, con la banca Max Warburg y sus filiales Deutsche Lloyd, Hambourg-Amerika Line, Sindicato Renano Wetsfaliano, con el grupo encabezado por Wladimir Olaf Aschberg del Nye Bank de Estocolomo.
    - grupo franco-ruso de la Banca Lazard Frères (París), Banca Guinsburg de Petrogrado-París-Tokyo, y
    - cuarto grupo Londres: Banca Speyer C.

    Demostrando la estrecha fusión entre la Alta Finanza y la Alta Logia y la ejecución entre ambas de los PLANES MUNDIALES DE LA REVOLUCIÓN.


    HACIA EL ANTICRISTO.
    La Historia está centrada alrededor de Cristo, Él es la piedra angular, piedra de tropiezo.
    Isaías: "El será piedra de escándalo y piedra de tropiezo para las dos casas de Israel, lazo y red para los habitantes de Jerusalén. Y muchos tropezarán, caerán y serán quebrantados, y se enredarán en el lazo y quedarán cogidos" (Isaías, 10, 11).

    "Rehusando creer, vienen a tropezar en la palabra, pues también a eso fueron destinados" (Ped. 2, 7).

    No se puede rechazar a Cristo sin aceptar el Anticristo. ¿Quién es el embustero sino el que niega que Jesús es Cristo?. Es el Anticristo el que niega al Padre y al Hijo. (Juan, 2, 22)

    Y el Anticristo es la Europa, otrora cristiana que, con la Revolución, rechazó, y sigue rechazando a Cristo.

    Ya pueden los teólogos "progresistas" afinar sus análisis sofísticos, y, distinguiendo laicismo y laicidad, justificar una sociedad civilizada y evangelizada que reniega del yugo suave de Aquel Rey que le hizo conocer la grandeza y la paz cristiana.
    Pero esa sociedad al no caminar hacia Cristo camina hacia el Anticristo.
    Al rechazar el dominio espiritual de la Iglesia, se somete a la dominación carnal de la Sinagoga
    .

    Y el Anticristo es el supuesto y como la encarnación del Diablo, porque "el diablo le insufla su malicia de un modo eminente muy superior que a la de cualquier hombre" (S. Tomás, 1, 8, 8).

    Y el diablo es el Príncipe de este Mundo (Juan, 12, 31). Y la Sinagoga es hija del diablo.

    "Vosotros tenéis por padre al diablo y queréis hacer los deseos de vuestro padre" (Juan, 8, 44).

    Y los judíos y el laicismo de las sectas masónicas conducen a la sociedad al ateísmo, que es un modo de expresar lo que San Pablo llama "Apostasía Universal", y que por supuesto diagnostica con precisión el mal de la sociedad humana actual.
    Porque esta humanidad no se hace atea por falta de luz que la ilumine, se hace atea por perversa, por apóstata. Porque después de haber sido espléndidamente iluminada, "los hombres amaron más las tinieblas que la luz" (Juan, 3, 19).

    Porque apóstata después que "el evangelio del reino se ha de predicar en todo el universo" (Mateo, 24, 14). "Y han de apartarse de la fe" (1 Tim. 4, 3) "y se han de enfriar en la caridad" (Mateo, 24, 12) "y han de seguir al "hombre del pecado, al hijo de la perdición" (II Tes. 2, 3) con lo que se quiere significar "la adoración del Hombre" del "Homo Universal", del "Hombre Integral", del "Humanismo", en que el hombre "se insurge y se levanta sobre todo Dios y es adorado, y se sienta en el templo de Dios, como si fuera Dios" (Ibid. II Tes, 2, 3).

    Tanta fatuidad, tanta insolencia, no han de tener sino una única y sencilla respuesta: "entonces se manifestará el inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca, destruyéndole con la manifestación de la parusía" (II Tes. 2, 8).

    El Anticristo será la concentración, en un hombre individual, de toda la malicia humana; será la realización y la adoración de esta malicia, recogiendo el orgullo de toda la raza humana, la religión saliendo del espíritu del hombre caído, del hombre dejado a sus solas fuerzas; el hombre malo produciendo la mayor de las inmundicias, la adoración de esa piltrafa humana. Porque así como la salud del hombre viene de arriba, de Cristo; su perdición viene de abajo, del hombre mismo.
    ReynoDeGranada dio el Víctor.

  2. #2
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    Re: Masonería

    El Mal Oculto : La Masonería
    En vista de que el tema ha sido tratado con tal maestría y profundidad por personalidades eminentes y copiosamente documentadas, como Su Santidad el Papa León XIII, el Eminentísimo Cardenal José María Caro R., Arzobispo de Santiago de Chile, por Mons. León Meurin, S.J., Arzobispo Obispo de Port-Louis y otros varios eruditos escritores eclesiásticos y seglares, nos limitaremos a transcribir literalmente tan autorizadas opiniones para no desvirtuar en lo más mínimo su gran autoridad.

    Su Santidad León XIII, en su Encíclica “Humanum Genus”, dice literalmente:
    Los Romanos Pontífices, Nuestros Antecesores, velando solícitos por la salvación del pueblo cristiano, conocieron bien pronto quién era y qué quería este capital enemigo apenas asomaba entre las tinieblas de su oculta conjuración, y cómo, declarando su santo y seña, amonestaron con previsión a Príncipes y pueblos que no se dejaran coger en las malas artes y asechanzas preparadas para engañarlos.

    Dióse el primer aviso del peligro el año 1738 por
    el Papa Clemente XII (Const. In eminenti, die 24 Aprilis 1738), cuya Constitución confirmó y renovó
    Benedicto XIV (Const. Providas, die 18 Maii 1751),
    Pío VII (Const. Ecclesiam a Iesu Christo, die 13 Septembris 1821) siguió las huellas de ambos, y
    Leon XII, incluyendo en la Constitución Apostólica Quo graviora (Cont. Apost. Data die 13 martii 1825) lo decretado en esta materia por los anteriores, lo ratificó y confirmó para siempre.
    Pío VIII (Encicl. Traditi, die 21 Maii 1829),
    Gregorio XVI (Encicl. y Pío IX die 15 Augusti 1832) (Encicl. Qui pluribus, die 9 Novemb. 1846; Aloc. Consist. Multiplices inter, die 25 Septemb. 1865, etc.) por cierto (...) repetidas veces, hablaron en el mismo sentido...”

    Ahora a ejemplo de Nuestros Predecesores, hemos resuelto declararnos de frente contra la misma sociedad masónica, contra el sistema de su doctrina, sus intentos y manera de sentir y obrar, para más y más poner en claro su fuerza maléfica e impedir así el contagio de tan funesta peste (...).

    No puede el árbol bueno dar malos frutos, ni el árbol malo dar buenos frutos (Matth. cap. VII, v. 18), y los frutos de la secta masónica son, además de dañosos, acerbísimos. Porque de los certísimos indicios que hemos mencionado antes resulta EL ÚLTIMO Y PRINCIPAL DE SUS INTENTOS, A SABER: EL DESTRUIR HASTA LOS FUNDAMENTOS TODO EL ORDEN RELIGIOSO Y CIVIL ESTABLECIDO POR EL CRISTIANISMO, levantando a su manera otro nuevo con fundamentos y leyes sacadas de las entrañas del Naturalismo...


    Sin esto, los turbulentos errores que ya llevamos enumerados han de bastar por sí mismos para infundir a los Estados miedo y espanto. Porque quitado el temor de Dios y el respeto a las leyes divinas, menospreciada la autoridad de los Príncipes, consentida y legitimada la manía de las revoluciones, sueltas con la mayor licencia las pasiones populares, sin otro freno que la pena, ha de seguirse por fuerza universal mudanza y trastorno.
    Y aún precisamente esta mudanza y trastorno es lo que muy de pensado maquinan y ostentan de consuno muchas sociedades de comunistas y socialistas, a cuyos designios no podrá decirse ajena la secta de los masones, como que favorecen en gran manera sus intentos y conviene con ellas en los principales dogmas...

    Sea como quiera, ante un mal tan grave y ya tan extendido, lo que a Nos toca, Venerables Hermanos, es aplicarnos con toda el alma en busca de remedios. Y porque sabemos que la mejor y más firme esperanza de remedio está puesta en la virtud de la religión divina, tanto más odiada de los masones cuanto más temida, juzgamos ser lo principal el servirnos contra el común enemigo de esta virtud tan saludable.
    Así que todo lo que decretaron todos los Romanos Pontífices, Nuestros Antecesores, para impedir las tentativas y los esfuerzos de la secta masónica, cuanto sancionaron para alejar a los hombres de semejantes sociedades o sacarlos de ellas, todas y cada una de estas cosas damos por ratificadas y las confirmamos con Nuestra autoridad apostólica
    ” (1).

    Como se ve, tanto Su Santidad el Papa León XIII como varios Sumos Pontífices anteriores son MUY CLAROS AL CONDENAR LA MASONERÍA, RECONOCIENDO ASIMISMO SUS INTENTOS DE DESTRUIR A LA CRISTIANDAD, ALIADA CON SOCIALISTAS Y COMUNISTAS.

    ¿Y quiénes dirigen la masonería?
    Como lo demostraremos en los capítulos siguientes, SON LOS MISMOS QUE DIRIGEN AL SOCIALISMO, ES DECIR: LOS JUDÍOS.



    LOS JUDÍOS : FUNDADORES DE LA MASONERÍA
    Desenmascarar a la masonería es vencerla”, dijo León XIII. Si la desnudamos de sus velos, todo espíritu recto, todo corazón honrado se apartará de ella con horror; y por este solo hecho caerá anonadada y execrada por los mismos que la obedecen.

    El Ilustre sabio jesuita Monseñor León Meurin, S.J., Arzobispo Obispo de Port-Louis, en su laboriosísima obra “Simbolismo de la Masonería”, nos demuestra con documentación aplastante que LOS JUDÍOS SON LOS FUNDADORES, ORGANIZAODRES Y DIRIGENTES DE LA MASONERÍA, la cual utilizan para lograr el dominio mundial, destruir a la Santa Iglesia Católica y demás religiones existentes.

    Entre la autorizada bibliografía que presenta al respecto figuran algunas citas que mencionaremos a continuación:
    El Primer Consejo Supremo, como ya hemos dicho, fue constituido el 31 de mayo de 1801, en Charleston, grado 33 de latitud norte, bajo la presidencia del judío Isaac Long, hecho Inspector General por el judío Moisés Cohen, que había recibido su grado en Spitzer, de Hyes, de Franken y del judío Morin” (2).

    Eran pues judíos los fundadores del primer Gran Consejo que había de convertirse en el centro de la masonería cosmopolita. Y lo situaron en América, en una ciudad elegida precisamente en el grado 33 de latitud norte.
    El Jefe Supremo vive desde 1801 en Charleston. Este jefe era en 1889 Albert Pike, a quien ya hemos nombrado en su Carta Encíclica, fechada el 14 de julio de 1889, aniversario y centenario célebres, él toma los títulos de cada uno de los 33 grados y añade los siguientes:
    `Muy Poderoso Soberano Comendador, Gran Maestre del Supremo Consejo de Charleston, Primer Consejo Supremo del Globo, Gran Maestre Conservador del Palladium Sagrado, Soberano
    Pontífice de la Masonería Universal ́.
    Con estos títulos pomposos, publicó su carta Encíclica, en el año trigésimo primero de su pontificado, asistido por diez Ilustrísimos, Muy Iluminados y Muy Sublimes hermanos, Soberanos Grandes Inspectores Generales, Magos Elegidos, que componen el Serenísimo Gran Colegio de los masones eméritos, Consejo de la Falange de Selección y del Batallón Sagrado de la Orden” (3).
    “La Encíclica enumera a los 23 Consejeros Supremos `engendrados ́ hasta el presente, ya directamente, ya indirectamente, por el de Charleston, esparcidos por el mundo entero.
    Luego enumera cien Grandes Orientes y Grandes Logias de todos los Ritos en comunicación con el Supremo Consejo de Charleston como soberana Potencia masónica; por ejemplo, el Gran Oriente de Francia, el Consejo General del Rito de Misrain, el Gran Consejo de los masones Oddfellows, etc.

    De lo que antecede hemos de concluir que la Masonería es una sobre todo el globo, con formas innumerables, pero bajo la dirección suprema del Soberano Pontífice de Charleston...” (4).



    ORIGEN JUDÍO
    Los ritos y símbolos de la masonería y de otras sociedades secretas recuerdan constantemente la cábala y el judaísmo:
    la reconstrucción del Templo de Salomón,
    la estrella de David,
    el sello de Salomón,
    los nombres de los diferentes grados, como por ejemplo: Caballero Kadosh (“Kadosh” en hebreo significa santo), Príncipe de Jerusalén, Príncipe de Líbano, Caballero de la serpiente de Airain, etc. Y
    la plegaria de los masones ingleses, adoptada en una reunión celebrada en 1663,
    ¿no recuerda de una manera evidente el judaísmo? (5).

    “Finalmente la masonería escocesa se servía de la Era judía; por ejemplo, un libro del masón americano Pike (6), escrito en 1881, está fechado en el `anno mundi 5641 ́.
    Actualmente no se conserva esta cronología sino en los altos grados, mientras que los masones añaden generalmente cuatro mil años en la Era cristiana y no 3760 como los judíos” (7).

    El sabio rabino Benamozegh escribe lo que sigue: “Los que quieran tomarse el trabajo de examinar cuidadosamente las cuestiones de las relaciones entre el judaísmo y la francmasonería filosófica, la teosofía y los misterios en general, perderán un poco de su soberbio desdén por la Cábala. Cesarán de sonreÍr despectivamente ante la idea de que la teología cabalística puede tener una misión que cumplir en la transformación religiosa del porvenir” (8).



    ¿QUIÉNES SON LOS VERDADEROS DIRIGENTES DE LA MASONERÍA?
    Este es uno de los misterios de la secta, uno de los secretos más cuidadosamente guardados; pero puede asegurarse que el trabajo masónico en el mundo entero se desarrolla de acuerdo con un mismo y único plan, que sus medios son siempre y en todas partes idénticos, y que los fines perseguidos son constantemente los mismos.
    Esto nos induce a creer que existe un centro único que dirige todos los movimientos de la secta.
    Más adelante abordaremos esta cuestión, pero recordemos que la “Carta de Colonia” fechada el 24 de junio de 1535 hablaba de un director de la masonería: el Gran Maestre Patriarca que aunque conocido por muy pocos hermanos existe en realidad; y Gougenot des Mousseaux indica que “esta selección de la Orden, estos jefes efectivos que muy pocos iniciados conocen, funcionan en la provechosa y secreta dependencia de los cabalistas israelitas”, y que los verdaderos jefes de la masonería son “los amigos, los auxiliares, los vasallos del judío a quien acatan como soberano señor” (9).

    De la misma opinión participan Eckert, Drumont, Deschamps, Monseñor Jouin, Lambelin y otros conocedores de las cuestiones masónicas y judías.
    Dejemos a un lado las enseñanzas dogmáticas de la masonería y del hebraísmo y examinemos las alianzas entre el judaísmo y la masonería desde el punto de vista meramente práctico y real.
    Discurriendo con lógica no puede menos que aceptarse la conclusión siguiente formulada judaísmo y la francmasonería por L. de Poncins en “Las fuerzas secretas de la revolución”: “La universalidad de la Francmasonería, su duración, la invariabilidad de sus fines, que se explican perfectamente si se trata de una creación judía para servir a intereses judíos, serían absolutamente incomprensibles si su origen fuera cristiano. La misma finalidad de la Francmasonería, la destrucción de la civilización cristiana, descubre al judío, porque sólo el judío puede resultar beneficiado y únicamente el judío está animado de un odio suficientemente violento contra el Cristianismo, para crear una organización semejante”.
    Prosigue Poncins: “La Francmasonería es una sociedad secreta, está dirigida por una minoría internacional y ha jurado un odio implacable al Cristianismo.
    Estos tres rasgos característicos son precisamente los mismos que definen al judaísmo y constituye la demostración de que los judíos son el elemento director de las logias
    ” (10).

    La “Revue Internationale des Sociétés Secretès” informaba en 1926 que:
    “Ya en 1867 se organiza la “Liga Internacional permanente de la Paz” y su secretario el judío Passy esboza la idea de un tribunal para zanjar sin apelación todos los conflictos entre las naciones” (11).



    LOS JUDÍOS : DIRIGENTES DE LA MASONERÍA
    El ilustre sabio jesuita Monseñor León Meurin, Arzobispo Obispo de Port-Louis, en su documentada obra “Filosofía de la masonería”, afirma lo siguiente: “Los primeros once grados de la masonería (del rito escocés) están destinados a transformar al `profano ́ en `Hombre verdadero ́, en el sentido masónico; la segunda serie que va del grado 12 al 22 debe consagrar al Hombre `Pontífice judío ́ y la serie tercera del grado 23 al 33 ha de consagrar al Pontífice `Rey judío ́ o `Emperador cabalístico ́...”
    “Lo primero que sorprende al nuevo adepto a una logia es el carácter judío de todo cuanto en ella encuentra. Desde el grado uno hasta el 30 no oye hablar sino de la `Gran obra ́, de reconstruir el templo de Salomón, del asesinato del arquitecto Hiram-Abiff; de las dos columnas Boaz y Jakin (III, Reyes, VII, 21), de multitud de contraseñas y palabras sagradas hebreas y de la Era judía, añadiendo 4000 años a la nuestra, para no honrar el nacimiento del divino Salvador”

    “Tras haber establecido firmemente a la masonería en los diversos países cristianos, los judíos se aseguraron el predominio de los Grandes Orientes en número e influencia.
    Por otra parte establecieron gran número de logias formadas exclusivamente por judíos. Ya antes de la revolución de 1789, los hermanos von Ecker y Eckhoffen habían fundado en Hamburgo la `Logia de Melquisedec ́, reservada a judíos. Los hebreos von Hirschfeld y Cotter crearon en Berlín a finales del siglo XVIII la `Logia de la Tolerancia ́, con el fin de aproximar por medio de la masonería a los cristianos y a los judíos....” (18).

    Ya desde entonces usaban los judíos el truco de aproximar a judíos y cristianos con el fin de controlar ideológica y políticamente a estos últimos, o desorientarlos; pero, en esa época tenían que recurrir a las “Sociedades Secretas”, ya que las leyes y las costumbres de los estados cristianos de Europa estaban saturadas de medidas tendientes a proteger a los cristianos en contra de los engaños de los judíos. El citado arzobispo sigue diciendo que: “El periódico secreto masónico de Leipzig en su número correspondiente a octubre de 1864 decía que `el centro de las logias judías funcionaba en París, bajo la dirección de Crémieux y el Gran Rabino ́ ” judío ́ (19).



    LAS DOCTRINAS, SÍMBOLOS Y GRADOS MASÓNICOS PROVIENEN DEL JUDAÍSMO.
    El ilustre Arzobispo Obispo de Port-Louis, hablando sobre el origen judío de las doctrinas masónicas, dice lo siguiente: “Los dogmas de la masonería son los de la Cábala judía y en particular los de su libro `Zohar’ “. (Luz).
    “Ello no consta en ningún documento masónico pues es uno de los grandes secretos que los judíos guardan para sólo conocerlos ellos mismos.
    Sin embargo, hemos podido descubrirlo siguiendo los rastros del número once...” “Es aquí donde hemos descubierto los dogmas fundamentales de la Cábala judía incorporados a la masonería” (20).

    Y en su obra “Simbolismo de la masonería” el citado arzobispo dice: “En los capítulos precedentes quedaba siempre cierto número de símbolos masónicos más o menos inaplicables. En éste todo cuanto representa un papel en la masonería y en su leyenda se aplica al pueblo judío con una facilidad asombrosa. En realidad cuanto existe en la masonería es profunda, exclusiva, apasionadamente judío desde el principio hasta el fin”.
    “¿Qué interés tienen las demás naciones en reconstruir el templo de Salomón?
    ¿Lo hacen por ellas mismas o por los judíos?
    ¿Son estas naciones o son los judíos quienes obtendrán de ello algún beneficio?
    ¿Qué ventajas representa para ellas devorarse unas a otras a fin de que triunfen en todo el mundo los `Príncipes de Jerusalén’ (grado 16), `Jefes del Tabernáculo ́ (grado 23) o `Príncipes del Tabernáculo ́(grado 24)?
    ¿Se han puesto de acuerdo las naciones para servir de escabel a los pies de los judíos (Salmo 109)
    ¿Por qué, pues, se apresuran a colocar la corona (kether) en su cabeza y el reino (malkuth) bajo sus pies?”.

    “Es tan evidente que la masonería no es sino una herramienta en manos de los judíos, que son los que la manejan, que uno se siente tentado a creer que los masones no judíos pierden la inteligencia y la facultad de raciocinio el mismo día en que por primera vez les vendan los ojos” (21).



    CONSIDERACIÓN MASÓNICA POR LOS JUDÍOS
    El Eminentísimo Cardenal Caro en su obra “El misterio de la masonería” dice: “En la masonería se ha visto siempre una grande y especialísima consideración por los judíos: cuando se habla de superticiones jamás se menciona la religión judía.
    Cuando estalló la Revolución Francesa, se pidió con instancia la ciudadanía francesa para los judíos; rechazada una vez, se insistió en pedirla, y fue concedida. El lector recordará que en esos días se perseguía a muerte a los católicos.
    Cuando la Comuna de París, fue menester defender del saqueo la Caja de fondos del Banco de Francia; nadie amenazó los Bancos judíos. (`La Franc-Mau. Secte Juive ̈, 60)”.
    “La masonería ha mirado con horror el antisemitismo, a tal punto, que un Hermano antisemita, que creía de buena fe en la tolerancia de las opiniones políticas de la masonería se presentó en Francia como candidato a diputado una vez y salió elegido y cuando de trató de la reelección, se dieron órdenes expresas a las logias para que se le hiciera la guerra, órdenes que no se ven casi nunca en las logias y tuvieron que ser cumplidas”.




    PREPONDERANCIA JUDAICA EN LAS LOGIAS
    “En 1862, un masón de Berlín, dándose cuenta de la preponderancia judía en las logias, escribía en una hoja de Munich: `Hay en Alemania una sociedad secreta de formas masónicas que está sujeta a jefes desconocidos. Los miembros de esta asociación son en su mayor parte israelitas... ́En Londres, donde se encuentra, como se sabe, el foco de la revolución, bajo el Gran Maestre Palmerston, hay dos logias judías que no vieron jamás a cristiano pasar sus umbrales; allí es donde se juntan todos los hilos de los elementos revolucionarios que anidan en las Logias Cristianas”.

    “En Roma, otra Logia enteramente compuesta de judíos, donde se reúnen todos los hilos de las tramas urdidas en las Logias Cristianas, es el Supremo Tribunal de la Revolución”.
    “Desde allí son dirigidas las otras logias, por jefes secretos, de modo que la mayor parte de los revolucionarios cristianos no son más que muñecos puestos en movimiento por judíos, mediante el misterio”.
    “En Leipzig, con ocasión de la feria que hace acudir a esa ciudad una parte de los altos negociantes judíos y cristianos de la Europa entera, la Logia Judía secreta es cada vez más permanente, y jamás masón cristiano ha sido recibido en ella.
    He ahí lo que hace abrir los ojos a más de uno de nosotros...No hay sino emisarios que tienen acceso a las logias judías de Hamburgo y de Francfort”.

    Gougenot des Mousseaux refiere este hecho que confirma lo anterior: “Desde la recrudescencia revolucionaria de 1848 me encontraba en relación con un judío que, por vanidad, traicionaba el secreto de las sociedades secretas en las cuales estaba asociado y que me advertía con ocho o diez días de anticipación todas las revoluciones que iban a estallar en un punto cualquiera de Europa. Le debo la inquebrantable convicción de que todos esos grandes movimientos de los pueblos oprimidos, etc., son combinados por una media docena de individuos que dan sus órdenes a las sociedades secretas de toda Europa. El suelo está enteramente minado bajo nuestros pies y los judíos suministran un gran contingente a esos minadores”.

    “En 1870, De Camille escribía a `Le Monde ́ que una gira por Italia había encontrado a uno de sus antiguos conocidos, masón, y habiéndole preguntado cómo estaba la Orden, le respondió:
    `He dejado mi Logia de la Orden definitivamente, porque he adquirido la convicción profunda de que no éramos sino los instrumentos de los judíos que nos empujaban a la destrucción total del Cristianismo’ . (`La F. M. Secte Juive ́, 43-46).

    “Como confirmación de lo anterior voy a transcribir una información que se encuentra en la `Revue des Sociétés Secrètes ́(págs. 118-119, 1924).
    1a. La Internacional dorada (plutocracia y alta finanza internacional), a cuya cabeza se encuentra: a) En América: P. Morgan, Rockefeller, Wanderbilt y Wanderlippe (Varios de estos nombres no parecen ser de lo mejor escogidos); b) En Europa: la casa Rothschild y otras de orden secundario.
    2a. La Internacional roja o Unión Internacional de la democracia social obrera. Esta comprende:
    a) la segunda Internacional (la de Bélgica, judío Vandervelde);
    b) la Internacional No. 2 1⁄2 (la de Viena, judío Adler); y
    c) la Internacional No. 3 o Internacional comunista (la de Moscú, judíos Apfelbaum y Radek).
    A esta hidra de tres cabezas que para más comodidad obran separadamente, se agrega el Profintern (Oficina Internacional de las asociaciones profesionales) que tiene su sede en Amsterdam y dicta la palabra judaica a los sindicatos no afiliados aún al bolchevismo.
    3a. La Internacional negra o Unión del Judaísmo de combate.
    El principal papel es desempeñado en ella por la organización universal de los Sionistas (Londres); por la Alianza Israelita Universal fundada en parís por el judío Crémieux; por la Orden judía de los B ́naï - Moiche (hijos de Moisés) y las sociedades judías `Henoloustz`, `Hitakhdoute ́, `Tarbout ́, `Keren- Haessode ́, y otras ciento, más o menos enmascaradas, diseminadas en todos los países del viejo y del nuevo mundo.
    4a. La Internacional azul o Masonería Internacional que reúne por medio de `la Logia Reunida de la Gran Bretaña ́, por medio de `la Gran Logia de Francia ́ y por medio de los Grandes Orientes de Francia, Bélgica, Italia, Turquía y de los demás países, a todos los masones del universo. (El centro activo de esta agrupación es la Gran Logia `Alpina ́).

    La Orden judeo-masónica de los `B ́naï-B ́rith ́, que, contra los estatutos de las logias masónicas, no acepta sino judíos, y que cuenta en el mundo más de 426 logias puramente judías, sirve de lazo entre todas las Internacionales enumeradas más arriba.
    Los dirigentes de la `B ́naï- B ́rith ́ son los judíos:
    Morgentau, antiguo Embajador de los Estados Unidos en Constantinopla;
    Brandeis, juez supremo en los Estados Unidos;
    Mack, sionista, Warburg (Félix), banquero;
    Elkuss; Krauss (Alfred), su primer presidente;
    Schiff, muerto ya, que ha subvencionado el movimiento de emancipación de los Judíos en Rusia;
    Marchall (Luis), sionista.

    Sabemos de cierto, dice Webster, que los cinco poderes a que nos hemos referido –la Masonería del Gran Oriente, la Teosofía, el Pan-Germanismo, la Finanza Internacional y la Revolución Social- tienen una existencia muy real y ejercen una influencia muy definida en los negocios del mundo.
    En esto no tratamos de hipótesis sino de hechos basados sobre evidencia documentada...” (22)
    “Los judíos han sido los más conspicuos en conexión con la Francmasonería en Francia desde la Revolución” (23).



    CRÍMENES DE LA MASONERÍA
    Sobre los monstruosos crímenes de esa obra maestra del judaísmo moderno que es la masonería, dice textualmente el Emmo. Cardenal Caro: “La lectura del Ritual masónico deja ver, al menos en varios grados, que prepara a sus adeptos para la venganza, la revolución y, por lo tanto, el crimen.

    `En todos sus ritos ́ dice Benoit, `los masones son sometidos a una educación que les enseña, en la teoría y en la práctica, la violencia. Se les dice que la Orden masónica tiene por fin vengar la muerte de Adonhirán, de sus tres compañeros traidores, o la de Jacobo Molay, de sus asesinos, el Papa, el Rey y Noffodai.
    En un grado, el que va a iniciarse ensaya su valor sobre el cuello y cabezas guarnecidas de tripas llenas de sangre; en otro grado, el que va a ser recibido debe derribar cabezas colocadas sobre una serpiente, o aun degollar un cordero (grado 30 del Rito Escocés A.A.), creyendo matar a un hombre.
    Aquí debe trabar sangrientos combates con enemigos que le disputan la vuelta a la patria; allí hay cabezas humanas expuestas sobre estacas, hay un cadáver encerrado en un ataúd y, alrededor, los hermanos, de duelo, conciertan la venganza ́”.
    “Estas ceremonias diversas...tienen como fin enseñar a los adeptos que es por medio de la violencia como la masonería ha de destruir a sus enemigos, los sacerdotes y los reyes...” (24).

    Pero suspendamos por un momento la cita que transcribimos del Cardenal Caro R., para preguntar: ¿Por qué la masonería considera sus enemigos a los sacerdotes y a los reyes y ha luchado por destruirlos?
    Con vasta documentación demostramos que fueron durante casi dieciocho siglos, precisamente los sacerdotes y los reyes, quienes, una vez tras otra, hicieron fracasar las actividades judías tendientes a dominar al mundo.

    Pero sigamos con lo que afirma el Cardenal Caro R. en su documentada obra: “Todos conocen el asesinato de Rossi, Ministro de Pío IX, por sus antiguos hermanos de la Carbonaria. Todos saben que Orsini fue encargado por las logias, en 1858, para atentar contra la vida de Napoleón III...” (el intento de asesinato fracasó).

    “En el último siglo, el caballero Lescure, que quiso renunciar a la Logia Ermenonville, fue envenenado: `Muerto víctima de esta infame horda de los iluminados... ́”.

    “El 22 de octubre de 1916 fue asesinado el conde Stürgkh, canciller de Austria. Fritz Adler, el asesino, era masón o hijo de masón, miembro de una logia de altos dignatarios masónicos en Suiza. En su declaración defendió el derecho de hacer justicia por sí mismo...”.

    “En Francia, con ocasión del asunto Dreyfus, fueron asesinados el Cap. d ́Attel, que declaró contra él; el diputado Chaulin Serviniere, que había recibido de d ́Attel los detalles de la confesión de Dreyfus; el prefecto Laurenceau, que denunció sumas de dinero enviadas al extranjero a los amigos de Dreyfus, a su parecer para soborno; el empleado del presidio, Rocher, que sostenía haber oído a Dreyfus confesar parcialmente su delito. El Cap. Valerio, uno de los testigos contra Dreyfus, y el presidente Faure, que se había declarado contrario a la revisión del proceso, desaparecieron también en breve.
    Todos los defensores de Dreyfus eran masones, especialmente judíos”.

    “En Suecia, el Hermano Gustavo III fue asesinado por el H. Ankeström, Emisario de la Gr. Log. que presidía Condorcet, según acuerdo de los masones reunidos en 1786, en Francfort sur Maine...”.

    “En Rusia, fue asesinado Pablo I, masón, que, conociendo el peligro de la Hermandad, la prohibió estrictamente. Igual suerte y por igual motivo tuvo su hijo Alejandro I, asesinado en Taganrog, 1825. (`Los grandes crímenes de la masonería’ . Trad.)”



    ASESINATOS DE PROFANOS
    “En Francia, se les atribuye la muerte de Luis XVI. El Card. Mathieu, Arzob. de Besançon, y Mons. Bessan, Ob. de Nimes, han referido en cartas conocidas de todo el mundo, las revelaciones que les han sido hechas sobre la resolución tomada en 1787, por el convento de Wilhelmsbad, de asesinar a Luis XVI y al rey de Suecia. Estas revelaciones les habían sido hechas por dos antiguos miembros de este convento...El asesinato del duque de Berry...el del gran patriota y ardiente católico de Lucerna, Suiza, Leu..., han sido resueltos y ejecutados por sectarios...”

    “En Austria, el famoso crimen de Sarajevo, ocasión de la Gran Guerra, fue decretado, anunciado con anticipación y ejecutado a su tiempo por la masonería.
    `Un suizo, alto dignatario masónico, se expresó en el año 1912, sobre este hecho, de la siguiente manera: El heredero es un personaje de mucho talento, lastima que esté condenado; morirá en el camino al trono.

    Madame de Tebes anunció su muerte los dos años que la precedieron. Los principales culpables eran en su totalidad masones ́. Todo esto, dice Wicht, no es suposición, sino hechos judicialmente comprobados que se silencian intencionalmente...”

    “En Alemania fueron asesinados el mariscal Echhorn y su ayudante, el capitán von Dressler, el 30 de julio de 1918. El día antes el diario masónico de París. `Le Matin ́, escribía que una `sociedad secreta patriótica ́ había ofrecido un subido premio por la cabeza de Echhorn. ya se puede suponer qué clase de sociedad suministraría a `Le Matin ́ la noticia”.

    “En Italia fue asesinado Umberto I por el anarquista Pressi, masón de una logia de Paterson, en Nueva Jersey, Estados Unidos, aún cuando él mismo no había estado en América...Así se ponía en práctica la explicación que en ciertos grados daban los carbonarios a la inscripción de la cruz: I.N.R.I. `iustum necare reges Italiae ́: es justo asesinar a los reyes de Italia”.

    “El 26 de marzo de 1855 cayó asesinado en Parma el duque Carlos III; el asesino Antonio Carra, había sido escogido y estimulado por Lemni el día antes en reunión secreta presidida por Lemni, que fue más tarde Soberano Gran Maestre de la Masonería Italiana y mundial, según parece. Un tal Lippo había confeccionado un maniquí para enseñar a dar golpes de puñal más terribles y el ejecutor fue sorteado”.

    “El 22 de mayo murió Fernando II de Nápoles; se le dio en una rebanada de melón un veneno que le ocasionó una muerte horriblemente dolorosa. El autor de este regicidio fue un francmasón afiliado a una de las ramas más criminales de la secta, la llamada de los `Sublimes Maestros Perfectos ́. Era discípulo de Mazzini y una de las personas más respetables de la corte.
    Margiotta no se atreve a dar su nombre (Marg., A.L. 21-34). En este autor se pueden leer innumerables crímenes más cometidos por la masonería en Italia”.

    “En Portugal fue asesinado el rey Carlos y su hijo Luis. Los masones prepararon la caída de la monarquía. El Ven. H. Magalhaes da Lima fue a París, en diciembre de 1907, donde el H. Moses, miembro del Consejo de la Gr. Lo. lo recibió solemnemente. Magalhaes dio conferencias en las que anunciaba `el hundimiento de la monarquía en Portugal, la próxima constitución de la República ́.
    El conocido adversario de la masonería, Abbé Tourmentin, escribía entonces que los masones estaban preparando manifiestamente un golpe contra la casa real portuguesa, expresando el temor de que dentro de poco se arrojaría o se asesinaría al rey Carlos. Diez semanas después se cumplían sus temores y Tourmentin inculpaba pública y francamente a los masones de ese asesinato. Estos han preferido el silencio”.

    “En América. Se puede leer en Eckert algunos detalles de la persecución y del asesinato de que fue víctima Morgan, en Estados Unidos, por querer publicar un libro para revelar los secretos de la Masonería, y la destrucción de la imprenta y persecución del impresor, y de otros odiosos crímenes que sucedieron a ese asesinato, y la indignación pública que hubo al saberse todo el favor que las autoridades, masones por lo general, prestaron a los asesinos y el favor con que las logias los miraron. (Eckert, II, 201 y sigs.)”.

    “Es sabido también el asesinato del presidente del Ecuador, García Moreno...”.



    MATANZAS, EJECUCIONES SUMARIAS Y SAQUEOS
    “Sería necesario leer la descripción de Taine, librepensador, para tener idea de lo que pasó en Francia cuando dominaron los masones en 1789 y tres años siguientes: Cuenta
    más de 150.000 fugitivos y desterrados;
    10.000 personas muertas sin ser juzgadas en la sola provincia de Anjou;
    50.000 muertos en la sola provincia del Oeste.
    En 1796 el general Hoche escribía al ministro del Interior: `No hay sino un hombre por veinte de la población de 1789 ́. Ha habido hasta 400.000 detenidos a la vez en las prisiones, Más de un millón doscientos mil particulares han sufrido en sus personas; varios millones, todos los que poseían algo, han sufrido en sus bienes. (Taine, cit. por Benoit, F.M. II, 268, nota)” (25).

    El que desee más datos debe leer la obra del Eminentísimo Cardenal Caro “El misterio de la masonería”
    Catholic.net - El Misterio de la MasonerÃ*a. Descorriendo el velo.



    LA MASONERÍA PROPAGADORA DE LAS REVOLUCIONES JACOBINAS
    El Arzobispo Obispo de Port- Louis, Monseñor León Meurin, en su obra “Filosofía de la Masonería”, dice: “En 1844, Disraeli ponía en boca del judío Sidonia las siguientes palabras (Coningsby, VI, XV): `Desde que la sociedad inglesa ha comenzado a agitarse y sus instituciones se ven amenazadas por asociaciones poderosas, ven ustedes a los judíos, antes tan leales, en las filas de los revolucionarios...Esa misteriosa diplomacia rusa que tanto alarma a los occidentales, está organizada, y en su mayor parte realizada por judíos...: la formidable revolución que se está preparando en Alemania, cuyos efectos serán aún más grandes que los de la Reforma, se lleva a cabo totalmente bajo los auspicios de los judíos. En el conde Cancrín, ministro de finanzas ruso, reconozco a un judío lituano; en el ministro español señor Mendizábal, veo un judío aragonés; en el
    presidente del Consejo francés mariscal Soult, reconozco al hijo de un judío francés; en el ministro prusiano, conde de Arnim veo un judío...Ya ve, querido Coningsby, que el mundo está gobernado por personajes muy distintos de los que creen los que no están entre bastidores ́”.

    “Durante la revolución de 1848, dirigida por el Gran Oriente de Francia, su Gran Maestre, el judío Crémieux, llegó a ser ministro de Justicia. Este hombre fundó en 1860 la Alianza Israelita Universal y proclamó, con inconcebible descaro en los Archivos Israelitas de 1861 (pág. 651) que `en lugar de los Papas y los Césares, va a surgir un nuevo reino, una nueva Jerusalén ́. ¡Y nuestros buenos masones, con los ojos vendados, ayudan a los judíos en la `Gran Obra ́ de construir ese nuevo Templo de Salomón, ese nuevo Reino césaro-papista de los cabalistas!”.

    “En 1862, un masón berlinés hizo editar un folleto de ocho páginas, quejándose de la preponderancia que los judíos tenían en las logias. Bajo el título `Signo de los tiempos ́, señalaba el peligroso carácter de las elecciones berlinesas del 28 de abril y 6 de mayo del mencionado año. `Un elemento –decía- ha aflorado a la superficie y ha ejercido una peligrosa influencia disolvente en todos los sentidos: el judío.
    Los judíos están a la cabeza con sus escritos, palabras y acciones; son jefes y agentes principales en todas las empresas revolucionarias, hasta la construcción de barricadas.
    Bien claro se ha visto esto en Berlín, en 1848. ¿Cómo es posible que en Berlín hayan sido elegidos 217 electores especiales judíos y que, en dos distritos, hayan sido elegidos sólo judíos con exclusión de cualquier otro candidato cristiano?”.

    “Este estado de cosas iba a empeorar desde entonces. Los judíos formaban la mayoría de la Corporación municipal, de modo que Berlín podía ser llamado, con justicia, la capital de los judíos”.
    “En la Prensa, los judíos hablan del `pueblo ́ y de la `nación ́, como si sólo hubiese judíos y los cristianos no existiesen. La explicación de tal hecho pueden darla los masones agitadores que, según el Hermano Lamartine, originaron las revoluciones de 1789, 1830, 1848, etc, etc., declaración confirmada por el Hermano Garnier Pagés, ministro de la República, que declaró públicamente, en 1848, que `la revolución francesa de 1848 constituía el triunfo de los principios de la liga masónica; que Francia había recibido la iniciación masónica, y que 40.000 masones habían prometido su ayuda para concluir la obra gloriosa del establecimiento de la República, destinada a extenderse por toda Europa, y, al fin, sobre toda la faz de la tierra ́”.

    “El colmo de todo esto es el poder político y revolucionario de los judíos, según las palabras de J. Weil, jefe de los masones judíos, que decía en un informe secreto: `Ejercemos una poderosa influencia sobre los movimientos de nuestro tiempo y del progreso de la civilización hacia la republicanización de los pueblos ́.

    Otro jefe masónico, el judío Louis Boerne, decía, también en un escrito secreto: `Hemos sacudido con mano poderosa los pilares sobre los que se asienta el viejo edificio, hasta hacerles gemir ́.

    “Mendizábal, también judío, alma de la revolución española de 1820, llevó a cabo la toma de Oporto y Lisboa y, en 1838, realizando, mediante su influencia masónica, la revolución en España, llegando a primer ministro”.

    Y sigue diciendo el Excmo. Sr. Arzobispo: “El judío Mendizábal, había prometido como ministro, restaurar las precarias finanzas de España, pero, en corto espacio de tiempo, el resultado de sus manipulaciones fue un terrible aumento de la deuda nacional, y una gran disminución de la renta, en tanto que él y sus amigos amasaban inmensas fortunas.
    La venta de más de 900 instituciones cristianas, religiosas y de caridad, que las cortes habían declarado propiedad nacional a instigación de los judíos, les proporcionó magnífica ocasión para el fabuloso aumento de sus fortunas personales. Del mismo modo, fueron tratados los bienes eclesiásticos. La burla impudente de los sentimientos religiosos y nacionales, llegó hasta el punto de que la querida de Mendizábal se atrevió a lucir en público un magnífico collar que, hasta poco tiempo antes, había servido de adorno a una imagen de la Santa Virgen María, en una de las iglesias de Madrid.”

    “El masón berlinés de que hacíamos mención al principio continuaba diciendo: “El peligro para el trono y el altar, amenazados por el poder de los judíos, según acaban de hacer los jefes de la Masonería Alemana ́, al decir: `Los judíos han comprendido que el `arte real ́ (el arte masónico) era un medio capital para establecer sólidamente su propio reino esotérico...El peligro amenaza, no solamente a la masonería, nuestra Orden, sino a los estados en general...Los judíos encuentran en las logias múltiples ocasiones para practicar su archiconocido sistema de corrupción, sembrando la confusión en muchos asuntos...Si se tiene presente el papel que jugaron los judíos en los crímenes de la Revolución francesa y en la usurpación corsa; si se tiene en cuenta la obstinada creencia de los judíos en un futuro Reinado israelita sobre todo el universo y su influencia sobre el gran número de ministros de Estado, se advertirá cuán peligrosa puede ser su actividad en los asuntos masónicos.
    El pueblo judío forma una casta en oposición hostil a toda la raza humana, y el Dios de Israel no ha elegido más que a un pueblo, al que todos los demás han de servir de `escabel ́”.

    “Considerad que entre los 17 millones de habitantes de la Prusia, no hay más de 600.000 judíos; considerad con qué ardor convulsivo trabaja esta nación, de vivacidad oriental e irreprimible, para lograr por todos los medios subvertir el estado; por ocupar, incluso mediante dinero, los establecimientos de enseñanza superior y monopolizar en su favor los puestos del Gobierno...”
    Y continúa diciendo el ilustre Arzobispo: “Carlyle, una de las mayores autoridades masónicas, dice, (pág. 86): `La Masonería de la Gran Logia es, en la actualidad, enteramente judía’.”

    “La `Gaceta de la Cruz ́, órgano principal de los conservadores prusianos, dedicó, del 29 de junio al 3 de julio de 1875, una serie de artículos en los que se demostraba que los principales ministros de los gobiernos alemán y prusiano, sin exceptuar al príncipe de Bismarck, estaban en manos de los reyes judíos de la Bolsa, y que los banqueros judíos eran quienes, de manera práctica, gobernaban Prusia y Alemania.
    Esto hizo decir al judío Gutzkow: `Los verdaderos fundadores del nuevo Imperio alemán son los judíos; judíos son los adelantados en todas las ciencias, la prensa, la escena y la política ́ “.

    “M. Stamm escribió en 1860 un libro sobre este tema, en el que se prueba que `el reino de la libertad universal sobre la tierra será fundado por los judíos ́.
    En el mismo año, Sammter publicó en el Volsblait una larga carta para demostrar que `los judíos ocuparán muy pronto el lugar de la nobleza cristiana; la aristocracia caduca debe perder su puesto en esta época de luz y de libertad universales, a la que tan próximos estamos. ¿No comprendéis –escribe- el verdadero sentido de la promesa hecha por el Señor Dios Sabaoth a nuestro padre Abraham?, promesa que se ha de cumplir con seguridad, la de que un día todas las naciones de la tierra serán sometidas a Israel.
    ¿Creéis que Dios se refería a una monarquía universal, con Israel como rey? ¡Oh, no! Dios dispersó a los judíos sobre toda la superficie del globo, a fin de que constituyesen una especie de fermento, entre todas las razas, y al cabo, como elegidos que son, extendiesen su dominación sobre ellas ́ “.
    “No es probable que la terrible opresión sufrida por las naciones cristinas de Europa, que se ven empobrecidas por la usura y la avaricia de los judíos, y que se quejan de ver las riquezas nacionales acumuladas en manos de los grandes banqueros, se calme con esporádicos levantamientos antisemitas. Las monarquías cuyos cimientos no están aún pulverizados por el martillo masónico, y cuyas dinastías no están aún reducidas al nivel de los masones descamisados, descalzos y con los ojos vendados, se coaligarán contra la secta monstruosa, y harán pedazos las filas de los anarquistas.
    El propio Carlyle, masón furioso dice, aterrado de la suerte de la humanidad entre las manos de los judíos: `Cuando los legisladores vuelvan a ocuparse de las sociedades secretas, harán bien en no hacer una excepción en favor de la Masonería ́ ”.

    El privilegio del secreto está legalmente acordado a los masones en Inglaterra, Francia, Alemania, y, creemos que en todos los países. El hecho de que todas las revoluciones salgan del fondo de las logias, sería inexplicable si no supiéramos, que, con la momentánea excepción de Bélgica, los ministerios de todos los países se hallan en manos de masones dirigidos, en el fondo, por los judíos” (26).

    Uno de los testimonios más interesantes es seguramente el del masón Haugwitz, inspector de las logias de Prusia y de Polonia. En 1777 –escribe en sus memorias- “me hice cargo de la dirección de las logias de Prusia, Polonia y Rusia. Allí he adquirido la firme convicción de que todo lo que ha sucedido en Francia desde 1789, la Revolución, es una palabra, incluso el asesinato del rey con todos sus horrores, no sólo se había decretado en aquel tiempo,, sino que todo fue preparado por medio de reuniones, instrucciones, juramentos y señales que no dejan lugar a duda ninguna acerca de la inteligencia que todo lo meditó y dirigió” (27).

    En lo que concierne al asesinato de Luis XVI, tenemos igualmente el testimonio del jesuita padre Abel. “En 1784 – declara- tuvo lugar en Francfort una reunión extraordinaria de la Gran Logia Ecléctica...Uno de los miembros puso a discusión la condenación a muerte de Luis XVI, rey de Francia, y de Gustavo III, rey de Suecia. Ese hombre se llamaba Abel. Era mi abuelo” (28).

    Barruel, en su obra “Memorias para la historia del Jacobinismo”, dice: “Después de esta reunión uno de sus miembros, el marqués de Visieu, declaraba lo siguiente: `Lo que puedo deciros es que se trama una conspiración tan bien urdida y tan profunda, que será muy difícil que no sucumban la religión y los gobiernos ́ “ (28).

    Maurice Fara, en su libro “La masonería en descubierto”, dice que: “La existencia de esta conspiración y su propósito de asesinar al rey de Francia y al rey de Suecia aparecen igualmente confirmados por la mayor parte de los autores que han hecho investigaciones serias sobre la cuestión masónica (30) y los acontecimientos trágicos las confirman igualmente.
    El 21 de enero de 1793 el rey Luis XVI muere guillotinado después de un simulacro de juicio en el que la mayoría de los jueces son masones. Un año después, el rey Gustavo III es asesinado por Aukastrem, discípulo de Condorcet.
    El mismo año desaparece misteriosamente el emperador Leopoldo”.

    “En un discurso pronunciado el 4 de marzo de 1882 en la logia `Libre Pensamiento ́, de Aurillac, decía el masón Paul Roques: `Después de haber trabajado en la revolución política, la Franc-Masonería debe trabajar en la revolución social... ́ “ (31).

    Y en la Memoria del Gran Oriente de Francia se afirma: “Que Francia, para vivir, no
    sacrifique la razón misma de su existencia: el ideal filosófico, político y social de sus antepasados de 1789; que no apague la antorcha del genio revolucionario con la que ha iluminado al mundo”.
    Y añade el mismo orador: “La peor humillación para Francia consistiría en renegar de la obra de la revolución...que perezca al menos sin haber abdicado su ideal”. (32).

    Otros documentos masónicos de indiscutible valor nos informan que: “Nunca se podrá olvidar que fue la revolución francesa la que dió realidad a los principios masónicos preparados en nuestros templos”, decía un orador en el Congreso Masónico de Bruselas (33) y en una reunión de la logia de Angers celebrada en 1922 exclamaba uno de los hermanos: “La Franc- Masonería, que ha desempeñado el papel más importante en 1789, debe estar dispuesta a suministrar sus cuadros de combate a una revolución siempre posible” (34).

    “Pasemos al estudio de la participación de los judíos en las revoluciones en general. Ya en 1648 el gran jefe revolucionario Cromwell estaba sostenido por los judíos; una delegación venida `del fondo de Asia y dirigida por el rabino Jacob ben Azabel ́ se presentó ante el dictador inglés. No se hicieron esperar los resultados de las conversaciones que se entablaron y Cromwell usó de todo su poder para derogar las leyes de restricción impuestas a los judíos en Inglaterra (35).

    Uno de los más íntimos colaboradores de Cromwell fue el rabino de Amsterdam, Manassé ben Israel”. (36)

    El famoso investigador de la masonería Maurice Fara, nos cita que: “Ernesto Renán, que no puede ser sospechoso de antisemitismo, escribía lo que sigue: `En el movimiento revolucionario francés el elemento judío desempeñaba un papel capital ́ y es muy difícil no estar de acuerdo con él. Es verdad que hacia 1789 los judíos operaban con mucha prudencia y se ocultaban tras las organizaciones masónicas y las sociedades filosóficas, pero esto no impedía que algunos de los hijos de Israel tomaran parte activa en los acontecimientos revolucionarios y se aprovecharan de ellos desde el punto de vista material.
    El primer tiro contra los guardias suizos de la Tullerías, el 10 de agosto de 1791, fue disparado por el judío Zalkind Hourwitz Lang (37).

    Pero como este ardor bélico encierra muchos peligros, prefieren los judíos dedicarse a otras actividades menos peligrosas y sobre todo más lucrativas.
    El viejo hebreo Benoltas, hombre millonario de esta plaza (Cádiz) queda nombrado por ahora tesorero general de la Orden, y cuenta ya con un fondo disponible de trescientos mil pesos fuertes (Máxima 44 del Grande Oriente Español, 1o de abril de 1824)” (38).

    P. Gaxotte, en su obra “La Revolución Francesa”, afirma que: “El avituallamiento de los Ejércitos republicanos se realizaba por los israelitas Bidermann, Max Beer, Moselmann y otros, y esto dio lugar a las quejas formuladas por el comandante Bernanville, del Ejército del Mosela, porque se le enviaban para las tropas calzados de adolescente con suela de cartón, medias de niño y lonas para tienda completamente podridas” (39).

    Capefigue, en su obra “Las grandes operaciones financieras”, dice que: “En cuanto fueron abolidas las leyes que restringían los derechos de los judíos gracias a la intervención del abate Gregoire, de Mirabeau, Robespierre y otros (esto lo hacen el primer día todos los Gobiernos revolucionarios), y `en cuanto prevalecieron las ideas de 1789, descargó sobre Francia una verdadera nube de extranjeros, especialmente judíos de las orillas del Rhin ́ (40).
    Entonces fue cuando aparecieron en la arena política los Klotz, los Benjamin Veitel Ephraim, los Etta Palm, etc. `El Mesías ha venido para nosotros el 28 de febrero de 1790 con los Derechos del Hombre ́ (41), escribía el judío Cahen, y, en efecto, la concesión a los judíos de todos los derechos de ciudadanía fue una de las grandes victorias de Israel”.

    Dice el historiador israelita Bédarride: “La revolución de 1830 no ha hecho sino consagrar estos felices resultados. Cuando en 1848 la soberanía del pueblo alcanzó sus últimos límites surgieron nombres israelitas en las más altas regiones del poder” (42).
    Estos elegidos, estos representantes del pueblo ostentaban apellidos tan franceses como los de Fould, Cerfbeer, Crémieux, etc.
    Pero no fue sólo en Francia donde la judería desempeñó un papel preponderante en los movimientos revolucionarios. El culto escritor francés R. Lambelin afirma: “El movimiento revolucionario que agitó la Europa central en 1848, fue preparado y sostenido por los judíos” (43), así lo demuestran numerosos hechos y documentos.
    “Entre los autores de la revolución de 1870 y entre los miembros de la Commune, aparecen igualmente los judíos representados por Ravel Isaac Calmer, Jacob Pereyra y otros.
    El autor precitado señala la presencia de 18 judíos entre los principales miembros de la Commune” (44).

    Asegurando el escritor francés Drumont, que durante el incendio de París en 1871 los incendiarios dejaron intactos los 150 edificios que pertenecían a la familia Rothschild.
    Continuando el estudio de estos movimientos en Europa, volvemos a encontrar a los judíos: el poeta Heine, Carlos Marx, Lasalle y otros muchos.
    Drumont escribe: “Para destruir la antigua sociedad que lo repelía, el judío ha sabido colocarse a la cabeza de la acción democrática. Los Carlos Marx, los Lasalle, los principales nihilistas, TODOS LOS JEFES DE LA REVOLUCIÓN COSMOPOLITA SON JUDÍOS. de este modo imprimen los judíos al movimiento la dirección que le conviene” (45).

    Y el escritor francés, Mauruce Fara, dice: “No olvidemos que los fundadores de la Internacional en 1864 fueron los judíos Marx, Neumeier, Fribourg, James Cohen, Lasalle, Aaron, Adler, Franckel y, el único no judío (¿), Compers”.
    “Para dirigir el movimiento revolucionario se fundó en Francia el tan conocido diario
    `L ́Humanité ́. Para ello se abrió una suscripción que proporcionó la suma de 780.000 francos. Citaremos entre los doce donantes que `por casualidad ́ eran todos judíos: Levy Brul, Levy Bram, A. Dreyfus, L. Dreyfus, Herr, Eli Rodríguez, León Picard, Blum, Rouff, Kasevitz, Salomón Reinach y Sachs” (46).

    Después de leído lo que precede no puede causar extrañeza que en el sínodo judío de Leipzig del 29 de junio de 1869 se aprobara la siguiente moción: “El Sínodo reconoce que el desarrollo y la realización de los principios modernos (léase revolucionarios) son las más firmes garantías para el presente y el porvenir del judaísmo y de sus miembros.
    Son las condiciones más enérgicamente vitales para la existencia expansiva y el mayor desarrollo del judaísmo” (47).

    En muchos aspectos la revolución no ha sido sino una aplicación del ideal que `Israel había traído al mundo ́ “ (48)

    Según escribe Leroy Beaulieu, autor nada tachado de antisemitismo. Es preciso darle la razón porque no se puede negar la importancia de la intervención judía en la obra revolucionaria.



    LA SOCIEDAD DE LAS NACIONES : OBRA JUDÍA.

    El periódico “Los Archivos Israelitas” soñaba con un tribunal análogo en 1864.
    “¿No es natural y aún necesario –escribía un tal Levy Bing- que veamos pronto establecido otro tribunal, un tribunal supremo al que se sometan los grandes conflictos públicos, las querellas
    entre nación y nación, que juzgue en última instancia y cuya última palabra haga fe?
    Esta palabra será la palabra de Dios, pronunciada por sus hijos primogénitos (los hebreos), y ante la cual se inclinará con respeto la universalidad de los hombres, nuestros hermanos, nuestros amigos, nuestros discípulos” (12).

    Tales son los sueños de Israel.
    Como siempre, coinciden con los de la masonería. El “Almanaque de los Francmasones”, escribe: “Cuando se haya establecido la república en toda la vieja Europa...será cuando reine Israel en autócrata sobre esta vieja Europa” (13).

    En el Congreso Universal de la Juventud Judía celebrado el 4 de agosto de 1926, proclamaba el masón H. Justin Godard que los judíos son “el más firme sostén de la Sociedad de las Naciones, que les debe su existencia” (14).

    Aún precisa más el judío Cassin:
    “El renacimiento del Sionismo es obra de la Sociedad de las Naciones (15).
    Por eso las organizaciones judías se presentan como defensoras de la Sociedad de las Naciones y por eso los representantes del pueblo elegido pululan en Ginebra” (16).

    El Eminentísimo Cardenal José María Caro, Arzobispo de Santiago y Primado de Chile, también en su documentada obra “El misterio de la masonería”, demuestra que son los judíos quienes dirigen a dicha secta con el objeto de dominar al mundo y aniquilar a la Santa Iglesia.

    En relación a su origen afirma: “El Ritual masónico denuncia con evidencia su origen judío: los símbolos, comenzando por la misma Biblia, el escudo de armas, en que se trata de desplegar heráldicamente las varias formas de los querubines descritos en la segunda visión de Ezequiel, un buey, un hombre, un león y un águila, las dos columnas del templo masónico, recuerdo este último del templo de Salomón; la reconstrucción del templo, que es la obra masónica, etc.
    Las leyendas y catecismos, tomados de gran parte de la Biblia, tergiversándola casi siempre al saber masónico, especialmente la leyenda de Hiram, que tan importante papel desempeña en el ritual masónico. Las palabras o términos usuales, como los nombres de las columnas, Boaz y Jakin, las palabras de reconocimiento y de pase, v.gr., Tubalcaín, Schiboleth, Macbenac, Giblim o Moabon, Nekum o Nekam, Abibalc, etc.
    La importancia que se da a los números, cosa muy propia de la Cábala, es también otro testimonio de la influencia cabalística en la masonería”.

    “Finalmente, los hechos, el reinado de terror, la explosión de odio satánico contra la Iglesia, contra N.S. Jesucristo, las horribles blasfemias en que prorrumpían los revolucionarios masones de Francia, no son más que la expresión y el cumplimiento de las aspiraciones de las sectas cabalísticas y secretas que durante tantos siglos venían trabajando secretamente en contra del Cristianismo.
    Lo que los bolchevistas, judíos en su mayor parte, hacen ahora en Rusia contra el Cristianismo, no es más que otra edición de lo que hicieron los masones en la Revolución Francesa. Los ejecutores son distintos; la doctrina que mueve y autoriza y la dirección es la misma” (17).



    ORGANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD DE LAS NACIONES.
    El citado investigador Maurice Fara, afirma que: “Hemos visto a la Sociedad de las Naciones fundada y sostenida por las mismas fuerzas ocultas que nos encontramos siempre que se trata de destruir; hoy en día la masonería, sus auxiliares, los partidos de izquierda y, detrás de todos, la judería, tratan de exterminar el sentimiento nacional y el principio de soberanía de los estados por la creación de un super-gobierno internacional, y al mismo tiempo de desmoralizar a los pueblos con una propaganda antimilitarista y pacifista.

    Perdido el sentimiento nacional, esos pueblos estarán completamente desarmados frente a esta fuerza oculta y sagaz que pudiéramos llamar el imperialismo judeo-masónico”.

    “La Sociedad de las Naciones fue inaugurada el 10 de enero de 1920; los estatutos
    elaborados en las Asambleas masónicas fueron muy poco modificados...” (49).

    Y en una nota del traductor argentino, a la citada página 115 de la obra de Maurice Fara, se lee lo siguiente: “El H. Eugenio Berteaux ha propuesto recientemente a la Gran Logia de Francia que se derogue el artículo 17 de la Constitución de dicha Gran Logia, que prescribe a todos sus adeptos que se sometan a la `legislación del país en que tengan facultad de reunirse libremente, y que se hallen dispuestos a todos los sacrificios que su patria les exija ́, porque `conforme a los principios de una moral universal, todo franc-masón es por definición, un hombre esencialmente libre, que no depende sino de su conciencia ́, y `nuestra conciencia masónica no puede exigir imperativamente a sus adeptos que estén dispuestos a todos los sacrificios que la Patria les exija ́. La derogación que propone redundará `en beneficio de la salvaguardia de las conciencias individuales, entendiéndose que, en caso de reproducirse conflictos trágicos, esas conciencias individuales obedecerán o no, bajo su propia responsabilidad, a los llamamientos de su sensibilidad, de su razón y de su fe en la Verdad Suprema ́ “ (50).



    LA ACCIÓN JUDÍA Y MASÓNICA FRENTE AL CRISTIANISMO
    El Eminentísimo Cardenal Caro, nos asegura, a este respecto, que: “Es indudable que la acción de la masonería contra la Iglesia Católica no es más que la continuación de la guerra a Cristo practicada por el Judaísmo desde hace más 1900 años, eso sí que acomodada, mediante el secreto, el engaño y la hipocresía, a las circunstancias en que tiene que hacerla...”

    “No olvidemos que el Judaísmo rabínico es el declarado e implacable enemigo del Cristianismo, dice Webster. El odio al Cristianismo y a la persona de Cristo no es cosa de historia remota ni puede mirarse como el resultado de persecución: forma una parte íntegra de la tradición rabínica originada antes de que tuviera lugar cualquiera persecución de los judíos por los cristianos, y ha continuado en nuestro país mucho después de que esa persecución ha terminado...” (51).

    Por su parte, el “The British Guardian” (13 Marzo 1925), hace esta afirmación: “...la Iglesia Cristiana es atacada hoy como no lo ha sido jamás durante siglos, y este ataque es casi exclusivamente la obra de los judíos” (52).

    Añade el Excmo. Mons. Cardenal José Ma Caro: “Por lo demás, las relaciones de la Masonería o del Judaísmo perseguidor de la Iglesia Católica y, según los casos, de todo el Cristianismo, con el Bolchevismo y Comunismo, en Méjico, en Rusia, en Hungría y con la amenaza de hacerlo en todas partes, es cosa pública, como lo es la relación del Judaísmo con la Masonería” (53).



    NOTAS:
    [1] León XIII, Carta Encíclica Humanum Genus, abril 20 de 1884.
    [2] Pablo Rosen, Satán y Cía. Buenos Aires, 1947. p. 219.
    [3] Adolphe Ricoux, L ́existence des loges de femmes (La existencia de logias femeninas). París: Téqui, 1891. pp. 78-95.
    [4] Monseñor León Meurin, S.J. Arzobispo Obispo de Port-Louis, Simbolismo de la masonería. Madrid: Editorial Nos, 1957. pp. 201-202.
    [5] “Revue Internationale des Sociétés Secrètés” (RISS). París, 1913, no. 2, p. 58
    [6] Albert Pike, La moral y el dogma en el rito escocés. Anno mundi 5641 (1881).
    [7] Maurice Fara, La masonería en descubierto. Buenos Aires: La hoja de roblre, 1960. p. 23.
    [8] Rabino Benamozegh, Israel y la humanidad. París, 1914. p. 71.
    [9] Gougenot des Mousseaux, Le juif, le judaïsme et la judaïsation des peuples chrétiene (El judío, el judaísmo y la judaización de los pueblos cristianos). París, 1869. pp. 338-339.
    [10] León de Poncins, Les forces secrètes de la Revolution (Las fuerzas secretas de la revolución), pp. 139-140 de la edición francesa.
    [11] “Revue Internationale des Siciétés Secrètes” (R.I.S.S.), 1926, no. 8, p. 269.
    [12] “Archivos Israelitas”, 1864, p. 335.
    [13] “Almanaque de los franc-masones”. Leipzig, 1884.
    [14] “Les cahiers de l ́ordre”, 1926, no. 3- 4, p. 22.
    [15] “Les cahiers de l ́ordre”, 1926, no. 3- 4, p. 23.
    [16] Maurice Fara, obra citada, p. 111. (A cuya diligencia debemos los datos anteriores sobre la Sociedad de las Naciones).
    [17] José María Cardenal Caro R., Arzobispo de Santiago, Primado de Chile, El misterio de la masonería. 2a ed. Buenos Aires: Editorial Difusión, 1954, p. 258. (Col. Hoy, no. 49).
    [18] Monseñor León Meurin, S.J., Arzobispo Obispo de Port-Louis. Filosofía de la masonería. Madrid: Editorial Nos, 1957. pp. 30, 211-212.
    [19] Monseñor León Meurin, S.J., Arzobispo Obispo de Port-Louis. Filosofía de la masonería. Madrid: Editorial Nos, 1957, p. 212.
    [20] Monseñor León Meurin, S. J., Arzobispo Obispo de Port-Louis. Filosofía de la masonería. Madrid: Editorial Nos, 1957, pp. 41-42.
    [21] Monseñor León Meurin, S.J., Arzobispo Obispo de Port-Louis, Simbolismo de la masonería. Madrid: Editorial Nos, 1957. p. 34.
    [22] José Mª Cardenal Caro R., Arzbispo de Stgo, Primado de Chile, obra citada, pp. 263, 265-266.
    [23] Jewish Encyclopedia. New York: Funk and Wagnalis Company, 1903. Vol. V, p. 504.
    [24] José María Cardenal Caro R., Arzbpo de Santiago, Primado de Chile, obra citada, pp. 190-191.
    [25] José Mª Cardenal Caro R., Arzbispo de Stgo, Prido de Chile, obra citada, pp. 190-1, 193-201.
    [26] Monseñor León Meurin, S. J., Arzobispo Obispo de Port-Louis, Filosofía de la masonería. Madrid: Editorial Nos, 1957. pp. 212-215, 217-218.
    [27] Von Haugwitz, Memorias.
    [28] Declaración del P. Abel en “La nueva prensa libre”. Viena, 1898.
    [29] Barruel, Mémoires pour servir a l ́histoire du Jacobinisme. (Memorias para historia del jacobinismo). Citado por Maurice Fara, obra citada, p. 62.
    [30] P. Deschamps, Cardenal Mathieu, Monseñor Besson y otros.
    [31] “Cadena de Unión” de julio de 1882. Citado por Maurice Fara en “La masonería en descubierto”, p. 63.
    [32] “Memoria de la Asamblea General del G. O. de Francia”, 1913. p. 337. Citado por Maurice Fara, obra citada, pp. 63-64.
    [33] “Memoria del congreso masónico internacional de Bruselas de 1910”, p. 124.
    [34] “Boletín oficial del G. O. de Francia”, oct., 1922. p. 281.
    [35] León Halevy, Resumen de la historia de los judíos.
    [36] R. Lambelin, Las victorias de Israel, p. 44.
    [37] León Kahn, Los judíos de París durante la revolución. Cita Maurice Fara, obra citada, pp. 82-3.
    [38] Maurice Fara, obra citada, p. 83, nota n. 28 del traductor.
    [39] P. Gaxotte, La revolución francesa, pp. 279-280.
    [40] Capefigue, Histoire des grandes opérationes financières (Hª de gdes operaciones financieras).
    [41] “Archivos Israelitas”, 1847. Vol. VIII, p. 801.
    [42] Bédarride, Les juifs en la France, l ́Italie et l ́Espagne (Los judíos en Francia, Italia y España), pp. 428-430.
    [43] R. Lambelin, obra citada, p. 62.
    [44] R. Lambelin, obra citada, p. 10.
    [45] Edouard Drumont, La France juive (La Francia judía). París, 1888.
    [46] Maurice Fara, obra citada, p. 85.
    [47] Gougenot des Mousseaux, obra citada, p. 332.
    [48] Leroy Beaulieu, Israel entre las naciones, p. 66.
    [49] Maurice Fara, obra citada, p. 115.
    [50] Maurice Fara, obra citada, p. 115, nota del traductor.
    [51] José Ma Caro R., Arzobispo de Santiago, Primado de Chile, obra citada, p. 267.
    [52] “Revue Internationale des Societés Secrètes” (R.I.S.S.), 1925, p. 430.
    [53] José Ma Cardenal Caro, Arzobispo de Santiago, Primado de Chile, obra citada, pp. 267-268.


    ALACRAN dio el Víctor.

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    Re: Masonería

    MASONERÍA Y PROTESTANTISMO.



    Ruinas de la catedral de San Andrés en Fife (Escocia). La que fue la catedral más grande de Escocia fue abandonada durante la Reforma de John Knox y, falta de mantenimiento, las duras condiciones meteorológicas del Mar del Norte acabaron reduciéndola a escombros.


    Esta entrada del blog va a ser algo distinta, en el sentido de que, en lugar de rescatar algún aspecto histórico o curioso de la Masonería, predominantemente Antigua, voy a intentar exponer una serie de ideas, un tanto inconexas y no necesariamente coherentes, acerca de la importancia del Protestantismo en la Masonería, así como plantear algunas preguntas y posibilidades acerca de la Masonería Moderna. Reconozco de entrada mi ignorancia en el tema, así como mi incapacidad para ofrecer un esquema al respecto totalmente coherente y defendible. Más bien pretendo abrir el melón.

    Sorprendentemente hay poca bibliografía sobre este tema, salvo alguna mención del historiador David Stevenson, y algunas opiniones vertidas en blogs franceses. Hay también un libro escrito por varios autores (Dachez, Tournu, Issartel, Combes, Hivert - Messeca, etc.) bajo el título Protestantisme et Francmaçonnerie, de la tolérance religieuse a la réligion de la tolérance (¡cuánta grandeur tienen los títulos franceses!) publicado en 2000. Este libro está descatalogado, pero la crítica que aparece del mismo en el número 14 de Politica - Hermetica, con el subtítulo de Le souverain caché (El soberano escondido), nos menciona las líneas generales de cada autor: Dachez hace énfasis en el carácter filoprotestante de la Masonería inglesa, y lo hace contrastar con el carácter criptocatólico de la Masonería escocesa (sobre esto volveremos después). Tournu hace resaltar el trabajo previo, dentro del protestantismo inglés, sobre el Templo de Salomón, pero esto sin duda se debe a la saturación que la cultura londinense experimentó en torno al Templo de Salomón desde el incendio de 1666, que obligó a reconstruir Londres. Issartel e Hivert-Messeca se van ya por el análisis político y social dentro de unas coordenadas que seguramente sean más francesas que inglesas.


    John Knox, el gran
    reformista escocés.
    Quiero empezar citando un párrafo escrito por el historiador David Stevenson en The Origins of Freemasonry plantea la posibilidad de que la Masonería sea una respuesta al efecto destructivo de la Reforma en las Logias. la Reforma implicó un cambio no sólo en las creencias religiosas, sino también en la misma vivencia de la religión. Antes de la Reforma la religión no ofrecía únicamente un conjunto de creencias, sino que también sus ritos eran el acompañamiento de los momentos más importantes de la vida (nacimiento, matrimonio y muerte), de modo que los solemnizaba y realzaba su importancia social. Pero con la llegada del Protestantismo la religión se desplazó de las obras a unos abstractos actos de fe, y los rituales y procesiones de las fraternidades fueron prohibidos. La Reforma supuso la completa abolición de la faceta religiosa de los gremios, y fraternidades de naturaleza únicamente religiosa sencillamente desaparecieron, pues la razón fundamental de su existencia, cuidar del alma de sus miembros tras la muerte por medio de misas, había sido abolida por el Protestantismo. Las festividades de los santos dejaron de celebrarse, y las procesiones se suprimieron. Los autos no fueron proscritos, pero sí regulados, y la vida religiosa de los gremios desapareció casi en su totalidad. Stevenson coincide con Dachez en que la reacción inicial de las Logias escocesas es aferrarse al catolicismo, pero Stevenson solo lo afirma de las Logias de Edimburgo, aunque muy probablemente sí fuese un hecho más generalizado, pues un fenómeno semejante sucedió con las Logias operativas en Inglaterra, donde la nueva Iglesia Anglicana las consideró igualmente como criptocatólicas, al punto de que fue en las Logias inglesas de la Reforma donde se llevaron a cabo las primeras incineraciones de documentos de la historia para evitar que la Corona castigase a sus miembros.

    Con el paso del tiempo la mayoría de los gremios se fue ajustando a la nueva religión, pero al cabo de dos generaciones la Masonería fue desarrollando una elaborada forma de ritual propio. ¿Es posible considerar la aparición de la organización y el ritual masónico como una respuesta tardía a la Reforma? David Stevenson así lo considera. La cuestión es por qué fue el gremio de masones únicamente el que desarrolló estos rituales, diferenciándose del resto de gremios. Stevenson sostiene que esto se debió a que el gremio de masones era en algunos aspectos diferente del resto. Probablemente tuviese ya, antes de la reforma, sistemas secretos de reconocimiento, así como una mitología notablemente florida, y las influencias renacentistas de la Arquitectura de Vitruvio, con sus referencias al culto Egipcio, habrían singularizado la masonería como una artesanía especial. Además, William Schaw había reformado la organización de la Masonería, disponiendo un sistema de Logias donde el ritual podía desarrollarse.

    Es en 1717 donde aparece la primera situación que ofrece más dificultad de comprensión. La Masonería del norte de Inglaterra, Escocia e Irlanda iba en un camino marcado por el misticismo. Sin embargo, cuando se forma la Gran Logia de los Modernos, se pretende llevar la Masonería por un camino distinto, por lo que se plantea la primera pregunta de difícil respuesta de la Masonería en relación con el Protestantismo:


    ¿Por qué los Modernos, pese a contar con clérigos protestantes en su fundación, no querían que su Masonería tuviese carácter místico?


    La razón por la que los ni Antiguos, ni escoceses ni irlandeses reconocieron a la Gran Logia de los Modernos fue porque habían renunciado a la Iniciación. Ahora bien, tras renunciar a la Iniciación, ¿para qué se fundaban Logias de manera incesante? Más aún, si eres un Pastor protestante y tu vida está articulada por la fe, ¿qué interés puedes tener en ignorar la visión beatífica? La situación llegaría al aparente absurdo de tener que ver cómo, en 1877, quien promovía la entrada de ateos en el GODF era precisamente otro Pastor protestante, Frédéric Desmons.




    Miembros de la Real y Antediluviana Orden de Búfalos

    Otro aspecto que conviene tener en cuenta es que en el entorno anglosajón la Masonería no es algo tan claramente delimitado y separado del resto de la sociedad como en la Europa continental. Hay infinidad de órdenes paramasónicas, las cuales se dedican principalmente a fines caritativos: en el Reino Unido, a pesar del cese de actividad que supuso para la mayoría de ellas el Acta de Sociedades Ilegales de 1799, han otras existido órdenes sumamente importantes. Seguramente la más importante fuese la Antigua Orden de Druidas, fundada en 1781. Para que nos hagamos una idea de las dimensiones que adquirió, ofrecemos unos datos comparativos: en 1813, año de la Unión Masónica, los Modernos contaban en suelo inglés con 386 Logias y los Antiguos con 260. En 1846, la Antigua Orden de Druidas contaba, solo en Inglaterra, con 330 Logias y más de 310.000 miembros.


    Orden de Jardineros
    Otra Orden sumamente importante era (y es) la Real y Antediluviana Orden de Búfalos, la cual en 1949 contaba -solo en la Commonwealth, sin contar con la Jurisdicción de Estados Unidos- con más de 4.000 Logias. Mencionemos también la Antigua Orden de Guardabosques, que en diciembre de 2012 tenía censados 65.221 miembros, solo en Inglaterra. Hacia 1950 existían en Inglaterra más de 30.000 Fraternidades, de las que en 2015 únicamente quedan unas 150. Resulta imposible estimar qué porcentaje de ingleses pertenecían a estas órdenes durante la primera mitad del Siglo XX. En 1950 la población inglesa ascendía a 40 millones de almas, de los cuales aproximadamente un 5 - 7% de los varones pertenecían a estas asociaciones.



    Uno de los mejores libros para conocer desde una perspectiva actual este tipo de fraternidades es Discovering Friendly and Fraternal Societies, de Victoria Solt Dennis. Es un libro muy popular y vistoso, con infinidad de fotografías en color, y tiene la relativa ventaja de que se centra en las Fraternidades creadas en suelo británico y deja al margen las estadounidenses, con lo cual facilita la comparación. Basta hojearlo un poco para percatarse de algunas cosas: en primer lugar, que si bien estas Órdenes están estructuradas en Grados y tienen oficialías, ninguna ofrece nada que se parezca remotamente al Arco Real. En segundo lugar, que el simbolismo y la regalía es semejante, totalmente bíblico, aunque choca que un pasaje bíblico que aparece mucho en estas asociaciones no se encuentre en la Masonería: el buen samaritano. Otra cosa que se aprecia es que en suelo británico aparecieron Órdenes paramasónicas específicas para tratar el alcoholismo. Eran las denominadas Órdenes de Templanza, de simbolismo igualmente masónico, y donde se intentaba rehabilitar a quienes padeciesen esta problemática. Entre estas Órdenes destacaban los Rechabitas, los Hijos de la Templanza o los Buenos Templarios.


    Mandil de la Orden Rechabita.
    En Estados Unidos los porcentajes fueron sin duda alguna mayores entre la población blanca y protestante. La razón por la que muestro estas cifras es porque, si bien en la Europa continental la Masonería es una actividad sumamente restringida, en el contexto protestante anglosajón tiene un nicho tan amplio como ineludible. Dicho de otro modo: forma parte de la estructura ideológica y religiosa de la sociedad. Todas emplean regalía masónica y su fin es siempre el mismo: llevar a cabo obras de caridad. Lo que me hace plantearme una última cuestión: damos por sentado que en la Unión Masónica de 1813 los Antiguos obligaron a los Modernos a rendirse; con cierto honor, pero a rendirse. Sin embargo no deberíamos olvidar que, si bien esto fue así, el resto de fraternidades que emergieron se parecían mucho a los Modernos; es más, como veremos, seguramente respondían a la misma necesidad que ellos, ocupando un espacio amplísimo dentro del ámbito espiritual anglosajón. Seguramente, y visto en conjunto, el modelo que triunfó en el ámbito británico fue el no místico, aunque fuese bajo el nombre de otros gremios y asociaciones. En realidad, y aunque formalmente los rituales de la UGLE sean de naturaleza nítidamente iniciática -aun con las deficiencias del Arco Real inglés-, cualquiera que conozca mínimamente la Masonería inglesa sabe que no tiene el carácter purista de la escocesa, sino que sigue siendo un club donde la Iniciación es ignorada y a lo que sí se presta mucha atención es a la caridad. Los Antiguos pudieron imponer su modelo ritual, pero muy probablemente el modelo cultural inglés pervivió.





    Regalía de la Orden de San Andrés de Antiguos Jardineros Libres.



    Leñadores del Mundo

    Hace casi dos años Víctor Guerra publicaba en su blog Masonería Siglo XXI un documento tan interesante como ignorado: los registros de una Logia en la que se habían presentado infinidad de planchas de naturaleza científica. Esa Logia no era la única que había hecho tal cosa. Este asunto lo vimos en la entrada



    y aunque seguramente habría más Logias que hubiesen realizado actividades semejantes, desde luego no parecía que la presentación de Lecturas científicas fuese algo muy extendido; una cosa eran las Logias de la metrópoli cuyos miembros eran también miembros de la Royal Society, y otra las Logias de lugares tan distantes como Bristol o Birmingham. En el medio plazo, difícilmente podía ser esta la razón de ser del crecimiento de la Gran Logia de Inglaterra.



    Quien por primera vez me puso en la pista de encontrarle un hilo lógico a esta situación fue mi amigo R.B., protestante español de tercera generación que, a pesar de su juventud ya había ejercido como Pastor. R.B. había compartido conmigo el entusiasmo por recuperar la memoria de F. de P. Castells. Por el camino se nos atravesó el personaje de Juan Cabrera, figura icónica del protestantismo español, y la primera derivada fue constatar el gran número de protestantes españoles que habían sido Masones.

    R.B. me llamó un día por teléfono: "Oye, creo que ya entiendo lo que estaba pasando entre los protestantes y la Masonería".


    Para plantearlo de manera sencilla, el asunto era el siguiente: si hay algo que la Iglesia Católica ha imprimido a fuego en nuestra conciencia, es que si somos buenos iremos al cielo, y si somos malos iremos al infierno. La responsabilidad de nuestras obras recae sobre nosotros, al igual que las infinitas consecuencias de nuestros hechos. Tenemos un total poder de decisión y en virtud de nuestras elecciones podemos ganarnos el Paraíso o condenarnos al averno. Por esto mismo no se nos considera naturalmente malos. Caídos sí, pero podemos ser buenos y nos merecemos una oportunidad.

    El Protestantismo cambia las reglas del juego. Fijémonos en la Cinco Solas:

    1•SOLA SCRIPTURA: La Palabra de Dios es la máxima autoridad en materia de fe y práctica.
    2•SOLUS CHRISTUS: La salvación se encuentra solo en Cristo, excluyendo así todo otro camino para llegar a Dios.
    3•SOLA GRATIA: La salvación es un don de Dios. Por tanto, es algo que el pecador recibe de forma inmerecida basada en los méritos de Cristo.
    4•SOLA FIDE: La salvación solo puede ser recibida cuando ponemos nuestra fe en Aquel que murió por nosotros, excluyendo la posibilidad de que nuestras obras puedan contribuir.
    5•SOLI DEO GLORIA: El propósito de la salvación que recibimos es glorificar a Dios.

    Si nos fijamos en los puntos 2, 3 y 4, alcanzar la Salvación es algo que queda totalmente fuera de nuestro ámbito de acción. Esto, desde el punto de vista teológico, supone que las obras son innecesarias, y ello ha redundado en que el Protestantismo carece de una teología de las obras. Algo que para el católico es tan obvio como que si quieres ir al cielo es mejor obrar bien con el prójimo en lugar de obrar mal, en el Protestantismo no queda claro. De hecho se le otorga una relación no de causa sino de efecto: si has sido elegido para ser salvo harás buenas obras y no malas. R.B. consideraba, y yo comparto, que los protestantes intentaban encontrar en la Masonería el método moral para las obras que el Protestantismo no podía ofrecerles.

    Y lógicamente al cabo de unos días no pude evitar acordarme del aparente sinsentido de los Modernos y las órdenes paramasónicas como Búfalos, Jardineros, Guardabosques, etc. ¿y si lo que Anderson y compañía -y si lo que la cultura londinense de 1700, y posteriormente la cultura británica de 1800 en general- buscaban no era una escuela iniciática sino una escuela moral subordinada de facto a un sistema religioso que adolecía de falta de teología de las obras? Seguramente este sería el contexto en el que se justificaría que no quisieran desarrollar un sistema iniciático completo; y precisamente por esta razón las obras de caridad en las Logias tendrían, y siguen teniendo, una importancia tan hipertrofiada.

    Ahora bien, esto planteaba otras preguntas:

    ¿Fueron Anderson, Désaguliers y demás los que tomaron la decisión de adoptar ese modelo, o bien se adhirieron a otro modelo ya popularizado en Londres?

    Estamos siempre tan fascinados con la fecha de 1717 que parece como si en El Ganso y la Parrilla hubiesen descubierto en una sola tarde la rueda y la imprenta juntas. Pero observemos cómo lo plantea David Stevenson en su biografía de James Anderson:

    La moda por los clubs crecía de manera rápida en Londres, estando formados por grupos de amigos que se reunían por placer social, con prominencia de bebida y canciones en sus actividades. Algunos gustaban de añadir rituales de Iniciación a sus actividades, que iban desde las más lúdicas a las más serias, con una interdependencia basada en supuestos lazos con el pasado distante. Algunas tradiciones especialmente notables, como las de los canteros, habían sobrevivido desde la Edad Media, y algunos clubs habían adaptado estas antiguas tradiciones al nuevo mundo de los clubs londinenses. En 1717 algunos de estos clubes tematizados en torno a la Masonería decidieron agruparse, celebrar un banquete anual, y adoptar un cierto grado de coherencia y reconocimientos como Masonería, eligiendo un Gran Maestro. El simbolismo basado en las herramientas de cantería estaba bien establecido (escuadras, compases, etc.), y se recurrió a la tradición para ensalzar las virtudes masónicas de hermandad, armonía y secreto.
    Vaya por adelantado que no comparto en absoluto la imagen que da Stevenson de los Modernos como un grupo de amiguetes que crean un club con simbolismo masónico de cartón-piedra porque fuera hacía mal tiempo y se aburrían en casa. De hecho Stevenson es escocés y en sus textos le cuesta disimular el cierto desdén que siente por la Masonería inglesa. Pero pensemos que la Orden de Jardineros Libres surge en Escocia hacia 1650, y en 1730 ya existía la Orden de Odd Fellows (Tipos Raros) en Londres. Más bien parece como si la Masonería escocesa e irlandesa, con su germen esotérico y místico, fuese la excepción dentro de una regla que iba por otros derroteros, y que los Modernos formaban parte de una corriente social más amplia.

    ¿Cuál era el móvil original de las cuatro Logias que se reunieron en El Ganso y la Parrilla en 1717? Sabemos que ese modelo de Masonería, como toda la Masonería británica, acabó saturado de moralidad, pero no solo la Masonería original no tenía ese sesgo, sino que ni si quiera en 1730, en Masonry Dissected, se aprecia nada en este sentido. Tengamos además en cuenta que algunas de las primeras Logias desarrollaron una actividad más propia de la Royal Society. Las reformas apresuradas de los Estatutos realizadas en 1723 y las modificaciones de 1725 demuestran que se encontraron con un crecimiento que no esperaban. ¿Acaso querían ser una inicialmente cosa y la realidad social les llevó por otro lado?

    ¿Hasta qué punto podría considerarse a los Modernos como una más de las órdenes benéficas, si es que puede considerarse una más de ellas?
    Este tema es para mirarlo más a fondo...


    Quiero mencionar ahora algunas diferencias entre ritos británicos y ritos franceses que pueden ser interesantes:

    1) En Emulación, al abrir en Tercer Grado, el último paso del rito de apertura es que los Hermanos se inclinan en dirección al Venerable mientras dice: "Con gratitud nos inclinamos ante nuestro Maestro". Inmediatamente el Venerable Maestro hace el Signo Real y dice "Toda la Gloria al Altísimo". Esto es lisa y llanamente el Soli Deo Gloria, y nada semejante aparece en los ritos franceses.

    2) En Emulación y en York, en la Obligación del Tercer Grado, el nuevo Maestro ha de jurar que nunca tendrá contacto sexual con las familiares de ningún otro Hermano Masón que le sean encomendadas para su cuidado. Esto denota una perspectiva del ser humano totalmente culpable y protestante. Ningún rito creado en una nación de cultura católica, como Francia, incluye ni incluiría una condición así.

    3) La forma en que se incorporó el elemento moral a los ritos de Emulación y York es muy distinta a la que se aprecia en REAA y Rito Francés. Los Ritos de York y Emulación incluyen tras la Iniciación extensas Exhortaciones al Iniciado en las que se le detallan minuciosamente sus deberes en todos los ámbitos de la vida. En REAA y RF los rituales giran en torno a los Cuatro Viajes patrocinados por los Cuatro Elementos, y el contenido de la Exhortación tras la Iniciación queda al libre albedrío del Orador. Sin embargo, ambos rituales incluyen las preguntas previas de ¿Qué debe el hombre...? (estas preguntas fueron ya practicadas por la Masonería londinense), así como el examen que experimentará al comienzo de la ceremonia y todo el aleccionamiento posterior (la primera vez que se tiene constancia de que el Candidato pueda responder libremente a las preguntas que se le plantean aparece en el Ritual de Bristol, hacia 1760). En el Segundo Grado, la Masonería británica (Antigua primero, y después también la Moderna) incorporó las leyendas de Josué y Jefté, mientras que en los ritos franceses, ajenos a los problemas del sistema de Grados inglés, estas no se incorporaron, como apenas se incorporó tampoco el simbolismo del Templo de Salomón.


    En fin, dejo aquí esta entrada destartalada con más preguntas que respuestas.

    https://masoneriaantigua.blogspot.co...stantismo.html
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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  4. #4
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    Re: Masonería

    .
    Última edición por ReynoDeGranada; 07/07/2018 a las 16:22 Razón: repetido
    «¿Cómo no vamos a ser católicos? Pues ¿no nos decimos titulares del alma nacional española, que ha dado precisamente al catolicismo lo más entrañable de ella: su salvación histórica y su imperio? La historia de la fe católica en Occidente, su esplendor y sus fatigas, se ha realizado con alma misma de España; es la historia de España.»
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  5. #5
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    Re: Masonería

    Muy interesante la historia de la masonería. Sus acciones a favor de la Libertad. Su manera de organizarse.

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