Guste o no, hablamos del Jefe del Estado, y en ningún país del mundo se consentiría esto que está pasando. De hecho, todos estos tipejos ya estarían en la cárcel o en el exilio, a elegir, y sus formaciones ilegalizadas y disueltas. Pero cuidado, porque cada vez hay más gente harta, hasta la coronilla y más, y la temperatura de la sociedad va subiendo. Luego vendrán los lloros y las lamentaciones.