CARTA ABIERTA A JOSEP LLUÍS CAROD ROVIRA


Zortzigarrentzale (19/10/07)


Hace ya bastantes años leí que el Sr. Royo Vilanova increpaba a los catalanes y les decía: "¿Por qué se empeña Vd. en decir Carrer de San Pere, en vez de Calle da San Pedro, como los demás?" Mi reacción mental fue: "¿Por qué este señor, si ya ha entendido lo que los catalanes quieren decir no les deja en paz y que lo digan como quieran?".


Este recuerdo me vino a la mente cuando, en su aparición televisiva exigió al joven que se dirigió a Vd. llamándole D. José Luis, que no le cambiara el nombre. El joven no le cambiaba el nombre. Se limitaba a pronunciarlo como él sabía. Y la diferencia entre lo que él dijo y lo que Vd. exigió es mínima. Si el joven, en vez de formularle una pregunta le advierte que se le ha caído la cartera y que se la quiere devolver, ¿le habría Vd. exigido la correcta pronunciación catalana de su nombre?


Se quejaba Vd. en que en trescientos años los españoles no catalanes hemos sido capaces de decir “Suarcheneguer” y no Yusep Lluis. Mire Vd.: no se dice “Suarcheneguer”. Puesto que se trata de un nombre austriaco. Schwarzenegger se pronuncia algo así como “Esvarcheneguer”. Y si un servidor lo sabe es porque su profesión le ha exigido estudiar el alemán. Y en ningún momento me he visto en la necesidad de aprender el catalán. Porque desde el castellano, y más con los conocimientos de latín que adquiríamos en los tiempos en que el Bachillerato se estudiaba en serio en España, el catalán se entiende bastante bien. Y cuando no lo entiendo los catalanes con los que trato tienen la cortesía de dirigirse a mí en castellano. Que lo conoce la inmensa mayoría.


En castellano los viajantes catalanes han difundido las manufacturas de su tierra por toda España e Hispanoamérica. Gracias al castellano han dado trabajo a otros catalanes y generado riqueza para el Principado. Eso lo han hecho los catalanes que trabajaban. No los políticos que por vivir a costa de los demás se pueden permitir solar en su mundo virtual, lejos de la realidad. Y exigen, como un derecho, para expresarse catalán ante quienes no lo hablan, servicios de traducción simultánea. Que pagamos los demás.

Las diferencias entre ambos idiomas no son tan grandes. Después de haberlo escuchado por tres o cuatro veces, soy capaz de entonar el “Virolai” y lo hago con mucho gusto. Eso es lo que me une a los catalanes, a los que los son por sus cuatro costados, mucho más de lo que a Vd., mestizo de aragonés que ha tenido que cambiar de apellido, le desune de los demás españoles el que no pronuncien correctamente su nombre. Se trata de una comunidad de espíritu frente a una diferencia de pronunciación. Claro que como seguramente no canta el “Virolai”, en Vd. predomina esa diferencia de matices al hablar sobre todo lo demás.


Le preguntaron a Vd. con qué equipos jugaría el Barça las competiciones después de la independencia de Cataluña. Contestó Vd. que si ese era todo problema no tenía ninguna importancia.


¿Cómo que no tiene importancia? En esta sociedad de “panem et circenses” en que Vds. viven a sus anchas, el Barça y sus trofeos son imprescindibles para excitar los sentimientos de una gran masa que luego les da sus votos. Pero es que además es el ejemplo de otros muchos problemas que surgirían. De rupturas de todo tipo (familiares, culturales, comerciales… . No sé si llegaré al 2014 para cuando Vd. anuncia la independencia catalana. ¿Necesitaremos pasaporte mi hijo, casado en Barcelona, o nosotros para podernos ver? ¿Tendré que considerar como extranjera a mi hija política?


Poco de catalanes tienen los que como Vd. basan su catalanidad en el nombre que se han puesto. Y es que Cataluña es mucho más que eso. Dijo un eminente catalán, profundo conocedor de la historia y espíritu de Cataluña, que “Cataluña será cristiana o no será”. Y Vds. andan empeñados en que deje de ser cristiana. En que deje de ser Cataluña.


Ya hace setenta años, cuando tuvieron posibilidad física para ello, se empeñaron en destruir los que más de catalán hay en Cataluña. Quemaron Santa María del Mar. No se atrevieron a arrasar Montserrat, foco de Fe y cultura, pero masacraron a veintitrés de sus monjes. Eliminaron a cientos, miles de catalanes a quienes no hubiera necesitado Vd. exigirles que pronunciasen su nombre en catalán, porque seguro que lo hacían mejor que Vd. mismo. Incluso llegaron a destruir la tumba de Casanova en San Baudilio del Llobregat. Y Vds. pretenden representar a Cataluña, cuando son incapaces de entender lo verdaderamente catalán.


Y si esto no es así, les desafío a que el próximo 13 de septiembre hagan copias del manifiesto que dirigieron los Jefes de la resistencia de Barcelona y lo repartan entre los asistentes al acto.