Parte de la culpa reside precisamente en “la educación”, en la ecuación de los valores modernos y en la educación de la igualdad que es lo que se enseña hoy en los colegios, amen de ser lo que propagan nuestros políticos en sus discursos y arengas y lo que los medios de comunicación masivos nos bombardean constantemente.
En efecto, exigen los mismos derechos que los hombres, pero no deja de resultar curioso como las feministas nunca exigen los mismos deberes, y es que si los hombres tienen una supuesta “deuda histórica” para con las mujeres, de la misma manera, esas que hoy desean integrarse en el mundo laboral en condiciones de igualdad con el hombre, también deberían, en teoría, tener una deuda histórica con él, pues una cosa es integrarse en el mundo laboral en condiciones de igualdad en una época como la actual y otra muy distinta hubiera sido hacerlo hace unos 400 años, cuando trabajar, suponía levantarse antes de que llegase el día para sudar y cargar desde las horas más tempranas hasta regresar al hogar solo tras la puesta del sol.
Las mujeres de hoy son esclavas por su impiedad, hansé rebelado contra su propia esencia.Nadie es tan esclavo como quien forja sus propias cadenas y luego se niega a admitir su existencia. La mujer de hoy es esclava de su propia degeneración.
El mundo al revés de siempre... Además, pobre de la que se niegue a caer en esta dinámica generalizada porque quedará "marcada" para el resto de su vida. Lo cual, no deja de ser un orgullo.![]()
El mal no es solo de la mujer sino del hombre también, pues hoy son tanto los hombres como las mujeres los que se han rebelado contra su propia esencia y esto no se ve mejor que en los jóvenes.
Las mujeres por su parte son incapaces de todo impulso que vaya más allá de sí mismas, lo que importa es el culto narcisista de su propio cuerpo y de su ego, el exhibirse vestidas o lo menos vestidas posible, la virginidad supone un lastre para su imagen como también lo supone el no acostarse con el mayor número de tíos posibles, de aquí, que necesiten convertirse en objeto para poder preservar su imagen, que es lo primordial, a diferencia de la mujer pía y tradicional que realizábase en cuanto amante y madre, con una entrega total y absoluta, el darse entera para otro ser, ya fuese para el hombre amado (tipo de la Amante, mujer afrodítica), o para el hijo (tipo de la Madre, mujer demetríaca) encontrando en esto el sentido de su vida, su alegría, y su justificación.
Los hombres por su parte han dejado de ser autosuficientes, se les ha educado en que también han de ser sensibles y sentimentaloides, "que no es cosa mala que un hombre llore", en otras palabras la modernidad los ha castrado de su hombría, de esto que veamos a muchos jóvenes hoy babarse, arrastrarse y humillarse por satisfacer a la pijita de turno con el fin de que está les dejé toquetearla o acostarse con ella.
No es de extrañar que estos "hombres" no puedan satisfacer las necesidades de las pocas mujeres pías que quedan, pues estas procuran en el hombre: el apoyo que necesitan y que solo este les puede dar gracias a su intrínseca autosuficiencia, la cual es, lo que la motiva a ella a entregarse a el. No hace falta decir que el hombre moderno carece de esta autosuficiencia y que no es más que un baboso, afeminando, “la suerte” que este tiene no obstante, es que la mujer también se ha auto enajenado y desnaturalizado.
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