Re: Otra memoria histórica
A cada cosa hay que llamarla por su verdadero nombre. El nombre es lo que designa cada objeto, cada circunstancia, cada hecho..., y cada ideología. La asociación marxismo-leninismo no es casual, y es la que designa a esta gente cuyo modo de argumentar se ajusta a los presupuestos elaborados alrededor de un esquema de ideas revolucionarias sobre una cosmovisión de unos pocos individuos. Los presupuestos sobre los que se fundamenta tal esquema, lo quieran disfrazar de lo que quieran, desde demócratas a progresistas, tanto da o es lo mismo, son verdaderamente incendiarios, altamente combustibles en personalidades débiles de espíritu de rebaño, y enormemente peligrosos para cualquier persona que no acepte los mismos.
"LA SONRISA DE LA CHEKA
Ninguna alegría más grande,
ninguna música más bella que el crujir de los huesos aplastados;
así, cuando nuestros ojos languidecen
y en nuestros corazones hierven las pasiones,
yo siento la necesidad de firmar con mano firme vuestra sentencia:
¡A la pared! ¡A fusilarlos!"
EYDUK
"Que el noventa por ciento del pueblo ruso perezca para que el diez por ciento viva hasta presenciar el triunfo de la revolución mundial."
LENIN.
"Lo mejor de la vida es elegir nuestra víctima, preparar bien el golpe, vengarse sin piedad...y después marcharse a dormir."
STALIN.
"El terror nos ha sido impuesto, no es el terror de la cheka, es el de la clase obrera."
KAMENEV.
"El himno de la clase obrera será en adelante un himno de odio y de venganza."
PRAVDA.
"Nosotros no hemos renegado jamás, ni jamás podemos renegar del Terror."
LENIN. (Iskra, 1901)
"Nosotros exterminaremos a nuestros enemigos por centenares de miles. Que se ahoguen en su propia sangre. Por la sangre vertida de Lenin y Uritzki van a correr olas de sangre... La más sangre posible."
KRASNAIA GAZETA, 1 de abril de 1918.
Citas recogidas en:
Kravchenko contra Stalin. Proceso de "Yo escogí la libertad" Texto según las actas taquigráficas de las sesiones del proceso (en el Tribunal del Sena). Redacción y selección de Alejandro BOTZARIS. Prólogo de Mauricio KARL págs., 12-14 NOS Editorial, Madrid 1949.
Se ha vuelto a reeditar no hace mucho tiempo, por lo que seguramente se pueda encontrar en las librerías. El testimonio es aterrador y expone perfectamente todo lo que es el marxismo mundial. Por supuesto, España fue un campo de experimentación revolucionario durante la ilegal y golpista II República, campo de experimentación y campo de exterminio, y lo volvería a ser si pudieran, que nadie lo dude, por que esa es su naturaleza: el genocidio.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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