CHAHO Y LA CONSPIRACIÓN ZUMALACÁRREGUI
Sin duda alguna en lamemoria popular, sobre todo en la Navarra y en la vasca, el Carlismo ha estadounido de forma indisoluble a la figura de Zumalacárregui, hombre providencialen el empuje inicial de la causa del Pretendiente al trono de España. Hoy endía continúa teniendo una presencia importante en ese mismo imaginariocarlista, e incluso en ciertos sectores nacionalistas, que se han apropiado desu biografía, y es que ladistorsión que se hace sobre la proyección del Carlismo mediante ladesnaturalizada pretensión de determinadas tendencias políticas de presentar aZumalacárregui, entre otros combatientes carlistas, colocándolos en elpedestal de héroes de la patria vasca y precursores del movimiento independentista,haya sido el alma máter de la paranoia desnaturalizada de un ideal sinrumbo, posiblemente haciendo falsa patria de los postulados del percusordel independentismo vasco y a la vez, inventor del mito de Aitor, JosephAgustín Chaho, odiador a ultranza tanto de España como de Francia, quien acudióa Navarra para sembrar el separatismo, y a quien don Tomás Zumalacárregui,español y vasco, vasco y español a ultranza, ignoró de la forma y manera mássimple que cabe ignorar, despidiéndolo como quien dice, y así lo ha dicho algúnotro autor, con cajas destempladas, ¿Qué significa esta expresión?, pues que enel pasado, cuando un militar incurría en delito de infamia y los superioresdisponían separarlo del Cuerpo, se procedía a destemplar el parche de las cajaso tambores y, redoblando así sobre ellos, se realizaba la degradación públicadel acusado, asimismo, de esta manera, con el acompañamiento de cajasdestempladas o desafinadas, eran conducidos los reos condenados a muerte alcadalso donde iban a ser ajusticiados, no fue el fin de Chaho, aunque bienpudiera podido pensarse que lo hubiera merecido. En la actualidad, la expresión “echar con cajas destempladas” seaplica para despedir a alguien (sin necesidad de que sea exclusivamentemilitar) de determinado lugar, pero acompañado de acritud y malos modos, cuandono con gritos e insultos. La razón delnacionalismo vasco se alimenta de una deformación de su inexistente historia,una distorsión de la que se alimenta a su vez una tendencia que busca encontrar dentrode la historia del Carlismo datos, hechos, comentarios o referencias que, porminúsculas que puedan ser y aún plagados de inexactitudes y errores deinterpretación apoyados en el aliento de la fecunda imaginación de atrevidosfalsarios que sin rubor alguno, pretenden dar veracidad a una inducidainterpretación de textos equivocada y falsa e ideas y vidas de forma ingenua yfraudulenta, dan rienda suelta al capricho de sus ideas, apropiándose de unaesencia que por naturaleza, no les pertenece, y además, justifican así unahistoria revolucionaria de tendencia casi siempre socialista. Nos referimos,como no, a esa pretendida revisión de la doctrina Carlista que empezó allá porlos años sesenta del pasado siglo XX y que acabó por cristalizar en 1970, conun programa que incluía la defensa a ultranza de los viejos derechos liberalesdel hombre, el federalismo, el pluripartidismo, la revolución social por mediode la lucha de clases y el socialismo autogestionario.
Baste decir que en susrelaciones con las instituciones forales Zumalacárregui se opuso y sometió a uncontrol férreo a las instituciones forales, convirtiéndolas en meras oficinasde suministros de las tropas. Sus exigencias resultaban taxativas y en muchoscasos contravenían las normas forales. Este hecho suele ser obviado por losescritores nacionalistas actuales, y en lo referente a la tesis independentista,durante la primera mitad del año 1834, ante el vacío de poder existente en elterritorio vasco surgió el rumor de la posibilidad de que se declarase laindependencia del País Vasco, poniendo a la cabeza del mismo al generalguipuzcoano. Los primeros datos los encontramos en una carta del generalHarispe a su Ministro de la Guerra fechada el 6 de mayo de 1834, en laque advertía que don Carlos abandonaba el partido, que resultó ser una falsainformación, desmentida por el libro de Actas de la Junta Gubernativa de Navarra, en su Volumen 1, en la Sesión de23 de mayo de 1834. Las proclamas de las fechas inmediatas mencionan alMonarca. Proclama de 20.04.1834 (A.R.A.H. legajo 9/6798 carpetas 7 y 20); y Ejército del Rey N.S. don Carlos Ven Navarra boletines de 18 demarzo, 1 de abril y 5 de mayo de 1834, con lo cual, queda todo dicho. En laimagen, Tomás Zumalacárregi Imaz.
zumalacarregui.jpg
Gran parte de la culpade esta pretendida Conspiración, es atribuible al que se podría considerar elprecursor a conciencia del nacionalismo vasco, y no es otro que el yamencionado Chaho, Joseph Agustín Chaho, ¿quién fue Chaho?Joseph Agustín Chaho,(1811-1858), Xaho, para el mundo eúskaro, inspirador por excelencia de unaparte importante de las tesis nacionalistas sobre la Primera Guerra Carlista, hijo de unpequeño funcionario de Tardets (Soule) marchó siendo aún muy joven a París,donde estudió lenguas orientales. Durante la Primera Guerra Carlista, se trasladó a Toulose, y,más tarde, a Bayona, desde donde hizo una activa propaganda a favor de donCarlos, obra absolutamente contradictoria con su trayectoria política,socialista revolucionario y anticlerical. Republicano exaltado, participó ennumerosas conspiraciones contra Luis Felipe en connivencia con los nobleslegitimistas vasco-franceses. Tras el golpe de estado de Luis Napoleón seexilio en Vitoria, donde residió algún tiempo antes de regresar a Francia.Murió en Bayona, y el suyo fue el primer entierro civil en el País Vasco. Suoración fúnebre fue pronunciada por el geógrafo anarquista Elisée Reclus. En laimagen Chaho.
Chaho.jpg
Chaho fundó y dirigió alo largo de su vida varios periódicos y fue una de las figuras más prominentesdel llamado movimiento órfico (Orfismo), que es una corriente religiosa de laantigua Grecia, relacionada con Orfeo, maestro de los encantamientos, que poseeelementos propios de los cultos histéricos, por lo que también se suele denominarcomo misterios órficos, y que a la postre, resulta en términos vulgares, comouna especie de secta, y que resulta ser una de las tendencias teosóficas másimportantes del alucinado romanticismo francés de la época.Escribió además variostratados de filosofía de las religiones y numerosos opúsculos de carácterpolítico y novelas históricas entre las que se encuentra la que constituye sumáxima aportación a la mitografía vasca como es el “Voyage en Navarre pendantL´insurrectión des Basques”, y de la que Navarro Villoslada, pudo haberseinspirado en algún punto en su novela Amaya, o los vascos en el siglo VIII,sobre todo, en cuanto a su mitología se refiere, no al contexto de la obra,desde luego. Hablaremos ahora de esto.Laactitud de los carlistas vascos y navarros hacia Chaho está perfectamenteilustrada por el tratamiento literario de que le hizo objeto el novelistaFrancisco Navarro Villoslada (1818-1895), autor de la más famosa novela delrenacimiento cultural regionalista, Amaya o los vascos en el siglo VIII(1879).Digamos, asimismo, que durante la primera guerra civil, Navarro Villoslada se distinguió comomiliciano liberal en Viana, su pueblo natal. Espartero le encargó inspeccionarlos telégrafos ópticos de Navarra y él agradeció la confianza del generalescribiendo un poema de timbre épico, Lucharía (1841), sobre la batalla en queeste obligó a los carlistas a levantar el cerco de Bilbao, en la Navidad de1836. Pero su esparterismo juvenil fue cediendo bajo el reinado de Isabel II, yya a comienzos de la década de 1860 se unió al grupo neocatólico dentro de lasfilas del partido moderado. De ahí pasará al carlismo tras la revolución de1868 y recorrerá Europa con el Pretendiente, don Carlos de Borbón yAustria-Este, en busca de apoyos políticos para su causa. Sin
embargo, abandonaría toda actividad política en1872 por hallarse disconforme con el belicismo de don Carlos. Llamado de nuevopor este en 1885, asumió la jefatura del partido carlista, para dimitir al cabode un mes y retirarse a su casa familiar de Viana.
En 1852, siendo Navarro Villoslada secretariodel gobierno civil de Álava, conoció a Chaho, exiliado en Vitoria tras el golpede Estado de Luis Napoleón. Debió de mantener con él una relación bastantecordial. Chaho escribía a la sazón una novela histórica sobre los orígenes delreino de Navarra —Safer ou les Houris espagnoles— que publicaría asu regreso a Francia, un año después. El ejemplar que se conserva
en la Biblioteca Nacional lleva una dedicatoria de puño y letradel autor a Serafín Estébanez Calderón, conocido como “El Solitario” y máximorepresentante del movimiento literario conocido como Costumbrismo enAndalucía, con el que probablemente trabó amistad gracias a NavarroVilloslada, que frecuentaba la tertulia del costumbrista andaluz.
En unacarta de 1852 dirigida por Chaho a Navarro Villoslada confiaba a esteciertas dificultades que encontraba en su vida cotidiana y en su laborcreativa. Con toda seguridad, Navarro Villoslada procuró ayuda material aJoseph Agustín Chaho en Vitoria durante su breve exilio, y pudo seguir decerca las primeras fases de la redacción de su novela, embaucada, como todo losuyo, de fantásticos desatinos y desvaríos. Es muy posible que Amaya, escritaveinte años después, fuese concebida por su autor como una réplica católica yespañola a Safer. En aquella se describe la situación de Vasconia en lostiempos de la invasión de España por los árabes, y el relato está basado en quebuena parte de los vascos ya se ha convertido al cristianismo, pero persiste ungrupo refractario, pagano, encabezado por la sacerdotisa Amagoya, que practicaaún la antigua religión natural del patriarca Aitor, tal como Chaho la habíaimaginado en el Voyage en Navarre. En la Imagen, Navarro Villoslada.
Navarro Villoslada.jpg
El Voyage se publicó enParís en 1836 y en él relata Chaho su visita al campo carlista en la montaña deNavarra durante la primavera del año anterior, concretamente en abril de1835, y parece ser, que tuvo contacto con destacadas personalidades de lacorte de don Carlos, como Juan Bautista de Erro, pero es dudoso, cuando noimposible, que llegara a entrevistarse con Zumalacárregui, como pretende elmundo independentista vasco, y la razón, la veremos después, pero es queademás, la interpretación es errónea, ya que para quien preste un mínimo deatención a la lectura, se dará cuenta de que la entrevista es ficticia, pero laignorancia es muy atrevida.Según Chaho, lainsurrección Carlista debe ser entendida como un levantamiento nacional de losvascos en defensa de su independencia y de su constitución ancestral, como sonlos fueros. Nada es tan simple como aparece a los ojos de los sofistasliberales de París, ya que en la Guerra dinástica los vascos ocultan susverdaderas intenciones, que le son reveladas a él personalmente por el propioZumalacárregui en una misteriosa conversación nocturna, en la que le revela quelos vascos no pelean por un rey extranjero, si no por su libertad nacional, yque ni siquiera son cristianos, ya que, bajo los símbolos del cristianismo,este pueblo, emparentado con los antiguos Vedas, es decir, a los adoradores delos cuatro textos de la literatura india, base de la desaparecida religiónVédica, que fuera previa a la religión hinduista, y que conserva, como puebloen sí, el culto a la antigua religión indoeuropea, que por cierto quedaconvertida por Chaho en una abstrusa teosofía.El Voyage, es, además,una fantástica enciclopedia de canciones, leyendas y mitos de los vascos,muchos de estos directamente inventados o, cuando menos, manipulados por elpropio Chaho. Digamos que la más lograda de sus mixtificaciones la constituyela figura de Aitor, el patriarca antediluviano de los vascos (por esos elnacionalismo vasco habla de los hijos de Aitor) y que relega definitivamente alolvido a la figura de Tubal, además de ser una traducción lingüística de “PadreUniversal” en Euskera.Digamos que Chaho noduda en maquillar los hechos para convertir a Zumalacárregui en el brazoejecutor de las Juntas provinciales, cuando en realidad, como hemos vistoantes, fue el militar que conculcando los fueros las sometió a un férreocontrol, y amén a todo esto, Chahó volviendo al presunto encuentro de Chaho conZumalacárregui, lo data en la noche del 7 al 8 de abril de 1835, lo que resultaimposible porque el caudillo carlista había salido un día antes. A través desus biografías se constata que no se pudo producir en las fechas en que semenciona: el 4 de abril se encontraba en Zúñiga; el 5 en Echarri-Aranaz; el 6en Lecumberri, en donde había citado a Miguel Gómez y Joaquín Elío; el día 7,se interrumpió la reunión y salió a enfrentarse con los liberales haciaEzcurra, Altos de Berrueta, Saldías y finalmente llegó hasta Santesteban.Resulta pues imposible la entrevista en la noche del 7 al 8; como resultaimposible creer que Zumalacárregui consultase estrategias militares con la Junta deNavarra. En los libros de actas no consta ninguna actividad de este tipo.Chaho es el primero quehabla de «Euskal Herria como nacionalidad oprimida por España: toda lahistoria del País Vasco será la historia de la defensa de la nacionalidad vasca y la propia guerra carlistano es sino la continuación de un largo proceso en defensa del ser nacionalvasco, pero además, los nacionalistas vascos se olvidan de un pequeño detalle,y es que don Tomás Zumalacárregui, expulsó literalmente y de muy malas manerasal ilustre Chaho del territorio que controlaba el ilustre General, y lo hizoprecisamente por eso, por ser nacionalista, pero el mundo nacionalista, y másconcretamente el entorno de la organización terrorista ETA, se han dedicado aensuciar tanto el significado de la Primera de las Guerras Carlistas, como obviadoel contexto político y la figura del eminente General en cuanto a sus fines serefiere, aunque si bien es cierto, Sabino Arana no menciona su nombre enninguna de sus publicaciones.En cuanto aZumalacárregui se refiere, hay que decir que los años inmediatos a sumuerte se publicaron diversos libros que ensalzaban su figura. El primero enaparecer fue el del barón de los Valles, Auguet de Saint-Sylvain, Un capítulo de la historia deCarlos V, obra aparecida en 1835. La obra es un panegírico carlistacentrado más en la persona de Carlos V que de Zumalacárregui, de quien habla entérminos elogiosos en diversas ocasiones. Pero los elogios se centranfundamentalmente en las cuestiones militares, ya que apenas se aborda su facetapolítica, especialmente tras la llegada de don Carlos a territorio español. Laúnica información con un contenido más político es la petición dirigida a donCarlos para que se dirigiese cuanto antes a territorio dominado por suspartidarios y evitar de esa forma su sensación de desamparo. En la imagen, elpretendiente carlista Carlos V.
carlos_v_borbon_s.jpg
Además, se puedeconsultar la obra de C.F. Henningsen, Campañade doce meses en Navarra y las Provincias Vascongadas con el general Zumalacárregui, San Sebastián,Editorial Española, 1937. La primera edición en inglés data de 1836, tras losque fue traducido a varios idiomas: francés (1836), alemán (1837), italiano(1838) y castellano (1839). escrita con las notas que había tomado durante lacampaña, tiene un gran interés por los datos que aporta, tanto sobre lasmotivaciones de la guerra como del desarrollo de los acontecimientos en el bandocarlista.Lo mismo se puede decirde la publicación de Zaratiegui, secretario de Zumalacárregui, y que Boussagolha demostrado que fue la principal fuente de inspiración de episodio de PérezGaldós. Al igual que la obra de Henningsen el libro concluye con la muerte delgeneral carlista.Uno de los principalespanegíricos de Zumalacárregui es el publicado por Arízaga, auditor del Ejércitocarlista, nos referimos a J.M.Arízaga, Memoria militar ypolítica sobre la Guerra de Navarra, los fusilamientos de Estellay principales acontecimientos que determinaron el fin de la causa de D. CarlosIsidro de Borbón, Madrid, Imprenta de D. Vicente de Lalama, 1840. Enel libro se nos presenta el nombramiento de Zumalacárregui como un hechodeseado por todos los sublevados, «la subordinación y general aclamación conque reconocieron por jefe de sus operaciones…». Decisión que estaba basada ensu fama como organizador en los distintos destinos que había desempeñado.Arízaga da cuenta,aunque de forma un tanto idealizada, de la relación que mantenía con las juntasprovinciales, y menciona también las diferencias con los cortesanos de donCarlos que le llevaron a presentar su dimisión; enfrentamiento que se encuentraen la base de la decisión de sitiar Bilbao.Al relatar sufallecimiento Arízaga realiza una valoración muy elogiosa del personaje, tantodesde el punto de vista militar como personal:a) aptitud militar: Trassu muerte deja un ejército bien organizado, y trató de forma adecuada a lasinstituciones civiles.b) personalidad:Generoso con los contrarios, no persiguió a nadie.No se dejó adular.Tales son las líneasfundamentales sobre las que traza su breve descripción, y por ello «muriódejando grabado en el país, en el ejército y en cuantos le trataron, un sellode noble reconocimiento a su memoria, que adquirió por un título honroso,engendrado en su conducta política y militar, y contra el cual es difícil puedaalzarse ninguno, sea de la opinión o partido a que pertenezca, como estérevestido de imparcialidad y desnudo de pasiones humanas».Todas estas obrasayudaron a mantener la fama del general guipuzcoano, nombre que estaba asentadofundamentalmente sobre las informaciones que publicó la prensa de toda Europanarrando el desarrollo de los acontecimientos bélicos de la Península.En 1884 salió a la luzuna breve biografía del general guipuzcoano, Historia militar ypolítica de don Tomás Zumalacárregui y de los sucesos de la guerra de lasprovincias del Norte enlazados a su época y a su nombre, Madrid, s.e.,1884. El texto es un resumen de la biografía publicada por Madrazo en1844.folleto en el que se idealiza su vida, en término repacidos a los vidas desantos: predicciones durante su infancia («será algún día un gran capitán »),presentación como voluntario enla Guerra de la Independencia(«corrió al peligro llena su fantasíade ilusiones y de ensueños, ardiendo en deseos de celebridad y de gloria»).
Muerte zumalacárregui.jpg
Zumalacárregui fue, a juicio de muchos historiadores, el genio militar más importante del siglo XIX. Todavía no se explican como un general supo sacar de la nada, sin medios, ni dinero, ni municiones, un ejército profesional eficaz y disciplinado, que trajo en jaque al ejército gubernamental, mucho más numeroso y mejor dotado. Durante un par de años, los carlistas, desconcertaron a las tropas liberales, derrotándolas repetidamente en todas las latitudes de Navarra y Vascongadas. La muerte del “caudillo de las Amescoas” supuso el comienzo de la derrota carlista. Don Tomás Zumalacárregui, pudo ser muchas cosas, pero lo que nunca fue es traidor ni a su rey, ni a la causa que lo llevó a la muerte. El Tío Tomás, era si duda merecedor de mejor tradición que la que Chaho pretendió atribuirle, y de la que otros idealistas de álter ego hacen copia sumisa sin razón, ni fundamento.
RECUERDOS DE LA HISTORIA
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores