La capacidad y grandes conocimientos de Alcalá-Galiano no podían pasar inadvertidos; se decidió reanudar los trabajos científicos para el reconocimiento del estrecho de Magallanes. Para esta expedición se eligió la fragata "Santa María de la Cabeza", cuyo mando se confió al capitán de navío Don Antonio Córdoba y éste escogió a los tenientes de fragata D. Dionisio Alcalá-Galiano y a D. Alejandro Belmonte, que tenían fama de aventajados.
El principal objetivo de aquel viaje era el reconocimiento del Estrecho de Magallanes y el levantamiento de una carta geo-marítima. Los cálculos y observaciones fueron principalmente obra de Alcalá-Galiano y de Belmonte.

Alcalá-Galiano por aquel entonces había regresado a Cádiz, terminados los estudios hidrográficos de las Islas Azores; Su gran capacidad así como el prestigio ganado en la expedición de la fragata “Santa María de la Cabeza”; y como colaborador de D. Vicente Tofiño, le hicieron merecedor de un puesto en la expedición.
Galiano dedicado siempre a sus estudios astronómicos, observó la segunda inmersión del segundo satélite de Júpiter por la marcha del péndulo y los relojes marinos y la observación diaria de la inclinación de la aguja por diferentes alturas meridianas, debajo de la latitud, trazó diariamente la órbita de la luna y calculó con operaciones gráficas la hora y pacaje de las ocultaciones de estrellas.
Era el 15 de junio de 1791, dirigiéndose a la búsqueda del paso que pretendió haber descubierto Ferrer Maldonado, se encontraron con una isla que creyeron descubierta por antiguos navegantes y que no había sido incluida en las cartas marinas, aunque se advirtió que variaba su posición. Podían considerarse con derecho a asignarle nombre; dándole el de Galiano en homenaje al teniente de navío D, Dionisio Alcalá-Galiano, que con su talento y laboriosidad había llevado los trabajos de la expedición.
Habiéndose recibido órdenes de la corte de hacer un reconocimiento al estrecho de Juan de Fuca se propuso que acompañasen a Malaspina los capitanes de fragata D. Dionisio Alcalá-Galiano y D. Cayetano Valdés tomando el mando de las goletas Sutil, Galiano, y Mexicana, Valdés. Aprobada la propuesta fueron provistas de todos los aparatos científicos necesarios. Galiano habíase ocupado de ordenar todas las observaciones del viaje, a copiar nuevos elementos astronómicos y dar término a sus estudios para resolver el problema de deducir la latitud en el mar por dos alturas del sol.

Alessandro Malaspina

El 7 de marzo de 1792 Galiano y Valdés quedaron listos para el reconocimiento del estrecho de Juan de Fuca.

Este viaje es famoso, no sólo por los descubrimientos hechos en los canales de Fuca, sino por la publicación de la Relación del mismo, siendo impresa de orden del Gobierno en 1802, fue la única narración de una parte del gran viaje de Malaspina publicado por España hasta 1885.

Buscando el canal de Floridablanca, descubrieron que era la boca de un gran río, la corriente de este y el viento, obligó a las goletas a dirigirse donde pudieran ver la tierra, fondeando en un lugar de la costa oriental, actual Isla Galiano que recibió éste nombre en 1859 por el hidrógrafo Captain Richards.
Alcalá-Galiano regresó a España siendo ya Capitán de Navío, siendo muy bien recibido por su prestigio como marino y astrónomo.
En 1796 se le asignó el levantamiento del mapa de España junto a Espinosa.
En los primeros meses del 1798, zarpó hacia Veracruz, ya en guerra con Inglaterra, Alcalá-Galiano se pone al mando del navío “San Fulgencio” con el fin de traer caudales de América burlando los bloqueos británicos, tanto a la ida como a la vuelta. Una vez de regreso a España volvió a salir estando a sus ordenes una escuadra, volviendo con mas caudales a Cádiz en abril de 1802. La misión de traer caudales era considerada como una de las más importantes y lucimiento para un oficial de marina, ya que había que burlar la vigilancia de la marina Inglesa.
Galiano dio una nueva prueba de su pericia naútica y de sus conocimientos astronómicos.
Se puso Galiano al frente de la división naval formada por los navíos, San Fulgencio, San Idelfonso y las fragatas Esmeralda, Clara y Medea, las cuales llevaban dinero y diversos productos coloniales y las fragatas Juno y Anfitrite con auxilios para la Habana, luego toma una ruta imprevisible que lo lleva a Terranova y de allí al Cantábrico descargando su valioso cargamento ante la sorpresa de su dotación.

Toma el mando del Bahama, navío incorporado a la escuadra que había de ir a Nápoles en busca de la Princesa que debía desposarse con el Príncipe de Asturias, después Rey Fernando VII. A los ocho días de la partida de Nápoles entró la escuadra en Barcelona siendo recibido por el General Gravina.

Con motivo de la boda se le entregó el ascenso de brigadier a D. Dionisio Alcalá-Galiano y por no poderse dar dos empleos simultáneos se le concedió a su hijo Antonio el grado de Alférez de Fragata y que hiciera los estudios bajo la dirección de su propio padre.
Fuente: textos tomados del libro "Alcalá Galiano", de Jaime Salvá

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