Desde luego no fue tan buen rey, aunque lo llamaron "el mejor alcalde de Madrid" por las mejoras que hizo en la ciudad. Si bien él no era masón, todos sus ministros lo eran, y su secretario Tanucci (se trajo de Italia muchos italianos en su gobierno) fue quien lo convenció para ordenar la expulsión de los jesuitas. En cuanto a la supresión de la Compañía de Jesús, es un acto administrativo que no compromete la autoridad del Papa en materia de fe porque no define nada de doctrina. Es un acto de gobierno.
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