AL ESCORIAL
Grisáceas y fuertes piedras que aún brillan,
En la alevosía del silencio nocturno,
Austeridad de los Reyes Hispanos del Austria,
Sombras frías del hombre taciturno,
Con acero toledano busca en la hermosa Castilla,
Forjar un destino laborioso y humilde,
Sentado en la Sierra de Guadarrama,
Aquella recia majestuosidad quizá le inhibe,
Y es el culmen del verdadero castellano,
Sin cuyo espíritu no se entiende el tradicionalismo político español,
Falseando su nombre se han cometido innumerables tropelías,
Pero el Madrid de los Austrias nos recuerda su corazón,
Hidalgo celo por la libertad, con mentalidad férrea,
El sol regala sus estampas con baños de luz,
Enclave privilegiado, panteón de nobles y reyes,
Las cercanas nieves, cuasi perpetuas, nunca en son de alud....
Majestuosidad de una España Imperial,
Que por Lisboa y Nápoles sentíase orgullosa,
En cuyos dominios el sol no se ponía,
Con el César Felipe cabalgaba valerosa,
Y el plano del Escorial, con herreriano estilo,
Homenaje al martirio de San Lorenzo,
Coronado por el blasón austro-español,
Centro de cultura viva por el espacio y el tiempo,
De la muralla de Ávila y el acueducto de Segovia,
Recibe su protector y guardián ejemplo,
Los mejores cuadros y libros sugieren
Que de allí se parezca subir al cielo,
Con todo, no dejo de advertir,
Cierto tono portugués en todo ello,
Pues la Maestría de Avís, para la Casa del Austria,
Siempre fue un grandioso ejemplo,
Hasta por sangre se vio comunidad,
Y en la crianza ello influenció,
¡ Oh, Gran Felipe de Habsburgo,
Que a la Cristiandad tan bien abanderó !
Aun la cerrazón de un frío de justicia,
Lo hace más majestuoso si cabe,
La comprensión de la firmeza monárquica….
Eso, el alma celtíbera bien lo sabe,
Su monacal majestuosidad impone,
La Historia respira en su seno,
Las campanas golpean raudas,
No las puede cortar el viento,
Es el Escorial espíritu,
Es el Escorial buena tierra,
La cercanía del paisaje de La Jarosa,
El centro de la Península Ibera,
Y es en el Escorial cuando comprendo,
Las palabras que mi abuelo me decía,
“ De Madrid al cielo “, aún se escucha,
Recuerdos de verdadera valentía.
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