Del glorioso Condado de Barcelona a la traición separatista

Reina Petronila y Conde Ramón Berenguer IV


Un año más, los sufridos españoles nos veremos obligados a soportar ese lamentable aquelarre separatista que de forma institucional organizan cada 11 de septiembre bajo el nombre de “Diada nacional de Catalunya” los representantes del pueblo español en la región de Cataluña.


Y digo los representantes, porque entiendo que sin la colaboración necesaria de las autoridades españolas (a nivel nacional, regional o local) durante las últimas décadas, sería imposible que esta gran farsa que sacude a España en algunos de sus territorios, se hubiese sostenido en el tiempo. Ya sea por omisión de obligaciones, por una política educativa lamentable y miserable, o por ignorancia, cobardía y estupidez de las autoridades; el hecho es que en Cataluña, como en otros territorios de España se ha fomentado un odio y un descrédito hacia la patria de todo punto intolerable.


Muchos son los españoles de buena voluntad, que a base de propaganda y cansancio acaban asumiendo algunas de estas falsedades como ciertas, y así, paso a paso, y por supuesto sufragado con los impuestos de todos los españoles, estos falsos ideales de nación que salpican a buena parte de España, nacidos del tedio y la ignorancia burguesa, han conseguido ya, ser poco menos que estados subsidiados independientes dentro de España.


Ya que hoy es el llamado día de Cataluña, bueno será recordar de forma resumida la verdadera Historia de dicha región, pues la infección es grave, y solo la vacuna de la verdad podrá contrarrestarla:


Lo más parecido a la quimera de una Cataluña independiente que recuerda la Historia fue sin duda la época gloriosa del Condado de Barcelona, condado nacido como tantos otros (Ribagorza, Aragón, Pallars, Sobrarbe, Urgell, Cerdanyá, Roselló, etc..) como dique de contención pirenaica frente al Califato de Córdoba, auspiciado por los francos carolingios allá por los albores del siglo VIII. Durante los primeros siglos, estos condados, llamados la “Marca Hispánica” dependían del reino franco, y no fue hasta finales del siglo X cuando adquieren su autonomía. De todos estos condados, son Aragón y Barcelona los que alcanzan una preponderancia superior, asumiendo poco a poco el dominio sobre los otros.


Aragón se convierte en Reino, cuando Ramiro, hijo del Rey Sancho el Mayor de Navarra se convierte en su señor, expandiendo rápidamente sus dominios hacia el sur, mientras Barcelona, ayudada por su localización geográfica se va convirtiendo en una potencia económica y militar de la España Medieval. En 1162, la unión matrimonial de Petronila de Aragón y Ramón Berenguer IV de Barcelona unifica bajo una misma corona los dos territorios bajo el nombre de Corona de Aragón, siendo Alfonso II de Aragón su primer Rey.


De esta manera transcurrieron los siglos venideros, de forma muy parecida a la del resto de reinos hispánicos por otra parte. La Corona de Aragón fue fundamental en la Reconquista de la España oriental, además de convertirse en la gran potencia comercial y militar del Mediterráneo, mientras la Corona de Castilla y el Reino de Portugal hacían lo propio en la parte occidental de España.
Durante los siglos que preceden a la tristemente célebre guerra de sucesión española, los condados orientales del Reino de Aragón, unión que pasó a llamarse Cataluña ya en el siglo XIII, al igual que la mayoría de los territorios de España, dispuso de ciertas prebendas históricas, tanto en la época del Reino de Aragón, como tras formar parte de la España reunificada de los “Austrias”, lograda finalmente con la unión matrimonial de los reyes Isabel de Castilla y Fernando de Aragón.


La guerra de sucesión, dividió a Cataluña, España y Europa en dos bandos casi irreconciliables, por un lado los defensores del Archiduque Carlos de Austria y por el otro los de Felipe de Anjou. La guerra que duró de 1701 a 1715 acabó con los Borbones en el trono español, y con ello, el final de los privilegios medievales de muchos territorios españoles.


No fue hasta el siglo XIX, cuando las ideas revolucionarias arrastraron como un tsunami los restos del “Antiguo Régimen” por gran parte de Europa, que en España empezaron a surgir personajes que reinventaban de forma bastante folclórica la Historia de España. Estos traidores habrían pasado a la Historia (como pasaron en otros países de nuestro entorno) como pintorescos cuenta-cuentos de una época concreta, sino fuese porque en España, a diferencia de otros lugares, no tuviésemos cada cierto tiempo esa necesidad de auto-inmolación tan característica. Casi dos siglos de traiciones, cobardía, caciquismo y falta de nobleza en general han dejado una base de miseria moral e intelectual en la nación más grande de la Historia, que propician aberraciones como la que contemplaremos el 11 de septiembre en la querida tierra catalana…


Defendamos la verdad pese a quien pese..




Luis Carlón Sjovall

Presidente ACT Fernando III el Santo

A. C. T. Fernando III el Santo