La Guerra Gran (1793-95): Reconquistando el Rosellón (1)
La Guerra “Gran” (Grande), llamada también Rosellón o de la Convención, sólo puede entenderse como la emergencia del alama catalana ante lo que consideraba un deber Patrio y religioso. Para los historiadores es una guerra incomprensible pues no se trata de una mera guerra defensiva, ni siquiera una guerra para recuperar el Rosellón (vieja reivindicación desde el Tratado de los Pirineos). La chispa, el motor de esta Guerra, fue la ejecución, por parte de la Convención francesa dirigida por Robespierre, de Luis XVI y la Reina María Antonieta. La ejecución de los monarcas provocó la repulsa en toda Europa. Francia declaró la Guerra a España el 7 de marzo de 1793, iniciando la invasión por Cataluña, Navarra y Vascongadas. En toda España se reclutaron voluntarios dispuestos a enfrentarse a la Convención, pero sólo en Cataluña la movilización alcanzó el carácter de un verdadero ejército popular, subvencionado por los gremios y ayuntamientos.
Ejecución de Luis XVI
Soldado revolucionario francés.
El sentir religioso, patriótico, y los todavía presentes recuerdos de las constantes invasiones francesas llevaron a que un grito resonó en toda Cataluña: “¡A matar franceses!”. Por las calles de las ciudades aparecían pasquines exigiendo la expulsión de los franceses que residían en España (excepto, claro, los que habían huido de la Revolución francesa) y la declaración de guerra contra los enemigos de Dios y de la monarquía. El gobierno español de Carlos IV, dominado por masones y afrancesados, a pesar del regicidio del primo de Carlos IV, puso todas las reticencias sobre la mesa para iniciar esta Guerra. Pero los catalanes no hicieron caso. La ofensiva principal se desarrolló en Cataluña, adónde afluyeron miles de voluntarios al grito de “¡Déu, Pàtria y Rei!” Paradójicamente algún historiador catalanista ha visto en la “Guerra Gran” un precedente del catalanismo, al demostrar el pueblo su capacidad de iniciativa y capacidad organizativa. Pero si atendemos al alma catalana de aquel momento, reflejada en sus cantos populares, veremos que nada tiene que ver con el catalanismo.
Tropas catalanas entrando en Francia por la frontera
Entre las muchas poesías que surgieron, recogemos un breve muestrario:“Aquells francesos malvats /son nostros majors contraris, / han comés tantas maldats / alevosas y execrables. / Valerosos catalans, / anems tots á la campanya / á defensar nostre Deu,/ Lley, Patria y Rey de Espanya” (Aquellos franceses malvados / son nuestros mayores contrarios / han cometido tantas maldades / alevosas y execrables. / Valerosos catalanes / vamos todos a la campaña / a defender nuestro Dios / Ley, Patria y Rey de España).Otra famosa, sonaba así:“¡Al arma, al arma, espanyols! / ¡Catalans, al arma, al arma! / Que lo frenetich francés / nos provoca y amenassa. / Privinguda en la frontera / la millor tropa de Espanya, / tothom espera impacient / la ordre de entrar á la Fransa. / No temau espanyols, no, / mallograr esta campaña, / que la fortuna constant / favorable os acompaña” (¡Al arma, al arma, españoles! / ¡Catalanes, al arma, al arma! / Que el frenético francés / nos provoca y amenaza. / Prevenida en la frontera la mejor tropa de España, / todo el mundo espera impaciente / la orden de entrar en Francia. / No temáis españoles, no, / malograr esta campaña, / que la fortuna constante / favorable os acompaña”).
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La Guerra Gran (1793-95): Reconquistando el Rosellón (2)
Voluntarios catalanes encuadrados en el Ejército español.
En julio de 1793 se formó un cuerpo de voluntarios barceloneses bajo el lema “Por la Religión, el Rey y la Patria”. El llamamiento y la respuesta se repitieron por todas las comarcas catalanas, que aportaron miles de “miqueletes” que incluso subieron desde Valencia. El Capitán General de Cataluña, el general Ricardos (aragonés), que consiguió unos 25.000 hombres, ante el primer intento de invasión francesa, contratacó invadiendo el Rosellón. Fue ocupando poblaciones derrotando al general francés, culminando sus triunfos con la batalla de Truillás, dejando unas 6.000 francesas viudas. Sin embargo, Ricardos, falto de suministros, tuvo que retirarse y aún así venciendo a los franceses en diferentes batallas. El Diario de Barcelona publicó, con motivo de la toma de Bellaguarda por las tropas de Ricardos, tres sonetos, uno en catalán y dos en castellano, celebrando la victoria:“Ja del bronse tronant la força activa / rompé de Bellaguarda la alza roca; / y rendida la foch viu, que la sufoca, / la guarnició se entrega, y s´fa cautiva. / Lo Gall Francés abac la cresta altiva / de son orgull, que á tot lo mon provoca, / y devant del Lleó no bada boca, / si que fuig aturdit quant ell arriba. / Vallespir, Roselló, la França entera / del valor español lo excés admira / ja espera resistir, ja desespera, / ja brama contra el Cel pero delira; / que lo Cel es qui vol que torne a España / lo Roselló, Navarra y la Cerdeña” (“Ya del bronce tronante la fuerza activa / rompió de Bellaguarda la alta roca; / y rendida al fuego vivo, que la sofoca, / la guarnición se entrega, y se hace cautiva. / El Gallo Francés abate la cresta altiva / de su orgullo, que a todo el mundo provoca, / y ante el León no dice esta boca es mía, / sino que huye aturdido cuando éste llega. / Vallespir, Rosellón, la Francia entera / del valor español el exceso admira; / ya espera resistir, ya desespera, / ya brama contra el Cielo, pero delira, / que el Cielo es quien quiere que vuelvan a España / el Rosellón, Navarra y la Cerdeña”).
Soldados defendiendo el Rosellón
En numerosas localidades del Rosellón, siglo y medio después de su separación de España, se recibió a las tropas de Ricardos al grito de “¡Viva España!”, manifestando su voluntad de adherirse a la Corona española, como en Roca d´Albera, Sureda, la Menera, Costoja y Sant Llorenç de Cendans. Un testimonio publicado en La Gaceta de Madrid en abril de 1793, describía cómo fueron recibidas las tropas españolas en Sant Llorenç: “Las tropas de S.M. habían sido recibidas, particularmente en la Villa de S. Lorenzo de Cerdá, con la mayor alegría; el pueblo sobre las armas, y los sujetos distinguidos gritando viva el Rey, viva España, viva la Religión, lloraban de gozo cuando oyeron a su legítimo vicario en la Misa la oración por el Rey y por el Pontífice (…)”.
Soldados revolucionarios franceses, celebrando su victoria
Este magnífico inicio de la Guerra, empezó a torcerse por la muerte de Ricardos en Madrid, de una neumonía, cuando iba a recabar apoyos. La falta de convcción del gobierno de Godoy y por una leva obligatoria masiva del Ejército francés que reclutó un número de tropas desproporcionadas respecto a los voluntarios catalanes. En julio de 1795 Godoy firma la Paz de Basilea, según la cual las tropas galas se retiraron de España a cambio de la cesión a Francia de la parte española de la isla de Santo Domingo. La Guerra Gran (1793-95): Reconquistando el Rosellón (2) « SOMATEMPS
Última edición por Hyeronimus; 01/12/2015 a las 20:55
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