Mossos armados y descalzos para no ofender al Islam

La Generalitat obliga a su Policía a ser respetuosa con los ritos religiosos



Barcelona- A partir de ahora va a ser difícil que los perros rastreadores de drogas de los Mossos d’Esquadra puedan buscar estupefacientes en una mezquita. El motivo es que todo lo que sea canino es «non grato» para el Islam. Es decir, no pueden entrar en los templos religiosos musulmanes. Éste es uno de los muchos consejos para la Policía catalana que se incluyen en la «Guía para el reconocimiento de la diversidad religiosa dirigida a los servicios policiales de Cataluña».

Tiene 140 páginas y está editada por expertos de Unescocat, la delegación de la Unesco en Cataluña, con la colaboración del Departamento de Interior de la Generalitat. Cada uno de los capítulos está dedicado a una religión, y de esta manera, encontramos recomendaciones sobre el budismo, hinduismo, islamismo, judaísmo, sikhismo y también sobre el África subsahariana y sus diversidades, y otras religiones chinas y japonesas, además de, por supuesto, el cristianismo. Los consejos básicos tratan sobre fiestas, costumbres, tratos personales, relación con la muerte y pautas alimentarias.


Cataluña multiconfesional

Todo ello responde, según aseguró la consejera de Interior, Montserrat Tura, a la necesidad de adaptarse a una Cataluña que ya no es ni «bilingüe, ni monoétnica, ni monocultural ni monoconfesional». Los números le dan la razón, al menos en el apartado religioso, porque en territorio catalán existen 722 lugares de cultos religiosos no católicos, de los que 341 son evangélicos, 141 son salones del reino de los Testigos de Jehová, 139 oratorios islámicos, 28 budistas, 16 hinduistas, doce asambleas baha’i, doce iglesias adventistas, doce de ortodoxas, cinco sijistas, cinco taoístas y dos sinagogas judaístas. Ante tanta multiconfesionalidad, no hubo más remedio que ponerse al día y editar la guía. Los objetivos son no herir susceptibilidades y facilitar la convivencia, según Tura.

A partir de ahora, los Mossos ya tienen a qué atenerse. Las principales dificultades pueden llegar en el momento de pisar una mezquita. Aparte de que los perros no están bien vistos por ahí, existe otro problema: tendrán que ir descalzos si pisan las alfombras del templo. Fuera botas. Lo curioso es que los perros también están más o menos vetados en los templos hindúes y budistas. «Queremos que los agentes no cometan involuntariamente alguna actuación que pueda herir la sensibilidad de los creyentes de una determinada religión», apuntó la consejera.

La guía está repleta de curiosidades, la mayoría de ellas desconocidas por la sociedad occidental. Por ejemplo, para los hindúes una autopsia es una agresión, porque son más partidarios de una incineración inmediata. Los sikhs siguen la misma línea, pero aceptan la autopsia si el forense lo requiere, lo que acaba resultando contradictorio porque se trata de la única forma con la que se puede llevar a cabo la operación. Otro dato aportado por la guía sobre los sikhs es que no les gusta ponerse casco sobre el turbante, lo que aporta dudas sobre la seguridad de los motociclistas de esta confesión. De la misma comunidad se recuerda que cuando realizan su culto, el movimiento de piso a piso es constante, además de que los rellanos estarán repletos de zapatos. Pero lo más chocante es que el culto siempre va acompañado de cantidades ingentes de alimentos, por lo que en esos momentos debe aplicarse a los pisos en cuestión la misma normativa que un restaurante, aunque sólo en el caso de que se cocine para todos los presentes.

Según la consejera, «conocer los significados de los símbolos, las ceremonias y algunos de estos cultos resulta del todo necesario para no caer en tópicos y estereotipos: saber que es un ritual religioso puede ayudarnos a entender determinados comportamientos, un conocimiento necesario si queremos que nuestra sociedad sea más acogedora y respetuosa». «Vivimos en una sociedad diversa y para servirla bien tenemos que conocerla a fondo», añadió.

Sobre los chinos, la guía aconseja no tomarse en serio si se ríen mientras se les detiene. Al parecer, tienen la costumbre de intentar hacer los paces o suavizar la situación mediante sonrisas. Se recomienda a los Mossos que no se enfaden si en plena operación policial con ciudadanos chinos como protagonistas estos sonrían o rían sin parar. Ello significará en realidad que quieren congraciarse con los agentes, no que se estén burlando. De la misma comunidad también se recuerda que celebran su Año Nuevo a mediados de febrero.

Respecto a los subsaharianos, el gran consejo es no hacer caso si hablan rápido o con un tono de voz muy alto, porque la explicación es bien simple: es su forma natural de comunicarse. De la misma comunidad también se explica que sus bautismos u otros tipos de actos se convierten en celebraciones improvisadas, con música, danzas y sobre todo, muchas conversaciones. El problema es que se alargan durante toda la noche, con el correspondiente enfado vecinal.

Para Tura, «la guía ayuda a entender que todas estas cosas que pasan en lugares públicos no se pueden considerar asuntos de inseguridad, sino que son celebraciones litúrgicas». Pero todo tiene un límite, incluso la religión. «Los límites están en el respeto a la libertad de los demás, y éstos no se pueden transgredir», añadió la consejera catalana. Lo que sí está claro es que a partir de ahora los Mossos ya tienen su libro de cabecera, para poner en la mesita de noche.



Joan Planes

http://www.larazon.es/noticias/noti_nac12730.htm