Re: A metafísica contra a teoria da evolução
Iniciado por
Hyeronimus
En ningún momento dice Sidney Silveira que se apoye en los argumentos que se apoye en los argumentos de Michael Behe. Dice precisamente que en esta serie de artículos no se encontrarán los argumentos biológicos ni químicos de dicho autor, y si califica de estupendo el libro en cuestión es simplemente porque el libro demuestra claramente por medios científicos la imposibilidad de la evolución. Otra cosa es lo que pueda creer personalmente el profesor Behe, aunque se diga católico. Ya sabemos que hoy en día hay muchos supuestos católicos con una fe muy sui generis. Pero el profesor Silveira no es químico ni biólogo, sino profesor de filosofía aunque con la cultura suficiente para entender bien de los aspectos científicos del tema. Es un riguroso tomista y católico tradicionalista, y después de años leyendo su blog y viendo videos de sus clases en Youtube tengo la plena certeza de que si analizara el libro de Behe desde un punto de vista metafísico o teológico no dejaría de encontrarle sus fallos, incluso muchos que se nos escaparían. De todos modos, el libro de Behe es excelente para refutar el evolucionismo. Lo sé bien porque lo tengo en mi biblioteca. Lo que pasa es que no es lo mismo refutarlo desde la ciencia que desde la metafísica, y aunque los argumentos sean diferentes tienen su momento y lugar. El mismo Silveira, cuando dice en el artículo que la taxonomía científica oficial no es del todo precisa en metafísica, reconoce su utilidad para los fines de la ciencia.
Pues esta es la cuestión, que no se pueden mezclar las cosas. Desde un punto de vista de una lógica elemental no se puede discutir de un tema común y concreto desde diferentes discursos y planos de abstracción. Por otro lado, aunque se le tengan muchas ganas a la "hipótesis/teoría de la evolución", por diferentes razones, hacerlo de una forma que no tiene un campo común de discusión apenas sirve para algo. Quizás, pueda tener la utilidad de que haya personas que puedan interesarse por analizarla desde otro enfoque, bien. Puede, por qué no, que otros que nunca se han planteado el asunto, lo hagan a partir de una exposición concreta como la expuesta aquí. Pero, igualmente puede exacerbar posiciones en lugar de acercarlas y, por supuesto, hay certeza de que una hipótesis si logra el rango de teoría, sólo puede ser refutada empíricamente por otra nueva teoría, y esto es un principio incuestionable del método científico aplicable a cualquier ciencia, sea la que sea. Por tanto, la hipótesis/teoría de la evolución sólo será refutada por un investigador, o grupo de investigadores (paradigma), desde el campo de la bioquímica.
Mi posición en esto la puedo exponer muy claramente usando el sofisma siguiente:
"El caballo es un ser vivo,
el hombre es un ser vivo,
luego el hombre es un caballo."
Este sofisma forma parte de la metafísica, fundamentándonos en la lógica observamos que las dos premisas son ciertas pero la conclusión es falsa y así lo afirmamos metafísicamente. Parece que no hay duda al respecto, eso es cierto, pero para hacer una refutación real habría que analizar el ADN del caballo y el ADN del hombre, cotejarlos y establecer las diferencias. En mi opinión, podemos aplicar el ejemplo al tema desarrollado por este profesor. Debo aclarar que con ello no afirmo que esté planteando falacias, aunque por ahí me ha parecido encontrar algunas expresiones poco "ortodoxas", pero si sostengo que sus argumentos --así lo digo porque usas varios de diferente signo--, le sirven de apoyo para afirmar cuestiones que son sólo representativas de un ensayo, no de una demostración empírica y aún menos de "la" refutación, y sin que por ello sus argumentaciones pierdan interés.
A los efectos, y sintiendo mucho que pueda haber lectores a quienes les fatigue la existencia de textos extensos, voy a reproducir unas líneas que, en mi opinión, vienen muy a cuento de esta discusión:
"Los datos objetivos.
Constituyen fundamentalmente la única base. 'OBJETIVO' no significa aquí que la percepción de los hechos dé un conocimiento directo del mundo real, sino que indica sólo que se trata de hechos que son independientes del sujeto que los observa y que pueden ser reproducidos en cualquier momento, por complicadas que sean las relaciones entre los datos."
Más adelante ya citaré la fuente por completo. Destaco estas frases porque se aplican perfectamente a un aspecto de nuestro tema: no se puede generalizar sobre la evolución en sentido lato porque desde Lamarck y Darwin ha sufrido una enorme transformación y diversificación, mientras que el discurso crítico sigue tomándola como algo unitario. Por otro lado, en este nivel de discusión es erróneo extenderse a toda la materia, por que para ser precisos el problema de la evolución se circunscribe realmente al hombre, su naturaleza y sus orígenes. Es decir, si el ser humano hubiese quedado al margen en los escritos de los evolucionistas de antaño hoy no habría ningún problema, salvo los estrictamente empíricos entre investigadores en relación a esta línea de investigación. Eso, y el hecho de que la han logrado imponer en casi todos los planes de estudios del mundo moderno. Naturalmente, desde el instante en el que se afirmó el monogenismo y al hombre como producto del mismo, surgió la polémica. Y si se afirma lo anterior, el hombre es una animal más, aunque dotado de una cosa llamada inteligencia racional; y si se niega toda posibilidad de evolucionar se aísla al ser humano de toda relación con el resto de la Naturaleza. Así, se puede afirmar el creacionismo sin mayores dificultades. En la primera de las posiciones se dota a las hipótesis de un cuadro de cientificidad; en la segunda, bajo la acusación de que "la teoría de la evolución es una forma apenas disimulada de la deificación de la materia", se dota al discurso del ropaje metafísico, y unos y otros se refieren a "la materia", mientras se opone "el espíritu", como un arma arrojadiza dando la sensación de que el hombre no fuera un ser dual.
"La hipótesis resume luego en el proceso constructivo de la inducción los datos iniciales de la observación y el experimento, enriquecidos con los elementos aportados por la experiencia del sujeto.
La teoría, que describe correctamente por lo menos ciertas propiedades del sistema en cuestión del mundo real, es obtenida cuando la hipótesis es mejorada con nuevos datos objetivos y cuando las conclusiones a las que conduce han sido verificadas y confirmadas en el experimento.
El enunciado, se presenta en forma de proposiciones, es decir, en una ordenación lógica de conceptos definidos con precisión y solamente tiene sentido cuando la exactitud de su contenido puede ser verificada mediante datos objetivos.
La esencia de los enunciados científicos. Las teorías de las ciencias naturales son siempre mejoradas y alteradas debido al descubrimiento de nuevos datos y hechos. Hay que tener conciencia de esta dinámica de los conocimientos y renunciar a todo tipo de dogmatismo científico, a toda pretensión de la verdad absoluta y de la exactitud definitiva de los enunciados. Además, cada disciplina científica se limita al campo de su competencia, en el que sólo ella puede obtener datos objetivos. Por ello, las ciencias naturales no se preocupan de si sus enunciados son 'verdaderos' en un sentido metafísico, sino sólo de si no están en contradicción con los datos objetivos y con el rigor lógico."
Es evidente que los elementos de la investigación en ciencias naturales son los mismos que en otras ciencias, pero los autores se limitan a escribir sobre su propia disciplina. Resulta importante tener conciencia de lo que se está tratando, no sólo se excluye con toda claridad toda pretensión cientificista, sino también se declara abiertamente que respetando lo que pueda decir la metafísica sobre el cientificismo, se afirma que la ciencia verdadera se ocupa de que cualquier hipótesis o teoría se ajuste a los muy estrechos límites de la investigación científica. Es decir, no niega la metafísica como fuente de conocimiento lógico, pero si es exigente con el conocimiento empírico y lo que se hace con él.
"Las 'teorías correctas' en este sentido confieren la capacidad de predicción: el comportamiento de un sistema en determinadas condiciones puede ser predecido por la teoría correspondiente. Con ello esta parte del mundo queda asequible a la actuación planificada del hombre, quien debería utilizar ese poder de manipulación con conciencia de su responsabilidad.
Toda 'verdad científica' es pues relativa en el sentido de que depende, en primer lugar, del estado general de los conocimientos, en el momento en que es enunciada y que, por otra parte, está ligada a las condiciones en las que se halla situado el sistema estudiado: por ello la verdad de la ley está limitada a estas únicas condiciones, por generales que sean. Por esta causa, una ley científica no puede dar lugar a una ley metafísica, pues esta última no está sometida a ninguna condición particular."
El sistema coherente de las 'muñecas rusas'.
La ciencia biológica debe adaptar sus métodos al sistema coherente de las "muñecas rusas" de todas las ciencias naturales. Esta concepción dice que los procesos de todo el Universo están regidos por un único conjunto de leyes naturales que se incluyen unas a otras. Toda ley especial comprensible sólo en la estrategia más compleja, puede ser deducida básicamente de esta misma estrategia y de las leyes naturales más amplias de las ciencias fundamentales. El encadenamiento de los distintos fenómenos obedece pues tan sólo al principio de causalidad ( pregunta: ¿por qué?) a la relación estrictamente verificable y medible en lo posible de la causa y el efecto. Pero los seres vivos son sistemas altamente complejos en los que el encadenamiento ininterrumpido de las causas y los efectos resulta muy difícil de observar; por ello, la biología intenta desarrollar unos modelos que faciliten este empeño. Por esta razón se utiliza a veces, transitoriamente, una concepción final (teleológica) (pregunta: ¿para qué?) aparentemente opuesta al principio de causalidad y que considera que el fin, la finalidad es la verdadera causa, ya que con ello se consigue una mejor visión del conjunto de la estrategia y la función. De hecho, la ley del encadenamiento de las causas y los efectos y la explicación finalista no son más que dos aspectos de una misma necesidad activa. Se explican los hechos según el principio de que nada es fortuito y de que toda estructura viene determinada por una finalidad que, no es más que la expresión del desarrollo necesario de la manifestación. Se considera 'como si' la finalidad hubiera dado lugar a la estructura, es decir, que se tiene conciencia del carácter de modelo (principio heurístico). Pero por lo general el fenómeno es simplificado, ya que el modelo intenta imitar al organismo para poner de manifiesto las interacciones existentes. También en este caso es variable el grado de concordancia entre la relación causal objetiva y del modelo.
Este método es el que conduce generalmente a la simplificación de los hechos a pesar de que la concordancia entre los modelos y la misma realidad de los hechos no conduce siempre a una fácil resolución en el campo de la teoría científica."
(FUENTE: Atlas de Biología Ediciones OMEGA. Introducción, págs., 1 y 7)
Esta explicación del método científico no introduce en parte alguna esa especie de religión materialista de la que son acusados (con razón) los evolucionistas, o sea,"los dogmáticos evolucionistas". Pero, sin afirmar ni negar nada, no se descarta la posibilidad de que la evolución sea una estrategia de supervivencia para los individuos, y en consecuencia de su especie. El ser un erudito no convierte a una persona en un especialista, no otorga carta de conocimientos superiores equivalentes a los que conducen la formación académica y la práctica continuada que supone la experiencia en campos concretos de aplicación de los conocimientos adquiridos. Desde mi punto de vista, el tema de la evolución no quedará resuelto hasta que no exista un conocimiento exhaustivo del ADN, que es, además de un código, el "plano general" de cada especie. Pero, de cualquier modo, su refutación cierta sólo está en manos, como ya me expresé, de algún bioquímico. No obstante, desde las explicaciones que he reproducido textualmente y "sin meter la tijera" en ninguna de sus partes, ya se dirá si no se puede concatenar perfectamente la idea de la Creación de Dios con la ciencia, en este caso la natural.
Saludos en Xto.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores