No cabe duda que la semántica que se emplea es peligrosa además de falaz: no es lo mismo "origen" que "creación". La primera indica algo impreciso o indefinido en lo que cabe de todo, es una expresión que firmaría Pilatos si viviese hoy en día. En la práctica se supone que, "a priori", es la expresión adecuada para que puedan entenderse el ateo y el creyente, o sea, "ni para ti, ni para mi", en una especie de rasgo de generosidad entre ambos simulando un pacto de caballeros, cuando la realidad es que balanza cae a favor del ateo porque el creyente renuncia a manifestar la verdad: que no hay azar sino creación, y como por definición nada puede ser creado por si mismo, pues sería no sólo imposible, sino absurdo, no queda otra que admitir que hay un CREADOR, un UNO como CAUSA.

Se ha estimado que el Universo contiene aproximadamente potencia 10 elevada a 113 partículas. Mientras, para que se generase por azar un virus -el más elemental organismo viviente conocido-, compuesto de 124 proteínas, sería precisa una potencia de 1/2 elevada a 47.120 o lo que es igual, potencia 10 elevada a menos 14.184. Tales estimaciones las desarrolla paso a paso Silvano BORRUSO (ingeniero agrónomo, traductor de San Agustín y Santo Tomás, profesor universitario...), el cual ya he citado en otras ocasiones, en su libro El evolucionismo en apuros CRITERIO LIBROS, de lectura totalmente recomendable, tanto que tales investigadores británicos también deberían leer lo que dice el autor y sentarse a pensar antes de hacer nada. Pero si, el asunto huele, apesta, a pseudociencia propagandista para obtener fondos y seguir viviendo del cuento.