Werner von Brain (1912-1977), director del Centro Marshall de Vuelo Espacial de la N.A.S.A. en Huntsville, Alabama, fue uno de los científicos espaciales y una de las autoridades principales de cohetería en el mundo.
[IMG]https://images-blogger-opensocial.googleusercontent.com/gadgets/proxy?url=http%3A%2F%2Fwww.specialx.net%2Fspecialxdotnet%2Fswastika_images%2Fswas-03.jpg&container=blogger&gadget=a&rewriteMime=image%2F*[/IMG]Receptor de la Medalla Nacional de la Ciencia 1975, es considerado el “Fundador de la astronáutica”, el “Padre de la ingeniería espacial" y el “Padre de la cohetería”, además de recibir otros muchos títulos otorgados por sus hitos históricos como el diseño del Saturno V y su dirección de los viajes espaciales Apolo.
En el primero de los presentes artículos, "Ciencia y Religión",Von Braun plasmó algunos de sus pensamientos acerca de la espiritualidad y el desarrollo humano en la época contemporánea. En el segundo artículo, la "Carta al Consejo de Educación", el científico escribió sus puntos de vista acerca del Diseño Inteligente y la necesidad de su enseñanza en el sistema educativo.
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"Un científico de la era espacial cuenta porqué debe creer en Dios" |
Ciencia y religión
Por WERNHER von BRAUN
"Las dos fuerzas más poderosas que dan forma a nuestra civilización hoy en día son la ciencia y la religión. A través de la ciencia, el ser humano se esfuerza por aprender más acerca de los misterios de la Creación; a través de la religión, trata de conocer al Creador.
Ninguna de las dos opera de forma independiente. Es igual de difícil para mí comprender a un científico que no reconoce la presencia de una racionalidad superior detrás de la existencia del universo, de la misma manera en que me es difícil comprender a un teólogo que niega los avances de la ciencia. Lejos de ser independientes o fuerzas opuestas, la ciencia y la religión son hermanas. Ambas buscan un mundo mejor. Mientras la ciencia busca un control sobre las fuerzas de la naturaleza que están a nuestro alrededor, la religión busca un control en las fuerzas de la naturaleza dentro de nosotros.
A medida que aprendemos más y más acerca de la naturaleza, nos volvemos más humildes y nos impresionamos de forma más profunda ante su orden y perfección infalible. Nuestro creciente conocimiento acerca de las leyes del universo nos ha permitido enviar a seres humanos fuera de su entorno natural en el nuevo y extraño entorno del espacio, y regresarlos sanos y salvos a tierra.
- La inmensidad del espacio
Los vuelos espaciales tripulados son un logro increíble. Pero hasta ahora se ha abierto ante nosotros sólo una pequeña puerta para ver los alcances impresionantes del espacio. Nuestra perspectiva a través de esta rendija en los vastos misterios del universo sólo confirma nuestra creencia en la certeza que tiene su Creador. El hombre finito no puede comprender a un Dios omnipresente, omnisciente, omnipotente e infinito. Cualquier esfuerzo de vislumbrar a Dios, de reducirlo a nuestra comprensión, de describirlo en nuestro idioma, queda corto a Su grandeza.
Me parece mejor aceptar, por medio de la fe, que Dios representa una voluntad inteligente, perfecto en bondad; que se revela a sí mismo en el mundo de la experiencia más completa a través de las épocas, a medida que la capacidad de comprensión humana crece.
Por el alivio espiritual, encuentro seguridad en el concepto de la Paternidad de Dios. Por la orientación ética, me apego al concepto corolario de la hermandad de los seres humanos.
Ahora los científicos creen que, en la naturaleza, la materia no puede ser destruida sin antes ser convertida en energía. Ni siquiera la más pequeña de las partículas puede desaparecer sin dejar rastro. La naturaleza no sabe de extinción: sólo de transformación. ¿Tendrá Dios menor consideración por su obra maestra de la Creación: el alma humana?La inmortalidad, para mí, es la continuidad de nuestra existencia espiritual después de la muerte. Desde los albores de la historia, el ser humano ha creído en la inmortalidad. Este credo ha sido un elemento esencial de muchas de las primeras culturas y se ha conservado en las religiones y filosofías de los más ilustrados.
Su significado trasciende los pronunciamientos dialécticos de los filósofos y teólogos sobre lo que podemos esperar después de nuestra partida de este mundo. Desde tiempos inmemoriales, el concepto de la inmortalidad ha ejercido una profunda influencia en la vida de incontables millones de personas.
- El alma distingue al hombre
El alma es lo que distingue al ser humano de la bestia. Los actos de un animal son exclusivamente controlados por sus impulsos básicos como el hambre, el miedo, el afecto, y la necesidad de resguardarse. Estos impulsos están establecidos en las glándulas de un animal, y su respuesta a los impulsos glandulares es totalmente automática. En la composición de un animal, no hay lugar para la libertad de la voluntad (el libre albedrío), para la búsqueda intelectual, o para la libertad de dudar y hallar conflicto entre sus impulsos y las normas éticas. Un animal no conoce esa pequeña y misteriosa partecilla llamada conciencia, la cual, nos da sentido de lo que está bien y lo que está mal.
Solamente al ser humano se le ha dado la carga de los conflictos que surgen de llevar la imagen de Dios hecha en forma de cuerpo mortal. Y sólo el ser humano ha sido galardonado con un alma que le permite hacer frente a los problemas eternos que surjan a partir de este conflicto.
Hoy en día, miles de científicos de todo el mundo se dedican a la mayor aventura intelectual jamás emprendida por el ser humano: el intento de comprender el origen y el funcionamiento de un universo físico que es enorme en espacio y tiempo, complejo en detalles, y tremendo en cuestión de su orden. Por lo tanto, decir que el único propósito de la ciencia está en tratar de descubrir las leyes físicas para aumentar el control que el ser humano tiene sobre las fuerzas de la naturaleza ya no es una explicación adecuada de la meta de la ciencia; pues, el concepto de la ciencia misma ha crecido.
La materia prima de la ciencia intenta reconstruir un modelo de tiempo, espacio y materia. Cuando se descubre un nuevo conocimiento, el viejo modelo no se descarta; simplemente se moldea de acuerdo al modelo de relaciones que el científico se encuentra en este conjunto de experiencias.
Por su disposición de cambiar de modelo o de conceptos, el científico simplemente está admitiendo que él no pretende poseer la verdad última. Sus leyes científicas son esencialmente descripciones de sus observaciones. Las leyes científicas no controlan la realidad, sino simplemente tratar de explicarla; por lo tanto, la comprensión de las leyes pueden cambiar cuando nuevos conocimientos son revelados.
Los descubrimientos científicos han llegado a un ritmo cada más acelerado, porque la verdad no está estática. Para cada nueva respuesta, surge una docena de preguntas nuevas. La ciencia está enfrentando fronteras abiertas en muchos campos; el núcleo atómico se está volviendo más y más enigmático; el origen y la estructura del universo aún son un misterio; y las funciones corporales exactas de los organismos vivos aún no llegan a comprenderse de manera completa. La edad de oro de la ciencia está todavía por delante de nosotros.
El científico trabaja en un ambiente donde la duda es una forma aceptada de vida, y la autoridad innecesaria es rechazada. Thomas Huxley dijo del científico: "Para él, el escepticismo es el más alto de los derechos, la fe ciega es el pecado imperdonable". Por esto, el desarrollo de la ciencia se ha acompañado de una pérdida de la tradición, que había sido el pilar de la fe. Los enfrentamientos entre áreas de la ciencia y la religión han sido, por ello, frecuentes.
Sin embargo, el que la ciencia y la religión hayan sido consideradas como antagonistas es una de las mayores tragedias de nuestro tiempo. Para resolver el conflicto, ha sido tentador adoptar una política de coexistencia pacífica y dividir nuestra experiencia en dos partes: concediéndole a la ciencia el control por una parte, y permitiendo que la religión tenga su autoridad por otra parte.
"Que la ciencia investigue el mundo físico, mientras la religión explica los asuntos espirituales", dice este argumento. "Cuando la ciencia ya no pueda más, que la fe se haga cargo de dar cuenta de lo inexplicable". Este es un paso fatal. Dos mundos separados de ciencia y religión podrían funcionar bien si ningún científico hubiese sido cristiano, y si ningún cristiano hubiese sido un científico, pero la ciencia y la religión no operan en ámbitos separados.
No se puede construir un muro entre la ciencia y la religión. A medida que la ciencia explica más acerca de los misterios intrigantes de la vida y del universo, su reino se expande a las zonas que antes eran desconocidas o aceptadas únicamente por la fe. Cada experiencia que tenemos - ya sea física o espiritual - debe encajar en un patrón que sea fidedigno y significativo. El ser humano está para ser un observador del universo, un experimentador, un buscador de la verdad, no meramente un espectador. Él es el producto de lo más alto de esa Creación. Y cuanto más y más se dan a conocer las maravillas de la Creación, él se ve afectado de forma directa.
La ciencia y la religión pueden compararse con dos ventanas en una casa a través de las cuales podemos observar el mundo que nos rodea - o a nuestros vecinos. (Y hay otras ventanas, como el arte, la literatura y la historia). Lo que observamos a través de cualquiera de las ventanas de esta casa alegórica debe encajar en nuestro modelo del universo y en nuestro lugar en él. Si no encaja, debemos revisar nuestro modelo, cambiar nuestra manera de pensar, expandir nuestra comprensión de la Creación.
En nuestro mundo moderno muchas personas parecen sentir que nuestros rápidos avances en el campo de la ciencia hacen que asuntos como las creencias religiosas sean inoportunas o pasadas de moda. Se preguntan por qué debemos estamos satisfechos con "creer" en algo, dado que la ciencia nos dice que "sabemos" muchas cosas.
La respuesta simple a dicha objeción es que sabemos muchos más misterios de la naturaleza hoy en día que cuando comenzó la época de la ciencia en la Ilustración, pero, ciertamente, no hay razón científica por la que Dios no pueda mantener en nuestro mundo moderno la misma consideración que tenía antes de que empezáramos a sondear Su Creación con el telescopio y el ciclotrón.
Aunque la ciencia no es una religión, es una actividad religiosa por sus presupuestos, su método de trabajo y su búsqueda de la verdad. El Creador se revela a través de Su creación. Como dice Charles A. Coulson, "La ciencia está ayudando a ponerle un rostro a Dios". Debemos recordar que la ciencia existe sólo porque los seres humanos existen, y sus conceptos existen en las mentes de los seres humanos. Detrás de estos conceptos se encuentra la realidad - revelada a nosotros sólo por la gracia de Dios.
Cada persona recibe un regalo de la vida en esta Tierra. Una creencia en la continuidad de la existencia espiritual, después de mero movimiento por setenta años de existencia física aquí en el interminable ciclo de la eternidad, hace que cada acción de cada momento de vida sea una inversión con dividendos de largo alcance. El conocimiento de que el ser humano puede elegir entre el bien y el mal debe atraerlo más cerca de su Creador. En seguida, esta comprensión debería hacerle evidente en la mente que su supervivencia aquí y en el más allá depende de su adherencia a lo espiritual, en vez de lo científico. Nuestras decisiones inevitablemente influyen el rumbo de los eventos futuros. La naturaleza a nuestro alrededor aún yace como el menos resuelto de los misterios sin resolver. Pero la ciencia ha aprendido a dominar lo suficiente estas fuerzas como para hacer que se pase a una Época de Oro para toda la humanidad si es que esta facultad es usada para hacer bien (o para destruirnos, si el mal triunfa).
Los lineamientos éticos de la religión son los lazos que pueden hacer que nuestra civilización permanezca unida de pie. Sin éstos, el ser humano jamás podrá alcanzar su anhelado objetivo de completa paz dentro de sí mismo, ni con su Dios, ni con su prójimo".
Carta al Consejo Estatal de Educación de California
[El Dr. Wernher von Braun escribió la siguiente carta a un tal Sr. Grose respecto el debate que surgió en California sobre la enseñanza de la evolución y el darwinismo. La carta fue leído por el Dr. John Ford a la Consejo Estatal de Educación en California, el 14 de septiembre de 1972. Con los recientes debates de hoy en día sobre el intento de introducir la enseñanza del Diseño Inteligente u otras alternativas al darwinismo en la educación, esta carta sigue manteniendo vital importancia].
"Estimado Sr. Grose: En respuesta a su pregunta acerca de mis puntos de vista personales acerca del "Caso a favor del Diseño" como una teoría científica viable o como el origen del universo, la vida y el ser humano, me complace hacer las siguientes observaciones:
Para mí, la idea de una Creación no es concebible sin evocar la necesidad de Diseño. Uno no puede estar expuesto a la ley y al orden del universo sin concluir que debe haber un diseño y un propósito detrás de todo. En el mundo a nuestro alrededor, podemos contemplar las manifestaciones evidentes de un plan o diseño estructurado y ordenado. Podemos ver la voluntad de las especies para vivir y propagarse. Nos volvemos humildes ante las poderosas fuerzas que obran a una escala galáctica y ante el orden decidido de la naturaleza que le confiere a una semilla pequeña y tosca la capacidad de convertirse en una hermosa flor. Cuanto más entendemos sobre las complejidades del universo y sobre todas las áreas, más razones encontramos para admirar el Diseño inherente en el que se basa.
Si bien la admisión de un Diseño para el universo plantea en última instancia la cuestión de un Diseñador (un tema más allá de la ciencia), el método científico no nos permite excluir los datos que conducen a la conclusión de que el universo, la vida y el ser humano están formados en base a un diseño. El ser forzados a creer solamente una conclusión — que todo en el universo ocurrió por casualidad — violaría la propia objetividad de la ciencia misma.
Es cierto que hay quienes sostienen que el universo evolucionó a partir de un proceso aleatorio, pero ¿qué proceso aleatorio podría producir el cerebro de un ser humano o su sistema o el ojo humano?
Algunas personas dicen que la ciencia no ha podido demostrar la existencia de un Diseñador. Admiten que muchos de los milagros en el mundo que nos rodea son difíciles de entender, y no niegan que el universo, tal y como la ciencia moderna lo percibe, es de hecho una cosa mucho más maravillosa de lo que la creación que el hombre medieval podía percibir. Pero aún así sostienen que puesto que la ciencia nos ha proporcionado tantas respuestas, pronto llegará el día en que seremos capaces de entender, incluso la creación de las leyes fundamentales de la naturaleza, sin una intención Divina. Tales personas niegan que la ciencia pueda probar la existencia de Dios, pero, ¿realmente debemos encender una vela para ver el sol?
Muchos hombres que son inteligentes y buena reputación dicen que no pueden visualizar a un Diseñador. Bueno, pues, ¿puede un físico visualizar un electrón? El electrón es materialmente inconcebible, y sin embargo, está tan perfectamente conocido a través de sus efectos que lo usamos para iluminar nuestras ciudades, guiar nuestras compañías aéreas a través de los cielos nocturnos, y tomar las medidas más precisas. ¿Qué lógica torcida hace que algunos físicos acepten los electrones inconcebibles como cosas existentes, mientras se niegan a aceptar la realidad de un Diseñador en base al argumento de que ellos no lo pueden concebir?
Me temo que, aunque realmente no entienden lo que es el electrón, están dispuestos a aceptarlo porque se las arreglaron para producir un modelo mecánico demasiado burdo al respecto, tomado de la muy limitada experiencia en otros campos, pero no sabrían cómo empezar a concebir un modelo de Dios.
He discutido sobre el tema de un Diseñador con cierto detenimiento, porque puede ser que la resistencia principal de reconocer el "Caso de Diseño" como una alternativa científica viable al "Caso de la Casualidad" radica en la incredulidad en la mente de algunos de los científicos acerca de un Diseñador. Lo inconcebible de cualquier tema final (que siempre se encuentra fuera de la resolución científica) no debería darse el lujo de descartar cualquier teoría que explica la interrelación de los datos observados y es útil para la predicción.
A nosotros en la N.A.S.A. se nos preguntaba a menudo cuál fue la verdadera razón que dio lugar a la increíble serie de éxitos que tuvimos con nuestros vuelos de Apolo a la Luna. Creo que la única respuesta honesta que pudimos dar es que tratamos de no pasar nada por alto. Es en ese mismo sentido de honestidad científica en el que apoyo la presentación de teorías alternativas sobre el origen del universo, la vida y el ser humano en el aula de ciencias. Sería un error pasar por alto la posibilidad de que el universo fue planeado y no ocurrió por casualidad.
Con los más cordiales saludos,
Sinceramente,
Wernher von Braun"
Fuentes bibliográficas
Este artículo de una página fue escrito para una revista y publicado en muchos diarios estadounidenses bajo diversos títulos y en distintos momentos. La reproducción de primera generación escaneada a partir de la copia original que se presenta al inicio del artículo fue concedida por el editor de N.A.N.A., Roland Gammon.
- Este artículo fue publicado por primera vez en del diario estadounidense American Weekly, el 10 de febrero de 1963, bajo el título “My Faith” - A space-age scientist tells why he must believe in God.
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