El Ser que existe por Sí mismo.

Manuel Ocampo Ponce, el 28.01.16 a las 8:31 PM


Sin un ser que es por Sí mismo, nada puede ser ni llegar a ser. No hay modo de explicar la existencia de entes que antes no eran y ahora son sino por la participación del Ser que es por sí mismo. Sin un ser in-participado, absoluto, infinito, nada podría ser ni existir porque la existencia es la manifestación del ser que exige un Ser que existe por sí. Por eso es que es relativamente fácil probar la existencia de Dios que se hace evidente desde que algo existe.

Lo más difícil sería en todo caso demostrar que Dios no existe. Es imposible demostrar que Dios no existe porque la existencia de un sólo ser pone de manifiesto la necesidad de un Ser por sí. La existencia de entes contingentes impone necesariamente la existencia de un Ser que es por Sí mismo, in-causado. Un ser que Él mismo sea su razón de ser porque su Esencia se identifica con su Ser. Por esta razón la permanencia y perfeccionamiento en el ser de los entes contingentes depende también del Ser de Dios. Y esto sucede porque los entes que tienen contingentemente el ser, nunca son el ser. Sólo lo tienen pudiendo no tenerlo o pudiéndolo tener de otro modo. De modo que si Dios no les conserva continuamente el ser, pasarían a la nada de inmediato, es decir, dejarían de ser.

Como hemos visto, los entes que antes no eran y ahora son necesitan del concurso de Dios para el acrecentamiento de su ser, aún por su actividad propia. Porque si las cosas no se dan a sí mismas el ser, tampoco pueden acrecentarlo o perfeccionarse sin la intervención del Ser infinito. Los existentes contingentes sólo están en capacidad para actuar y acrecentar su ser, pero para eso es necesario que el Acto puro de Ser los actualice, es decir, les haga pasar de la potencia o capacidad real de acto al acto y con eso puedan perfeccionarse, es decir, acrecentar su ser.

De todo esto se deduce la necesidad y la dependencia tan grande de los entes contingentes respecto a Dios o al Ser por sí que es su Causa eficiente y también constituye su Bien, su perfección, su Fin o su Causa Final. Si todos los existentes contingentes, son, se conservan y se perfeccionan según su ser y su naturaleza sostenidos por la actuación del Ser como causa eficiente, también todos tienden a su bien y a su perfección bajo la conducción del Bien Infinito o Ser que existe por Sí y que constituye su Causa Final o Causa Última.


El Ser que existe por Sí mismo.