¿ES UN HECHO DEMOSTRADO LA EVOLUCIÓN DE LAS ESPECIES?.
Ha habido muchos intentos de argumentar para justificar esa afirmación, Vamos tomar como ejemplo un fragmento de una conferencia pronunciada por Antonio Pardo en la universidad de Navarra: [i] “Hay que subrayar que la evolución de las especies, en el sentido de macroevolución, no es una realidad observada directamente, pero debe admitirse si se quiere mantener un mínimo de coherencia con lo que se lleva observado en múltiples disciplinas, y una lógica coherente: es la única deducción posible ante la evidencia de que existen fósiles de seres vivos que ahora no viven, y de que ahora existen seres vivos de los que no se encuentran fósiles; dado que ha quedado demostrado, fuera de toda duda, que la generación espontánea, en las circunstancias recientes del mundo, es imposible, la única deducción válida es que, en tiempos pretéritos, seres de una especie han dado lugar a seres de otra especie por generación. Esto es lo que llamaremos evolución. Aparte de esta evidencia y deducción a partir de los fósiles, existen otras muchas evidencias que apuntan en la misma dirección: la constitución básicamente igual de todos los seres vivos, compuestos de proteínas, azúcares, información genética, membrana, sistemas respiratorios, etc. Tales coincidencias, abundantísimas, hablan de un origen común, y apoyan la idea de la evolución, es decir, la aparición de nuevas especies por generación”.
De este comentario, podemos desglosar cuatro argumentos:
1. “Si se quiere mantener un mínimo de coherencia con lo que se lleva observado en múltiples disciplinas”.
2. “Es la única deducción posible ante la evidencia de que existen fósiles de seres vivos que ahora no viven”.
3. “Ahora existen seres vivos de los que no se encuentran fósiles”. Y
4. “La constitución básicamente igual de todos los seres vivos…. Apoyan la idea de la evolución”.
Analicemos esos cuatro argumentos a ver si realmente la evolución de las especies es la única conclusión coherente.
SOBRE “LO QUE SE LLEVA OBSERVADO EN MÚLTIPLES DISCIPLINAS”.
Entendemos que se refiere principalmente a la genética, la embriología, la biología molecular y la sociobiología.
Todas estas ciencias, tienen mucho que decir sobre cómo es la vida, cómo se comportan los seres vivos, cuál es la causa de algunas enfermedades etc. Pero todo lo que digan, absolutamente todo lo que digan, sobre el origen de las especies, no puede ser demostrado, por lo que sus afirmaciones en este campo, son siempre condicionales, no pueden pasar de ser explicaciones lógicas de cómo sucedieron las cosas, si es que realmente sucedieron así.
En ningún caso son pruebas en el sentido empírico.
También estas ciencias, pueden demostrar qué es capaz de conseguir el ser humano manipulando la vida, pero lo que sucede en un laboratorio no tiene por qué ser lo que ha sucedido en la naturaleza.
Esas ciencias, nunca podrán científicamente demostrar nada sobre el origen de la vida y de las especies.
La única ciencia que puede decir algo, con solidez, sobre el devenir de los seres vivos a lo largo de la historia de la Tierra, es la paleontología (incluyendo la paleoantropología y múltiples ciencias auxiliares como pueden ser la sedimentología o la paleogeografía).
Así pues, todas las consideraciones evolucionistas de las restantes ciencias, no pueden aceptarse como pruebas de que haya existido evolución, son hipótesis que requieren petición de principio, pues inequívocamente pretenden demostrar algo, usando aquello que quieren demostrar como principio de su argumentación.
Debido a la manipulación ideológica de los grupos que controlan las publicaciones científicas y las subvenciones importantes, se difunde una versión ideologizada de los descubrimientos científicos, y sólo de aquellos que encajen en lo “científicamente correcto”, que en este caso es el paradigma evolutivo.
Es abrumadoramente mayor el volumen de las informaciones científicas que aportan argumentos contrarios a la hipótesis evolutiva, pero su difusión es inversamente proporcional a su capacidad de cuestionar el paradigma, y como no es el caso de hacer aquí un inventario bibliográfico, baste con un ejemplo que es suficiente por sí solo:
Los experimentos de Weigel y Jürgens 2.005[ii] los cuales lograron la reproducción de una variedad de Arabidopsis thaliana con una mutación perfectamente identificada , pero las plantas nietas y las bisnietas repararon la mutación y eran genética y fenotípicamente como sus antecesoras antes de la mutación. Y resulta que lo mismo ya se ha observado en otros organismos y hasta en humanos.[iii] Esto ha podido ser comprobado en los invernaderos de una universidad, no permite directamente inferir cuál ha sido el origen de las especies a lo largo de la historia, sólo es un indicio.
Nadie ha observado experimentalmente que una especie mute y se convierta en otra.
Ni es correcto indicar que las observaciones de muchas disciplinas apoyan la idea evolutiva.
Por lo cual, se puede ser perfectamente coherente con lo que han observado todas esas ciencias, (no con todas las interpretaciones que de lo observado se han hecho), y ello no induce a pensar que la evolución de las especies sea un hecho, más bien todo lo contrario.
[i] Antonio Pardo: “El evolucionismo. Estado de la cuestión” Seminario Ciencia, Razón y FeJueves, 10 de marzo de 2005, 12 am. Salón de actos del Edificio de Humanidades Universidad de Navarra. Inicio. Universidad de Navarra
[ii] Detlef Weigel y Gerd Jürgens: “Hotheaded healer” Nature 434 p.443 – 2.005.
[iii] Hirschhorn, R. J. Med. Genet. 40, 721-728.
SOBRE “ES LA ÚNICA DEDUCCIÓN POSIBLE ANTE LA EVIDENCIA DE QUE EXISTEN FÓSILES DE SERES VIVOS QUE AHORA NO VIVEN”.
Esta observación, ha de ser matizada primero, pues Son bastantes las especies que siguen viviendo desde un pasado muy remoto. Son las que se ha dado en llamar “fósiles vivientes”, más numerosas de lo que podemos pensar, desde
la esquizofita Kakabekia [i] al famoso Nautilus,
pasando por el tiburón, el Ginkgo,
los equisetos, la rana o la hormiga.[ii]
Del hecho de que estos organismos continúen vivos en la tierra y aparezcan en el registro fósil de épocas remotas, podemos deducir dos cosas:
1ª.- que no se han extinguido y
2ª.- que no han evolucionado.
Este grupo de “fósiles vivientes” va creciendo cada día conforme aumenta el registro fósil y se acepta la natural variabilidad morfológica de las especies. De este grupo de organismos, aun considerando sólo aquellos en los que su morfología apenas ha variado, no es posible deducir evolución de las especies, de ellos, sólo puede deducirse la estabilidad de las especies.
Del resto de las especies que han vivido en la tierra, su no existencia actual, puede deberse a una o a la combinación de varias de estas posibilidades:
1º.- Simplemente ha habido a lo largo de la historia de la tierra multitud de especies de seres vivos que se han extinguido. El número de estas especies extinguidas es considerable, lo que ha de entenderse como un argumento en contra de ese invento tautológico que llaman adaptación.[iii]
En los últimos siglos la humanidad ha presenciado la extinción de numerosas especies, y hoy tenemos enormes listados de flora y fauna en peligro de extinción, y en ni uno siquiera de esos casos -algunos perfectamente documentados-, hemos podido observar que alguno de los individuos de esa especie tuviese descendientes constatablemente distintos a él, antes de extinguirse. Por más que se intente, no podemos entender qué tiene que ver científicamente hablando, el que una especie se extinga, con que las especies se originen unas de otras por evolución. En este primer caso, decir que la evolución de las especies es la única deducción posible, es totalmente gratuito.
2º.- Hay muchas especies que siguen viviendo desde tiempos remotos pero ahora son más frecuentes unas variedades distintas a las que han predominado en otras épocas geológicas.
El criterio específico en paleontología es muy delicado, por no decir inútil, en todo caso, ha de ser usado con mucha precaución. En paleontología, sólo se pueden reconocer formas, y dejando a un lado los escasos restos en los que aparecen fosilizados restos o marcas de las partes blandas de los organismos, el registro fósil se puede agrupar en tres tipos:
- restos o moldes de conchas o de estructuras externas;
- restos de esqueletos internos; y
- huellas o señales de vida.
En el primer caso, restos de conchas o de estructuras externas, los cambios morfológicos que se observan en las series geológicas concordantes y continuas, pueden explicarse perfectamente por:
a) - superposición lateral de ambientes sedimentarios adyacentes, en situaciones de trasgresión o regresión. Y
b) por mínimos cambios químicos en el medio,
Como ya probaron Pouchet y Chabry; D’Arcy Thompson y otros.[iv] Entre otras cosas, demostraron que foraminíferos de una especie, reaccionaban a mínimos cambios en la alcalinidad del medio, construyendo conchas “propias” de otras especies de foraminíferos.
En el segundo caso: de los restos de esqueletos de vertebrados, nos encontramos en una situación muy parecida, para poder decir que un resto fósil de un saurio (por ejemplo), perteneció a un individuo de una especie distinta a las especies de saurios que viven en la actualidad, es imprescindible
- en primer lugar un estudio serio y con un amplio muestreo, de la variabilidad morfológica de cada una de las piezas de los esqueletos de las especies de saurios vivas, cosa que no se ha hecho. Y
- en segundo lugar, no se puede definir una especie con un pequeño fragmento de un esqueleto, es más, cuando uno observa los hallazgos de restos de vertebrados, especialmente de los saurios, resulta que sólo vivió en la tierra un ejemplar de cada especie, porque recurrentemente, cada hallazgo es asignado a una especie nueva, distinta a las actuales y también distinta a todas las encontradas fósiles hasta ese momento.
Hay que poner mucho orden libre de prejuicios evolucionistas en la paleontología de vertebrados, e incluso hay que empezar a valorar con seriedad la importancia decisiva de las condiciones físico-químicas ambientales y de los restantes factores epigénicos en la manifestación fenotípica predominante de una variedad determinada, o de un tamaño en los seres vivos, en una época geológica determinada. Por lo que hasta que no se determine con relativa certeza la capacidad de variabilidad morfológica de una especie, de este segundo punto, tampoco se puede obtener ninguna evidencia de evolución de especies.
3º.- Las especies antiguas han desaparecido del registro fósil porque han evolucionado a otras especies más modernas. Esta es la posibilidad que es aceptada por los partidarios del paradigma evolutivo, pero de ser esto lo que ha ocurrido en la historia de la Tierra, la paleontología observaría algo distinto a lo que encuentra en los estratos. Veamos:
a) Todos los evolucionistas, independientemente del mecanismo evolutivo que defiendan, entienden que es uno, o un escaso número de individuos los que varían del modelo específico y dan lugar a una nueva especie. Si esto es lo que ha ocurrido, el registro fósil estaría lleno de formas intermedias, más bien, sería difícil poder seguir una forma específica en el tiempo. Pero esto no es así, las formas aparecen estables durante mucho tiempo geológico (con la debida precaución al estimar el tiempo geológico).
b) Como lo que aparece en el registro fósil es una forma estable y de pronto de un estrato al siguiente, desaparece esa forma y aparece una nueva, y no siempre parecida a la anterior; la idea evolutiva, ha de sumar a la posibilidad de que algunos individuos adquieran de súbito una forma nueva, la necesidad de una extinción instantánea de todos los individuos que han mantenido la forma anterior. Y esto no es que haya podido suceder una vez, sino que es el mecanismo necesario en cada nueva variación.
c) Es un interrogante el que las investigaciones de Eldregde y Gould sobre las series de Trilobites y el equilibrio punteado,[v] no incluyan referencias analíticas de la composición salina de los sedimentos y de las más mínimas estructuras sedimentarias, pues el resultado de sus investigaciones se refiere más a la superposición de ambientes sedimentarios adyacentes, que a un continuo juego sincronizado de “monstruos viables” y extinciones simultáneas. Por lo que este tercer apartado, tampoco aporta ninguna evidencia de que las especies han evolucionado desde otras especies, este tercer punto es una idea sin ningún respaldo paleontológico.
[i] Siegel, S.M. y Guimarro, C; “On the cultura of a microorganism similar to a precambrian microfóssile Kabekia umbelata, in NH rich atmosphere” Proc. Nat. Scad. Sc, 55, 349-353, 1.967. [ii] Para ver la mejor lista sobre estas especies que no han variado a lo largo de las eras geológicas, en P. Grassé – “La evolución de lo viviente” Edit. Blume 1.977 pág 86 – 110.
[iii] La propia idea de adaptación implica que un organismo que no era capaz de hacer o de padecer algo, de pronto, como una novedad, consigue hacerlo o padecerlo sin que lo destruya. Está por demostrar que esto ha sucedido alguna vez en la naturaleza. Y en cualquier caso, es una falacia, porque todos los organismos que existen están bien adaptados, puesto que están vivos, y la única manera posible de medir científicamente la adaptación, es por una estimación cuantitativa de los que mueren y los que sobreviven, y para ello, existen palabras y conceptos como vida y muerte, suficientemente claros para no tener que inventar otros que signifiquen lo mismo.
[iv] Tompson, D’Arcy. “Sobre el crecimiento y la forma” Edit, J. T. Bonner – Cambridge 2.003 - p.138; p. 193 y 194. Pouchel y Chabry Socc. Biol. París 9 – 1 – 1.989 – Acad. Sci. París 108 - 1.889: 196 – 198. Brady H.B. Chall Rep. Foraminifera 1.884 p. 203 pl XIII. Bastch “Conchylien des seesandes” 1.791 p.4 pl VI fig 15 a-f. Dreyer “Peneroplis; eine studie zur biologischen Morphologie und zur speciesfrage” Leipzig, 1.898. Eimer und Fickert “Aartbilding und Verwandschaft bei den Foraminiferen” Tübing zool. Arbeiten 3 – 1.899 – 35.
[v] Eldregde, N y Gould, S.J. “Punctuat ed equilibria: An alternative to phyletic gradualism” Models Paloebiology Cooper & Co 1.973.
SOBRE: “AHORA EXISTEN SERES VIVOS DE LOS QUE NO HAY RESTOS FÓSILES”:
Este punto, en realidad es el único de los cuatro, que a primera vista puede tener alguna relación con una prueba de la evolución de las especies. Y tampoco es la única deducción coherente, ni siquiera la más plausible.
Veamos: Si no hay restos fósiles de muchos de los seres vivos actuales puede ser por dos motivos:
a) Estos seres vivos no existían en un pasado geológico; y
b) Si existían, pero no encontramos restos fósiles de ellos.
Analicemos estas dos posibilidades:
PRIMERA:
Sencillamente existe la posibilidad de que no haya restos fósiles en épocas geológicas antiguas de algunos seres vivos de los que existen en la actualidad, simplemente porque no existían en aquella época. Pero esto no ha de entenderse necesariamente en el sentido de que si no existían es que han evolucionado de otros que sí vivían entonces.
En este punto es imposible seguir adelante sin hacer una precisión de índole filosófica, pues la interpretación que se haga de este punto, tiene siempre en su raíz una decisión de fe, aún para aquellos que intentan defender que argumentan sólo desde la ciencia.
Para los que creemos que existe una causa primera de la existencia de los seres vivos, los que aceptamos que los seres vivos han sido creados, podemos aceptar que la no existencia de restos fósiles de algunos seres vivos en el pasado geológico, puede deberse simplemente a que no hubieran sido creados todavía, puesto que no hay ningún obstáculo científico, filosófico ni teológico que impida considerar que la creación fue escalonada en el tiempo.
Por otro lado, los que creen que no existe una causa primera y que la vida es fruto del “azar”, -puesto que no es admisible la generación espontánea en la actualidad-, necesitan creer que la vida surgió en un determinado momento, con una atmósfera distinta de la actual, lo que ya ha sido suficientemente desmentido.[i]
Pero también necesitan creer que los seres vivos actuales han surgido de otros anteriores a ellos ¿de dónde si no?.
Así pues, entiendo que en lo referente a este punto, es una cuestión de necesitar creer en la evolución, en ningún caso una conclusión científica, puesto que no puede demostrarse en modo alguno que los seres vivos actuales provengan de otros distintos y anteriores a ellos en el tiempo.
De tal modo que en este momento, nos encontramos de frente con el comentario de fraile benedictino Stanley Jaki, citado por el cardenal Schönborn: “El mayor problema de la afirmación de los darwinistas de que no existe un fin, es el siguiente: el proceso evolutivo supuesto sin finalidad llega como su resultado final a un ser, el hombre que todo lo hace con un fin. Por lo que los evolucionistas niegan la existencia de un fin, con un fin: su objetivo es lo que desea el materialismo, ciertamente, esto no es una ciencia, es una antimetafísica”.[ii]
SEGUNDA:
Si consideramos la posibilidad de que los seres vivos actuales existían en épocas geológicas anteriores pero no encontramos sus restos fósiles, esto puede deberse a alguno o a varios de estos motivos:
a) Los yacimientos en los que están esos fósiles, no se han conservado o están demasiado enterrados. Si consideramos con seriedad que: Los procesos orogénicos entierran los sedimentos continentales, dejando en superficie rocas de origen marino; que los sedimentos continentales son apenas el 1% del total de las rocas sedimentarias formadas; y que los procesos de metamorfismo regional destruyen la mayoría de los fósiles; podemos comprender que existe una posibilidad real elevada, de que conforme nos remontamos atrás en el tiempo geológico, sea exponencialmente más difícil encontrar sedimentos fosilíferos continentales, independientemente de qué seres vivos existieran entonces. Por lo que el no encontrar sus restos fósiles, no permite afirmar con certeza que un ser vivo no existía en una época geológica determinada.
b) Todavía no hemos encontrado esos fósiles. Continuamente estamos presenciando como nuevos hallazgos remontan hacia atrás la presencia de algunos seres vivos en la tierra, como ejemplos de esto, podemos citar:
· el descubrimiento en Diciembre del 2.003 de restos de canguros, koalas y comadrejas en China en los primeros niveles del Cretácico, 50 ma. Más antiguos de lo que se admitía hasta ese momento.[iii]
· Un equipo canadiense, formado por Dave Rudkin, Graham Young, Godfrey Nowlan y colaboradores, ha encontrado un fósil de cangrejo de herradura en las rocas del Ordovícico al norte de Manitoba (Canadá) de 445 millones de años de antigüedad. Al fósil lo han denominado Lunataspis aurora, que significa literalmente “luna creciente escudo del amanecer” en referencia a su forma. Aunque es más primitivo que sus descendientes modernos su semejanza es indiscutible y remonta su antigüedad 100 ma. más de lo que se pensaba hasta este descubrimiento.[iv]
· Y también Silvina Valais en el 2.008 describe un yacimiento de icnitas en la Patagonia, en rocas de la base del Triásico, en la que aparecen tres tipos de huellas de aves y un tipo de huellas de mamífero. Lo que remonta el origen de las aves desde el Jurásico medio a la base del Triásico, unos 70 ma.[v]
Es un error afirmar que una especie, una familia o un phyllum aparecieron en una época geológica. Ese es un dato siempre provisional. Y sólo alcanzará algún nivel de credibilidad, cuando se realice un amplio inventario de yacimientos de épocas anteriores que por sus características litológicas, de ambiente sedimentario y estado de conservación, pudiesen contener dichos fósiles, y no los contengan.
c) Como no conocemos la variabilidad morfológica de las especies, podemos fácilmente deducir erróneamente que un pequeño cambio morfológico indica una especie distinta. Esto es lo que sin duda ocurre con las “series evolutivas” de especies, que se han construido por ejemplo con los caballos o los cerdos en los sedimentos Neógenos de la zona de los grandes lagos africanos.
Por lo que vemos que tampoco en este punto se puede defender que la evolución de las especies sea la única postura coherente. Será la única postura coherente si se acepta acríticamente el paradigma “científicamente correcto”.
Ya hemos visto que la única posibilidad que se puede deducir de este punto estriba en una necesidad de creer que ha sido así.
[i] - Sanvisens, Alejandro “Toda la verdad sobre la evolución” – Edit. Promociones y publicaciones universitarias – 1.996. pág – 185 ss.
- Abelson, P.H. Proc. Nat. Acad. Sci., 55, 1365 – 1.966.
- Gish, Duane T. “Teorias sobre el origen de la vida: crítica” Edit. Clie – 1.985, pág. 31.
- Shapiro, Robert (1.986): “Orígenes” p. 103 – Edit. Salvat - Barcelona.
- Canuto, V.M.; J.S. Levine; T.R. Augustsson; C.L. Imhoff (1982): Nature, 296, p. 816.
- Pfug H. D., y Jaeschyke-Boyer, H., “Análisis combinado estructural y químico de los microfósiles de 3.800 años de antigüedad”, Nature (1.979) p. 280:483.
- Gish, D.T., op. cit. pág: 31 – 32.
- Carver, J.H., “Niveles atmosféricos de oxígeno prebióticos” Nature, 1.981, 292 :136
- Walker, J.C.G., “Nueva valoración del papel del oxígeno y los rayos ultravioleta en la evolución del precámbrico”, Nature 1.976, 264: 620 –624.
- Maynard Smith, John: “Los problemas de la biología”. Edit. Cátedra, Col Teorema, 1.987, p. 176.
- Gerald F. Joyce – “RNA Evolution and the Origins of Life” Nature – 338; p. 217-224, 1.989
- Thaxton, Charles. “DNA, Desing and Origins of Life” – 1.986
- Cairns-Smith, A.G. 1.990. “Siete pistas sobre el origen de la vida”. Madrid, Edit. Alianza Editorial. p. 81ss.
- Jonson, Phillip E. “Juicio a Darwin” Edit. Homolegens – 2.007, p. 125 ss.
[ii] Card. Christoph Schönborn – “Caso o Disegno? Evoluzione e creazione secondo una fede ragíonevole” Edicione Studio domenicano Bologna 2.007. pag – 153.
[iii] - elmundo.es - Descubren en China el fósil del marsupial más antiguo del mundo
[iv] - Dave Rudkin, Graham Young, Godfrey Nowlan - 13 de Febrero de 2008
[v] - De valais, Silvina - Biblioteca central Univ. Buenos Aires Facultad de ciencias exactas y naturales Tesis 4247.
SOBRE: “LA CONSTITUCIÓN BÁSICAMENTE IGUAL DE TODOS LOS SERES VIVOS…. APOYA LA IDEA DE LA EVOLUCIÓN”.
Es fácil encontrar afirmaciones de este tipo: Todos los seres vivos utilizan el mismo sistema de conservar y transmitir la información genética: el ADN, y el ARNm., y lo “leen” según el mismo código genético.
Ello es prueba de que todos los seres vivos provienen de un tronco común por evolución.
La primera parte del texto, escrita en letra normal, es una observación científica objetiva. [i]
La segunda parte del texto, escrita en letra negrita, es una interpretación pseudo-científica subjetiva:
Es una interpretación que no se desprende directamente de la premisa (primera parte del texto, que sí es una conclusión extraída de los resultados de los experimentos), y es normal deducir de los datos objetivos, interpretaciones, pero no puede sacarse una interpretación que no se desprenda directamente de ellos, y puesto que nadie ha podido realizar ningún experimento que pruebe o siquiera sugiera que algún ser vivo provenga de otro por evolución, no es aceptable esa interpretación.
Lo lógico sería extraer una interpretación consecuente con los resultados de los experimentos, por ejemplo: Los seres vivos para realizar sus funciones vitales precisan una organización biomolecular basada en el ADN.
Es pseudo-científica, puesto que no permite plantear experimentos en los que se puede predecir el resultado, como corresponde a cualquier asunto científico. A ver si alguien se atreve a plantear un experimento para demostrar a qué ser vivo va a evolucionar una palmera, por ejemplo y diseñar el protocolo para comprobarlo.
Es subjetiva, puesto que otros científicos, pueden y de hecho extraen de la primera parte del texto, otra interpretación totalmente distinta.
Así, por ejemplo, los científicos creacionistas norteamericanos ven en la universalidad del código genético, la unidad de la Creación realizada por Dios. Mientras que los científicos partidarios de la teoría llamada “diseño inteligente”, ven en dicha universalidad, la prueba de una poderosa inteligencia que ha diseñado un mecanismo biológico excelente.
Otros científicos por el contrario, no sienten la necesidad de sacar ninguna “conclusión” de esa evidencia.
Por otro lado el hecho de que la vida en todas sus variantes use de las mismas claves biomoleculares o fisiológicas, no dice nada de la evolución de las especies, para poder sacar alguna conclusión de ese tipo, es necesario demostrar previamente que es posible la vida con otro tipo de moléculas nucleares, con otro código genético distinto, etc.
CONCLUSIÓN:
Es conveniente para aportar claridad a este asunto y para poner a prueba el paradigma, fomentar investigaciones en estos tres campos:
· Cuantificación métrica de la variabilidad morfológica de los esqueletos de las especies de organismos superiores.
· Inventariado y estudio de yacimientos de rocas sedimentarias lacustres continentales anteriores al Jurásico.
· Comparación de las “especies” fósiles con las colecciones de especies vivas conservadas en los museos.
Después de todo lo expuesto, entendemos que no sólo la evolución de las especies no es la única conclusión coherente, sino que la única conclusión coherente con los datos científicos objetivos y principalmente con los datos que aporta la paleontología es que no ha existido evolución de las especies.
Sólo desde una postura ideológica previa, o desde un acrítico acatamiento del paradigma “científicamente correcto” se pueden interpretar los datos científicos en sentido evolutivo.
[i] - Así se pensaba por lo que se sabía hasta 1.990, pero se han encontrado excepciones en las mitocondrias de todos los tipos de seres vivos, y en los códigos nucleares de bacterias, levaduras, ciliados y algas. Sobre esto ver:
A. Sanvicens, op. cit. pág. 146. Y Jukes, T.H.: “Genetic Code 1.990. Outlook” Experientia, 46, 1.990, pág: 1149.
Sabiendo que existen excepciones y peculiaridades, lo general es que las células de todos los seres vivos usan el mismo código genético. Para lo que nos interesa aquí, podemos seguir considerándolo una observación científica objetiva.
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