Asesinato en la Catedral
El martirio de Thomas Becket fue clamoroso: Un arzobispo primado brutalmente asesinado en su catedral en mitad de la octava de Navidad. Aunque fueron cuatro nobles los perpetradores del crimen sacrílego, era el rey de Inglaterra el instigador y verdadero culpable. Como en un flash mil veces repetido, se difundió por toda Europa la iconografía de la muerte de Santo Tomás Becket en miniaturas, esmaltes, relieves, esculturas, en pergamino, madera, piedra, mármol y alabastro, bronce, plata y hasta oro.
El valiente campeón del honor de Dios frente al despotismo real sufrió un segundo martirio, otra vez por malevolencia impía de un monarca inglés, cuando, bajo la persecución anti-católica del infame Enrique VIII Tudor, el sepulcro del Santo Arzobispo cantauriense fue profanado y sus reliquias destruidas.
Pero la memoria del Santo Primado perduraría piadosamente en el culto católico y floreció más tarde en la Inglaterra de Pugin y Newman, como una especie de alma religiosa ancestral presente en la imaginería del neogótico y el resurgir católico. Finalmente, también los anglicanos reivindican al gran jerarca medieval incluyéndolo entre los Santos que vuelven a ser venerados. En este ambiente de la high church de la primera mitad del siglo pasado se inserta la obra de T. S. Eliot 'Asesinato en la Catedral' (1935), un denso poema dramático en torno al martirio de St. Thomas Becket.
La obra fue más tarde llevada al cine. El cineasta austriaco George Hoellering dirige una película en blanco y negro, con música del compositor húngaro Laszlo Lajtha. El film ganó el Gran Premio en el Festival de Cine de Venecia en 1951. En la versión inglesa, intervino el propio T.S. Eliot prestando voz en off, sin imagen, al cuarto tentador.
En 1957, el maestro italiano Ildebrando Pizzetti finaliza su ópera 'Assasinio nella Catedrale' (dos actos y un interludio), inspirándose en la obra de Eliot. Se estrenó el año siguiente en la Scala de Milán. Desde entonces, se ha representado muy pocas veces.
Una partitura estupenda, estupenda música, estupendo guión y un estupendo Ruggero Raimondi son estupendas razones para solemnizar el día de Santo Tomás Becket disfrutando de una también estupenda puesta en escena, en el presbiterio de la Basílica de San Nicolás, en Bari. Es una de esas raras joyas publicadas en yutube.
A partir del minuto 1:11:00 se representa la escena del asesinato, imponente. Vean esa parte, por lo menos, merece la pena.
p.s. Supongo que a Uds. les impactaría, como a mí, la película 'Becket', de Peter Glenville. La ví con doce años y la sigo re-viendo como la primera vez, con más años y más gusto. Por eso, para variar, he puesto este estupendo yutube con la ópera de Pizzetti, tan monumental como desconocida. Digna del drama de Becket, el mártir de Cristo y su iglesia.
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