Una voz que valía un Imperio

Hoy se cumplen cien años del nacimiento de la artista, una de las grandes del cine español

Lluís Fernández / Valencia


De los 97 años que vivió Imperio Argentina -nació el 26 de diciembre de 1906, aunque en algunas biografías figura como 1910-, más de noventa los dedicó a actuar en la escena. Lejano queda su debut en el tablado del café La Armonía de Buenos Aires, a los seis años de edad. Esta niña prodigio fue descubierta por la cantante Pastora Imperio, que la bautizó con el nombre de la «Petit Imperio». Pero fue en 1926 cuando fue redescubierta por el dramaturgo Jacinto Benavente que, con ese afán nominalista de los consagrados, la bautizó con el nombre de Imperio Argentina, por cantar tan bien como Pastora Imperio y bailar como Antonia Mercé, la Argentinita. Y eso, pese a tener un nombre tan eufónico como Magdalena Nile del Río.

Imperio debutó en el teatro Romea de Madrid en 1927 en la compañía de la Argentinita, en donde, de nuevo, fue descubierta por el que sería su primer marido, el director de cine Florián Rey, con el que debutó en 1926 con la versión muda de «La hermana San Sulpicio». El éxito fue inmediato.

Con la llegada del cine sonoro, rodó en Joinville, la sucursal de Hollywood en Europa para las versiones en español, su primer gran éxito musical, «Su noche de bodas» (1931), cuya canción «Recordar», cantada con Manuel Russell, obtuvo un considerable éxito: «Recordar las dulces horas del ayer, recordar aquel amor de antaño. Es placer que aromará nuestra vejez. Recordar aquella noche loca». Carlos Saura la incluyó en «La prima Angélica» (1974), así como «Rocío», poniendo de moda la nostalgia de los años 30.

La revalidación del éxito musical y cinematográfico le vino con el contrato de la Paramount para interpretar junto al ídolo del momento Carlos Gardel dos películas: «La casa es seria» (1930) y «Melodía de arrabal» (1932). Con esta última triunfó en Norteamérica y, poco antes de la guerra civil, Florián Rey la dirigió en sus mayores éxitos: la versión sonora de «La hermana San Sulpicio» (1934), «Nobleza baturra» (1935) y «Morena clara» (1936). En pocos años pasó de arrabalera bonaerense a monja cantante, y de gitana dicharachera a empecinada baturra. Todas ellas con un espectacular repertorio de canciones que cantaban por igual rojos y azules: «Échale guindas al pavo», «Falsa monea» y «Los piconeros», del genial «cantablista» Ramón Perelló, autor de «La bien pagá».

Imperio Argentina comenzó como una desgarrada intérprete de tangos melancólicos como «Mi caballo murió», valses criollos y jazz como «Ojos negros», de Al Jolson, que interpretó magistralmente en «Romanza rusa» (1934). Ese mismo año, cambió el repertorio internacional por otro típicamente regionalista, como las coplas andaluzas y las jotas aragonesas, cantadas con igual maestría, desparpajo y fuerza dramática. Ella fue el precedente de la copla y de tonadilleras como Juanita Reina y Concha Piquer, que inició su carrera imitando su estilo.


Invitada por Goebbels
La guerra civil la pilló en París donde rodaba «La casta Susana» (1936). Decidida a no volver a España en guerra, inició una gira desde Miami por Cuba, Puerto Rico y México. En 1938 recibió una propuesta de la UFA alemana, Joseph Goebbels mediante, para interpretar la vida de Lola Montes y una versión musical de «Carmen, la de Triana» (1938), con Rafael Rivelles. Este mítico rodaje fue reflejado en la película de Penélope Cruz y Fernando Trueba «La niña de tus ojos»(1998). Su aventura alemana finalizó en 1939 con «La canción de Aixa» en Marruecos, donde se fraguó su idilio con Rivelles y la separación de Florián Rey. En el ínterin, Hitler trató de seducir a la actriz y por lo sabido Imperio no le hizo ascos al führer. «En el trato conmigo fue una maravilla -confesó la actriz-, incluso me tiró los “tejillos”. Pero no…». En su biografía matiza que «Hitler quería cama, pero yo, de cama, nada».

- «La hermana San Sulpicio» (1927), de Florián Rey. - «El amor solfeando» (1930), de Robert Florey. - «Su noche de bodas» (1931), de F. Rey y Richard Flumenthal. - «Melodía de arrabal» (1932), de Louis J. Gasnier. - «Las hermana San Sulpicio» (1934), de Florián Rey. Versión sonora de la dirigida en 1927. - «El novio de mamá» (1934), de Florián Rey. - «Nobleza baturra» (1935), de F. Rey. - «Morena Clara» (1936), de F. Rey. - «Carmen, la de TRiana» (1938), de F. Rey. - «Goyescas» (1942), de Benito Perojo. - «Bambú» (1945), de José Luis Sáenz de Hereias.

http://www.larazon.es/noticias/noti_viv1488.htm