Alejandría, neo-paganismo, y otra peli impía
Le tengo particular antipatía a ese mequetrefe desde que me tuve que tragar por razón de amistad (hay fidelidades que se pagan caro) una peli que se llamaba "Ciérrame un ojo", o algo así. Con tantas películas vistas y aproximándome al medio siglo vital, uno ve venir las máscaras a la legua, y el petardete hiper-promocionado súper-subvencionado me dió mal tufo desde lejos. La peli pro-eutanasista, ese intragable melodrama "de género", confirmome mis peores augurios peliculeros del peliculachero. Y sigue empeorando. Eso sí: Cada vez empeora más caro.
Al enemigo, ni agua. Estas cosas hay que tenerlas claras. Y si se reza por el enemigo, como se debe por caridad, recuérdese que se reza para que se convierta y haga penitencia, no se olvide. Por eso mis intenciones se dirigen a que fracase hoy mas que ayer pero menos que mañana. Y se convierta, of course, el desgraciado.
Después del idololillo por el eutanasiofilm, se adivinaban empresas mayores. Y hete aquí que el energumenísimo se atreve - ¡oh castillos en el aire! - con la Alejandría tardo-helenística y el rifirrafe del siglo IV-V alejandrino, el muy mentecato.
Cuando existe cierto gusto por la Historia, tanto el dilettante tanto como el docto perito saben que hay ciertos momentos fascinantes que mejor no "meterse". Son como esplendidas batallas, que hay que mirarlas desde lejos, sin adentrarse en particulares y follajes que impiden perspectivas. Además, la espesura es tal y tan liada está la madeja, que hay que mantenerse cauto para no caer preso en el enredo.
Alejandría fue una fascinación desde su fundación por Alejandro. Los cristianos le debemos una obra "providencial", la Biblia de los LXX, un hito que iría abriendo caminos al Evangelio, un par de siglos antes. También fue Alejandría una de las sedes patriarcales de la Iglesia Antigua, la más importante de Oriente junto con Antioquía, y muy "distintas" una de la otra, quizá con una "ventaja" intelectual de la culta Alejandría, donde florece la primera "filosofía cristiana", la proto-catequética, y la más exquisita exegética. Con Panteno, Clemente y Orígenes, ningún otro centro le disputa su privilegiado lugar en la historia del Pensamiento Cristiano antiguo.
Desde San Atanasio y la crisis arriana, los alejandrinos tuvieron una perspicacia especial para poner el dedo en la llaga de las controversias cristológicas. Alguna vez me he preguntado qué hubiera pasado sin la intervención de los agudos alejandrinos, inteligentes, tenaces, batalladores. Una vez, exponiendo un trabajo monográfico sobre San Cirilo de Alejandría y la controversia nestoriano-monofisita entre los Concilios de Éfeso y Calcedonia (431-451), un preguntón insolente, por cortarme el hilo filo-cirilista, me interrupió y me preguntó que qué opinaba sobre lo de Hepática. Yo aguanté la risa floja como pude y le dije que no sabía que San Cirilo hubiera padecido del hígado, que yo, más bien, me lo figuraba hipertenso.
El cretino interruptor cuando preguntó por "Hepática" se refería a Hypatia. Hypatia es, a estas alturas, un quasi-mito del neo-paganismo, de esos que se sacan para acusar a los cristianos. No llega al grado de "popularidad" de otros mitos contra-cristianos, pero la peli esa del petardete oscarizado lo va a re-suscitar.
De la Hypatia (no "Hepática") histórica hay dos "memorias". La paganizante contra-cristiana recuerda su cultísima intelectualidad, rara en una mujer, más rara todavía en la voluptuosa atmósfera de Alejandría, que todavía en el siglo IV-V era mucha Alejandría. La segunda memoria es la que ha pervivido entre los originales, porque los cristianos alejandrinos existen en la actualidad. Los monjes cristianos coptos de Alejandría recuerdan a una Hypatia medio bruja, encantadora de sortilegios y entregada a cultos horrendos.
De algunos testimonios de autores eclesiásticos contemporáneos, alguno de ellos que la conocieron y trataron personalmente, se sacan conclusiones más ecuánimes: Una docta y bien relacionada dama, encantadora y buena instructora, filósofa "neoplatónica" (siendo el neoplatonismo un laberinto de notable complejidad y variedad), más bien "ecléctica", con un poco de todo y de todos. Y firme hasta el final en su paganidad filosofada. Una sugestiva figura del crepúsculo del mundo clásico del tardo-helenismo.
La Iglesia del Patriarcado de Alejandría, en aquel periodo de plena decadencia imperial, fue un poder emergente que iba asumiendo los vacíos de las magistraturas romanas. Mucho más conectado con el pueblo que los administradores y militares delegados de Constantinopla, el Patriarca de Alejandría se yergue como el principal personaje de aquella sociedad en cambio acelerado por las circunstancias, que iban descomponiendo implacablemente el Imperio. En medio siglo, las distancias políticas se tradujeron también en polémicas doctrinales, una auténtica "pasión" que inflamó todo el Oriente Cristiano. Si se esclarecieron los dogmas y el Credo, la secuencia de los acontecimientos fue casi un adelanto del cisma entre Roma y Constantinopla, varios siglos más tarde. En el siglo V, la separación de Alejandría y Egipto de la comunión con la sede Constantinopolitana era un hecho jalonado Concilio a Concilio, así como la secesión política de hecho respecto al Imperio y su capital.
La fuerza de aquella cristiandad arrambló los estragados y decadentes restos del paganismo, con Hypatia como una de sus víctimas, eso que hoy llamarían "efectos colaterales". Pereció durante un tumulto entre alejandrinos, unos partidarios del patriarca y otros adeptos del gobernador imperial. Probablemente, fue arrollada en una de las vías de la ciudad; los detalles de crueldad que algunos cuentan son, también probablemente, legendarios y re-imaginados por la historiografía moderna.
Su memoria apenas sobrevive a las tremendas convulsiones sociales, políticas y religiosas que cambiaron las estructuras de la provincia imperial en dos siglos. A la llegada del Islám, todo resto fué barrido, y la memoria de la célebre Hypatia se regenera sólo a partir del siglo XIX, en círculos neo-paganos. Curiosamente con la misma intencionalidad anti-cristiana. No contra la Iglesia Alejandrina, sino contra la Iglesia de Roma, heredera de todos los pecados de todos los tiempos, ya se sabe.
Cuando la peliculeta del peliculero mimado por la ztapería de la cultura de ministerio subvencionante de talantes-talentos vuelve a sacar a Hypatia de las nieblas de la historia, lo hace también con malévola intención. Además, la Hypatia de la películeta será fantástica, sexual, promíscua, insinuante, liberacionista, feminista...etc. Un prototipo de la hembra talantera post-moderna ad usum, ni más ni menos.
En el colmo de la manipulación de hechos y personajes, en aquella Alejandría de contiendas y convulsiones sociales y religiosas, los enemigos del Patriarca le echaron el muerto de Hypatia al formidable Cirilo de Alejandría, como si el Santo no tuviera más cosas que hacer. El clímax de la propaganda contra-cristiana llegó cuando algunos obtusos levantaron las sospechas de que el culto a Santa Catalina de Alejandría devenía de una corrupción de la memoria de la filósofa Hypatia, que se confundió con el de una supuesta Catherina, Virgen y Mártir. Y es que cuando los enemigos pervierten, se atreven hasta con lo más santo (y nunca escarmentamos).
El Cristianismo del siglo IV-V en Egipto, el mejor, se había retirado al desierto. Es el Cristianismo que ha sobrevivido a todas las vicisitudes de la violenta y azarosa historia de las comunidades cristianas en Egipto. Hoy, en medio de una hostilidad tapada por las autoridades egipcias, los cristianos coptos son más de 45 millones de fieles repartidos entre la región del Delta y el interior de la Tebaida. Una cristiandad próspera que reúne a los verdaderos e históricos "egipcios" entre una población mayoritaria de religión y costumbres islámicas.
A ellos no llegará el relanzamiento de su antigua paisana la filósofa Hypatia como neo-pagana de película y figurón. Será el decadente Occidente el que decaiga un escalón más viendo la peli de Hypatia mientras se enerva con pruritos anti-cristianos.
Cincuenta millones de '€ ha costado la peli (lea el que quiera la vomitosa laudatoria del abc (no quiero ni imaginar lo que canten los correligionarios de medios declaradamente afines)). Si publicaran las recaudaciones en taquilla, se sacarían vergonzosas cuentas de lo que cuesta mantener la "cultura" del régimen. Sin embargo reconozco algo "positivo": Aunque sea un alegato neo-pagano, por lo menos no es una impostura de la memoria histórica según el gusto y ensueño del nieto del derrotado.
Unas notas:
1ª) La Hypatia histórica muere con 60 años; digo esto porque la de la peli es una moza de proporciones de pasarela, para más confusión de los espectadores.
2ª) La peli - a pesar de las gacetillas concertadas con los gacetilleros - dicen que es un confuso tostón que aburre al manso. En Cannes ha pasado sin pena ni gloria, con la sala de estreno casi vacía.
3ª) No creo que vaya a verla, pero me la compraré en el top-manta en cuanto la copien (es que eso del top-mata jode mucho a los de la SGAE ylos paniaguados culturales del sistema, y yo contribuyo al derrumbe en cuanto puedo, por razones de evidente moralidad militante que no necesito explicar).
4ª) Y perdón por la histriónica Hypatia, melodramática e impúdica de la ilustración, pero es que es una versión decimonónica "avant la lettre"de la peli del mamarrachete que seguramente - y apostaría si yo apostara, que no apuesto - le ha influído directamente al mamarrachoso peliculachero. Además declaro, ya de paso, que soy soy adicto a Alma Tadema, Pre-Rafaelistas, Bouguereau, neoclásicos y géneros historicistas por el estilo. Yes. Y como la escena es inventada y no existió una Hypatia así de indecente, todo es una licencia ilustrativa, mero fantasma, como una esencia neoplátonica del nous hyper-etérico, no sé si me explico.
Pues eso.
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EX ORBE
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