Cita Iniciado por Javier Irrizary Ver mensaje
Hay que también tomar en cuenta los frutos del Concilio Vaticano II.
El mundo cada vez más alejado de Dios.

La Iglesia con cada vez menos credibilidad.

Las iglesias cada vez más vacías.

El número de sacerdotes y religiosos ha caído en picado.

La (a)teología de la liberación haciendo estragos en Hispanoamérica.

Locuras y disparates litúrgicos, verdaderos circos en algunos casos, hasta sacrilegios.

Herejías publicadas en libros y predicadas desde los púlpitos.

Dejación de funciones por parte de nuestros pastores al no existir ya la censura eclesiástica que dé el imprímatur y el nihil obstat para las publicaciones; por tanto, cualquiera puede enseñar lo que le dé la gana y descarriar a los fieles.

Los sacerdotes ya no visten en muchos casos como tales. Si usted (Dios no lo quiera) sale de pronto corriendo a la calle en busca de un cura porque un familiar suyo está muriéndose, pueden pasar varios a su lado y no se dará cuenta.

Los monjes ya solo visten hábito en el confesionario y en las procesiones. Dentro del convento y por la calle van como cualquiera de nosotros.
Una predicación excesivamente buenista que se centra en el amor al prójimo (imprescindible, por supuesto; faltaría más) descuidando otros aspectos importantes.

Protestantización de la liturgia.

Mucho diálogo y mucho buenismo con los herejes. No un diálogo dirigido a corregir al que yerra y enseñar al que no sabe, sino mucha tolerancia, y hasta equiparación de la verdad con el error, considerando que todas las religiones son válidas.

Falta de formación religiosa en los fieles. Falta de preparación para comulgar. Casi todo el mundo va a comulgar pero, ¿cuándo se preparan, si lo habitual es que los confesionarios hoy en día solo sirvan para criar telarañas? A veces hay que recorrer un montón de iglesias hasta encontrar una donde poder confesar. Asusta pensar cuánta gente puede estar comulgando sacrílegamente. De hecho, hay muchos divorciados y hasta gente que convive si estar casada que comulga. Yo he conocido algún caso.

Asimismo, cada vez son menos los que se arrodillan en el momento de alzar y cada vez más los que comulgan en la mano (comulgando de pie, por supuesto). Así, se pierde la conciencia de la Presencia de Cristo en la hostia. Pocos doblan ya la rodilla al pasar ante el sagrario. ¿Qué pasa, de pronto se han vuelto todos artríticos?

Muchos asisten a procesiones y hasta participan en ellas, sobre todo en Semana Santa porque es una tradición popular que gusta a mucha gente, pero aparte de eso prescinden de Dios y hasta tienen la mala costumbre de blasfemar.

Y así podría seguir enumerando frutos hasta mañana.

Llevamos años de diálogo ecuménico y no se ve ningún cambio positivo. Yo también espero que un día se vuelvan a unir la Iglesia Ortodoxa y la de Roma. Entonces habrá un solo rebaño y un solo pastor. Claro que hay protestantes que se pasan al catolicismo, siempre los ha habido, pero a este paso harían falta milenios para que todos volvieran al redil.

Pues eso, tengamos en cuenta los frutos. Ya lo dijo el Señor: Por sus frutos los conoceréis.