Re: Destruir el sacerdocio católico
Así es, apreciado Cristián, yo entiendo que el mayor de los peligros dentro del sedevacantismo no está en la duda, sino en la afirmación tajante acerca de una situación concreta. Y nada de sorprendente tiene que haya espíritus inquietos en este mundo actual dado el desorden generalizado y a que la apostasía ya es generalizada. Ésta la podemos ver a nuestro alrededor y en todas partes, la lo mismo en la calle, que en los medios, que en las familias o en el trabajo. La gente hoy en día "ya vive sin Dios", aunque estén bautizados, la mayoría ve "las cosas de la religión", --observa como me expreso porque lo hago a conciencia pues intento reflejar lo que dicen ellos--, como algo ajeno y lejano a sus vidas, incluso como algo que hay que erradicar aunque sea a la fuerza.
Continuando con la reproducción de algunos pasajes del libro que cité en el anterior mensaje, he aquí más palabras recogidas por su autor:
"Tanto San Pablo como San Pedro nos ofrecen algún detalle del pésimo estado de los hombres bajo el reino de la apostasía. Escribe San Pablo (2 Tim 3): 'Mas has de saber esto, que en los días postreros sobrevendrán tiempos peligrosos: levantárense hombres amadores de sí mismos, codiciosos, altaneros, soberbios, blasfemos, desobedientes a sus padres, ingratos, facinerosos, desnaturalizados, implacables, calumniadores, disolutos, inhumanos, traidores, protervos, hinchados y más amadores de deleites que de Dios: mostrando, sí, apariencia de piedad, pero renunciando a su espíritu.'
San Pedro nos da una descripción que parece poder aplicarse con singular propiedad a nuestro propio momento, cuando nos habla de 'especialmente aquellos que, para satisfacer sus impuros deseos siguen la concupiscencia de la carne y desprecian las potestades... tienen los ojos llenos de adulterio, y de un continuo pecar. Ellos atraen con halagos las almas inconstantes, teniendo el corazón ejercitado en la avaricia, son hijos de la maldición... porque profiriendo discursos pomposos llenos de vanidad atraen con el cebo de apetitos carnales de lujuria a los que poco antes habían huido de los que profesan el error, prometiéndoles libertad, cuando ellos mismos son esclavos de la corrupción.' (2 Petr 2)
Parte del éxito universal (del Anticristo) se deberá a otra misteriosa figura, el "falso" profeta, primer ministro del Anticristo: 'Y obró prodigios grandes hasta hacer que bajase fuego del cielo a la tierra en presencia de los hombres: así es que engañó a los habitantes de la tierra con los prodigios que se le permitieron hacer a la vista de la bestia.'
(...) ¿Qué hay del Anticristo en cuanto a él mismo? Leyendo las Sagradas Escrituras es muy difícil ver en él otra cosa que un simple individuo. Hemos visto que San Pablo lo describe como 'el rebelde que se alzará contra todo lo que se dice Dios o se adora, hasta llegar a poner su asiento en el templo de Dios dando a entender que es Dios.' Daniel dice de él (11,36): 'Y hará el rey cuanto querrá, y se levantará soberbio e indolente contra todos los dioses; y hablará con arrogancia contra el Dios de los dioses, y todo le saldrá bien hasta tanto no se despliegue la cólera de Dios; porque así está decretado. Y no tendrá respeto al Dios de sus padres, y será dominado de la lascivia, y no hará caso alguno de los dioses, pues se creerá superior a todo.'
Pero si el Anticristo ha de ser una persona real y la apostasía una apostasía real que han de venir al fin del mundo, ambos, Anticristo y apostasía, han tenido sus precedentes en todas las edades del mundo. Pues la verdad es que exactamente del mismo modo que cada muerte es el fin del mundo en miniatura. En este sentido nos hallamos todos en la edad postrera. El Anticristo está al llegar; pero nosotros hemos escuchado ya a San Pablo decir 'el hecho es que ya va obrando el misterio de la iniquidad.' En su primera epístola (4, 2-3) San Juan nos dice lo mismo: 'Todo espíritu que confiesa que Jesucristo vino en carne, es de Dios, y todo espíritu que desune a Jesús, no es de Dios: antes es espíritu del Anticristo, de quien tenéis oído que viene y ya desde ahora está en el mundo.'
(SHEED, op., cit., pp 315-316)
Lo que yo vengo a decir es que de este conjunto de rasgos definitorios del Anticristo, no se pueden aplicar a los papas, incluidos los de memoria más infausta. Y de ahí mi aviso, ¡cuidado! con los juicios, ¡cuidado! con ciertas afirmaciones, aunque haya actos reprobables o rechazables, aunque haya situaciones con tintes heréticos o al menos lo aparenten...¡cuidado! por que las buenas intenciones también pueden formar parte de la iniquidad. Allá cada cual con sus juicios, pero el sedevacantismo aunque no haya sido declarado formalmente herejía, no deja de presentar los rasgos propios que la caracterizan. Por supuesto, que hay papas y hasta miembros de la Curia que pueden pretender engañar al Espíritu Santo, pero no significa que lo logren. Al final en cada "fumata blanca" habrá intervenido iluminando la inteligencia de los electores.
En mi opinión, el Anticristo no será alguien consagrado e investido, sino alguien laico de extraordinaria astucia y poder, que se apoyará en la tecnología para obrar sus prodigios ante las almas ignorantes y aleladas que fácilmente lo seguirán con la boca abierta. Pero ya está ocurriendo, de hecho lo podemos apreciar a nuestro alrededor más inmediato: aquí lo llamamos consecuencias de la LOGSE, lo vemos en los móviles, en las redes sociales, en los movimientos aparentemente espontáneos que se nota están teledirigidos, en las modas, en la ausencia de espíritu crítico, en el ansía de consumir... Sin embargo, todavía faltan algunos acontecimientos para que el Anticristo se revele, como la conversión de los judíos que nos anuncia San Pablo. Por tanto, y en base a todo ello, no se puede decir que alguno de los papas ha sido o es el Anticristo. Éste pretenderá la destrucción total de La Iglesia, pero las llamas del Infierno no prevalecerán sobre sus puertas.
Saludos en Xto.
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
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