EL LEON MUDO
Es lamentable la situación en que se sitúan los católicos en el momento de ebullición que atravesamos. Como el león que duerme, el Catolicismo está inmerso en un profundo sueño, del cual abusan sus adversarios, imponiendo a la conciencia religiosa toda suerte de medidas vejatorias y humillantes en estas sociedades liberales.
A este propósito es conveniente recordar que una cosa es la doctrina católica, y otra el sentido católico. Diversos puntos hay en que la doctrina católica sólo es aplicada con gran provecho cuando es secundada por el sentido católico.
La doctrina católica no condena el matrimonio de los sacerdotes. Pero el sentido católico, profundamente identificado con el pensamiento de la Iglesia, comprende que, en el terreno de los hechos, la grandeza del sacerdocio exige el celibato eclesiástico.
La doctrina católica es perfectamente compatible con la primitiva organización de la Iglesia, en que algunas dignidades eclesiásticas eran elegidas con el concurso de los fieles. Pero el sentido católico, comprendiendo las ventajas de este sistema en la época en que la Iglesia nacía, defiende hoy día, intransigentemente, la actual organización de la Iglesia.
La doctrina católica no obliga al Santo Padre a cercarse, en el Vaticano, de todo el esplendor de la Corte pontificia. Pero el sentido católico comprende perfectamente la necesidad de este esplendor, como manifestación humana de la excelsa dignidad del Sumo Pontífice.
En suma, la doctrina católica es, para nosotros, un conocimiento tan necesario cuanto, para el navegante, el conocimiento de la posición de los astros que vislumbra en el cielo para orientar su ruta. Pero el sentido católico, por su parte, representa los conocimientos prácticos del piloto que, sabedor de los escollos, de los arrecifes traidores y de los bancos de arena, no vuelve sus ojos solamente para el cielo, sino también para el mar, buscando en él los peligros que hay que sortear.
Sin una y otra cosa, sin el conocimiento de los astros del cielo y de los obstáculos escondidos en el mar, no es posible la navegación. De igual manera, sin una doctrina católica seria y sin un sentido católico purificado, es imposible que el catolicismo navegue con seguridad, en este mar de tormentas.
Y, sin embargo, los católicos callan. Como un león mudo, o antes, sordo-mudo, aún disponen de fuerza, pero se conservan silenciosos ante los mayores ataques, y sin respuesta contra las más pérfidas acusaciones. ¿Aún no han comprendido la necesidad de una prensa genuinamente católica?. ¿No comprenden que sin un portavoz junto a la opinión pública, seremos como el reo sin abogado, que se condena sin poder hacer oír sus razones?.
¿No comprenden la necesidad de un periódico que, como nuevo chevalier sans peur et sans réproche (caballero sin miedo y sin reprobación, como se decía de Bayard), sepa enfrentar el estancamiento al que está reducido el catolicismo militante? ¿Los católicos seguirán permitiendo, con una tranquilidad de quien se “lava las manos”, que diariamente la prensa hostilice sus principios, haciendo la Fe odiosa para las masas incultas y ridícula para la élite intelectual burguesa?. Con todo esto se hacen colaboradores inconscientes de los agitadores del orden social y de todos los adversarios de la Iglesia.
Quousque tandem?
(Este artículo de sorprendente actualidad fue escrito por PLINIO CORRÊA DE OLIVEIRA en la revista católica "“O Legionário”, N.º 129, 1º de outubro de 1933. Hemos transcrito un extracto)
"Vive en el mundo como sino hubiera más en él que Dios y tu alma: para que no pueda tu corazón ser detenido por cosa humana." SJ+
Es verdad, como cristianos católicos no debemos callar ante la satirización, burla e insultos contra nuestra Santa Fe, debemos tomar la postura de saber dar "Razones de nuestra esperanza" como escribía en Apóstol San Pedro el primer pontífice, y no seguir dando riendas a la ola de escarnios.
Bendiciones en Xto.
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