Jesús no fue Superman. Supermán es un sucedáneo laico, un imitador, un antecristo o falso cristo. Es una blasfemia presentarlo como una imagen de Cristo, como alquien que puede llevar a Cristo, y un sacrilegio y una tremenda falta de respeto decir misa con semejante monigote de cómic en la casulla y jugar con el agua bendita, que es para bendecir, no para lanzarla con un juguete como quien está pasándolo bien en una piscina.

Por cierto, el autor del artículo no tiene ni idea de cómo se llaman las cosas. La imagen de Superman no está en una sotana, sino en la casulla que se pone para decir misa, y otras funciones del culto. Culto, no servicio, que eso es terminología protestante. Aunque claro, este impresentable tiene de católico lo que yo de monje budista.

Cuanto más intenta hacerse la Iglesia como el mundo, cuanto más se integra en el mundo, cuanto más se mundaniza, más se va vaciando. Cree que así captará más fieles, cuando es al revés: ¿para qué van a buscar en la Iglesia lo que ya tienen en el mundo? Estas cosas, al principio hacen gracia a la gente y la atraen, pero con el tiempo dejan de ir. El Cristianismo barrió el mundo en pocos años. Se extendió con increíble rapidez porque era todo lo contrario del mundo, todo lo contrario de la sociedad y la mentalidad mundana de Roma y otros pueblos. Los primeros cristianos se dejaban matar por Aquel en quien creían. No se integraban, no se hacían como el mundo. Y por eso transformaron radicalmente el mundo.

Dice ese sujeto: "Jesús fue distinto". Pues claro que lo fue. Fue distinto al mundo. No necesitaba de tonterías mundanas para hacerse publicidad. Dices: "Deberíamos seguir su ejemplo". Pues claro. El suyo, no el tuyo, so mamarracho.

Vamos, cuelga los hábitos y vete a trabajar en un circo.