Desorientaciones magisteriales(?). El instrumentum terroris del Sínodo de la Familia



Cada vez que se avanza algún pormenor del próximo Sínodo sobre la Familia, crecen las aprensiones entre los católicos conscientes, ya alertados (alarmados!) por la labor pre-sinodal de Kasper y su lobby. La presentación del instrumentum laboris sinodal, confirma nuestros nefastos augurios, adelantándonos que todo lo que sea que vaya a ser el primer sínodo francisquista, ya está fraguado, listo solamente para la presentación, formal discusión, aprobación y publicación.

Aunque se diga que insista en negarlo y nos lo pinten del color del arcoíris (para que cada cual escoja el color de su cristal visor), lo que postula Kasper, ya está concedido. Se disimulará con tecnicismos canonicistas-pastoralistas, pero se concederá y articulará una praxis sacramental permisiva (excusativa?) para los incursos en desórdenes matrimoniales post-divorcio.

Los sínodos (el Sínodo de los Obispos) se concibieron, en cierto sentido, como una prolongación del Concilio, un ejercicio de la colegialidad y una actualización revisada de las directrices del Vaticano IIº. La sintonía conciliar-sinodal es tanta, que hasta repiten idénticas definiciones: Dicen a propósito del instrumentum laboris (y el documento sinodal posterior, claro) que "se trata de un documento pastoral, no doctrinal; no se cambian las ideas, sino la manera de afrontar las situaciones delicadas". Se mantiene aquella equívoca anfibología que denunciaba el maestro Romano Amerio. Por ejemplo, sobre el gravísimo tema de la homosexualidad se dice (y se des-dice) esto:
"...No existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. No obstante, los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto, compasión, delicadeza. Se evitará respecto a ellos todo signo de discriminacion injusta..."
El esquema táctico es el ya archi-manido enunciado que condena en la primera parte y aprueba/concede en la segunda, un ejercicio de exquisita perfidia retórica que se consagró, passim, en quasi todos los documentos conciliares.

Obsérvese, por otra parte, que la cita del instrumentum laboris sigue la línea que quedó fijada en el Catecismo de la Iglesia Católica: En los puntos tocantes al pecado contra sextum, la práctica homosexual no figura en la enumeración de los pecados titulados como 'ofensa de la castidad' (lujuria, masturbación, fornicación, pornografía, prostitución y violación), sino que aparece bajo un epígrafe distinto titulado 'Castidad y homosexualidad', otro ejemplo de la equivocidad textual a la que aludí más arriba: Un primer párrafo recoge la condena constatable en citas de la Sagrada Escritura, considerándolos pecados contra-natura, para, seguidamente, declarar:

"Un número apreciable de hombres y mujeres presentan tendencias homosexuales profundamente arraigadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios en su vida, y, si son cristianas, a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que pueden encontrar a causa de su condición."
cfr. C.I.C. nn. 2351-2356 y 2357-2359

El instrumentum laboris del sínodo se expresa con las mismas palabras que el Catecismo: " ...los hombres y las mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto, compasión, delicadeza. Se evitará respecto a ellos todo signo de discriminacion injusta".

El trabajo (la sensible apertura a los afectados) ya ocurrió en tiempos del Santo Wojtyla. Ahora, los hombres de PP Franciscus, sólo avanzan un paso más, otro nuevo jalón. Lo que pueda seguir es tan dantesco como se atreva uno a imaginar.

No me explico, sin embargo, cómo teniendo a toda la opinión a su favor, todos rendidos y entusiasmados, el mundo entero vitoreando y aplaudiendo, cómo no se atreven a, simple y llanamente, sancionar la caducidad de la Humanae Vitae, la Familiaris Consortio, la moral de Patriarcas, Profetas y Apóstoles, incluso proclamar out a la Sagrada Familia de Nazareth, mal-ejemplo, impolítcamente incorrecto, de no-modelo familiar.

Sería más breve y todos lo entenderían mejor (y aplaudirían más).

Aunque ya sabemos que es parte del juego el que no se enteren y sigan aplaudiendo, fascinados, mientras se acelera la ruína.

Tu autem, Domine, miserere.


+T.

EX ORBE