No es un asunto para reír y si para llorar, o para echar las muelas. Hoy la Iglesia católica está llena de imbéciles, con sotana unos y sin ella otros pero por si mismos y juntos o por separado, afortunadamente, no son, ni representan, a la Iglesia. Son incrustaciones o son excrecencias, da igual, pero utilizando el símil de los cascos de los buques que de vez en cuando hay que calafatearlos, a la Iglesia habría que hacerle igual.

Una cosa es el amor al prójimo, mandato de Nuestro Señor que acepto plenamente, y otra ser idiota. Del mismo modo que Él nos dijo que había que amar a nuestros enemigos, no dudó en sacar el látigo y limpiar el Templo de tanta mierda como se había aposentado allí, sin que las "autoridades" de entonces hiciesen nada por evitarlo. Todas estas situaciones de hoy recuerdan a las de entonces, y del mismo modo que Cristo tuvo que evangelizar a los Apóstoles, hoy habría que re-evangelizar a la Iglesia, empezando por los prelados que parecen haber olvidado sus deberes morales, no sólo los legales, por miedo, por desidia, por abandono, por indiferencia y, en cualquier caso, por la pérdida de la fe.