¿Herético? ¿incomprendido? ¿mentiras? o ¿profunda crisis en todo?
No hace mucho leí de pasada que en una universidad americana, creo recordar que era de dicha nacionalidad, habían realizado un estudio sobre la capacidad de raciocinio lógico de la población adulta de las naciones desarrolladas. Y si mal no recuerdo, pues repito que la lectura fue de pasada, los resultados eran demoledores, ya que algo algo así como el 93% no sabe pensar con lógica. Resulta verdaderamente dramático teniendo en cuenta los medios de los que se dispone y cuyo acceso llega a casi todos por encima de diferencias sociales, pero es evidente que los sistemas educativos en vigor no sirven para educar, sino para amaestrar a las masas y ponerlas al servicio de una sociedad global materialista.
Y me viene a la memoria esta anécdota a cuenta de lo que leo en el siguiente artículo de Infocatólica. Dejo al juicio de cada cual sacar conclusiones provisionales. Personalmente no me posiciono, pero la primera impresión que he sacado es que no han entendido nada de lo que ha pretendido decir el cura cuestionado o, precisamente, se ha entendido demasiado bien y las críticas no gustan mucho que digamos al "pensamiento único" que hoy también ha llegado a impregnar a la Iglesia. Por supuesto, las críticas del cura hacia los "presuntos" creyentes y feligreses son fuertes, pero reales. No hay más que observar a la gente en misa, desde como se comporta, hasta como va vestida y a este último respecto no digamos ya si es en verano: "Con el biquini de rayas y una blusita ligera encima, y así hasta para ir a comulgar con las manos como quien unta un trozo de pan en alguna salsa.". Y es que ¿acaso está la sociedad católica debidamente catequizada? ¿De dónde, pues, se escandaliza el Obispo de Getafe? Claro que es posible que yo lo esté interpretando todo al revés. De cualquier modo, todo es más que preocupante, pues ¿es posible que la denuncia de lo que está mal sea herética? La respuesta es positiva, ahí está La Reforma para demostrarlo, pero ¿es siempre así? porque en este caso lo que se propone es poner las cartas boca arriba y empezar a dar soluciones. Así las cosas ¿porqué tanto escándalo? si lo que afirma el cura es herético, remedio al canto, pero si no lo es habrá que mirar las causas del mal a través de sus consecuencias: "por los frutos los conoceréis."
EL PRESBÍTERO ARREMETIÓ CONTRA LO SACRAMENTOS
Mons. Rico Pavés condena un artículo herético del sacerdote Pablo D´Ors en Vida Nueva
Mons. José Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe, ha publicado en la Revista Vida Nueva un artículo que supone una réplica al que escribió en el mismo medio el sacerdote Pablo D´Ors, recientemente nombrado consejero del Pontificio Consejo de la Cultura (PCC). Según el obispo, el texto del sacerdote contenía en poco espacio un elenco abultado de «errores doctrinales cuyas consecuencias son dramáticas para la vida cristiana». Con ello se suma a la condena que ya hizo Mons. Munilla, obispo de San Sebastián, en su programa en Radio Maria.
Por su interés, reproducimos íntegramente el artículo de Mons. Rico Pavés, obispo auxiliar de Getafe, publicado en Vida Nueva.
Dios hecho pequeño
Siendo seminarista visité en cierta ocasión la Capilla Real de Granada junto a un compañero del seminario. Mientras mirábamos algunas piezas del museo, una turista extranjera nos preguntó qué era aquello que señalaba. El objeto era un espejo de Isabel la Católica, convertido en custodia para exponer el Santísimo Sacramento. Con palabras sencillas intentamos explicarle que ahí se colocaba el Cuerpo del Señor. Después de escucharnos, dijo: «¡Qué Dios tan pequeño!»; se dio media vuelta y nos dejó.
Pasados los años, en muchas ocasiones he traído a la memoria esta vivencia. Unas veces para intentar ilustrar el misterio inefable de la salvación y la «locura inigualable» del amor de Dios por los hombres. No faltaba algo de verdad a aquella turista: el Hijo de Dios, que siendo rico se hizo pobre, llevó el amor hasta el extremo y nos dejó el memorial de su Pascua haciéndose pequeño en la Eucaristía.
Otras veces lo he recordado para agradecer a Dios el don inmerecido de la fe, por la cual puedo confesar lo que los ojos no ven. Sin fe, los sacramentos no se entienden, como bien se lee en los escritos atribuidos a Dionisio el Areopagita: «Si una persona que no cree entrara en nuestras celebraciones y viera lo que hacemos, se reiría a carcajadas. Lo cual no nos debe sorprender, pues como dice el profeta Isaías: si no creéis, no entenderéis».
Ahora he vuelto a recordar aquel episodio al leer con tristeza y preocupación el artículo de Pablo d’Ors, titulado ‘¿Habrá en la Iglesia alguien que se atreva?’. Tristeza, al encontrar en tan poco espacio un elenco tan abultado de errores doctrinales cuyas consecuencias son dramáticas para la vida cristiana. Preocupación, al advertir que quien firma el artículo es escritor y sacerdote, y, desde no hace mucho, consultor del Consejo Pontificio de la Cultura.
Sin ofrecer más prueba que su propia percepción, el autor afirma de forma apodíctica que «los sacramentos de la Iglesia ya no significan casi nada para la mayoría de quienes aún participan en ellos»; sostiene que «muchos de los comportamientos de sacerdotes y laicos durante la celebración eucarística son fundamentalmente mágicos, no religiosos»; y, como argumento, pregunta al lector si puede imaginar «a los apóstoles arrodillándose ante el pan o a Jesús recogiendo las miguitas del plato» (sic); culpa a la doctrina del ex opere operato de haber desvinculado del sujeto el signo, degenerándolo y cosificándolo; explica la Eucaristía a partir del pan como «símbolo de Dios», cuyo significado es «partir y repartir el pan conscientemente», de lo cual deduce que la reserva eucarística en el sagrario carece de sentido, y considera prueba de nuestra mentalidad mágica el pensar que Dios esté más en el sagrario que fuera de él.
Propone el autor «explicarlo todo como si nunca se hubiera explicado», y presentar los sacramentos «como símbolos y ritos de valor universal, aptos para todos, cristianos o no», mostrando el cristianismo «como religión y humanismo inclusivo, no excluyente ni exclusivo». Pero, se pregunta al fin, ¿habrá alguien en la Iglesia que se atreva a aplicar esa solución?
Enorme pesar
Encontrar en tan pocas líneas tantos dislates produce un enorme pesar. ¿Conoce el autor lo que la Iglesia católica entiende por sacramento? ¿Ignora la diferencia con los ritos mágicos? ¿Sabe que el carácter sagrado de los sacramentos no estriba primariamente en el significado que nosotros les damos, sino en haber nacido de la voluntad salvífica de Cristo para comunicarnos su Vida? ¿Por qué no menciona ni una sola vez la palabra fe ni el verbo creer? ¿Piensa que los sacramentos se pueden entender sin fe? ¿Acaso desconoce la enseñanza de la Iglesia sobre la presencia permanente de Cristo en la Eucaristía, sobre la reserva eucarística y el culto debido a este Sacramento de Amor fuera de la Santa Misa?
¿Cómo es posible que, a punto de cumplirse 50 años de la encíclica Mysterium fidei (3.9.1965), se sigan hoy en día difundiendo las mismas propuestas deficientes a propósito de la Eucaristía y de los sacramentos, que ya fueron rechazadas por el Papa Pablo VI? En los tiempos que corren, quizá sea este el único atrevimiento necesario: creer con la Iglesia, creer en el seno de la Iglesia.
+ José Rico Pavés, Obispo Auxiliar de Getafe.
Mons. Rico Pavés condena un artículo herético del sacerdote Pablo D´Ors en Vida Nueva
"He ahí la tragedia. Europa hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma europea choca con una realidad artificial anticristiana. El europeo se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.
<<He ahí la tragedia. España hechura de Cristo, está desenfocada con relación a Cristo. Su problema es específicamente teológico, por más que queramos disimularlo. La llamada interna y milenaria del alma española choca con una realidad artificial anticristiana. El español se siente a disgusto, se siente angustiado. Adivina y presiente en esa angustia el problema del ser o no ser.>>
Hemos superado el racionalismo, frío y estéril, por el tormentoso irracionalismo y han caído por tierra los tres grandes dogmas de un insobornable europeísmo: las eternas verdades del cristianismo, los valores morales del humanismo y la potencialidad histórica de la cultura europea, es decir, de la cultura, pues hoy por hoy no existe más cultura que la nuestra.
Ante tamaña destrucción quedan libres las fuerzas irracionales del instinto y del bruto deseo. El terreno está preparado para que germinen los misticismos comunitarios, los colectivismos de cualquier signo, irrefrenable tentación para el desilusionado europeo."
En la hora crepuscular de Europa José Mª Alejandro, S.J. Colec. "Historia y Filosofía de la Ciencia". ESPASA CALPE, Madrid 1958, pág., 47
Nada sin Dios
Marcadores