***
El actual presidente francés, Macron, como la cosa más natural, ha recalcado y recordado que En Francia existe derecho de blasfemar, asociada a la libertad de conciencia, así lo recogen los medios de comunicación estos días, al pasar a juzgarse los sucesos de la revista satírica Charlie Hebdo hace más de cinco años.
El tema viene precedido de los avances mundiales de tal nuevo y flamante "derecho humano" a blasfemar, como puede comprobar también cualquiera en internet. Atrás quedaron ya las polémicas sobre el escándalo de la despenalización de la blasfemia. Los medios izquierdosos están exultantes y felices ante el hecho de que la ONU reconozca tal "derecho" y ahora se pasa a demonizar a los poquísimos que aun se escandalizan u osan defender ya no a "Dios" sino a las ofensas a los creyentes. Por lo visto hay individuos a los que blasfemar se lo pide el cuerpo, necesidad vital cuya privación les daña la salud.
¡¡Ay del que ose , pues, criticar al blasfemo, que desde ahora va cobijado bajo el paraguas de "víctima" de "delito de odio"!!
Para celebrarlo anualmente, han creado un Día especial, pues esta gente, como los gays y similares, tiene que restregar constantemente sus "grandes éxitos", haciendo proselitismo:
"Día Internacional del Derecho a la blasfemia". https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%A...a_la_Blasfemia
Y aquí una información sobre el proceso llevado a cabo para que la ONU la legalizara, en 2011:
La batalla por el Derecho a la Blasfemia – Naciones Unidas afirma el derecho a la blasfemia.
Por: Austin Dacey · · 11 agosto, 2011
“Las leyes contra la blasfemia o “insultos religiosos” (que se encuentran en todo el mundo, incluyendo la mitad de los estados miembros del Consejo de Europa) son inherentemente discriminatorias contra los secularistas y los disidentes religiosos”.
Naciones Unidas afirma el derecho a la blasfemia.
Por Austin Dacey, 11 de agosto de 2011
Habiendo seguido los debates sobre religión y libertad de expresión en las Naciones Unidas durante los últimos años, me he acostumbrado a las malas noticias, tales como una década de resoluciones del Consejo de Derechos Humanos y de la Asamblea General “combatiendo la difamación de las religiones”. Ahora que hay algunas buenas noticias, casi nadie se ha dado cuenta. A fines del mes pasado, la ONU lanzó una nueva declaración sobre la extensión de la libertad de expresión bajo la ley internacional. Afirma que las leyes que restringen la blasfemia son incompatibles con los estándares de los derechos humanos universales.
La declaración procedió del Comité de Derechos Humanos, el cuerpo de dieciocho “expertos independientes” encargados de controlar el cumplimiento del Pacto Internacional sobre Derechos Civiles y Políticos (ICCPR), el tratado de derechos humanos de 1966 que vela por la libertad de opinión y expresión, así como por otros derechos fundamentales. Los comentarios generales del Comité representan interpretaciones autorizadas sobre las disposiciones del ICCPR. A diferencia de las muy publicitadas resoluciones aprobadas por el Consejo de Derechos Humanos y por la Asamblea General, las disposiciones del ICCPR son legalmente vinculantes para sus más de 165 participantes.
El Comentario General Número 34, detallada declaración de 52 párrafos, es el resultado de dos años de intenso debate entre representantes del gobierno y organizaciones de la sociedad civil. El comentario previo del Comité sobre la libertad de opinión y expresión, en 1983, tenía sólo cuatro párrafos. Además de tratar materias como la traición, la difamación de los jefes de estado y “leyes de la memoria” que refuerzan una versión oficial de la historia, o el derecho de los bloggers, el Comentario 34 se concentra enérgicamente en las limitaciones religiosas contra la expresión. Lo hace no sólo afirmando que el derecho a la libre expresión es fundacional para una sociedad democrática y libre, si no también para la protección de otros derechos. También apela explícitamente a los valores de la libertad de conciencia y la igualdad ante la ley.
De acuerdo con el párrafo 48, “Las prohibiciones de expresiones de falta de respeto hacia una religión u otros sistemas de creencias, incluyendo las leyes de blasfemia, son incompatibles con el Pacto, excepto en circunstancias específicas tratadas en el artículo 20, párrafo 2, del Pacto”. El artículo 20, párrafo 2, llama a los estados a prohibir “la defensa del odio nacional, racial o religioso que constituye una incitación a la discriminación, la hostilidad o la violencia”. El Comentario es cuidadoso requiriendo que cualquier restricción no debe violar las garantías del Pacto sobre igualdad ante la ley (Artículo 26) y la libertad de pensamiento, conciencia y religión (Artículo 18).
Por tanto, no se permitiría que ninguna de estas leyes discriminara a favor o en contra de ciertas religiones o sistemas de creencias, o a sus partidarios por encima de otros, o a los creyentes religiosos sobre los no creyentes. Tampoco se permitiría que tales prohibiciones fueran empleadas para prevenir o castigar la crítica de los líderes religiosos o el comentario sobre la doctrina religiosa y los dogmas de fe.
Las leyes contra la blasfemia o “insultos religiosos” (que se encuentran en todo el mundo, incluyendo la mitad de los estados miembros del Consejo de Europa) son inherentemente discriminatorias contra los secularistas y los disidentes religiosos. Son discriminatorios en el sentido de que los secularistas no poseen recursos legales cuando son las palabras de los creyentes las que ofenden sus sensibilidades morales. Tampoco los gays pueden llevar a juicio a los editores del Levítico por la afrenta espiritual que seguramente les supone. Los escépticos y creyentes heterodoxos, por otra parte, sí tienen conforme al Artículo 18 derecho a vivir y a expresarse de acuerdo con su conciencia incluso cuando ofende la ortodoxia.
El párrafo 32 del nuevo comentario también previene llama a los estados que utilizan una noción estrecha de la llamada moral pública para restringir la expresión, a eliminar las leyes que proscriben a una tradición religiosa en particular: “el concepto de la moral deriva de muchas tradiciones sociales, filosóficas y religiosas, y en consecuencia las limitaciones… que tienen el propósito de proteger la moralidad han de basarse en principios que no deriven exclusivamente de una sola tradición”.
Las implicaciones de estas recomendaciones consisten en que las controversias sobre la blasfemia no son simplemente un conflicto entre “libertad de expresión” y fe, sino choques entre afirmaciones contrarias sobre la conciencia. Esta posición es defendida por la International Humanist and Ethical Union y está elaborada en mi próximo libro, The future of Blasphemy: Speaking of the Sacred in an Age of Human Rights.El mensaje del Comentario General Número 34 no es sólo una condena clara de las leyes de blasfemia de países como Pakistán, que a pesar de haber ratificado el ICCPR en 2008, continúa imponiendo la pena capital por blasfemia y “profanación” del nombre del Profeta Mahoma. El comentario repudia igualmente las decisiones de la Corte Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo, que ha confirmado leyes austriacas, británicas y turcas en contra de la blasfemia y los insultos religiosos, invocando un derecho sui generis a “respetar los sentimientos de los creyentes”.
El mayor desacuerdo que hay en el comentario, desde mi punto de vista, es su debilidad para denunciar las leyes penalizadoras del “discurso de odio”, que en muchos países funcionan de hecho como restricciones sobre la blasfemia y el sacrilegio. Teóricamente, podemos distinguir entre dar una paliza a una creencia o dar una paliza a sus partidarios. Sin embargo, en ausencia de una norma internacional precisa, la “advocación del odio religioso” podría significar cualquier cosa, desde provocar violencia inminente contra individuos (criminalizados incluso bajo la Primera Enmienda) hasta el estándar no verificable de estar motivado por la hostilidad religiosa, como ocurre bajo la Ley británica sobre Crimen y Desorden de 1998. Las condenas de escritores y activistas como Paul Giniewski en Francia, Lars Hedegaard en Dinamarca, y Elisabeth Sabadistch-Wolff en Austria, prueban que las leyes sobre discurso de odio pueden ser empleadas de forma abusiva incluso en las democracias liberales.
Los activistas de la sociedad civil tienen ahora finalmente de su parte la autoridad legal de las Naciones Unidas en su intento de presionar a los gobiernos para que cumplan las obligaciones de los tratados y pongan término a la criminalización de la blasfemia.
*****
El tema parece propio de una pesadilla horrible y solo demuestra la razón de los que siempre, ya desde su inicio desconfiaron de los fines, métodos e influencias de la ONU, engendro satánico contra Dios y el orden natural que él creó.
De momento los enemigos de la blasfemia tenemos concedido por la ONU y los izquierdosos (por poco tiempo se supone) el "derecho" de negarnos a leer o taparnos los oídos ante las blasfemias... hasta que sea finalmente denegado por considerarse un gesto "de odio" hacia el blasfemo... ¿¿Que no...??
A todo esto, por más que busco en internet no encuentro nada de nada de nada sobre la repulsa del Vaticano, papa, cardenales y obispos, páginas católicas, periodistas a la legalización mundial del derecho a blasfemar.
¿Alguien sabe si ha habido repulsa? ¿Será que se "hacen los locos" para no darse por enterados y evitarse líos? ¿Será que el que calla, otorga?
Pero siguen alabando la malhadada "Declaración universal de derechos humanos" esa.
En todo caso, se comprueba que las noticias desagradables se silencian al rebaño sumiso por jerarquía y medios supuestamente "tradicionales", no para evitar disgustos a sus lectores sino para evitárselos ellos ante los poderosos del mundo, y evitar tener que disculparse ante el rebaño por su desastrosa incompetencia de décadas
Y esa burla y tomadura de pelo al pobre rebaño es incluso peor que lo de la legalización de la blasfemia.
.
Última edición por ALACRAN; 04/09/2020 a las 01:39
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
***
Última edición por ALACRAN; 05/09/2020 a las 14:50
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
Para católicos que quieran tener las ideas claras, frente al satanismo de todos los poderosos del mundo y la atolondrada cobardía de los que se dicen representantes de Dios:
< Compendio moral salmaticense · Tratado décimo · Capítulo cuarto >
De la blasfemia
P. ¿Qué es blasfemia?
R. Que es: falsa locutio in Deum per modum convitii. Divídese lo primero en blasfemia cordis, et oris. La primera es cuando se concibe de Dios en la mente lo que no tiene, o que le falta lo que tiene. La segunda se da, cuando esto mismo se manifiesta con las palabras.
Divídese lo segundo la blasfemia en heretical, y simple. La heretical es la que se opone a la fe; como decir: Dios no es sabio: reniego de Dios; lo que si se dice con error interno es herejía; y siendo sin éste, será blasfemia heretical. La blasfemia simple es la que no se opone a verdad alguna de la fe, pero desea o impreca a Dios algún mal; como decir, maldito sea Dios: pese a Dios, o cosa semejante. A esta blasfemia simple se reducen las que se hacen por acciones o gestos; como escupir a un Crucifijo; y también las maldiciones que se echan a las criaturas en cuanto son hechuras de Dios.
Además de esto, se divide la blasfemia en blasfemia contra Cristo, y contra el Espíritu Santo. La primera cometieron los Judíos, cuando decían que Cristo era pecador, y voraz; y la segunda, cuando se burlaban de sus milagros. Véase S. Tom. 2. 2. q. 14. a. 1.
Ultimamente hay blasfemia contra Dios y contra los Santos. Aquélla va directamente contra Dios, y ésta va directamente contra los Santos, e indirectamente contra la bondad divina, en cuanto resplandece en ellos; pues a la manera que las alabanzas de éstos redundan en alabanza de Dios, así también las blasfemias dichas contra ellos derogan la divina bondad.
P. ¿Por qué palabras se comete la blasfemia?
R. Que se dan varias fórmulas de blasfemar, según la diversidad de las regiones; a lo que es preciso atender, para conocer si las palabras que se profieren [298] son o no blasfemas. Regularmente es blasfemia jurar por Júpiter, Mercurio, u otros Dioses falsos, porque el que así jura, da a entender los tiene por sumamente veraces; a no ser que jure por irrisión. Lo mismo si jura por las criaturas, parando en ellas: porque es tributarles un honor divino. El que jura por la vida de Dios, también comete blasfemia; porque la expresión: por vida de Dios; hace este sentido: pierda Dios la vida si no es así; que es un juramento execratorio. El decir: vive Dios, no es blasfemia, sino un juramento usado en la Escritura. La siguiente fórmula: Esto es tan cierto como el Evangelio, y otras semejantes son de sí blasfema, aunque algunas veces se excusan de culpa grave por la ignorancia. El jurar falso no es blasfemia, sino perjurio, que es menor pecado, como dice S. Tom. 2. 2. q. 13. a. 3. ad. 2.
P. ¿Qué gravedad contiene el pecado de blasfemia?
R. Que es pecado mortal ex genere; por oponerse a la caridad para con Dios; y así no admite parvidad de materia; y sólo puede ser venial por defecto de perfecta deliberación. Y aun se puede decir, que es pecado máximo; pues dentro de su género puede crecer hasta lo sumo su malicia; como si se profiriese la blasfemia por el odio que se tenía a Dios; aunque la simple, que sólo se opone a la virtud de la Religión no es tan grave como lo sería en el caso dicho, y también si incluyese herejía, infidelidad, o desesperación.
P. ¿Son de una misma especie todas las blasfemias?
R. Que las blasfemias hereticales, y las que proceden de odio de Dios, se distinguen en especie de las que solamente son simples; porque las hereticales, o incluyen herejía, o a lo menos se oponen a la confesión de la fe, y las que proceden de odio para con Dios se oponen a la caridad para con Dios, y así se oponen a diversas virtudes, que las que sólo son contra la religión. Por este motivo deben declararse con distinción en la confesión; así como también las que se dicen contra María Santísima y los Santos; porque además de la malicia común de blasfemia, incluyen otra particular contra la [299] hiperdulía, y dulía. El que con un mismo ímpetu de ira profiere muchas blasfemias, es más probable, no comete sino un pecado. Por lo que mira a la práctica deberá el penitente explicar el tiempo que perseveró blasfemando, para que el prudente Confesor pueda formar juicio a lo menos en confuso de su ánimo, y estado.
P. ¿Qué penas hay impuestas contra los blasfemos?
R. Que en la ley antigua había impuesta pena capital contra los blasfemos. La misma pena tiene impuesta el derecho común civil. En el Canónico también se ordena sean gravísimamente castigados los blasfemos, como consta del cap. Statuimus de maledictis. El Concilio Lateranense establece otras muy severas, así contra los Clérigos, como contra los Legos que blasfeman. De todo se colige la gravedad de este pecado, la que el Confesor deberá con toda energía proponer a los penitentes, para que conocida su malicia se abstengan de cometerlo.
P. ¿De qué manera ha de portarse el Confesor con los blasfemos?
R. Que si las blasfemias son simples, y no están reservadas por el Obispo, o en el Sínodo, podrá el Confesor absolver de ellas, estando el penitente bien dispuesto. Si proceden de error o herejía se reservan al Sumo Pontífice, y en España a la Inquisición. Si las blasfemias son hereticales, sin error interno o herejía, pueden absolver de ellas los regulares, así como del sacrilegio, magia y maleficio, si no proceden de error. Debe el Confesor imponer gravísima penitencia al blasfemo, para que con ella quede más enfrenado y confundido. En manera alguna ha de absolver al blasfemo consuetudinario, a no ver en él un cuidadoso estudio de enmendarse; y esto aun en el caso que ya por su antigua costumbre de blasfemar, profiera sin consideración las blasfemias; porque siempre comete en ellas grave culpa, si no hace las debidas diligencias por desarraigar el perverso hábito; pues sin este cuidado le son indirectamente voluntarias cuantas blasfemias profiere, por haberlo adquirido y no hacer las diligencias debidas para prevalecer contra él. Con todo se debe notar, que las blasfemias proferidas por cierto mal hábito [300] no son tan graves, como las que se profieren ex certa malitia, y abandonando los remedios contra el pecado. Estas propiamente se dicen pecados contra el Espíritu Santo, como advierte S. Tomás 2. 2. q. 14. art. 1.
De la blasfemia
Última edición por ALACRAN; 05/09/2020 a las 14:53
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
Actualmente hay 1 usuarios viendo este tema. (0 miembros y 1 visitantes)
Marcadores