Tres modernos profetas seglares sobre la catástrofe de la Iglesia
Revista FUERZA NUEVA, nº 505, 11-Sept-1976
El caso del obispo monseñor Lefebvre, en el cada vez más contraproducente pontificado de Pablo VI, plantea a los católicos la formidable, la inquietante cuestión siguiente:
¿Tiene razón el prelado Marcel Lefebvre o, por lo contrario, yerra el papa Pablo VI?
Ahora bien, ¿cómo salir de dudas en una comunidad religiosa, como la Iglesia católica actual, en la que su máxima autoridad, Pablo VI, parece no tener confianza en sí mismo, puesto que hace tiempo que viene dimitiendo en parte de sus funciones como Papa, es decir, dejando de ejercer la plenitud de sus funciones de magisterio y de gobierno en la Iglesia?
La dimisión de la Iglesia
Ha habido en nuestro tiempo, en cierto modo, profetas seglares. Así, por lo menos, han sido denominados en Francia un Léon Bloy (1846-1917) y un Georges Bernanos (1888-1948), entre otros.
Pues bien, un atisbo, una premonición o, si se quiere, una profecía de lo que viene ocurriendo la tuvo Georges Bernanos, cuando quiso escribir para los sepulcros esta dedicatoria en su libro “Nous autres Français”, que fue retirada en 1939, porque sus profecías parecían inverosímiles:
“...con todo mi corazón y con una gozosa gratitud,
al imbécil anónimo de derecha o de izquierda
que me romperá la cabeza
para que yo no asista
vivo
a la Dimisión de la Iglesia de Dios
predicha por Nuestra Señora de la Salette
y a la deshonra de mi País”.
Tal dedicatoria se hizo pública en “Esprit”, en 1952 y publicada en el libro póstumo de Bernanos “La vocation spirituelle de la France”, ya en 1975.
Silencioso el Papa, “esperamos a los cosacos”
Más profecías de otro profeta seglar, también devotísimo de la Virgen de La Salette, a las apariciones de la cual dedicó un volumen, Léon Bloy, “El peregrino de lo Absoluto”, en el IV tomo de su “Journal”, titulado “En el umbral del Apocalipsis”, escribe en octubre de 1915, a guisa de “Conclusión”:
“Ya no se quiere a los pastores y los pastores se han condenado a sí mismos. Y el que debiera hablar más alto que todos los cañones está silencioso... Pero estamos lejos de los Gregorios y de los Inocencios. Toda grandeza se ha exiliado en el fondo de la Historia y si Dios quiere obrar manifiestamente será menester que él obre por sí mismo, victoriosamente, como hace dos mil años, cuando resucitó de entre los muertos.
YO ESPERO LOS COSACOS Y EL ESPÍRITU SANTO”. (...)
El avance arrollador del marxismo y devastador de la civilización occidental y cristiana, obra de “los cosacos”, como previó nuestro Donoso Cortés en el siglo XIX y predijo León Bloy en el XX, nos lo traen esos caballos de Troya que son los cristianos (demócratas cristianos o liberales) que, merced al desgobierno y dimisión del Magisterio de la Iglesia, introducen el comunismo (...)
Eulogio Ramírez. (Extraído del artículo “Lefebvre abre interrogantes, entre el desgobierno y la dimisión)
"... Los siglos de los argumentadores son los siglos de los sofistas, y los siglos de los sofistas son los siglos de las grandes decadencias.
Detrás de los sofistas vienen siempre los bárbaros, enviados por Dios para cortar con su espada el hilo del argumento." (Donoso Cortés)
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