El tema me ha venido a las manos mientras respondía el último mensaje de Doble Aguila en el hilo de la cárcel de curas vascos en Zamora
Vandalismo sacrílego de curas pro-etarras en la cárcel de Zamora (año 1973)
Dadas las razones que exponía en la respuesta, como rozan otro asunto de gran importancia insuficientemente tratado, considero más propio desarrollarlo aparte y posteriormente detallarlo.
Sobre tal actitud vaticana en sus relaciones internacionales, habría algo importante que matizar: quizá ya pocos sepan (y nadie se lo recordará, por supuesto) que desde mediados de los años 60, tras el nuevo marco conciliar, mons. Casaroli ("ministro de Asuntos Exteriores" vaticano ) viajó infatigablemente y “triunfalmente” a países comunistas del Este de Europa, para normalizar relaciones con países o territorios de población católica significativa (Hungría, Polonia Yugoslavia, Checoslovaquia) ... en lo que se llamaba “Ostpolitik” (Apertura vaticana al Este). "Victorias" ampliamente aplaudidas por los voceros mediáticos de entonces (ante la incredulidad de los feligreses que no acababan de entender aquellos "triunfos" vaticanos).
Ante los tiranuelos comunistas nada de "neutralidad" vaticana sino agachar la cabeza y ser condescendiente
Entre esos "triunfos" (más bien, claudicaciones) de la diplomacia vaticana destacan:
- Acuerdo entre la Santa Sede y la Checoslovaquia comunista el 27 de febrero de 1973, para el nombramiento de cuatro obispos.
- En junio de 1966, un documento, entre el Vaticano y la República Federal Socialista de Yugoslavia sobre competencia de la Santa Sede en cuestiones espirituales y de carácter eclesiástico y religioso, salvo el ordenamiento interno de la República y no pudiendo abusar de sus funciones para fines de carácter político
- Con el Gobierno comunista de Hungría, en septiembre de 1964, compromiso con la Santa Sede para nombrar obispos, que prestaron juramento de fidelidad al Estado
Etc.
Así pues con los comunistas: nombramiento de obispos consensuado con el Estado, y prohibición absoluta a obispos de meterse en política...
¡..."Igualito" que hacía el Vaticano con el Régimen de Franco, vaya, al que se le exigía tragar con todo tipo de obispo, nombrado a mala uva contra él y además, tener como función principal, ya no meterse en política, sino atacarle ex-profeso!
¿Alguien se imagina al Vaticano obligando a los obispos españoles a jurar fidelidad a Franco? Bueno, pues para la Hungría y Checoslovaquia comunistas y ateas así sucedía, entonces.
Como se ve, frente a aquellas dictaduras comunistas (y dictaduras auténticas, de verdad, no de boquilla, donde mandaban a obispos díscolos al paredón o a picar piedra...) para el Vaticano regía una filosofía contraria que para España: allí se buscaba no la “independencia” ni la "neutralidad" sino la cooperación y el nombramiento consensuado de obispos y nuncios, presentándolo, cuando se conseguía alguna migaja, como un gran "éxito y avance".
Política de “apertura al Este”, de “tolerancia” con los gobiernos comunistas y relaciones con ellos tan apetecidas que hasta se sacrificó para ello a los tiranos comunistas a dignísimos obispos anticomunistas como mons. Mindszenty, primado de Hungría, héroe antes del Vaticano II y que pasó a villano después por el "gravísimo delito" de plantar cara y no ceder ante el comunismo..., caso de traición vaticana a su persona que silenció o distorsionó sistemáticamente la prensa “católica”.
Repárese que eran dictaduras comunistas que torturaban, fusilaban, no respetaban derechos humanos, ni libertades de ningún tipo .
¿Y protestaba alguien en Occidente sobre cooperar el Vaticano con tal monstruosidad? Nadie.
Y menos por la escandalosa discriminación vaticana halagadora con los ateos y torturadores y perseguidores de católicos (como Fidel Castro, etc), y beligerante con los gobiernos confesionales como el de Franco
Y ya no digamos, cuando los “demócratas”, silenciosos ante el pro-comunismo vaticano, ponían el grito en el cielo para que Roma no consensuara obispos con el catoliquísimo Franco y le endosara obispos enemigos, bien por las buenas o por las malas. Y en todo caso y constantemente obispos auxiliares marxistas de la peor calaña.
El caso tenía consecuencias hasta en los modos y el estilo. Como ejemplo, monseñor Casaroli y su séquito en abril de 1974 se tiraron nada menos que diez días (10) (¿vacaciones, quizá?) en la Cuba castrista, donde Fidel se dignó a recibirle, y de milagro, sólo dos horas en el último día de su estancia.
Casaroli sonrió cuando se le preguntó sobre el problema de los bienes confiscados por Castro a la Iglesia: «¿Existe de verdad esa cuestión?, llegó a decir...
... El mismo Casaroli que, ante España, y pese al máximo nivel que se le concedía y a la gravísima situación concordataria de entonces, nunca llegó a permanecer en Madrid ¡ni dos días escasos (un día y medio ante el ministro López Rodó -1973-, y ante el ministro Cortina Mauri -1974-)!
Así, habría que decir que desde el Concilio, se pasó a la “simpatía” vaticana por los regímenes comunistas, y sólo “neutralidad” política con gobiernos que seguían siendo y llamándose católicos.
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