La Baconnière, una pequeña localidad en el noroeste de Francia, fue testigo de un triste acontecimiento el pasado lunes 31 de julio de 2023. Las campanas de la icónica iglesia de Saint-Corneille-et-Saint-Cyprien resonaron por última vez al mediodía antes de que comenzara la demolición del templo. Un patrimonio histórico, un símbolo de siglos de historia y fe, quedó reducido a escombros.
La iglesia, cuya construcción databa del siglo XII y había sido reconstruida en el siglo XIX, albergaba joyas culturales, como una campana del año 1584 y vidrieras diseñadas por el famoso artista Auguste Alleaume. Sin embargo, la falta de fondos y recursos para su mantenimiento provocó que el municipio no pudiera hacer frente a la necesaria renovación.
El ayuntamiento justificó el derribo como una medida inevitable debido a la falta de medios económicos. Este suceso ha generado un debate a nivel nacional sobre el abandono de los edificios religiosos por parte del Estado francés. En el año 2019, solo el 3% del presupuesto del Ministerio de Cultura se destinó al Mantenimiento del Patrimonio, dejando en evidencia una preocupante falta de interés en preservar la riqueza cultural del país. Mientras los incendios provocados copan los titulares, son olvidados los numerosos casos de deterioro debido a la falta total de mantenimiento.
El alcalde de La Baconnière enfrenta críticas debido a la falta de voluntad de ciertos municipios para mantener estos tesoros históricos. Con frecuencia, los presupuestos municipales dejan de lado la conservación, preocupándose solo cuando la amenaza de un colapso es inminente, pero el costo de la reparación resulta prohibitivo.
Los medios locales informan que se necesitarían 6 millones de euros para rehabilitar la iglesia de La Baconnière. La propiedad de todos los edificios religiosos en Francia anteriores a 1905 corresponde al Estado, en este caso, al ayuntamiento local. La demolición se llevó a cabo debido a la falta de recursos de una institución pequeña que no pudo asumir la responsabilidad del mantenimiento y la conservación de este legado histórico.
La demolición de la iglesia de San Cornelio y San Cipriano ha dejado un sentimiento de derroche e incluso traición en los ciudadanos. Sin embargo, el Estado argumenta que la falta de interés de los fieles en estos lugares de culto también contribuye a su abandono.
Se han propuesto planes para salvar el patrimonio religioso, pero el Estado ha sido reacio a llevarlos a cabo. La inversión en otros proyectos artísticos ha superado con creces los fondos destinados a la conservación del patrimonio cultural religioso.
Los expertos alertan sobre la inminente pérdida de miles de iglesias para el año 2030 si no se implementa un plan ambicioso de respaldo. Se necesitarían grandes sumas de dinero, alrededor de 700 millones de euros al año, para abordar el retraso acumulado en la conservación del patrimonio religioso.
https://gaceta.es/europa/la-demolici...20230805-1023/
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